CAPÍTULO 5
Meredit parlotea algo, acerca de un chico guapo que no ha dejado de verla; pero por más que intento prestarle atención, no me puedo concentrar.
El ruido estridente de la música electrónica opaca su voz, a eso le sumo, los bullicios de los chicos y chicas mientras bailan.
Pero el verdadero motivo de mi distracción, es el chico que creí ver y que por más que lo he buscado con la vista, por todo el lugar, no lo he encontrado. Me siento impaciente y nerviosa por no saber si era él realmente.
De todos modos, ¿qué estaría haciendo él aquí?
—¿Crees que me invite a bailar?— Meredit alza un poco más la voz, por lo que capta mi atención.
—¡No lo sé!— Es todo lo que puedo decir.
—¡Oye!, ¿Quieres decirme qué te pasa? Hace mucho que estas muy extraña —frunce el ceño, mientras me mira un poco irritada.
—Nada. Estoy bien —intento lucir casual, pero no sé si la convenzo.
—Entonces deja de hacer eso, pareces nerviosa —Meredit señala mis manos. No me había dado cuenta que estaba doblando y estirando, el dedo meñique de mi mano izquierda, con los dedos índice y pulgar de la otra mano. —¡Haces eso cuando estás nerviosa!
—L-Lo siento —bajo mis manos y las coloco sobre mi regazo, estamos sentadas, en una de las mesas cerca de la mesa de bebidas.
—Vamos. Ya escupe. ¿Qué te tiene nerviosa?— luce muy divertida pero yo niego con la cabeza y ella añade —No me digas que nada, porque sé claramente, que cuando torturas tu dedo meñique de esa forma, estás nerviosa.
—¿Ah, si? Pues si me conoces muy bien señorita, dime: ¿tengo alguna posibilidad de conseguir, que alguien baile conmigo?— bromeo para hacerla cambiar de tema y ella ríe.
—A mí me encantaría bailar con usted señorita —escucho la voz de Derian y reímos mientras él se sienta en la silla al lado de Meredit.
—Creo que no es a mí a quien debes invitar. Ya conseguiste acercarte a "tu objetivo" —bromeo con él y veo que sonríe un poco apenado.
—Aún no, pero no la he perdido de vista. Además, ya rechacé a la primera chica. Sólo me queda una. ¿A ti cuántos chicos?— se refiere al acuerdo que tuvimos.
—Bueno. Tomándote en cuenta a ti, pues, eres el único —sonrío feliz porque en realidad no quiero bailar.
—Okay. Tómame en cuenta y al siguiente chico aceptas, ¿vale?—
Ruedo los ojos pero asiento.
Antes de que pueda decir algo, un chico nos aborda y saluda. Se dirige a Meredit directamente.
—¿Te gustaría bailar conmigo?— extiende una mano hacia ella.
Derian y yo nos miramos el uno al otro con una pequeña risa. Meredit acepta encantada y desaparece en la pista de baile. Aún llevamos puestos los antifaces, por lo que no pude reconocer al chico. Pero sé que es del que Meredit hablaba.
—Ale está sola. Creo que es mi oportunidad. ¿Te importa si voy con ella?— Derian se pone de pie y lo veo un poco apenado por dejarme sola y no me gusta mucho la idea, pero no le impido ir tras su objetivo.
—Por supuesto que no. ¡Ve por ella galán!— lo aliento sonriendo y me devuelve una enorme sonrisa.
Se marcha y lo veo acercarse a la chica, quien sonríe y después de unos segundos, camina con él hacia la pista de baile.
—¿Sería posible que me permitas bailar contigo?— una voz amable se dirige a mí.
Levanto mi vista y observo al chico que se ha parado justo frente a mí. Es más alto que yo y luce un elegante smoking negro, trato de reconocerlo pero el antifaz negro que trae puesto, me lo impide.
Quiero declinar su propuesta, pero recuerdo lo que dijo Derian acerca del acuerdo y además, no quiero ser la única chica que no bailará. Él luce amable.
—Por supuesto —sonrío amablemente y lo veo sonreír al tiempo que me ofrece su mano para ponerme de pie.
Extiendo mi mano y él hala con delicadeza, al instante en que estoy de pie, pienso en soltar su mano, pero su agarre es un poco más fuerte y me dirige hacia la pista de baile. Se siente extraño que un chico me tome así de la mano.
Antes de llegar donde están las personas bailando, se detiene y se gira para hablarme
—¿Prefieres bailar a las orillas o avanzamos hacia el centro?
A pesar de que su voz es ronca y fuerte, es un poco opacada por la música y no sé qué responder.
—El centro me parece mejor.
No sé porque elijo ahí, pero lo hago. Él asiente y avanzamos hasta llegar un poco al centro de las personas que bailan.
La pista de baile, es enorme viéndola desde el centro. Al instante en que nos detenemos la música se detiene también y el Dj habla por el micrófono.
—ES HORA DE PONERNOS UN POCO ROMÁNTICOS. DAMAS Y CABALLEROS. ¡A PETICIÓN DE USTEDES!
Empieza a sonar una canción de Hinder, las parejas empiezan a bailar al ritmo. No me parece buena idea, que justo en el instante en que yo iba a bailar pusieran algo así.
—Cambio de música. Espero no importe.
El chico frente a mí, no ha soltado mi mano y me observa fijamente. Las luces de colores, me impiden ver bien su rostro, pero parece atractivo.
—No. Aunque no soy buena bailando y menos, este tipo de música.
Siento un poco de pena, pero él sonríe.
—No hay problema. Sólo sígueme.
Lentamente, se acerca un poco más a mí y coloca sus manos en mi cintura. Me siento torpe y no sé donde poner mis manos, así que, lo único que se me ocurre, es colocarlas en sus hombros.
Él empieza a moverse a los lados y yo sigo sus pasos. Luego de un instante, no tengo dificultades para bailar, me siento menos tensa y más confiada. Volteo hacia nuestros pies y de ves en cuando lo veo a él.
Lo veo sonreír y se acerca un poco a mí —Luces..., bonita —sonrío un poco y siento sonrojarme. —Preferiría decir hermosa, pero no quiero que pienses que solo pretendo ligarte o algo así.
No sé porqué, pero su voz me es familiar. Supongo, que es algún conocido de otra sección.
Sonrío —Gracias por el halago.
Él sonríe aún más.
Desliza su mano derecha, para tomar mi mano izquierda y la levanta para hacerme dar una vuelta. Ahora le estoy dando la espalda y siento como se acerca, mientras, delicadamente coloca sus manos en mi cintura nuevamente.
Al instante en que se mueve para acercarse, el aroma a su loción llega a mí. Casi me detengo en seco, cuando inmediatamente, reconozco ese aroma. Es exactamente el aroma, que tenía la chaqueta del chico que me golpeo accidentalmente.
Siento que he disminuido mis pasos en el baile y siento que son más pesados. El aroma me inunda por completo y aumenta mi tensión. Giro un poco mi cuello de lado, para tratar de verlo, pero la oscuridad y las luces danzantes, me impiden asegurarme de si es o no es él.
Siento que se acerca, un poco más y mis latidos se aceleran. Su aliento cálido, golpea mi oreja derecha y me eriza la piel, entonces, susurra a mi oído:
—Y dime, ¿has cuidado de mi chaqueta de cuero?
Mi respiración se detiene junto con mi corazón, por una fracción de segundo, sus palabras parecen golpearme y puedo sentir que estoy inmóvil. De pronto, cobro movilidad sobre mi cuerpo y giro bruscamente para verlo.
Una enorme sonrisa, se forma en su boca y puedo ver sus ojos azules cuando una luz, lo golpea en el rostro. ¡Esos jodidos ojos azules!
Ya no estamos bailando. Estoy aquí, inmóvil y nerviosa. Estoy asustada y confundida. Estoy a punto de salir corriendo pero no lo hago. De pronto, parece notar que estoy realmente impactada y es él quien se atreve a hablar.
—Oye, ¿estás bien? Parece que viste un fantasma.
Sonríe con diversión y siento coraje, porque mientras él parece divertirse, yo estoy al borde del colapso.
—Te dije que nos veríamos de nuevo, ¿o no?— añade.
Desvío mi vista de él, sin saber qué decir —P-Pensé que era una broma o algo así.
No sé de dónde, pero mis palabras logran salir.
Ríe un poco más divertido ahora —¿Creíste que era broma? No me digas que te deshiciste de mi chaqueta. —Luce un poco asombrado.
—No. Yo pensaba que..., yo iba a...
No sé que decir, aún no salgo del asombro, no pensé verlo de nuevo y ahora él está aquí, frente a mí. Esto debe ser una especie de broma.
—No la traigo ahora de todos modos. ¿Cómo se supone, que en toda la jodida ciudad, iba a saber que te vería aquí y ahora?— Sé que sueno aturdida y confundida, pero es que realmente lo estoy.
—Entiendo y, ¿quieres seguir bailando?
Le lanzo una mirada cargada de coraje, ¿cómo es que pretende seguir bailando?
—No.
Mi repuesta es seca y siento que los nervios han desaparecido un poco, para ser reemplazados por molestia. Mi pulso aún es acelerado y ahora traigo a mi mente, el incidente con él y recuerdo lo patán que fue, junto con su grupo y me siento más enojada. Empiezo a abrirme paso entre la gente para salir de aquí. No sé si está siguiéndome o se quedó allá atrás y no me interesa.
Dos chicos, pasan corriendo a mi lado hacia la pista de baile de donde acabo de salir. El de atrás, me pasa golpeando en el hombro y me hace retroceder. Siento una mano en mi espalda que me detiene y giro, para encontrarme con el chico con el que hace un instante bailaba. Ruedo los ojos y sigo mi camino.
—¿A dónde vas? ¿Te puedo acompañar?— Su voz se alza por sobre la música y yo lo ignoro.
Apresura el paso y de pronto, está caminando a mi lado. Me detengo y volteo a verlo con enojo.
—¿Es en serio? Estaba tan tranquila, porque no me había vuelto a topar contigo y resulta, que te encuentro casualmente, en el baile de mi graduación. ¿Qué clase broma es esa?— niego con mi cabeza, mientras me deshago de mi antifaz.
Él está sonriendo. Frota la parte de atrás de su nuca y se quita el antifaz, dejando más a la vista sus brillantes ojos azules.
—Escucha yo, lo siento. No quise aparecer así de la nada, arruinar tu baile o incomodarte. —Veo que luce un poco incómodo y piensa qué decir. —Sé que no nos conocemos y que no te agrado por el incidente que pasó y lo siento, pero créeme, no tenía la más mínima idea de que te encontraría aquí. Y cuando te vi. Cuando te reconocí ahí, en la fila de formación, pensé en que debía acercarme para ofrecerte una disculpa nuevamente por lo del otro día.
—¿Y decidiste hacerte el misterioso, invitándome a bailar?— pregunto exasperada.
—No tenía una jodida idea de cómo acercarme a ti, así que creí que invitarte a bailar sería buena idea.
—Como sea. —Ruedo mis ojos. —Te acepto la disculpa y ya, ahora déjame tranquila porque estoy empezando a creer que me has estado siguiendo.
Vuelvo a dejarlo atrás. Continúo mi camino hacía la mesa donde estaba. Por suerte aún está vacía.
—¿No hay problema si me siento?
El chico se detiene en la silla frente a mí y lo observo molesta.
—¿En serio? ¿No voy a lograr que te alejes?
—Solo tienes que decirlo y en serio me alejaré y no te volveré a molestar —se encoge de hombros.
Me está dejando a mí, la opción de alejarlo. Sin embargo, no sé si hacerlo. Niego con mi cabeza y no estoy segura si lo que diré está correcto.
—Adelante... —Me observa con incredulidad. —Puedes sentarte —termino de confirmar y no lo piensa dos veces, para tomar asiento.
—¿Quieres algo de tomar...?— se detiene y me observa pensando si continuar. —¿Podría saber tu nombre?
—¿Y eso como para qué sería? La verdad espero no volver a verte. No es necesario una presentación. —Intento sonar dura, pero él no parece afectado.
—No lo sé. No garantizo no volvernos a ver. —Lo observo disgusta y él ríe. —Si no te vuelvo a ver, por lo menos quiero llamarte por tu nombre, aunque sea solo esta noche, ¿o prefieres que me refiera a ti como muchacha, señorita, la de vestido celeste? —hace gestos con su rostro y me causa risa.
Sonrío y lo corrijo —Es color turquesa, no celeste.
Me sonríe de vuelta —De acuerdo, chica del vestido turquesa, no celeste. —Niega con la cabeza y observa sus manos sobre la mesa.
—Soy Alyssa.
Al instante en que hablo, levanta su mirada y encuentra la mía. Una cálida sonrisa se dibuja en sus labios.
—Alyssa —prueba mi nombre en sus labios y asiente. —Qué bonito nombre. Yo soy Jaden. No hay problema si tienes dificultad con la pronunciación.
Ríe un poco y yo repaso su nombre en mi cabeza, intentando pronunciarlo bien.
—Un gusto, Jaden.
Espero haberlo dicho bien.
Lo veo sonreír y espero una corrección, pero no la hace.
—Lo pronunciaste bien. Entonces... ¿Quieres algo de tomar, Alyssa?
—En realidad, ya tomé un poco de ponche hace ratos. —Me encojo de hombros.
—¿Solo ponche? Te has perdido muchas bebidas que deberías probar.
Levanta una mano como si llamara a alguien y yo lo observo confundida. Un chico con apariencia de mesero se acerca y mi asombro es más. No sabia que habían meseros.
—Diga —el chico se dirige a él y espera su respuesta.
—Podrías traernos algo de tomar. —Se gira hacia mí. —¿Tú qué quieres?—
Espera por mi respuesta, pero no sé qué pedir, realmente.
—Aamm. Bueno... —tartamudeo, riéndome un poco. —No tengo idea de qué más bebidas hayan, aparte del ponche, y si te soy sincera, no bebo.
Él ríe con diversión —No te estoy ofreciendo un trago de tequila o algo así. Pueden prepararte algo suave. ¿Te parecería una piña colada? ¿La ha probado antes?
—Sí. Eso estaría bien —sonrío y espero no vayan a ponerle mucho alcohol. Aunque me gustaría probarla así.
Asiente —Una piña colada para ella —dice al chico que toma la orden. —Y a mí, tráeme un bloody mary.
El asiente y se va. Nos quedamos en silencio durante unos segundos.
—Entonces... ¿aún tienes mi chaqueta, Alyssa?— Rompe el silencio y yo río un poco incrédula.
—¿En serio seguirás tocando ese horrible tema? Es algo que quisiera olvidar. Además, si tanto te importa la chaqueta, ¿por qué me la diste sin conocerme?—
Tenía curiosidad por preguntar eso, así que lo hice.
—Bueno, en realidad estaba realmente apenado contigo. Te golpeé, te hice caer y terminaste más empapada de lo que ya estabas. Era lo menos que podía hacer. Ayudar resguardarte un poco de la lluvia, o al menos eso creí.
Sé que es sincero y lo agradezco. Creo que la primera impresión que tuve de él, como un patán era errónea.
—Creo que ya te odio menos por eso. Gracias por el gesto de todas formas.
Ríe un poco —Es bueno saberlo. En realidad, esperaba verte de nuevo. No para recuperar la chaqueta, sino para disculparme realmente contigo.
El mesero llega a la mesa con las bebidas. Cuánta eficiencia.
—No sabía que había un mesero—
Sigo al chico con la mirada, hasta que se introduce en una puerta, que ni siquiera había visto.
—De hecho, sólo nos sirvió a nosotros —responde con desinterés, pero antes que pregunte el por qué, me interrumpe. —Pruébala —señala a mi bebida.
Tomo la pequeña copa que tiene bonita forma y doy un pequeño sorbo, a través de la pajilla.
El sabor agridulce estalla en mi boca. El sabor a piña, es opacado por los demás ingredientes y al momento en que el líquido baja por mi garganta, quema un poco. Seguramente hago alguna mueca porque él ríe un poco.
—Es el ron —explica, como si supiera que estoy preguntándome cuál es el tipo de alcohol que lleva.
—Sabe bien. —Doy otro trago y se siente menos fuerte que el primero. —Entonces, dime. —Vuelvo a verlo. —¿Cuándo podré salir de mi deuda, entregando tu chaqueta?
—No lo sé. Tendrías que volver a verme y dijiste que no me quieres cerca, así que, puedes conservarla.
—Bien. Creo que la guardaré en un cajón hasta que se llene de polvo y luego la votaré como basura en un par de meses.
Trato de lucir desinteresada al igual que él, pero veo que empieza a reír, hasta que suelta una pequeña carcajada.
—De acuerdo. No quiero que le pase eso a mi chaqueta... Mmm no sé. Quizá puedas enviármela por correo y así no tendrás que verme de nuevo. —Alza una ceja esperando mi reacción pero no digo nada. Toma otro sorbo de su bebida y continúa. —¿Tan mal te caigo, que te molestaría verme de nuevo?
Su pregunta es bastante curiosa. Es claro que parece quiere saber mi respuesta.
—No lo sé. Ya te dije. Te odio menos. —Él niega con la cabeza, riendo y yo prosigo: —De todos modos, ¿cómo podría dártela? ¿Dónde?
—Si quieres, podemos planear reunirnos en el centro comercial de la veinticinco. Es un lugar accesible. ¿Te parece?
Recuerdo el día que fui con Meredit a ese centro comercial y cómo salí huyendo, cuando vi que él estaba ahí en la venta de jugos. Parece que su amigo no le dijo que estuve ahí. De lo contrario, ya hubiese hecho algún comentario.
—Me parece bien. Hay que acordar una fecha entonces.
Volvemos a quedarnos unos segundos en silencio. Mientras tanto yo me termino la bebida. Parece que él hace lo mismo.
—¿Te parece si lo planeamos mientras bailamos?— señala la pista de baile con su cabeza y sonríe ampliamente. —Esa canción es bastante buena y además, dejamos incompleto el baile anterior.
Río con diversión al recordar lo odioso e incómodo que fue ese momento. Ahora suena una canción pop, que la verdad, su ritmo me gusta y ya me tiene moviendo un poco mi pie.
—¿En serio me estás invitando a bailar de nuevo?— Él asiente. —¿Incluso después, de lo horrible que fue el baile anterior?— insisto.
—En el baile anterior me odiabas. Ahora me odias menos. —Me guiña un ojo y se pone de pie, extendiendo su mano, para que yo la tome.
Niego con mi cabeza y no puedo creer que me esté poniendo de pie y tomando su mano para ir a bailar, otra vez.
—Te dije que no puedo bailar. No te vayas a burlar de mí —advierto, mientras empezamos a caminar hacia la pista.
—Solo trata de no caerte —ríe—, pero si lo haces, no vayas a rechazarme de nuevo, si intento levantarte. Ni me llames idiota, ¿okay?
Sé que bromea, pero no puedo evitar sonrojarme de la pena al recordar eso. Sí, lo llamé idiota y todavía se acuerda. Qué horror.
—De acuerdo —digo a regañadientes. —Solo asegúrate, de no ser tú quien me haga caer, ¿okay?
Él ríe a carcajadas. Terminamos de hacer nuestro camino a la pista. La música es demasiado fuerte, por lo que él, se acerca para hablarme al oído y que pueda escucharlo. Se acerca demasiado, la verdad.
—No te preocupes. Estaré lo más cerca posible de ti, para sostenerte si caes —me guiña un ojo y sonríe.
Mi corazón se acelera. No sé por qué demonios, pero se acelera.
Sin el antifaz, puedo ver perfectamente su rostro y sus ojos color azul, fijos en mí. Esos ojos que tienen algo que extrañamente me agrada.
Le regalo una sonrisa y tomados de la mano, nos adentramos en la pista.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro