CAPITULO 38
Un suspiro cansino se me escapa, cuando dejo en el suelo la pesada maleta que cargaba, frente a mi apartamento.
Estoy de vuelta en Westwood.
Después de casi un mes de vacación, regreso a esta ciudad para mi próximo ciclo en la universidad, y para continuar con mis labores en Le'Diamant.
Busco las llaves del apartamento en el bolsillo trasero de mi jeans, y una vez las encuentro, me dispongo a abrir la puerta y cargar la pesada maleta de nuevo para entrarla. Me las arreglo para arrastrarla y luego, cierro la puerta.
Una vez dentro del apartamento, observo toda la estancia en silencio. Juri no llegará hasta mañana, si no mal recuerdo. Es dos de enero y todo parece desolado en los alrededores. Todo Golden está sumido en un silencio total.
Avanzo hasta mi habitación con la maleta siendo arrastrada aún. Una vez dentro, la levanto y la coloco encima de mi cama para empezar a desempacar. Estoy muy concentrada en mi labor cuando mi celular suena y me sobresalto un poco.
Lo saco del bolsillo delantero de mi jeans, y lo llevo a mi oreja.
—¿Si?
—¡Hola, bonita! —la voz de Jaden llena mi audición y sonrío sin que pueda evitarlo.
—Hola, ¿cómo estás?— digo y me acomodo, sentándome sobre mi cama.
—Pues, estoy por salir. Estoy ansioso por verte —podría jurar que él está sonriendo como yo.
—Pues también ya quiero verte —digo con ansiedad.
No nos hemos visto desde el día después de noche buena. Hemos estado en comunicación únicamente por celular y él llegará aquí, a Westwood, unas horas más tarde.
—¿Juri llega hoy?— me pregunta y escucho unas voces al fondo—. Aguarda un segundo —me dice y escucho como si alejara el teléfono.
Espero en silencio, distrayéndome en mis uñas mientras escucho voces a la lejanía a través de la bocina. No estoy segura pero creo que son sus padres. El pasó en su casa con ellos todos estos días. No sé cómo habrán seguido las cosas, ya que las veces que hablamos por teléfono, él me decía que ya quería volver a Westwood. Que es un infierno estar en casa.
Escucho ruido en la bocina y él vuelve a hablarme —Entonces..., ¿regresa la pelirroja hoy?
Se me escapa una risa por cómo llamó a Juri —Ella regresa hasta mañana por la mañana.
—¡Excelente!— su voz ronca tiene un filo malicioso—. Tendremos el apartamento sólo para nosotros.
Cientos de pensamientos cruzan por mi mente, y debo decir, que no son del todo sanos. Reprimo una enorme sonrisa y no sé ni qué decir.
—¿A qué horas llegarás?— pregunto evadiendo su insinuación.
—Mmm, veo que estás ansiosa por tenerme ahí —dice socarronamente.
—¡Jad!— le reprendo, riendo un poco más fuerte—. Sólo es una pregunta.
Tira una pequeña carcajada —Espero llegar a eso de las 2:00pm.
Alejo el celular para verificar la hora, y son las 9:21am —Bueno buscaré qué hacer mientras tanto.
—De acuerdo— se le escapa un bostezo—. Tengo que salir ya, bonita.
—Conduce con cuidado —sueno igual que Julissa cuando aconseja a Derian.
—Tal vez compita con algún conductor en la carretera.
—¡Quiero que llegues en una pieza, Jad!— digo con un tono que pretendo sea severo.
—Lo haré. Te veo luego, amor.
Sonrío más ampliamente y luego de despedirme cuelgo la llamada.
Me pongo de pie y continúo desempacando. Tomaré una ducha después, e iré a buscar un lugar para desayunar.
**~**
Me bajé del autobús hace unos 10 minutos. Voy caminando en la acera con rumbo hacia el restaurante Fellow. Hemos ido un par de veces con Juri, y la comida es deliciosa.
Llego al local, y una vez adentro, el olor a comida es delirante y mi estómago ruge en respuesta. Tengo tanta hambre. Avanzo hasta sentarme en uno de los taburetes, al frente de la barra. El lugar está un poco solo, por lo que me agrada aún más. Segundos después, una chica me muestra el menú y después de tomar mi orden, se retira.
Yo me quedo tarareando algo de música que suena en el lugar. Es una canción pop que me gusta.
Minutos después, mi desayuno es servido y sin perder tiempo, empiezo a comer. Con el hambre que tenía y lo buena que es la comida aquí, me sabe a gloria.
No pasa mucho tiempo para que termine mi comida y me quedo bebiendo el jugo de naranja. Me muevo un poco de mi lugar para echar una ojeada atrás, y en una de las mesas veo a Allen junto a una chica. Abro mi boca con indignación ante tal escena.
¡Pero que patán!
Creí que empezaba a tener algo con Juri, o bueno, eso es lo que estaba demostrando últimamente, y ahora luce feliz coqueteando con esa chica.
El enojo me invade porque Juri es mi amiga. La he llegado apreciar mucho y no es justo que él le haga esto. Tengo el impulso de ir allá y decirle muchas cosas, y hacerlo quedar mal, pero no estoy segura. Yo nunca he sido de ese tipo de chicas que arman escándalos.
Sin embargo; mi impulso es más, cuando lo veo besarle el cuello a esa chica. Tengo que hacerlo.
«Una amiga tiene que hacer, lo que una amiga tiene que hacer» mi mente me echa porras y sin pensarlo más, me pongo de pie.
Antes de marcharme, dejo dinero sobre la barra para cancelar mi cuenta. Avanzo a enormes zancadas hacia la mesa donde están, mientras tengo una enorme pelea mental de qué es lo que le voy a decir.
—¿¡A qué juegas, Allen!?— digo una vez que llego a ellos y trato de sonar lo más severa que puedo; sin embargo, no alzo mucho la voz. En ese instante ambos voltean a verme. Él con sorpresa y la chica con confusión. Yo lo observo directamente a él, con mis brazos cruzados.
—¡No sé de qué hablas!— su voz ronca da un notorio desinterés, lo cual, me hace sentir más molesta.
—Claro que lo sabes. A menos que te guste hacerte el tonto —lo observo con cara de pocos amigos y le sostengo firme la mirada. Él luce sorprendido y molesto por mi comentario, y ante su falta de habla, yo continúo:— Está bien si quieres jugar con ella —señalo a la chica quien me observa como a un bicho raro—,está bien que juegues con quien se te de la maldita gana —me siento muy molesta—. Pero con Juri, con ella no vas a jugar, ¿me oíste?
Alza una ceja y con una sonrisa ladeada, me observa con una mirada escéptica —¿Y si ella quiere jugar?— chasquea su lengua y su comentario me dan ganas de golpearlo.
—Eso no será así —me permito darle una sonrisa sarcástica—. Ambos sabemos que Juri es demasiado para... —me quedo pensando unos segundos qué palabra usar —,para tus juegos inmaduros. Ella sólo juega en ligas mayores —lo observo de pies a cabeza con el mayor repudio que puedo.
Casi se me escapa una risa triunfante cuando observo la cara de Allen ante mis palabras. Su risa desaparece por completo y su mandíbula se ha tensado un poco. Creo que le di un knock-out verbal o algo así.
Endereza su postura y me observa serio —Creo que deberías estar más pendiente de tu vida, que de la mía o la de tu amiga.
Sé que intenta dejarme callada pero no lo logrará. Estoy a punto de abrir mi boca para hablar, cuando la chica al lado de Allen me interrumpe.
—¿¡Quién diablos es esa tal Juri!?— me observa a mí y luego a él—. ¿Es tu novia?
—No —dice él inmediatamente.
—Entonces déjala en paz —le digo y ambos voltean a verme de nuevo—. O eres algo de ella o no eres nada. Las cosas a término medio son una pérdida de tiempo.
—¿Qué tienes que ver tú con ella?— le pregunta la chica y se escucha molesta.
—Por ella no te preocupes —le digo sonriente—. Preocúpate por todas las demás —hago un gesto de fingida inocencia y sin decir más, me doy la vuelta para irme.
Estoy segura que después de eso, la chica enviará a Allen a la mierda. Si no lo hace, tal vez es porque es una de tantas que sabiendo lo que él es, deciden aventurarse a líos de solo una noche.
Ahora sí, no reprimo la sonrisa triunfante que tengo en mi rostro. Tal vez Allen me deteste después de esto pero me da igual. Él me caía bien, pero después de tanta cosa mala que ha hecho, tanto con Juri como con Jaden, ahora no me agrada tanto.
Salgo del restaurante y creo que iré a dar una pequeña vuelta por ahí, sólo para matar el tiempo. Así que empiezo a caminar a paso despreocupado por la acera.
—Lindo carácter, Alys —escucho la voz de Allen y cómo pronuncia con énfasis el diminutivo que utiliza Jaden con mi nombre.
Como ya sé que es él, me doy la vuelta para verlo y ruedo mis ojos.
—¿Se te perdió algo, Allen?— lo observo seria y él ríe un poco.
—No. Sólo venía a darte las gracias —se cruza de brazos. Frunzo mi ceño y antes que pregunte el porqué, él continúa:— Gracias a tu maravilloso melodrama, esa chica se bajó de las nubes y toda esa mierda de estar conmigo y el juntos para siempre —dice riendo como si fuera algo gracioso.
Yo lo observo seria. Es que es tan cruel. Cómo puede tomar y tirar de esa manera a una chica a la que le da ilusiones, cuando a él se le plazca la gana; sin embargo, no pienso reprochar nada porque no quiero hablar más con él.
—Por nada —digo casi entre dientes y con un notorio sarcasmo. Sin esperar más, me giro de nuevo para seguir caminando.
—¿Y tu amado novio?— pregunta en tono burlista y volteo a verlo un poco, sólo para darme cuenta que que empieza seguirme caminando.
«¿Es en serio? ¿Allen Wilkerson piensa caminar conmigo?» mi mente me dice en tono burlista «Algo quiere» el nuevo pensamiento me hace creer que quizás estoy en lo cierto. Volteo a verlo por el rabillo del ojo y lleva su mirada hacia el frente muy distraído.
—¿Por qué viniste a seguirme?— pregunto curiosa evadiendo su pregunta anterior. Veo que él ríe.
—Ya te dije, sólo vine a darte las gracias —se encoge de hombros.
—¿Entonces, ya te vas?— le hablo sin dejar de caminar y él tampoco deja de seguirme.
—¿Por qué tanta la urgencia? ¿Te caigo mal?
—No. Pero tampoco eres de mi agrado —le dejo en claro, y él se queda en silencio. Volteo a verlo de reojos, y tiene una expresión serena en su rostro. Nos detenemos justo en un cruce de calle.
—Seguro Jaden te habla pestes de mí —dice sin verme. No sé qué responderle. Estoy segura que hay una respuesta que él desearía oír, pero tampoco puedo mentir. Las pocas veces que Jaden habla de él, no es nada bueno.
Bajo mi vista hacia el suelo y hablo tímida —No eres exactamente un tema de conversación entre nosotros —el silencio de su parte, me hace voltear a verlo y luce pensativo.
Se encoge de hombros y mete las manos en los bolsillos de su jeans —No es como si me interesara saber de qué hablan —sé muy bien que miente, pero no digo nada. Él voltea a verme nuevamente—. Sin embargo, no puedo esperar nada bueno de él —su rostro adopta una expresión dura. Como si inmediatamente, sintiera ese odio que tiene hacia Jaden.
Cuando el semáforo da luz verde para los peatones, la gente empieza a cruzar la calle y Allen también. Yo me quedo parada unos segundos y lo veo alejarse un poco; sin embargo, hay algo que me impulsa a ir tras él.
Camino apresurada, chocando con unas cuantas personas para poder alcanzarlo. Una vez estoy casi a su lado, le hablo:— Lo mismo dice él de ti.
Se detiene un segundo para verme —¿Ahora tú vas a seguirme?
—Lo ves. Confesaste que sí me seguías —me cruzo de brazos y él me observa a medio reír.
—Te voy a preguntar algo— se detiene un instante y yo también. Estamos parados a un lado de la parada de autobús. Entonces yo asiento a su pregunta y prosigue:— ¿Tú le crees todo a Jaden?
En el instante que termina de pronunciar las palabras, mi corazón da un vuelco entraño y la ansiedad me invade. No pensé que fuera a preguntar eso.
—El silencio dice mucho —me vuelve a hablar.
—¡Claro que le creo! Es sólo que no entiendo el motivo de tu pregunta —respondo segura.
—Déjame adivinar. Le crees todo porque lo amas y él jamás sería capaz de hacerte daño o mentirte —dice todo esto con un tono de aburrido—. Lamento decirte esto, pero siempre hay una primera vez para todo y aquella persona que tú tanto juras que jamás te traicionará, al final siempre lo hace.
Todo lo que me dice no deja de causar en mí cierto temor, pero también sé, que él lo dice por todo lo que han pasado. El dolor y reproche en su voz es tan notorio.
—Acabas de usar la misma expresión dolida que Jaden usa, cada vez que habla de ti —lo observo seria, pero sé que mi rostro tienen más una expresión de algo que pareciera ser tristeza—. No entiendo por qué ambos siguen cargando con eso que tanto trabajo les cuesta llevar, pero que tampoco quieren soltarlo.
—No lo entiendes...
—Sé muy bien que no lo entiendo —lo corto en su habla—. Así como tampoco entiendo, cómo es que ustedes dos, se dieron tan fácil la espalda el uno al otro, por culpa de alguien que no valía la pena.
No responde nada. Ambos nos quedamos en silencio.
Esta es la primera vez que tengo este tipo de interacción con Allen. De hecho, creo que es la primera vez que entablamos una conversación de más de tres minutos. Pero sé muy bien, que de aquí no pasará más. No tengo el derecho de opinar sobre su vida de la manera que quisiera.
—No soy malo, Alyssa —su voz profunda me hace voltear a verlo de nuevo—. No soy la persona que a lo mejor Jaden te ha dicho que soy. Pero no me molesta la manera en la que se refiera a mí. Cuando se trata de él, yo también lo catalogo como una mierda —su mandíbula se tensa un poco y sé claramente que todo lo que me dice es verdad—. No me arrepiento de nada de lo que he hecho. Ni de todo lo que te he dicho.
Lo observo sin poderle decir nada. Siento un nudo extraño en la boca de mi estómago. Es como si él tratara de decirme algo, pero no sé, si es sólo mi imaginación y no quiero preguntar, a qué viene todo lo que me ha dicho.
—Bueno... —es él quién habla de nuevo—, por lo menos puedes estar tranquila por Juridieth. No voy a hacerle nada —alzo una ceja y lo observo dudosa, entonces él se defiende—. No pienses que voy a alejarme tan fácil. Pero créeme, no llevaré las cosas a más.
Suspiro y asiento —De acuerdo. Más te vale cumplir —lo señalo con mi dedo índice.
—No he prometido nada, pero aunque así lo hubiese hecho, recuerda que tarde o temprano las promesas deben romperse —y una vez más, sé que ha sido una indirecta para mí—. ¡Hasta luego, Alyssa! —empieza a caminar y yo lo despido con un gesto de mano.
Yo me quedo aquí parada en el mismo lugar. Con cientos de pensamientos cruzándose en mi mente. Llevo mis manos hasta frotar mis sienes y suspiro. Una parte de mí cree entender todo lo que acaba de escuchar, pero otra está más perdida que quién sabe qué demonios.
**~**
—¡¡Voy!!— grito un poco fuerte para que, quien sea que toque la puerta me escuche.
Salgo del pequeño cuarto de cocina. Estaba lavando el pequeño plato donde me comí una rebanada de pastel. Son cerca de las 3:00pm
Avanzo por la pequeña sala hasta la puerta y al abrirla, veo a Jaden parado con una enorme sonrisa. Inmediatamente, sonrío yo también.
Sin esperar más, él se adentra en el apartamento, abrazándome fuerte —¡Hola!— susurra en mi oído y luego me da un pequeño beso en la mejilla.
—¡Hola!— lo abrazo con toda la fuerza que puedo y cierro mis ojos cuando siento su perfume. Lo extrañaba tanto. Se separa un poco para cerrar la puerta.
Avanzamos hasta sentarnos en el sillón y él me hace sentarme en su regazo. No pierdo tiempo, y paso mis manos alrededor de su cuello y me acerco para besarlo. Él corresponde el beso sin dudar y me aprieta contra su cuerpo.
Una vez nos alejamos sus hermosas irises azules se posan en mis ojos —¿Me extrañaste tanto como yo a ti?— una sonrisa se me escapa y asiento. Entonces él vuelve a hablarme—. ¡Demuéstramelo!— su voz ronca me pide casi en súplica, y se acerca de nuevo para besarme con mayor fuerza.
Mis labios no tardan mucho en tomar el ritmo de los suyos, y correspondo con avidez y urgencia ese beso. Su lengua invade mi boca para acariciarse con la mía, y él suspira profundo en ese instante. Sus manos acarician mis costados y se introducen bajo la blusa que traigo puesta, por lo que, el roce de sus dedos sobre mi piel me causa cosquillas y río contra sus labios.
Poco a poco, el beso se vuelve más lento hasta que nos separamos —¿Sabes que tengo algo en mente?— pregunta con su voz profunda.
—Siempre que dices eso, no sé qué esperar —lo observo sonriendo.
—Pero sabes que contigo, sólo planeo cosas buenas —me guiña un ojo y yo asiento segura—. Te dije que era buena idea que la pelirroja volviera hasta mañana, porque tendríamos el apartamento sólo para nosotros.
—Se llama Juri —lo reprendo y él sonríe.
—Como sea. La situación es, que no quiero que mañana a primera hora, ella se decida aparecer y molestarnos mientras estemos tranquilamente dormidos aún —se encoge de hombros y finge un gesto inocente, pero sé claramente que algo trama.
—Entonces... —dejo mi frase a medias, sólo para que él termine de hablar.
—Entonces se me ocurrió la brillante idea de que podríamos ir a dormir a mi apartamento —me observa con una expresión de niño pequeño, pidiéndole algo a sus padres y me causa gracia y ternura.
—¿Y que hay con Evan? También es su apartamento.
—Lo sé. A veces es una desventaja haberme mudado con él. Pero por ahora tengo la buena noticia, que él no llega hasta mañana por la tarde —me observa con un gesto satisfactorio y suavemente acaricia mi mejilla con su dedo pulgar—. ¿Entonces qué dices? ¿Nos vamos?
Lo pienso unos instantes pero estoy segura que sí quiero ir —De acuerdo. Sólo déjame avisarle a Juri, para que no se sorprenda al no verme cuando llegue.
Una amplia sonrisa se forma en sus labios y asiente. Entonces yo, me levanto de su regazo y saco mi celular para llamarle a Juri.
**~**
Son las 7:32pm y estamos llegando al edificio donde habita Jaden y Evan. Después de salir de Golden, él me pidió que fuéramos a cenar y debo decir, que la cena estuvo deliciosa.
Me bajo del auto y espero a que Jaden lo haga también. Una vez fuera, ambos empezamos a caminar hacia la entrada del edificio. El lugar se ve bastante bueno casi igual a Golden. Jamás había venido antes, a pesar que Jad ya tiene mucho tiempo viviendo con Evan.
Entramos en la recepción y él me empieza a guiar hacia las escaleras. Sonrío porque recuerdo que él odia subir escaleras, pero lo hace por no hacerme subir por el ascensor. Llegamos hasta el segundo piso y avanzamos por el pasillo. Jaden me guía hasta llegar frente a la puerta del que asumo es su departamento.
—Oye, no te vayas a asustar por el desorden —dice medio sonriendo y se me escapa una risa.
—Prometo no gritar tan fuerte. Sólo espero no encontrarme con ratas o arañas —bromeo y él ríe más.
Introduce la llave en la puerta y la abre para mí. Avanzo confiadamente y me quedo quieta esperando a que él cierre la puerta y encienda la luz. Una vez que lo hace, revela un pequeño espacio acomodado como sala, muy limpio y ordenado.
Me giro un poco para verlo —Creo que no es como esperaba que fuera. Digo, para ser un apartamento de hombres, está muy ordenado.
—Hay pocos hombre como yo —se encoge de hombros y se presume a sí mismo. Yo me cruzo de brazos y él añade:— Bueno, también Evan ayuda —me toma de la mano, y me guía hasta un pequeño pasillo, que asumo va hacia su habitación.
—¿Tan rápido a la habitación?— bromeo y él ríe un poco.
—Tal vez si —se detiene antes de abrir la puerta y se le escapa un bostezo—. No tienes idea de lo cansado que me siento. El viaje fue largo.
—Entiendo. No tengo problemas con eso. Yo también necesito dormir.
—No dije que fuéramos a dormir —me observa de reojos y abre la puerta. Entramos en la habitación y el espacio es amplio. A esto le sumo que la habitación únicamente tiene la cama al centro, un armario al lado derecho y una pequeña mesita a un lado de la cama.
—¿No vamos a dormir?— pregunto acerca de lo que acaba de decirme y él se gira para verme de frente.
—Tal vez un poco —me guiña un ojo y deposita un beso en mi frente—. Si quieres ponerte cómoda, puedes usar una camiseta mía para dormir —señala hacia el armario y yo asiento—. Yo iré a tomar una ducha.
Asiento de nuevo y él sale de la habitación. Me quedo quieta en mi lugar observando el espacio. Entonces, avanzo hasta el armario y abro la puerta para sacar alguna camiseta de Jaden.
Saco una camiseta blanca que se me hace que incluso a él le queda un poco grande, pero decido ponerme esa. Me quito los zapatos, mis jeans y la blusa que traigo puesta, y luego me visto con la camiseta que me queda como camisón. Tiene un poco el aroma a la loción de Jaden y eso me gusta.
Cuelgo el jeans y la blusa en un gancho y lo coloco dentro del armario. Avanzo hasta la cama y me siento en el borde. El colchón es muy suave. No pierdo el tiempo y me introduzco bajo la sábana. ¡Dios, esta cama es tan cómoda!
Escucho cuando Jaden abre la puerta, y lo veo entrar vistiendo un short tipo playero y su torso está desnudo. Viene secando su cabello con la toalla y debo decir, que su imagen es muy atractiva. Los músculos definidos de su abdomen lucen impresionantes y veo como algunas gotas de agua se deslizan por ellos.
Me regala una enorme sonrisa y tira la toalla en el suelo —¡Joder! Es tan hermoso verte así en mi cama, esperándome —su voz se escucha ronca y profunda en el silencio. Termina de hacer su camino hasta la cama y se coloca al lado donde estoy yo.
Se sienta en el borde haciéndome que me mueva más al centro para darle espacio, y se inclina para besarme. Sus labios están helados y puedo sentir el aroma agradable a jabón en su piel. Poco a poco se introduce bajo la sábana y se coloca encima de mí, recargando sus codos en el colchón para no dejar caer todo su peso.
El beso se vuelve más urgente y mis manos acarician su espalda desnuda. No sé por qué pero tengo el presentimiento de que vinimos a su apartamento por algo y aunque creo saber el motivo, no me siento molesta o indecisa en lo absoluto.
Nuestros labios se rozan con avidez y con deseo. Deja caer su cuerpo un poco más, hasta rozarlo con el mío y un suspiro se me escapa en ese instante. Una de sus manos baja hasta mi pierna y la sube lentamente hacia arriba, hasta acariciarla por completo. Un escalofrío me recorre entera. Su mano suave y fría recorre mi piel y siento deseo de más. Mis caderas se alzan involuntariamente en busca del roce de su cuerpo.
Su mano sube por mi abdomen, mi costado, hasta situarse justo sobre uno de mis pechos. Sin pedir permiso empieza a masajearlo y detona aún más mi sistema nervioso, provocando sensaciones placenteras en mí.
Su boca abandona la mía para besar mi cuello lentamente. Su cuerpo se roza contra el mío una y otra vez, y estoy que segura que esta noche, será la noche. Todo el tiempo que hemos esperado, no veo porque no hacerlo ahora.
Entonces sin que pueda evitarlo susurro a su oído —Quiero que me hagas tuya —un suspiro se me escapa cuando muerde suave la piel de mi cuello. Inmediatamente se detiene y se mueve para buscar mi mirada.
Nos quedamos observándonos unos segundos en silencio y yo enderezo mi postura, recargando mi peso en los codos —Jad, quiero esto —sé que mi voz suena a súplica tal vez pero no me interesa.
—Alys... —a penas susurra él. Puedo ver que sus ojos se han oscurecido y lucen más hermosos de lo que son —¿Estás segura?— me observa con demasiada determinación, analizando quizá, cada expresión de mi rostro. A lo mejor, buscando algún vestigio de duda en mí, peor no lo hay.
—Estoy segura. No sé si sea muy pronto o repentino, pero lo quiero —pronuncio cada palabra con la mayor seguridad que puedo; sin embargo, siento sonrojarme un poco y él me observa con la mirada más profunda y con la sonrisa más cálida.
—Contigo nunca nada es demasiado pronto o demasiado tarde. Contigo es justo en el tiempo exacto —une su frente a la mía y cierra los ojos.
Nos quedamos en silencio. Mi corazón late a mil, estoy segura que casi se escucha en el silencio de la estancia. Estoy ansiosa o más bien, nerviosa. Estoy un poco asustada pero no pienso flaquear en mi decisión.
Jaden suspira y eso acelera más mis latidos. El corazón se me va a salir. Tengo miedo sólo a una cosa: a que me rechace. A que no me desee lo suficiente como para decidirse justo ahora.
—Te amo, Alys —dice a penas en un hilo de voz. Separa nuestras frentes y me observa —.Te deseo también, y sería un completo idiota si dejara pasar la oportunidad de hacerte mía esta noche —su voz ronca y profunda acelera más mi corazón.
Me observa unos segundos más y su vista me recorre desde el rostro hasta mi pecho. Poco a poco se acerca a mí, y me besa inmediatamente con intensidad. Su cuerpo se apega al mío una vez más y un suspiro entre cortado se me escapa contra sus labios.
No puedo evitar acariciar su espalda, y muerdo su labio inferior. Un pequeño gemido se le escapa y su mano se introduce con avidez bajo la camiseta que traigo puesta, y que ya está enrollada en mi estómago. Acaricia firmemente cada uno de mis pechos y mi espalda se arquea en respuesta.
Entre movimientos torpes por la precipitación, nos deshacemos de la camiseta que visto y me quedo en ropa interior, no es la primera vez, pero no dejo de sentir pena. Inmediatamente pero de manera delicada, Jaden empieza a quitarme la demás ropa, y con cada prenda que me quita, mi corazón se acelera aún más.
Sus manos no dejan de acariciarme cada parte del cuerpo. Torpemente él se deshace del short y su ropa interior. Estira su mano hacia la mesita de noche, y toma una pequeña cajita. No veo bien pero soy consciente que el pequeño paquete en sus dedos es un preservativo.
Juro que el corazón se me va a salir. Estoy un poco asustada pero decidida. Sé muy bien que mi memoria guardará este recuerdo por siempre. Por él y para él, estoy dispuesta a dar ese paso.
Un suspiro entrecortado se me escapa y sé que no hay marcha atrás. Lleva una de sus manos a mi mejilla y traza caricias con su dedo pulgar —Mírame a los ojos— sus irises me observan con atención—. Quiero que te encargues de gravar en tu mente este momento —se acerca un poco situándose bien entre mis piernas y siento la ansiedad, cuando su miembro roza mi entrada —Yo me encargaré de gravarlo en tu cuerpo —asiento incapaz de responder, sintiendo cómo poco a poco se introduce dentro de mí.
Quiero cerrar mis ojos, pero mantengo firme mi mirada en los penetrantes ojos azules de Jaden. Quiero por sobre todas las cosas, gravar su rostro muy junto al mío, y sus expresiones mientras nuestros cuerpos y nuestras almas, se hacen el amor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro