Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 43



La voz del catedrático se escucha lejana, mientras explica acerca de la geopolítica de los países europeos. Lleva cuarenta y cinco minutos hablando de ello, y no he memorizado siquiera una palabra de lo que ha dicho.

Estoy presente de manera física, pero mi mente vaga perdida en mis pensamientos ajenos a la clase. Estoy directa viendo hacia el frente algún punto fijo en la nada, mi mano izquierda, sujeta una pequeña grabadora de voz que traje para llevar siquiera algo de la clase. No puedo hacer apuntes debido a mi mano lastimada.

El timbre anunciando el fin de la clase, me hace saltar en mi lugar. Pestañeo un par de veces y trato de volver a la realidad. Presiono el botón en la grabadora para detenerla, y torpemente la introduzco en mi bolso. Me quedo esperando unos segundos a que salgan la mayoría del salón y finalmente, me pongo de pie, y cuelgo mi bolso en mi hombro izquierdo para salir.

Salgo del salón y avanzado distraída entre el abarrotado pasillo, intentando no ser demasiado golpeada por los chicos que avanzan acelerados a su próxima clase. Yo tengo otros cuarenta minutos de tratados internacionales, pero no tengo la capacidad en estos momentos para ir a sentarme una hora, haciendo nada, por lo que no asistiré.

Sin embargo, no soy una alumna que le importe un comino sus clases de todo, así que justificaré mi ausencia con el catedrático. De todas maneras el mal semblante que me cargo en estos momentos, me ayudará mucho para fingir estar mal de salud.



Observo la hora. Son las 7:03am. 

Juri ya debe haber despertado, así que decido llamarle mientras camino a la salida de este edifico de la universidad. Saco el celular del bolsillo delantero de mi jeans y al encender la pantalla, veo una exagerada cantidad de llamadas perdidas de Jaden. Involuntariamente, me detengo de golpe en mi caminar. Intento pasarlo por alto, aunque eso ya me ha desestabilizado por completo.

Busco el número de Juri para hacer la llamada pero luego de varios intentos, y que su teléfono suene apagado, decido dejar de insistir. Acomodo mi bolso en el hombro y continúo caminando. Empiezo a bajar las gradas en la entrada del edificio, cuando escucho que alguien me llama.

—¡Alyssa! —me detengo y giro lentamente para ver a Esther corriendo para alcanzarme. Se detiene justo a mi lado —.Buen día —me dice sonriente y yo intento devolverle el gesto, pero fracaso por completo.

—No tan bueno —levanto mi mano derecha para que vea mi muñeca vendada, y eso me sirve de pretexto una vez más para mi ánimo.

Hace una mueca de dolor —Mmm ya veo. ¿Fue grave?

—Afortunadamente no. Un día más y estará como nueva —me encojo de hombros y empezamos a descender las gradas.

—Qué bien —me vuelve a sonreír —¿Vas a clases?

—Amm, no. De hecho ya salí de la primera, pero justo iba a casa. No me siento bien para mis otras clases —hago un pequeño gesto de cansancio.

—Entiendo... —se queda unos segundos en silencio, y cuando está lista para hablar de nuevo, su celular suena en su mano. Contesta la llamada y lleva el aparato a su oreja —Hola, Jad —dice en voz alta al tiempo que me sonríe.

Trago duro. Una roca se asienta en mi estómago y me pongo nerviosa. Dejamos de caminar nuevamente, una vez llegamos al final de las gradas.

—Sí, justo ahora me encuentro en la universidad —dice ella serena mientras observa las uñas de su mano libre —.Ah, ¿ Alys? —pregunta y me observa dudosa. Inmediatamente empiezo hacerle señas como loca para que le diga que no estoy con ella. —No, no la he visto, Jad —dice tan natural que estoy segura él le creerá perfectamente. La escucho decir unos monosílabos más, se despide y luego cuelga la llamada.

Suspiro aliviada porque efectivamente, él le creyó —Gracias por no decirle que estaba aquí —digo un poco tímida y muerdo mi labio inferior.

—Ajam —ella me observa alzando una ceja —¿Te estás escondiendo de él, Alyssa? —pregunta confundida y se cruza de brazos.

—N-No —digo de manera tan titubeante, que estoy segura ella no me cree. No deja de observarme de una manera que me hace confesar casi todo —Sí, bueno tal vez solo no quiero verlo por unas horas.

Suspiro nuevamente intentando deshacerme del nudo que ha empezado a formarse en mi garganta. Ella se acerca un poco a mí hasta colocar su mano en mi hombro.

—¿Qué pasó? —dice con cautela, pero yo niego con mi cabeza para hacerle saber que no quiero hablar de ello. Ella coloca su otra mano y me sujeta por los hombros para hacerme verla.— Alyssa, yo sé que algo pasa. Yo sé que... —se detiene unos instantes —, yo sé que pasa algo con Jaden. Es mi amigo de hace aproximadamente cuatro años, lo conozco y sé que algo anda mal con él.

El nudo en mi garganta se aprieta más ante sus palabras. Estoy segura que ella sabe algo.

—¿Qué crees que pasa con él? ¿Sabes algo que yo deba saber también? —pregunto como si no supiera nada de lo que descubrí. No voy a contarle todo a ella, de todas maneras.

—¿Por qué no vienes a hablar conmigo un momento? —me hace de señas de regreso al edificio —. Vamos a la cafetería.

La observo dudosa unos segundos pero asiento. Sin perder más tiempo, ella me hala del brazo izquierdo para ir hasta la cafetería.



—¿Segura que no querías nada? —dice Esther poniendo una bandeja con un plato de cereal en la mesa. Estamos sentadas en una de las mesas de la cafetería.

Yo niego con mi cabeza —No tengo hambre —no estoy mintiendo. No tengo absolutamente nada de apetito.

—¿Qué sucedió anoche, Alyssa? —pregunta llevando un poco de cereal a su boca.

Todo lo ocurrido anoche regresa a mí como una flashback en cámara rápida. Pestañeo un par de veces y me concentro en contarle solo lo que necesito que sepa —Jad peleó con su hermano. Se fueron a los golpes con brutalidad y todo se salió de control —me quedo unos instantes en silencio. Mi respiración se escucha agitada.

—Lo sé. Me di cuenta, pero hasta que ustedes se habían ido del sótano —dice mientras termina de masticar el bocado que metió en su boca.— ¿Quién te golpeó?— hace de señas a mi muñeca.

—Fue accidental. Jaden solo intentaba evitar que Allen me golpeara.

—¿Y entonces te golpeó él?— dice sonando un poco pesada.

—No lo hizo intencional —le respondo igual de pesada—. Solo me quitó del medio. Accidentalmente me caí.

—¿Te das cuenta que estás justificando su actitud violenta? —mi ceño se frunce, y ella continúa:— Sé que no lo ves así, pero el Jaden racional que yo conozco, hubiera desistido totalmente a una pelea con su hermano, mucho más si la chica que quiere estaba ahí. ¿Intentaste detenerlo? —pregunta y yo me siento aturdida por sus palabras por lo que apenas respondo.

—S-Sí

—¿Y se detuvo? —pregunta inmediatamente.

—E-En el primer intento no, pero..., cuando me acerqué a él, sí lo hizo.

—Tal vez él te escuche más a ti. Tal vez seas a la única persona a quien escucha. Por eso tenemos que saber, qué está pasando para que puedas ayudarlo.

—No sé si necesite ayuda –digo pesada, recordando lo que sé. Ha accedido a correr para Aguilar, y con eso, nadie puede ayudarlo.

—Tal vez la ayuda sea en vano, pero deberías intentar —dice insegura y suspira.— Escucha, Alyssa. Todos tomamos decisiones importantes muchas veces y en esas decisiones que definitivamente afectarán nuestra vida de alguna manera, no podemos darnos el lujo de equivocarnos. Jaden tendría que saber eso también.

—¿Hay algo que no estás diciéndome? —pregunto de manera intuitiva. Algo me dice que ella sabe acerca de la relación entre Jaden y Aguilar.

Deja la cuchara en el plato de cereal y se mueve incómoda en el asiento —No sé exactamente qué sucede entre ustedes. Pero puedo decirte, que de verdad necesitan aclarar muchas cosas. Toma tu tiempo para serenarte y si quieres, escóndete un par de horas más —habla con una pequeña sonrisa—, pero no dejes pasar más tiempo, o te lastimarás más —se acomoda una vez más en el asiento, de manera que, me observa fijamente—. Alyssa necesito que hables con él. Yo sé algo que tú no, pero comprenderás que no puedo traicionar la confianza de Jaden y decírtelo todo —trago grueso y mi corazón se detiene, entonces ella toma mi mano entre las suyas sobre la mesa —Pero también eres mi amiga y no puedo permitir que esto continúe. Habla con él y si no tiene el valor para decirte todo, búscame y yo lo haré.

La observo sin saber qué decir. Lo único que han logrado sus palabras, es reafirmar mucho más lo que ya sé. Lo que me está matando por dentro y quisiera desaparecer, pero, ¿y qué tal si ella sabe algo más? Algo que aún no sé.

Cuando finalmente decido hablar, cierro mi boca de inmediato cuando veo a Jaden entrando a la cafetería. Se forma en la pequeña fila que hay para pedir algo de comer, y ruego al cielo porque no voltee a vernos.

—Tengo que irme —digo inmediatamente tomando mi bolso. Esther voltea hacia la dirección que yo veo, y se percata de Jaden, por lo que sabe mi motivo para querer irme.

—De acuerdo. Promete que pensarás en lo que te dije.

—Lo haré —digo poniéndome de pie —.Si pregunta por mí, tú dile... —me quedo en silencio. No sé qué decir.

—Diré que no te he visto —dice ella con una sonrisa tranquilizadora.

—¡Gracias! —digo intentando sonreír también.

Me doy la vuelta y camino a toda velocidad, para salir de la cafetería por la otra puerta. Siento las lágrimas agolparse en mis ojos. Esto es absurdo. Todo el tiempo pasaba esperando cualquier oportunidad para ver a Jaden, siquiera cinco minutos y ahora, no puedo ni siquiera verlo a distancia. Soy una maldita cobarde.

—Tengo que acabar con esto de una vez —digo a penas en un susurro—, tengo que...

Una mano fría se enreda en la muñeca de mi mano izquierda, y me detiene de golpe. Su roce se vuelve juguetón, y de pronto, Jaden se sitúa justo frente a mí. Siento mi garganta seca, siento que estoy tan tiesa como una roca.

—¡Hola! —dice intentando sonreír, pero puedo ver perfectamente sus ojos tienen un atisbo de preocupación. Su voz es agitada como si hubiera corrido para alcanzarme.

—H-Hola —a penas y puedo responder.

—¿Todo bien? Saliste del apartamento muy temprano y sin avisar —suelta mi muñeca y hunde ambas manos en los bolsillos de su jeans.

—S-Sí..., solo no quería despertar a nadie. Mi primera clase era a las 6:10am. Me pareció demasiado temprano —intento sonar normal, pero estoy muriendo por dentro completamente. Tenerlo aquí, frente a mí; está destruyéndome de mil maneras.

—Creí que no vendrías a clases. Tu mano no está bien para hacer apuntes —su ceño se frunce un poco y se acerca para tocar delicadamente mi mano vendada.

Sé que será completamente extraño, pero aparto mi mano de su toque —Ya no duele tanto. Además, tengo una grabadora y me pareció buena idea usarla —hago una pausa y puedo ver la manera en que me observa aturdido por no haber dejado que me tocara.— Voy tarde a mi próxima clase. Ya tengo que irme —miento. En realidad no pienso ir a clases el resto del día, y en la boutique, por suerte es mi día libre.

—Entiendo —suspira pesadamente —Te veo al rato —me regala una sonrisa. Odio que haya hecho eso. Me desestabiliza de mil maneras ese gesto. Por si fuera poco, se acerca hasta mí y me da un suave beso en la mejilla. Mi corazón se acelera y siento derretirme cuando se aleja y sus ojos azules me observan fijamente.

Sin embargo, me las arreglo para no lucir afectada —H-Hasta luego —me giro para seguir mi camino, y aprieto el paso intentando no ver hacia atrás.

Ya estoy lo suficiente lejos, y no retengo el impulso de voltear. Jaden camina a paso lento, dándome la espalda. Luce normal. Luce totalmente normal. Luce como Jaden Wilkerson, el chico corredor que no se intimida ante nada ni nadie, el chico que solía desestabilizar mi mundo de la manera más hermosa, y que ahora, me tiene al borde del desequilibrio más arrasador de todos: La traición.




**~**





Abro la puerta del apartamento, y cuando la cierro y me giro hacia la sala; Juri está parada en el medio con los brazos cruzados y me saca un brinco del susto.

—¡Juri, me asustaste! —digo llevando dramáticamente la mano a mi pecho.

—Me dejaste tirada en la cama de tu novio, y te largaste sin avisarle a nadie. Ni siquiera respondías el teléfono. ¿Dónde estabas? —dice un poco molesta y no la culpo.

—Lo siento. Estabas en una especie de coma cuando te dejé. Aunque hubiera intentado, no ibas a despertarte —ruedo los ojos un poco fastidiada y continúo:— Cuando creí que ya podías haber despertado, intenté llamarte pero tu teléfono estaba apagado.

—Podías haber dejado, no sé, una nota... —yo la observo con diversión.

—¿De dónde iba a sacar papel y bolígrafo?— me río un poco—. Además iba tarde a clase. No tuve tiempo de avisar.

—¡Aja! —me observa fijamente, haciendo un gesto de incredulidad.

—¿Qué? —pregunto frunciendo el ceño.

—Alyssa, saliste con más de una hora de anticipación. Tomaste las llaves de Evan para salir del apartamento casi a escondidas y Jaden estuvo llamándote como loco. No respondiste ninguna de sus llamadas —con cada palabra que dice, adopto una postura más cohibida. Ella continúa hablando:— ¿Qué sucede entre ustedes? El chico casi se vuelve loco cuando no te encontró en el apartamento. Corrió a despertarme para preguntar si me habías dicho algo. Si habías pasado la noche ahí o si te habías ido molesta —ella luce molesta también. Yo no sé qué decir. No quiero decir nada.— Aly... —me habla con cautela y poco a poco se acerca a mí—, ¿por qué Jaden pensó que no pasaste la noche en su apartamento? ¿Por qué pensó que huirías molesta? —el nudo se forma en mi garganta de nuevo —¿Alys, Jaden te hizo algo? —su pregunta ahora es preocupada.

No contengo más y un suspiro entrecortado abandona mis labios —Ay, Juri. Y-Yo..., no lo sé —digo con la voz temblorosa y una risa carente de humor se me escapa —Todo estaba bien, y ya no está —me encojo de hombros.

—¡Oh, nena! —dice ella y se acerca más hasta abrazarme. No puedo evitar llorar.

Lloro sin control de nuevo, es lo único que he estado haciendo las últimas horas. Ella me abraza. Intento hablar para tratar de decirle qué es lo que pasó, pero los sollozos me lo impiden y solamente balbuceo cosas sin sentido. Ella acaricia suave mi espalda.

—¡Sshh! ¡Está bien! Déjalo estar. No tienes que hablarlo ahora...

—Pero tengo que hacerlo —logro hablar con claridad finalmente—. Tengo que sacarlo. Necesito contárselo a alguien, porque callarlo me está dañando demasiado.

—Está bien —dice ella mientras no deja de intentar tranquilizarme con el abrazo—. Hablémoslo con calma, ¿de acuerdo? —se aleja un poco para verme y yo asiento —¡Ven! —me hala despacio para guiarme hasta el sillón y sentarnos. Una vez nos acomodamos me hace respirar con calma un par de veces y me habla de nuevo:— ¿Qué sucede?

Suspiro profundo y le cuento. 

Le cuento todo, tal y como es, al pie de la letra. Le cuento sobre las notas, sobre las fotografías. Sobre mi fotografía. Sobre cada amenaza y chantaje de Aguilar, sobre cada maldita cosa que llevó a Jaden a ocultarme la verdad de su trato con ese hombre.




—¡Aly! ¡Aly, despierta!— la voz de Juri llena mi audición. Me muevo un poco en mi lugar, pero la somnolencia tan pesada, no me permite abrir mis ojos.

He dormido quien sabe cuánto tiempo. Después de pasarme toda la noche y madrugada con insomnio, y luego de quitarme un peso de encima contándole todo a Juri, ella me sugirió intentar dormir un poco. Me acosté llorando y no recuerdo en qué momento quedé dormida, pero debo decir que me siento mejor.

—¡Alyssa Walker, ya te vi que estás despierta!— dice ella con diversión pero intenta sonar severa.

—Estoy a mitad de mi sueño —digo con la voz enronquecida y ahogada. Estoy acostada sobre mi estómago, hundiendo mi cara en la almohada.

—Ya dormiste suficiente —se queja un poco más, y siento cómo se hunde el colchón ante su peso cuando se sienta.

—Te escuchas igual que mi mamá —le reprocho y me muevo de mi lugar, cambiando de posición y quedando de espaldas.

—¿Gracias? —dice confundida y no puedo evitar reír un poco —¿Te sientes mejor? —pregunta mientras sonríe.

—Sí, gracias. Necesitaba una buena siesta.

—Esto te hará sentir mejor —se pone de pie y veo que toma una taza que ha colocado sobre la mesita de noche.— Te ayudará a relajar tus nervios— con cuidado lleva la taza hasta mí, y yo enderezo mi postura, sentándome erguida.

—Gracias, Juri. En serio no sé qué haría sin ti —le regalo una sonrisa y tomo la taza humeante para soplar un poco, y dar un pequeño sorbo. Es té de manzanilla.

—Yo tampoco sé qué harías sin mí —dice en tono engreído y ambas reímos.

Doy un sorbo más, y me muevo un poco para lograr colocar la taza sobre la mesa de nuevo. Coloco las manos sobre mi regazo y suspiro. Nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que ella lo interrumpe.

—Amm, tal vez no deba decirte pero..., Jaden ha estado llamando —muerde su labio inferior y refleja un rostro preocupado, seguramente ante la reacción que yo pueda tener—. No contesté ni una llamada. Okay —dice rápido antes que yo pregunte.

—De acuerdo —digo asintiendo.— No voy a poder esconderme por siempre, ¿verdad? —pregunto resignada.

—Me temo que no —hace un gesto de disculpa —.Creo que deberías, terminar todo de una vez.

—¿Hablas de terminar con él? ¿De dejarlo y alejarme, y no verlo más? —sé que me escucho asustada.

—No podrás dejar de verlo. Estudian en la misma universidad —dice sonando obvia—. Pero deberían dejar las cosas en claro. Deberías pedirle que sea sincero.

—Es que no sé si tenga el valor para escuchar de sus labios..., eso, porque duele.

—Lo sé. Pero si él en verdad te ama, tendrá una explicación para todo y aunque no niegue nada, sabrá la manera de decirte la verdad y no seguirte lastimando más —ella me habla como si fuera mi hermana mayor. Me habla con una ternura y suavidad, que en serio estoy eternamente agradecida.

—De acuerdo, lo intentaré —ella me observa enternecida —Juri, en serio. ¡Mil gracias por todo!— me muevo un poco, solo para poder darle un pequeño abrazo.

—Solo hay una manera de que me pagues —dice sonriente y yo la escucho atenta —Levanta tu trasero de la cama, y pinta una enorme sonrisa en tu rostro, que tengo muchos planes para nosotros —me observa alzando ambas cejas y no puedo evitar reír.

—¿Qué hora es? —pregunto tomando la taza de té para para terminar de tomármelo.

—Son cerca de las cuatro —dice despreocupada, pero yo lucho para no atorarme con el trago de té.

—¿¡En serio dormí tanto!?— pregunto sorprendida y ella asiente.— Qué bueno que es mi día libre.

—Querrás decir, nuestro día libre —dice poniéndose de pie—. Tengo muchas cosas en mente, Aly. Vamos al supermercado por algunas cosas, y luego regresamos a cocinar una deliciosa cena, para luego hacer una pijamada viendo películas románticas —me observa con una amplia sonrisa.

Yo la observo seria y con desaprobación —¿Es en serio, Juri?

Ella tira una enorme carcajada, y apenas me habla entre la risa —¡Debiste ver tu cara!

—No fue nada gracioso —me cruzo de brazos y la observo seria.

—Solo era una broma. No te esponjes —dice reponiéndose de la risa.— Por supuesto que no veremos películas de romance —hace una mueca de asco —En estos momentos, tú y yo, estamos para películas de terror o acción y no esas cursilerías.

No puedo evitar reír —De acuerdo. Solo tomo un baño y nos vamos.

—Perfecto. Iré alistarme también —se pone de pie y se estira perezosamente —No vayas a tardar demasiado en la ducha.

—No lo haré —digo mientras me estiro también. Ella asiente y sale de mi habitación.

Con un enorme esfuerzo, me levanto de la cama y arrastro mis pasos mientras camino para ir a ducharme. Salgo al pasillo y avanzo hasta entrar al baño y cerrar la puerta detrás de mí. Empiezo a desvestirme con cuidado para no lastimar mi mano, aunque esta duele mucho menos. En realidad, casi nada. Los analgésicos han ayudado mucho.

Me introduzco bajo la ducha, y abro el grifo. El agua caliente empieza caerme y me parece muy relajante. Me quedo parada, inmóvil bajo la ducha, dejando que el agua me moje por completo. Dejando que arrastre con ella, toda la tristeza y malestar que siente mi cuerpo.

Me permito perderme una vez más entre mis pensamientos. Tal vez pueda aclararlos, justo en este momento. Tal vez pueda razonar como siempre lo he hecho: mientras me ducho. Quizá mis miedos puedan fluir como el agua y solo quizá, pueda tener una respuesta para saber qué hacer.



Termino de cepillar mi cabello mojado y tomo mi chaqueta de mezclilla del armario, para ponérmela. Una vez lo hago, salgo de mi habitación y avanzo hasta la sala donde me espera Juri. Ella está sentada en el sillón viendo la televisión, cuando se percata de mi presencia, se pone de pie y la apaga.

—¿Nos vamos? —pregunta sonriente y yo asiento.— Estaba viendo un programa de cocina, ¿y sabes qué? Se me antojó una deliciosa pasta con albóndigas.

No sé por qué, pero solo de imaginarme la comida, mi estómago ruge casi de inmediato —Eso se escucha delicioso —le digo sonriendo.

—¡Entonces, pasta será! —dice ella encantada —Vamos y en el camino hacemos la lista de los ingredientes.

—¡Como diga la chef!— le guiño uno ojo y ella ríe un poco fuerte. Empezamos a caminar hacia la puerta para salir del apartamento.

—Ya te encuentras de buen humor, ¿eh? —abre la puerta y yo salgo detrás de ella. Me quedo esperando a que eche llave y respondo cuando voltea hacia mí.

—Esa siesta más la ducha con agua caliente, me ayudó —me encojo de hombros—. Oh y también el té.

—¿Y todo eso quién te lo sugirió? —dice utilizando un tono medio engreído.

Empezamos a bajar el primer tramo de escaleras —Pues, tú —le doy un pequeño empujón en la cadera.

—Es porque yo siempre sé lo que necesitas —dice aún más presumida.

No puedo evitar reír por su comentario. Entre tanta risa y comentarios acerca de nuestra velada esta noche, nuestro camino a la salida del edificio se acorta, y cuando menos lo espero, ya estamos caminando por el estacionamiento hasta su Chevelle.

Una vez subimos al auto, me abrocho el cinturón y ella enciende el motor.

—Apunta en tu teléfono lo que vamos a necesitar —dice ella sin despegar su vista del frente y aunque no puede verme, hago una mueca de disculpa.

—Lo siento. No lo traigo ahora.

Me voltea a ver una fracción de segundo y luego se las arregla para sacar el suyo del bolso trasero de su jeans —Ten —extiende el teléfono hacia mí —,hazlo en el mío.

Asiento y en seguida busco en el menú, el bloc de notas —Lista para escribir —digo esperando atenta a su respuesta.

—Bien. Necesitaremos espaguetis, salsa de tomate...

—Por favor que no sea kétchup —la interrumpo.— Odio esa salsa.

Ella tira una pequeña carcajada —No te preocupes, la salsa kétchup no va con los espaguetis —me observa de nuevo y yo asiento.— Bueno, veamos qué más... —regresa su vista a la calle—, necesitamos también un poco de carne molida, pimientos, cebolla, probablemente ajo... —tecleo en el celular, lo más rápido que puedo todo lo que ella me dicta.

—¿En serio necesitas todo eso? —la vuelvo a interrumpir.

—Claro que sí. No sé qué tipo de espaguetis con albóndigas hayas comido antes, pero los que yo voy a cocinarte son otro nivel, créeme —sonríe un poco, y cambia la velocidad cando gira a la izquierda.— Así que tú sigue anotando.

—Como tú digas —me encojo de hombros y sigo anotando todo lo que ella me dice. Menciona especies, condimentos y otros ingredientes que no tengo idea de en qué vaya a ocuparlos.



Veinticinco minutos después, estamos llegando al supermercado. Una vez nos estacionamos, bajamos del auto para entrar al local. Son cerca de las 5:30.

El lugar está un poco lleno pero creo yo, que tenemos mucho tiempo para comprar. Juri toma una de las canastas que están cerca de la entada, para ir depositando lo que vayamos comprando.

Yo la sigo de cerca mientras ella deambula de un pasillo a otro, buscando cada cosa que le digo de la lista que hice en su teléfono. Yo voy cargando la canasta mientras ella deposita uno a uno lo que va tomando de cada pasillo.

Entramos en el pasillo de los vegetales y ella me hace de señas para que le entregue la canasta —Buscaré lo último que nos falta, y ve tú por alguna bebida.

—De acuerdo —le entrego la canasta y su celular —¿Te parece bien algún jugo de piña o naranja?

—No —me observa alzando una ceja —¡Esta noche beberemos vino!

—¿Q-Qué? —pregunto divertida.

—¿Alguna vez has comprado vino, Aly?

—Sí, he ido algunas veces con papá en navidad o por alguna celebración —digo encogiéndome de hombros.

—Bien. Entonces puedo confiar en que elegirás uno bueno para esta noche —me guiña un ojo.

No puedo creer que lo diga en serio. Aunque no me parece tan descabellada la idea, así que asiento y me giro para ir al pasillo de los vinos y licores.

—¡Podrías comprar un tequila también!— Juri alza un poco la voz cuando me he alejado, y no puedo evitar voltear a verla y reír por su comentario.

Una vez me adentro en el pasillo correcto, empiezo a recorrer con la vista todos los vinos que están en la estantería. Busco uno en específico. Uno que mi padre me llevo a comprar una vez, para el cumpleaños de mamá. Era bastante bueno.

Me parece ver una botella parecida, así que la tomo y leo la viñeta. Me pongo a tararear en voz baja la canción que suena en todo el local.

—¿Alys?

Doy un pequeño brinco del susto y casi se me cae la botella de las manos. Mi corazón se acelera inmediatamente ante su voz. Me giro un poco, quedando exactamente de frente con Jaden.

Mi mundo colapsa. Mi sistema nervioso balanceado se va directo al caño. Todas las horas intentando ser fuerte, se arruinan en segundos cuando sus ojos se conectan con los míos.

—¿Q-Qué hace haces aquí? —pregunto en un hilo de voz.

—Estaba comprando un encargo de Evan —responde seguro y se cruza de brazos.— ¿Qué haces tú aquí?— no puede disimular cuando su vista viaja hacia la botella que tengo en mis manos.

—Sólo vine a hacer unas compras con Juri —me encojo de hombros.

—Te estuve llamando —su vista regresa a mí y no logro descifrar la expresión de su rostro, pero parece preocupado.

—¿Ah si? Creo que mi celular se quedó sin batería —es el peor argumento que pude haber dicho. Sus labios se transforman en una línea dura, estoy segura que no me creyó en lo absoluto —Me tengo que ir. Juri debe estar en caja —intento moverme a un lado, ya que estoy acorralada se podría decir; entre él y el estante detrás de mí, pero él da el mismo paso que he dado, quedando frente a mí de nuevo, esta vez más cerca.

—¿Me estás evadiendo, Alys? —su pregunta me saca de balance por completo. Abro mi boca para hablar pero no sé qué decir, entonces es él quien vuelve a hablar:— ¿Alys, estás escondiéndote de mí? —lo dice más en afirmación que en pregunta.

Un nudo se instala en la boca de mi estómago, pero me las arreglo para hablar —¿Por qué dices eso? —intento sonar serena.

—Saliste escabulléndote de mi apartamento. No respondes mis llamadas. No lo has hecho en todo el jodido día —su voz se escucha alterada, y cuando pienso que ha terminado, continúa con el palabrerío.— Esta es la segunda vez que te veo en el día, y buscas la menor oportunidad para salir casi corriendo y alejarte de mí. Dijiste en la mañana que irías a clases, ¿pues sabes qué? ¡Me dijeron que no fuiste!— sus palabras son un reproche tan notorio.

Sus palabras provocan en mí una sensación amarga. Me provocan ganas de llorar, o ganas de encararlo y reprocharle todo de una vez por todas. Suspiro profundo e intento serenarme. No voy a armar un escándalo aquí.

Antes que yo pueda hablar, es él quien me interrumpe de nuevo —¿Qué sucede, bonita? Dímelo, por favor. Lo que sea —se acerca un poco más a mí e intenta poner su mano en mi mejilla, pero muevo mi rostro para evitarlo. Se queda inmóvil y sorprendido ante lo que acabo de hacer.

No me atrevo a levantar mi vista. No me atrevo a mirarle a los ojos —No es un buen momento ahora —digo con notorio resentimiento, citando las palabras que él me dijo el día de la fiesta en el sótano. Entonces me atrevo a encararlo. Sus irises azules me observan con determinación y por más débil que yo sea, le sostengo la mirada.— Ya tengo que irme, Jad. Te aseguro que hablaremos luego —doy un paso hacia el lado de nuevo, y esta vez, él no me impide marcharme.

Suelto el aire que estaba conteniendo, en un largo suspiro mientras salgo del pasillo y me alejo de él. Justo como lo pensé, Juri ya está en caja cancelando las cosas.

—Creí que no la habías encontrado —dice quitándome la botella de vino de las manos, para que la cobren. Al parecer es lo único que falta y tal y como quiero, nos iremos luego de aquí.— ¿Estás bien?— pregunta ella mientras avanza hasta tomar las bolsas con los comprados.

—Jaden está aquí —es lo único que digo y ella me observa casi incrédula —¡Salgamos ya, por favor!— ella asiente sin decir más y nos encaminamos a la salida.

Empezamos a caminar hacia donde dejó su auto estacionado. Está oscureciendo ya. Casi estamos llegando cuando escucho que me llaman.

—¡Alys!— me giro inmediatamente para ver a Jaden correr hacia mí. ¿Qué es lo que quiere? No creo poder seguir haciéndome la fuerte frente a él.

—Jad, te dije que...

—¡No! ¡No te voy a dejar ir, hasta que hablemos! —me interrumpe de golpe y se para justo frete a mí.

—Te espero en el auto —escucho que Juri me habla y se aleja.

—No hay nada que hablar —me pongo renuente. Es que soy cobarde. Quiero seguir postergado esta maldita conversación las veces que sean necesarias.

—Anoche querías saberlo todo, ¿por qué ahora ya no? —pregunta molesto y sus palabras me disgustan.

—Yo no...

—Te pedí. Te supliqué, que me dejaras explicarte todo, para que no hicieras lo que estás haciendo. Sé que lo que dije ayer no fue nada fácil para ti, pero no puedes simplemente alejarte de mí sin haber escuchado todo —él vuelve a interrumpirme. Su respiración es agitada y se escucha desesperado.

—¡Es que yo no sabía que iba a doler si sabía todo!— respondo igual de desesperada que él. Empiezo a sentirme molesta. Aquí la engañada y afectada he sido yo, ¿y es él quién me reclama?

—Pero es necesario que lo sepas. Porque necesito que me entiendas. Necesito que me escuches, por favor. ¿Es tan difícil hacerlo? —lleva una de sus manos hasta su cabello, y la pasa por este, de manera impaciente. Intento abrir mi boca de nuevo pero vuelve a hablarme:— Tenemos que hablar. Tú dijiste que una relación con secretos no funciona, pues entonces tienes que escucharme justo ahora, Alyssa.

El coraje me invade más. Siento mis manos sudar helado. Siento que no voy a contenerme más y voy a estallar y gritarle, absolutamente todo.

—Para estar bien hay que enfrentar las cosas. Hay que tener el coraje para hablar y para escuchar y no esconderse. ¡Lo has hecho todo el día!— me reprocha una vez más, y esa es la gota que derrama el vaso.

¿Me está llamando cobarde? No puedo, definitivamente no puedo ocultarlo más.

—¡¡Ya lo sé todo, Jaden!! —escupo con todo el coraje que ya no puedo retener. Él me observa atónito y como si mis palabras lo hubiesen golpeado tan fuerte, que lo dejan sin aire.— ¡Sé sobre sobre las notas! ¡Sé sobre las fechas y las reuniones con Aguilar! ¡Sé que ya trabajas para él!— mi voz se quiebra y dejo caer mis hombros en señal de rendición.— ¡Ya lo sé todo!

No contengo las lágrimas y empiezo a llorar con dolor y coraje, mientras él me observa con el horror pintado en cada una de sus facciones.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro