CAPITULO 48
El sonido del motor del auto cuando se apaga, me hace saber que llegamos a Golden.
Sollozo una vez más y limpio mi nariz con una toallita que Juri me dio. No he dejado de llorar en todo el camino y lo detesto. Mi nariz está congestionada y roja. Tengo el peor semblante y no es para menos.
Cuando él se fue, cuando se subió a ese auto y me dejó, sentí que mi mundo se quebró y no podía ni sostenerme sobre mis pies. No sé cuánto tiempo nos quedamos con Juri en el callejón, esperando hasta que yo pudiera tranquilizarme. Luego de eso, emprendimos nuestro regreso al apartamento en un silencio total.
Venía echa un ovillo en el asiento llorando sin control, mientras Juri conducía en un silencio total con una expresión torturada al verme así y finalmente, hemos llegado. Quizás el camino fue demasiado corto o demasiado largo, no lo sé.
—¿Quieres quedarte un momento más aquí? —la voz tímida de Juri llega hasta mí y sollozo una vez más negando con mi cabeza.
Soy patética. No quiero ni siquiera hablar, parece como si hubiera perdido mi voz. Tal vez he perdido todo.
Juri baja del auto y lo rodea hasta llegar al lado de mi puerta y la abre para mí. Me limpio las lágrimas una vez más y me animo a bajar. Se me escapa una inspiración entrecortada en el instante en que la brisa nocturna me golpea de frente.
Camino abrazada al lado de Juri mientras entramos al edificio para ir a nuestro apartamento. No soy consciente de casi nada a mi alrededor, camino por inercia. Estoy perdida y sumergida en mis pensamientos tortuosos, intentando creerme lo que sucedió.
Todo se acabó, en cuestión de segundos. Lo perdí todo y no sé si voy a ser fuerte para seguir adelante. Sabía que todo estaba mal últimamente. Sabía que Jaden me había mentido tanto y que yo misma pensé tantas veces alejarme y dejarlo todo; pero una parte de mí, no tenía el valor de hacerlo y que Jaden terminara siendo quien rompería todo, me destruyó de mil maneras.
Cuando vuelvo a la realidad me doy cuenta que estamos llegando al tercer piso. Cuando nos adentramos en el pasillo, logro distinguir a Derian parado afuera de nuestro apartamento, al parecer esperando a que llegáramos. Me siento aliviada y torturada por verlo. Siento que el nudo en mi garganta se aprieta.
Su vista se levanta y nos observa sonriendo, pero en tanto se percata de que vengo deshaciéndome en llanto, su rostro se torna serio y una vez llegamos hasta a él, se acerca sin pensarlo y ahueca mi rostro en sus manos.
—¿Qué pasó? —su ceño está fruncido ligeramente y luce preocupado. Las lágrimas brotan con mayor afluencia de mis ojos y me lanzo a él para abrazarlo fuerte, y llorar desconsolada.
—T-Tenías razón... —digo a penas entre sollozos —J-Jaden no era b-bueno para mí —me apego más a él y no dice nada. Estoy segura que ya tiene una idea de porqué estoy así. Se limita a estrecharme contra su cuerpo y en todo el silencio del lugar, mi llanto desgarrador resuena una y otra vez.
**~**
Siento su mirada clavada en mi espalda. La siento aplastante y demoledora.
Él está del otro lado de la cafetería, en una mesa con Evan. Juri dice que no ha dejado de verme ni un solo instante desde que llegó.
Debo decir, que logré disfrutar de mi desayuno tranquilamente antes que él llegara. Pero ahora, a pesar que hago todo un esfuerzo por actuar normal e ignorar que está ahí, no puedo.
Estoy sentada con Juri y con un compañero de mi clase, hablando de los exámenes del fin de semestre que son la próxima semana.
Han pasado cuatro días desde que Jaden me dejó muriendo de tristeza en el callejón, afuera de la boutique y se marchó con Aguilar. Cuatro días en que no he sabido demasiado de él o mucho menos he intercambiado palabras a pesar, que lo he visto en el campus de la universidad varias veces.
Él tampoco ha dado ninguna señal de querer acercarse. Creo que finalmente, ambos hemos decidido dejar las cosas en paz. Ni yo lo busco, ni él me busca. Tal vez es lo más sano para ambos, o tal vez solo para mí, ya que no siento que él haya perdido mucho, o por lo menos no luce tan afectado como yo.
No puedo decir que estoy perfecta y que ya no siento nada. Me la he pasado la mayor parte del tiempo llorando cuando estoy a solas, pero estoy haciendo un esfuerzo sobre humano para salir adelante y superar todo. Si él puedo hacerlo, ¿por qué yo no?
He decidido que lo más sano para mí, es resignarme y dejarlo ir sin ningún resentimiento, a pesar de todo lo que me ha hecho. No puedo, ni quiero detestarlo. No creo poder vivir tranquila si vivo odiándolo, cuando me han dicho que eso sería lo más natural; pero no puedo odiar a quien amé. No quiero hacerlo, aunque soy sincera y no miento, que día a día esa ha sido mi lucha interna.
—...Alyssa? —escucho apenas la terminación de lo que sea que mi amigo me haya preguntado.
Pestañeo un par de veces para volver a la realidad —Disculpa..., no escuché qué preguntaste —hago una mueca de disculpa y el chico rueda los ojos.
—Te preguntaba por el ensayo del Dr. Prescott. ¿Lo terminaste ya?
—Oh, claro —me muevo en mi asiento—, lo terminé ayer por la noche, para sacarle lucro a mi insomnio —digo con una media sonrisa.
—¿No quieres seguir sacándole lucro, haciendo mi ensayo? —me alza una ceja y yo no puedo evitar reír fuerte.
—Gracias. Pero ha sido suficiente estresante terminar el mío —tomo el vaso que está sobre la mesa para dar un pequeño sorbo a mi jugo.
—Bueno pues, siquiera ayúdame con algún libro de donde pueda informarme un poco —él se cruza de brazos.
—Chicos los dejo —Juri se pone de pie viendo su teléfono—, tengo mi próxima clase dentro de diez minutos —se disculpa mientras cuelga su bolso en el hombro.
—¡Claro! Te veo luego —le regalo una sonrisa.
—¿Estarás bien? —pregunta dudosa y yo asiento. Se la ha pasado diciendo que no quiere dejarme sola ni un segundo o podría cometer alguna locura como cortarme las venas, quizá. Es un poco exagerada pero agradezco que se preocupe por mí.
—Descuida —le guiño un ojo.— Estaré bien —asiente más convencida y se marcha. Volteo hacia el chico frente a mí —Entonces, ¿vamos a buscar un par de libros a la biblioteca?
—¡Claro! —dice él sonriendo y luego, me doy cuenta que ve más allá de mí y regresa a observarme con el ceño fruncido —¿Por qué tengo la sensación, que el chico de chaqueta de cuero del fondo no ha dejado de verte desde que entró?
Sé perfectamente a quién se refiere y un nudo se aprieta en mi estómago —Juri también lo dijo. No sé quién es —me encojo de hombros y siento cómo mi mentira duele. Duele tener que fingir no conocer al amor de mi vida, o por lo menos a quien creía que era.
—Bueno, a lo mejor le gustas —me guiña un ojo de manera maliciosa y se pone de pie.
Yo lo observo seria y ruedo los ojos —No digas locuras —me pongo de pie también y cuelgo mi bolso en mi hombro. No puedo evitar voltear hacia la mesa donde está Jaden y su mirada se clava en la mía. Su mirada es penetrante y fría. Desconozco su mirada.
Suspiro y le doy la espalda de nuevo para salir e ir a la biblioteca.
—¡Tal vez deberías enfocarte en la geopolítica de América Latina! —grito a mi amigo desde uno de los pasillos, mientras sostengo dos libros en mis manos.
—¡Eso hago, gracias! —grita él desde la mesa donde se encuentra sentado, trabajando en el ensayo y como acto seguido, alguien hace el molesto sonido para indicar que guardemos silencio.
Me río un poco pero me aseguro de no hacerlo fuerte. Niego con mi cabeza y dejo los libros en el lugar donde estaban. Paseo la mirada por todo el estante buscando otro que me llame la atención, totalmente distraída.
—¡Hola! —una voz ronca invade el silencio en el que me encontraba y me asusta. Al girarme quedo de frente con Jaden y mi corazón queda en coma. Un jadeo se me escapa y casi puedo sentir las lágrimas en la parte posterior de mi garganta. El dolor y enojo se mezclan en mí y me impulso a irme, pero él me corta el paso —¡Solo dame cinco minutos!
Niego con mi cabeza y lo observo molesta —No quiero verte ni escucharte.
—Lo entiendo, pero no vengo a pedirte nada más que me escuches —me observa suplicante y yo deseo salir corriendo o darle una bofetada. No lo sé —¡Por favor! ¡Cinco minutos! —se acerca y claramente intenta poner su mano en mi mejilla pero se la aparto bruscamente.
—¡No te atrevas a tocarme! —espeto con fuerza.
—Lo siento —dice de inmediato y hunde las manos en sus bolsillos. No puedo evitar desviar mis ojos a su impresionante y atractivo físico, pero en tanto me doy cuenta de mi maldita imprudencia, desvío mi vista a otro lado.
—Ya no quiero nada que tena que ver contigo, Jaden —aprieto mi mandíbula intentando ser fuerte —Te dije que sería un tiempo de prueba si te daba otra oportunidad y que si no me creía capaz de soportarlo, hasta ahí llegaría —trago grueso. Es hora de ponerle fin a todo.— No voy a seguir y desde el momento que tú te diste la vuelta para irte con Aguilar, sabías que esto pasaría y aun así lo hiciste —me cruzo de brazos y continúo con la mirada baja —Ya no me busques.
Él está en silencio. No dice ni una sola palabra. Me armo de valor para verlo y sus ojos azules están fijos en mí, suspira profundo y asiente.
—Sé perfectamente que todo está terminado, Alys. Sé que lo arruiné todo y no voy a pedir que te quedes, porque sería demasiado egoísta pensar solo en mí. En que yo aún te necesito pero tú ya no perteneces a mi lado y no puedo obligarte a estarlo —da un paso en mi dirección y yo retrocedo, pero mi espalda choca con el estante de libros atrás de mí—, pero hay algo que quiero pedirte.
—¿Q-Qué cosa? —pregunto con la voz baja, alzando mi vista para poder verlo por lo cerca que está.
Creo que jamás va a dejar de provocar este efecto en mí. Su cercanía y su aroma me logran embelesar en cuestión de segundos y me siento realmente vulnerable ante el azul profundo en su mirada .
—¿Podemos vernos hoy a la salida de tu trabajo y te lo explico? Pasaría por ti.
Frunzo mi ceño y me quedo boquiabierta. ¿Qué pretende? ¡Está loco!
—Estás completamente loco —digo mi pensamiento en voz alta con una risa carente de humor.
—Siempre lo estuve por ti —dice seguro.
Me quedo sin habla y algo me estruja el pecho. No es lo que dijo, es el tiempo en que lo dijo: Estuve.
—Alyssa, te prometo que no será demasiado tiempo. Solo necesito pedirte algo y después de eso, tú puedes hacer lo que quieras. No volveré a buscarte y si quieres que me aleje de ti para siempre o si quieres que mude a otra ciudad para no verme, lo haré —su ceño se frunce y sus ojos me observan suplicantes.— Solo es un último favor.
Tengo una pelea mental horrible. No sé qué hacer. Estoy segura que si accedo, no importa para lo que sea; Juri y Derian van a matarme, incluso yo misma me arrepentiré mil veces después. Pero también me repito una y otra vez, que necesito cerrar este capítulo con él y tal vez, si esta noche lo dejo ir voluntariamente y perdonado, pueda continuar con mi vida en paz.
Cierro mis ojos y suspiro. Voy a odiarme por esto —De acuerdo —abro mis ojos y lo encaro—, pero nada de lo que tengas que decirme va a cambiar las cosas y lo sabes.
—Lo sé —asiente seguro. Finalmente retrocede y me da más espacio. Siento como si ya pudiera respirar más tranquila —Te veo más tarde.
Sin decir más, se retira y yo me quedo con unas inmensas ganas de golpearme con algún libro de los que tengo atrás.
«¡Eres una estúpida! ¡Mil veces estúpida!» mi subconsciente me grita. Está furioso conmigo y le doy toda la razón.
Acabo de cometer una imprudencia total. ¿Cómo pude aceptar esto?
Llevo mis manos hasta cubrir mi rostro y las presiono con fuerza.
—Estás jugando, Alyssa —me digo a mí misma en voz alta —Solo déjalo ir...
Definitivamente es lo que tengo que hacer. Esta noche, cuando lo vea, debo desechar de mí todo vestigio de esperanza. Debo deshacerme de toda renuencia a querer dejarlo ir. Debo ir completamente segura y fuerte.
No voy a dejarme llevar esta vez por mis sentimientos y regresar. Debo entender que, por más que quiera, ya no debo estar a su lado.
**~**
Estoy parada afuera de la boutique, cerca de la calle principal. Mis ojos no pueden dejar de observar el auto mientras se estaciona frente a mí. Es demasiado lujoso y llamativo como para no verlo. Es el auto rojo que Aguilar le dio a Jaden. ¿Cómo se atreve a venir en ese auto?
Un nudo pesado me aprieta el estómago y siento mi respiración dificultosa. Suspiro profundo intentando serenarme. Casualmente descubrí, que si quiero ser fuerte frente a Jaden, lo que tengo que hacer es: hacer a un lado la decepción y quedarme con el enojo y resentimiento, únicamente.
Una vez estacionado, él baja del auto y lo rodea hasta llegar frente a mí. Viste completamente de negro: unos jeans, una camiseta y sus botas caterpillar. Todavía me parece el chico más atractivo que jamás haya visto.
—¿Vamos? —me dice una vez llega a mi lado y me hace de señas al auto. Yo lo observo incrédula.
—No voy a subirme ahí —digo tajante y me cruzo de brazos.
Él suspira y asiente —Caminemos entonces —sin decir más, hunde las manos en los bolsillos delanteros de su jeans y comienza a caminar a paso despreocupado.
Ruedo mis ojos y empiezo a caminar a su lado en silencio. Ninguno dice nada. Yo intento distraerme en cada cosa que veo mientras caminamos y él parece perdido viendo la pantalla de su celular mientras sonríe.
«¿Hablará con alguna mujer?» ahuyento el pensamiento inmediatamente. Eso ya no me debe importar.
Finalmente llegamos hasta la plaza que visitamos una vez, justo unos días antes de navidad. Me invaden muchos sentimientos encontrados al recordarlo, pero hago un esfuerzo por restarle importancia.
Son cerca de las ocho de la noche y el lugar está un poco solo. Avanzamos hasta una de las bancas, y no sentamos uno al lado del otro manteniendo un espacio de por medio.
—Gracias por esperarme —su voz se escucha más ronca de lo normal. Me limito a encogerme de hombros como gesto desinteresado y entonces él continúa hablando:— No voy hablarte mucho, Alyssa. No quiero que pienses que voy a disculparme o a empezar a idear más mentiras para que me perdones —me observa en ese instante y mi estómago se contrae ante sus palabras. Sus ojos azules tienen un brillo extraño, uno que jamás había visto —No voy a insistirte más —añade, y esas palabras me atenazan el corazón.
—¿P-Por qué? —pregunto en un hilo de voz. Sé que no debería preguntar eso y quiero golpearme por haberlo hecho.
Suspira y aparta sus ojos de mí para ver al frente —No lo sé. Supongo que tenías razón en lo que dijiste —voltea a verme pero yo estoy confundida. No sé a qué de todo lo que dije se refiere, por lo que aclara:— Una verdad lleva a la otra, y no sé si quiera que sepas todo. Después de todo eso ya no cambiaría nada para bien; más sin embargo, sí podría cambiar para mal —se escucha completamente indiferente y un enorme silencio le sigue a sus palabras.
Suspiro e intento no dejar que la barrera de orgullo y resentimiento, se empiece a desmoronar por la tristeza. Me aclaro la garganta y decido hablar —¿Qué es ese favor que necesitas?
Él endereza su postura y su vista viaja hacia mí de nuevo —Necesito pedirte que cumplas tu promesa —su voz es casi un susurro. Lo observo confundida y entonces añade:— Mañana es la cena con mi madre.
Y en ese momento, sus palabras me caen como balde de agua helada. ¡Mierda!
La imagen de su madre viene a mi mente. Todo lo que hablamos y el momento cuando ella me pidió convencer a Jaden de verla. Recuerdo cuando se lo dije a él, recuerdo a él aceptando y a mí prometiéndole acompañarlo.
—J-Jad..., yo... —no sé qué decirle. No encuentro las palabras para decirle—, no puedo —digo finalmente y él me observa incrédulo.
—Lo prometiste...
—Eso fue antes de todo lo que ha pasado —lo interrumpo de golpe—. Sabes que ya no estamos en posición para hacer algo así.
—Yo acepté hacerlo porque tú prometiste que irías —me dice alzando un poco la voz.— Alyssa, tú fuiste quien me comprometió con ella, yo no lo pedí y sabes perfectamente que si tú no vas, debería importarme un comino no presentarme y dejarla plantada.
Me quedo sin habla. Maldiciéndome internamente por haberme metido en este enrollo. No puedo evitar cubrir mi rostro con ambas manos en señal de frustración.
—Alyssa, de verdad. No quiero hacerlo...
—Entonces no tenemos porqué hacerlo, la verdad yo tampoco quiero —descubro mi rostro y lo observo—, puedo llamarle y cancelar y...
—No, Alyssa. No me has entendido —suspira y frota su rostro con una mano. Se mueve en su lugar y se inclina hacia el frente apoyando sus codos en las piernas y entrelaza sus manos entre sí —Alys, no quiero dejarla plantada.
Su nuevo comentario me toma por sorpresa. Su voz es suave pero segura. Todo su lenguaje corporal demuestra que es sincero. Que se siente mal solo de pensar en dejar plantada a su madre.
Ahora sí que me siento contra la espada y la pared.
—¿Por qué tengo que ponerme en esta situación, Jad? —pregunto con aire de derrota y no evito ponerme de pie, para pasearme de un lado a otro en el mismo lugar. Muerdo la uña de mi dedo pulgar en desesperación.
Me detengo en mi andar a unos cuantos pasos de él y suspiro viendo al cielo. Mis pensamientos no son claros. No puedo decidir qué hacer.
El lugar está tan silencioso, por lo que escucho claramente cuando un grupo de hombres que está al otro lado, me lanzan –según ellos- silbidos y piropos, que más bien me parecen comentarios obscenos y de mal gusto. Tal parece que llevan un buen rato haciéndolo pero yo no les había prestado atención, hasta este momento que uno de ellos gritó fuerte una asquerosidad.
Estoy a punto de voltear en su dirección, decidida a sacarles el dedo medio de mi mano, cuando siento que me toman de la cintura y me hacen girar, chocando al instante contra el cuerpo de Jaden. No me da tiempo y en cuestión de segundos, sus labios se pegan a los míos en un beso urgente. Un suspiro entrecortado se le escapa y me apega a su cuerpo.
Yo ni siquiera cierro mis ojos, ni siquiera puedo decir que disfruto el beso, al contrario, me disgusta. Inmediatamente pongo mis manos en su pecho y lo alejo con fuerza —¿¡Qué crees que haces, Jaden!? —reprocho furiosa y cuando se aleja, me observa con una expresión dura.
—¡No iba a permitir que esos hijos de puta del otro lado, siguieran acosándote como si no estuvieras con alguien! —alza voz pero me doy cuenta cómo intenta mantener su furia a raya.
Yo abro mi boca con indignación. No puedo creer que lo haya hecho.
—¿¡Lo hiciste por hombría!? ¿¡Para demostrar posesión!? —pregunto furiosa. Sus labios forman una línea dura —¡Pues no tienes el derecho para hacer lo que hiciste! —sigo reclamando molesta —.Solo son comentarios absurdos, ni siquiera les había prestado atención.
—Pues a mí me están volviendo loco sus comentarios y quiero largarme y no escucharlos. Pero no me iré de aquí hasta que me des una respuesta —vuelve a hablarme, pero esta vez es más suave —Así que no tengo problema en quedarme a escuchar si cumplirás tu promesa de ir conmigo a cenar o no. Pero si tardas en decidir, no respondo si esos tipos me sacan de mis casillas y en lugar de besarte, voy y les rompo la cara —su voz es demasiado calmada pero denota en ella la amenaza. Su mandíbula está demasiado tensa.
Me quedo sin palabras y no sé, qué me es más difícil de creer. Si el hecho de que debo aceptar ir a la cena o el hecho de que él sea capaz de romperles la cara a los tipos.
Abro mi boca para responder, pero justo en ese instante uno de los hombres alza tanto la voz, que se escucha perfectamente la obscenidad que dice.
—¡Podemos compartirte, nena! —seguido de eso se escuchan risas de los demás y por si fuera poco añade:— ¿Crees aguantar con todos? ¡Nos gusta hacerlo rudo!
Abro mi boca indignada y asqueada, y cuando menos lo espero, Jaden se da la vuelta hacia ellos. Su amenaza era en serio con esos hombres. Luce completamente amenazador.
Inmediatamente pongo movilidad a mis pies y lo alcanzo para tirar de su brazo —Está bien, Jad. ¡Sí iré! —alzo la voz como si él no fuera a escucharme y en ese instante de detiene. Se gira hacia mí, luciendo una expresión de sorpresa, alivio e incredulidad, por lo que le afirmo:— Sí iré a cenar mañana contigo.
Cuando lo veo relajarse, suelto mi agarre de su brazo y me abrazo a mí misma suspirando aliviada. Tal vez acepté solo para detenerlo, pero ya no puedo retractarme. Él asiente con una leve sonrisa y me hala suavemente del brazo para irnos de este lugar. Los hombres del grupo se quedan lanzando muchas habladas tontas pero ya no les prestamos atención.
Hacemos nuestro camino de regreso al lugar donde él dejó estacionado el auto. Camino en silencio dándole vueltas una y otra vez a la cena de mañana. Siento hasta náuseas de solo pensarlo.
—Entonces, ¿mañana a las ocho en el Luxe Sunset? —pregunto tímida hacia Jaden.
El asiente sin verme —Yo pasaré por ti a las 7:00.
Me niego rotundamente —De ninguna manera. Yo llegaré sola, no creo perderme.
—Pasaré a recogerte y no estoy preguntándote, ¿de acuerdo? —esta vez sí voltea a verme y luce serio. Yo no digo nada. Nos quedamos en silencio hasta que él vuelve a hablarme—. ¿Le dirás a mi madre lo de nosotros?
Siento como si me golpearan con algo y me sacaran el aire. Me aclaro la garganta —¿Hablas de decirle que ya no somos nada? —todavía se forma el nudo en mi garganta al repetir eso.
—Creo que sí —se encoge de hombros.
—Creo que sería una pésima cena si se entera de eso —me encojo de hombros yo también. Suspiro—. Por esa razón no quería hacerlo, Jad —nos detenemos cuando hemos llegado al lugar donde está el auto. Él se gira para verme también y yo continúo:— No me parece buena idea ir y fingir que aún tenemos algo. Eso implicaría muchas cosas que no sé si estoy dispuesta a hacer.
—No voy a besarte, si a eso te refieres. Sé lo incómodo que sería para ti —responde sereno y siento un alivio saber que lo entiende, pero también me siento apenada que sepa que me refería a eso. Sus hermosos ojos, que ahora tienen un brillo diferente, me observan y me sonríe un poco mientras se acerca a mí —No voy a besarte a menos que tú lo pidas —mi respiración se vuelve dificultosa por su cercanía.
Me obligo a ver hacia abajo porque estoy segura que estaba viendo sus labios —Estoy segura que no pediría que lo hicieras —digo con la voz débil, casi en un susurro.
—Entonces no tienes de que preocuparte —al momento de hablar puedo sentir su aliento en mi mejilla y me siento vulnerable.
—¿Por qué haces esto? —pregunto confundida sin alzar la mirada.
Entonces él responde seguro casi en un susurro —Porque necesito asegurarme que aún causo esas sensaciones en ti —levanta su mano y acaricia lentamente mi mejilla, erizándome la piel y él parece sonreír complacido.
—Siempre serás mi debilidad —digo a penas en un susurro mientras me deleito con el roce de sus dedos en mi piel.
—Lo sé —susurra él también —Pero tienes que aprender a ser fuerte.
—¿Por qué? —pregunto de nuevo alzando la mirada y su rostro me queda a escasos centímetros del mío.
—Porque tendrás que serlo, cuando yo sea un hijo de puta —cierra sus ojos y une su frente a la mía.
Sus palabras me dejan en shock. ¿Eso es una advertencia? ¿Qué está intentando decirme?
Doy un paso hacia atrás y lo observo totalmente confundida y asustada a lo que acaba de decirme. Abre sus ojos y ahora reconozco ese brillo en ellos. Es angustia.
Necesito respuestas. Necesito que me diga porqué dice eso. Estoy a punto de abrir mi boca y preguntar, cuando su celular suena en algún lado y me quedo callada.
—Mierda... —dice la palabra casi inaudible pero logro escuchar. Se rebusca por sacar el celular del bolsillo delantero de su jeans y lo lleva hasta su oreja —Dime —responde con un tono molesto y autoritario.
Se da la vuelta y se aleja un poco de mí para hablar. Me abrazo a mí misma y empiezo a sentirme miserable. A sentirme mal conmigo misma por hacer tanta estupidez que me termina haciendo más daño.
Dije que esta noche me armaría de valor para dejarlo ir, ¿y qué conseguí?
Terminé aceptando ir a cenar con él y su mamá, fingiendo ser una pareja perfecta. Terminé dejando que me besara en la plaza y actuara como si yo aún le perteneciera y hace unos segundos, estuve deseando que me besara de nuevo y gritándole que es mi debilidad a pesar de todo.
¿Cómo puedo creer en todo lo que me ha dicho, después de todo lo que me ha mentido? ¿Cómo puedo siquiera dejarlo acercarse a mí? Todo está mal. Todo lo estoy haciendo mal.
Finalmente regresa a mí, guardando de nuevo su celular. Intento serenarme y no parecer demasiado afectada por los últimos segundos entre nosotros.
—¿Quieres que te lleve a Golden? —pregunta sereno y me doy cuenta de su cambio repentino de actitud.
Pestañeo un par de veces y niego bajando la mirada —No, gracias. Tomaré el autobús.
—De acuerdo —afirma convencido.— Entonces paso por ti mañana a las 7:00.
Asiento mientras muerdo mi labio inferior —Supongo.
—Si irás, ¿verdad? —me pregunta inseguro y yo asiento de nuevo, esta vez más firme.
—Sí, Jad. Voy a ir —digo a penas en un hilo de voz, pero él luce convencido.
—Hasta mañana entonces, Alyssa —su voz profunda mientras se despide me arma un nudo en el estómago.
Me limito a despedirme con un gesto de mano. Él no dice nada más y rodea el horrible –para mi gusto– auto rojo y se sube en él. Sin pensarlo más, me doy la vuelta para alejarme y caminar a la parada de autobús, una vez ahí, me ubico atrás de las personas que ya estaban esperando.
Puedo ver cuando el auto pasa al frente y cómo las personas en la parada lo observan curiosos por lo llamativo que es. Me quedo quieta en mi lugar perdida y divagando en mis pensamientos.
Deseo que la tierra me trague. Me he metido en un enorme lío y ahora no solo tendré que lidiar con la tortura que me hará mi subconsciente, sino también, con la reacción de Juri cuando le cuente lo de mañana.
No sé si yo me vuelva loca antes que ella.
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