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CAPITULO 37




—¡NAVIDAD, NAVIDAD! ¡BLANCA NAVIDAD!— los aullidos de Derian, intentando cantar –según él- interrumpen mi preciado sueño. Se nota que siente el espíritu navideño. Hoy es noche buena.

Finjo estar profundamente dormida pero me hace chillar cuando se lanza encima de mí. Siento que soy aplastada por una roca. Mi cara está hundida en la almohada, porque me encontraba descansando boca abajo.

—¡Arriba! ¡No es hora de estar durmiendo!— eleva su voz mientras empieza a buscar mis costados para hacerme cosquillas.

Balbuceo algo ininteligible contra la almohada y siento cómo se levanta un poco. Estoy a punto de hablar más cómoda cuando siento las cosquillas. Inmediatamente me muevo de mi lugar intentando apartarme de él.

—¡Ya, para!— digo entre risas pero intento sonar molesta—. ¿Qué tienes en contra de un buen sueño?— finalmente deja de molestarme y se aparta. Me doy la vuelta sobre mi costado, hasta quedar viendo hacia arriba. Puedo ver que está sentado sobre mi cama con una gran sonrisa.

—No tengo nada en contra. Pero me ofrecí como despertador en cuánto vi la hora y tú aún dormida —se cruza de brazos y pies, quedando en la posición flor de loto.

Frunzo mi ceño ante su comentario y extiendo mi mano para tomar mi teléfono que descansa sobre mi mesita de noche. Presiono el botón para encender la pantalla y veo que son las 10:17.

 ¿En serio dormí tanto?

—No he dormido tanto... —miento porque sé que no es cierto.

—Alyssa, has dormido cerca de 16 horas —dice él con un toque de risa—. No puedes hacer lo mismo todos los días. Lo has hecho desde que llegamos.

—Claro que puedo. ¿Tienes idea de hace cuánto no podía dormir así?— me levanto un poco más, hasta que recargo mi espalda contra el respaldar de la cama —Estoy de vacaciones —digo sonando obvia para que me entienda.

—Esa parte la entiendo, pero... —se mueve y baja de mi cama—, tía Jane dijo que tenemos muchas cosas qué hacer. Debes levantarte ya.

Lo observo con mis ojos entrecerrados —De acuerdo. Bajo en cinco minutos.

Luce satisfecho y avanza hasta salir de mi habitación.

Me quedo con los brazos cruzados viendo hacia la nada. A pesar de que mi alarma –Derian- fue realmente ruidosa, siento que he despertado bien. Me siento relajada y tranquila. En serio me hacía tanta falta dormir así de bien. 

En Westwood eso era un poco imposible muchas veces. Normalmente llego cansada después de trabajar o después de clases, y cuando tengo tareas, debo desvelarme hasta muy noche para hacerlas. En definitiva, es excelente estar en casa.

Llegamos hace 5 días con Derian.

Después de ir por mi regalo de navidad con Jaden, terminamos llevando el vestido azul que él me mostró. No logré medírmelo al final, ya que no entré al vestidor con Jaden exactamente a eso. El recordar ese momento hace que me sonroje. Fue memorable y quedó plasmado en unas fotografías que él decidió tomar con su celular.

No es que hayamos hecho cosas inmorales. No pasamos de los besos cariñosos y un poco atrevidos, pero hasta ahí.

Posteriormente, él me llevó a Golden para terminar de alistar todo. Esperamos ahí, hasta que Juri llegó después del trabajo y terminó de hacer sus maletas también. Tiempo después, Derian pasó a recogerme y sentí extraño despedirme de Juri pero ambas sabíamos que no es por mucho tiempo. Por supuesto le entregué a ella mi regalo de navidad, y yo también recibí uno suyo.

Los chicos nos ayudaron a ambas a bajar las maletas y salir del edificio. Juri se fue en su auto y yo, luego de despedirme de Jaden, subí al auto con Derian e iniciamos el viaje. Tal y cómo lo pensé, me quedé dormida y desperté cuando estábamos cerca de llegar.

Derian y yo tuvimos un excelente recibimiento y durante estos cinco días que tenemos de haber llegado, las cosas han ido de maravilla.

Me he mantenido en contacto con Jaden, quien ya está en la ciudad también. Finalmente logré armarme de valor y le dije a mi familia que él pasará esta noche con nosotros. Sólo espero que todo salga bien.

Finalmente me animo a salir de la cama y salgo de la habitación para ir al baño y tomar una ducha. Es hora de empezar este día y necesito relajarme con un buen baño.






**~**




Entre tanta preparación y oficio el día ha pasado extremadamente rápido. Son las 6:32pm. Estoy tan emocionada como en aquellas navidades donde apenas era una niña.

Estoy terminando de abrochar la correa de mis tacones. Una vez termino, enderezo mi postura y me pongo de pie. Avanzo hasta colocarme frente al espejo y me examino desde todos los ángulos posibles.

Visto el hermoso vestido que Jaden me obsequió y unos tacones negros, no tan altos. Amarré mi ondulado cabello en una coleta alta. El escote del vestido en en V pero no muestra demasiado. Retoco un poco el labial y sonrío frente al espejo. Me gusta cómo luzco.

Mi teléfono suena sobre la mesita de noche y avanzo hasta contestarlo.

—¡Hola!— digo con una enorme sonrisa. Ya vi que es Jaden quien llama.

—Estamos casi llegando —me informa y siento algo de nervios.

—Te veré afuera —respondo más que feliz y cuelgo la llamada.

Ahora que Jaden está a punto de llegar a casa, siento unos pinches nervios horribles. Derian fue a traerlo para que supiera cómo llegar. Sin embargo, él viajó a autobús hasta el sitio donde acordaron y luego se vendrían juntos en el auto de Jad.

Me pareció increíble que Derian se ofreciera para ir, pero me alegra saber que ya se lleva mucho mejor con él.

Salgo de mi habitación a paso despreocupado y desciendo a la primera planta. Mamá y Julissa están terminando de arreglar algunas cosas y papá está poniendo algo de música en los altavoces.

—Están llegando —digo una vez que llego a la sala. Papá voltea a verme y me sonríe cuando me ve.

—Ahora entiendo porqué ese chico está contigo. Eres bellísima igual que tu madre —dice en un tono cariñoso y se acerca para besar mi frente.

—No esperaba escuchar menos —le dice mamá a él y se acerca a nosotros—.Luces linda, hija.

—Pues ustedes también lo están —observo a ambos—. Y tú no te quedas atrás —digo a July cuando la veo llegar a la sala.

—Gracias —dice llevando la mano a su pecho.

Estoy a punto de abrir la boca, cuando la bocina de un auto suena afuera. Claramente sé que es del auto de Jaden, por lo que la ansiedad me invade aún más.

—Bueno... —habla papá—, es hora de conocer a mi yerno —su comentario me pone aún más nerviosa pero asiento y avanzo hasta la puerta principal para salir.

Una vez que salgo, me quedo parada al inicio del pequeño camino de rocas en la entrada. Sostengo mis manos al frente y las hago puños de los nervios. Veo cuando Derian baja del lado del copiloto y empieza a caminar. Seguido de él, veo a Jaden bajar del otro lado y más que nerviosa, pongo una cara de boba cuando lo veo.

Derian llega hasta mí y me pone una mano en el hombro —¡Ahí tienes a tu Lucky!— dice con algo de sarcasmo y me hace reír—. Quita esa cara de boba. Te lo estás comiendo con la mirada —añade y no puedo evitar reír más.

—¡Cállate!— lo golpeo en el hombro y él tira una carcajada—. De todos modos, gracias —digo con sarcasmo yo también.

Sin decir más, entra a la casa y yo me quedo esperando a Jaden. Lo veo que ya rodeó el auto y empieza a caminar hacia mí con una enorme sonrisa cuando me ve.


«Dios, por qué siempre tiene que lucir tan atractivo» me digo mentalmente y muerdo un poco mi labio inferior mientras le doy una buena ojeada.


Luce una camisa de botones manga larga color celeste cielo, pero la ha remangado hasta los codos. Le queda un poco ajustada y marca sus atléticos brazos. Viste además, un jeans negro y zapatos negros de lustre. Creo que nunca lo había visto tan formal pero no niego que me parece demasiado atractivo así.

Al instante que llega hasta mí, se para justo enfrente y aunque estoy usando tacones, aún es poco más alto que yo, por lo que tengo que alzar mi rostro para verlo.

—Eres la chica más bonita que he visto jamás —su voz profunda es casi un susurro. Toma mi mano derecha con la suya y la alza hasta depositar un delicado beso en ella.

Su gesto me saca de balance. Jamás había hecho eso y ha provocado que mi corazón haga su danza bailarina. Después de besar mi mano, sus hermosos ojos azules me observan directo y se acerca para darme un beso en los labios. En ese instante siento mi corazón palpitar aún más, y el aroma a su loción me embelesa demasiado.

Una vez nos separamos no puedo evitar sonreír encantada y él me devuelve el gesto —También estás realmente guapo esta noche —le digo ladeando mi cabeza y le doy una mirada fugaz de pies a cabeza.

—Estando a tu lado, tu belleza me opaca —dice con una bella sonrisa haciendo que el hoyuelo en su mejía se marque—. El vestido te quedó perfecto —me dice y se aleja un poco para verme de pies a cabeza también.

—Es un hermoso regalo ¡Gracias!— me pongo un poco de puntillas para besarlo en la mejilla—. Será mejor que entremos ya.

Él asiente y yo entrelazo una de nuestras manos para entrar a la casa. Al instante que paso por la puerta principal siento que su agarre se hace más fuerte, de seguro está tan nervioso como yo.

Una vez adentro, cierro la puerta y giro para ver a todos parados en la sala, expectantes a nosotros. Antes de decir algo, Derian habla.

—Vaya. Si que tardaron —alza una ceja reprimiendo una sonrisa y se cruza de brazos. Yo lo observo molesta aunque sé que lo dijo en broma.

—Derian... —advierte Julissa y él se encoge de hombro en gesto "inocente".

Suspiro y halo a Jaden para terminar de llegar hasta mi familia, quienes nos observan demasiado. Mi mamá y July tienen una cara de emoción, y mi papá tiene una expresión seria y puedo notar como analiza a Jaden como si sus ojos tuvieran un scanner para examinarlo bien.

—Bueno, Jad. Él es mi papá —inicio señalándolo y en ese instante mi papá cambia su expresión.

—¡Es todo un gusto joven!— dice mi papá todo formal y extiende una mano hacia él —Soy John.

—Un gusto. Mi nombre es Jaden Wilkerson —él estrecha la mano de papá con mucha seguridad.

Luego me dirijo hacia mamá —Ella es mi madre.

—Jane —ella estrecha su mano también—. Encantada de conocerte.

—Igualmente —dice él.

—A Derian ya lo conoces —digo cuando llego a él y solo se observan—. Y ella es Julissa, mi tía.

—¡Todo un gusto!— dice ella sonriente.

Siento que mis piernas tiemblan pero me siento un poco más tranquila una vez que siento que ya rompimos el hielo.

—¡Bueno, esta es mi familia!— digo tímida mientras observo a Jaden pero él parece más relajado y sonríe.

—Es un enorme placer para mí conocerlos y que hayan aceptado que los acompañe en su cena —Jaden habla muy confiado y debo decir que no me sorprende. Él es una persona segura.

—¡Es un gusto tenerte aquí!— dice mamá—.Pero bueno, tomemos asiento y conozcámonos mejor.

Nos sentamos en la sala y me preparo a escuchar todo lo que le dirán a Jaden. Sé que harán muchas preguntas.







Son las 9:21 y ya estamos todos en la mesa a mitad de la cena.

Tal y como lo pensé, cuando nos sentamos en la sala a conversar, hicieron muchas preguntas a Jaden. Incluso mi papá hizo unas cuantas que se me hicieron un poco indagadoras, pero Jaden respondió sin ningún problema.

Luego de unos minutos, habían entrado en confianza y todos se sentían más relajados alrededor de Jaden. No sé qué cara tenía yo mientras observaba las expresiones de Jad al hablar. Lucía relajado, feliz. Lucía tan cómodo contando algunos detalles de su vida. Sin embargo, omitió muchos que por obvias razones no podía decir.

Disfrutamos de la exquisita comida que prepararon mamá y Julissa, mientras conversamos de todo un poco.

—Debo decir, que este es el mejor platillo que he probado, señora Jane —dice Jaden mientras saborea el pavo relleno que mamá preparó.

—¡Gracias por el cumplido!— dice ella con una radiante sonrisa—. Pero puedes llamarme Jane.

Él la observa un poco indeciso pero asiente.

—¿Y qué te parece la lasaña? ¿Ya la probaste?— es papá quien habla.

—Sí claro, la señora... —deja su frase a medias y ríe mientras observa a mamá —Jane, ya me sirvió una porción.

Todos reímos un poco y mamá luce fascinada con que él la haya llamado como ella se lo pidió.

—Pues tenía que estar deliciosa obviamente, porque yo la cociné —Julissa dice alardeando un poco y nos hace sonreír a todos.

—Siempre nos sorprendes con tus comidas, July— saboreo el bocado en mi boca—. Te quedó deliciosa.

—Y como a mi estómago le encanta lo delicioso... —dice papá mientras se levanta de su lugar para tomar la espátula y servirse otra porción—, no importa si me la acabo sólo yo, ¿verdad?

Su comentario nos hace reír y Derian dice algo acerca de comer otra porción más él también.







Son cerca de las once y la noche va perfecta. No pensé que fuera a salir tan bien. Creo que ha salido mejor de lo que yo había pensado. Disfrutamos todos juntos la cena que estuvo completamente deliciosa. Mamá no ha parado de hacerle halagos a Jaden, al parecer está encantada con él, cosa que a mí me agrada también.

Por otro lado, Jaden ha interactuado más con Derian y con Julissa, y mi papá, pues parece muy a gusto con él.

Ahora estamos afuera de la casa. Disfrutando un poco con los vecinos.

Mi mamá, Julissa y papá; están sentados con la vecina, en unas sillas que sacamos y colocamos en el pequeño jardín. Jaden y yo estamos sentados en la pequeña grada del pórtico, mientras observamos a Derian jugar con el hijo de la vecina. Charlie tiene 6 años y corre feliz con Derian jugando con unos juegos artificiales de estrellitas.

—¡Tu familia es maravillosa!— la profunda voz de Jaden, me hace verlo—. De verdad eres afortunada por tenerlos —lo veo que está con su vista hacia el frente.

—También soy afortunada por tenerte a ti— le digo en voz baja e inmediatamente sus ojos se clavan en los míos. Una sonrisa cálida se forma en sus labios.

—También yo lo soy —lleva una de sus manos hasta envolver una de las mías entre la suya—. Soy afortunado por tenerte y por dejarme compartir estos momentos contigo.

—Esta será una navidad inolvidable para mí —le digo al tiempo que me acerco para darle un suave beso en la mejilla.

—Para mí también —lleva una de sus manos y la coloca en mi mandíbula para levantar mi mentón y darme un beso. Cuando se separa me observa con una sonrisa traviesa—. ¡Levántate!

—¿¡Que!?— pregunto confundida pero me levanto porque él insiste demasiado en halarme —¿Qué sucede? ¿Qué quieres hacer?

Cuando llegamos al medio del jardín donde Derian juega con Charlie, llamamos la atención de los demás, ya que él me hala impaciente y yo no paro de reír.

—¿Vienen a jugar?— nos pregunta el pequeño emocionado mientras nos observa y nos extiende una de sus estrellitas.

—Por supuesto —dice Jaden con un amplia sonrisa —¿Me podrías regalar una varita mágica?—yo lo observo enternecida mientras Charlie lo observa expectante.

—No son varitas mágicas... ¿o si?— pregunta ansioso el pequeño.

Entonces, Jaden se pone de cuclillas frente a él y coloca una mano en su hombro —¿Te cuento un secreto?— el niño asiente más que emocionado y la atención de todos está puesta en ellos. Entonces Jad continúa:— Se llaman varitas mágicas. Y se llaman así porque cada vez que enciendes una te regala un poquito de magia.

Derian y yo los observamos de cerca con una enorme sonrisa sin saber porqué. Creo que es porque es una escena, bonita de algún modo. Sentados en las sillas, los demás observan expectantes también.

—¿Me regalan un poquito de magia?— pregunta Charlie observando la varita que sostienen en su mano y que ya se apagó.

—¡Claro que sí!— dice Jad—. Cada vez que enciendes una, te causa una enorme sonrisa y si le enseñas esa varita mágica a alguien más, también sonreirá mucho —el niño sigue observando la varita un poco confuso. Entonces Jaden aclara:— Contagiar la felicidad es magia. ¿Quieres probar?

—¡¡Si!!— grita él muy emocionado —¡Mami, ven a ver!— inmediatamente la mamá se pone de pie y se para a un lado mí.

Jaden toma una estrellita y la coloca enfrente de Charlie a una distancia prudente —Ahora estás serio. Mira lo que sucede cuando la enciendo —entonces hace de señas a Derian y este se acerca para darle el encendedor. Jaden saca la llama y coloca la varita. Segundos después, la estrellita empieza a tirar pequeñas chispas hasta que se enciende. Charlie ríe encantado y le pide a Jad que se la de.

—¡Ahora estoy sonriendo!— dice emocionado —¡Mami mira, tiene razón! Cuando enciendo la varita mágica, no puedo evitar sonreír —se acerca un poco a ella—¡Tú también estás sonriendo ahora!— dice aún más emocionado y voltea a vernos a todos—. ¡Todos sonreímos! ¡¡La navidad es  magia!!— dice entre risitas y empieza a correr tras Derian, quien corre huyendo de él y grita que no quiere sonreír.

Se me escapa una pequeña carcajada ante eso y volteo a ver a Jad, quien se pone de pie y me observa con una enorme sonrisa. Poco a poco se acerca a mí y toma una de mis manos.

—Contagiar la felicidad es magia —digo repitiendo lo que él dijo a Charlie.

—Ver tu sonrisa también lo es. Eso es magia —dice con su voz ronca y sus hermosos ojos azules me observan con un brillo especial—.¿Que dices? ¿Corremos tras Derian y el niño también?— cuando observo su mano, veo que sostiene dos estrellitas.

—No estaría mal contagiarnos más de alegría —me encojo de hombros. Tomo una de las estrellitas y espero a que él la encienda.

Una vez encendidas, empiezo a mover en círculos mi mano y no puedo evitar sonreír al ver cómo la estrellita tira chispas. Me siento muy feliz. Me siento como cuando era una niña de la edad de Charlie que corría emocionada con una de estas.

Jaden empieza a mover su mano en círculos también y empieza a perseguirme. Empiezo a correr para huir y por suerte ya no estoy usando los tacones o juro que ya me hubiese caído. De pronto, todos seguimos a todos. Derian, Charlie, Jaden y yo. Parecemos un grupo de niños pequeños jugando con las estrellitas como si fueran varitas mágicas.

Hacemos movimientos graciosos con las estrellitas, como si le lanzáramos al otro una especie de hechizo como en Harry Potter. Corremos entre gritos y risas. Incluso Derian se tropieza y cae en la grama haciéndonos reír aún más.




**~**





—¡Que lo abra! ¡Que lo abra!—gritamos todos al unísono, cuando papá sostiene en su manos el regalo que mamá le acaba de entregar. Estamos en la sala realizando el intercambio de regalos.

Él empieza a romper el envoltorio y saca una pequeña caja de terciopelo. Al abrirla, descubre un reloj de mano muy bonito. Inmediatamente él se lo pone y agradece de nuevo a mamá, dándole un beso.

Todos hemos recibido nuestros regalos. La velada ha estado perfecta y estoy más que feliz.

—Ahora vuelvo —me dice Jaden y sin dar explicaciones se pone de pie y sale de la casa con Derian.

Los demás nos quedamos viéndonos unos a otros sin entender nada. Después de unos instantes, ambos regresan cargando más regalos. Los observamos con una cara de asombro total y entonces, ellos los depositan uno a uno sobre la mesa de centro.

—No se habían olvidado de los míos, ¿verdad? —dice Jaden una vez coloca el último.

Yo lo observo sin palabras. No creí que fuera hacer algo así.

—¡Santo Dios, Jad!— dice mamá observando muy asombrada los regalos sobre la mesa, que por cierto son grandes—. No tenías por qué hacerlo.

—Pero yo lo quería hacer. Así que..., bueno —toma el primero y empieza a repartirlos uno a cada uno—.Y este es el tuyo —me extiende uno a mí y me guiña un ojo. Yo lo observo incrédula, pero sin embargo, tomo el paquete y me acerco para abrazarlo.

Todos están muy entretenidos abriendo los regalos de Jaden, cuando de repente se empieza a escuchar a lo lejos la explosión de fuegos artificiales. Cada vez se escudan más cerca, por lo que asumo ya son las 12:00 y por eso tanta celebración.

—¡¡FELIZ NAVIDAD!!— grita Derian cuando mira el reloj y se da cuenta que efectivamente, ya son las doce. A pesar que su grito repentino nos asustó, nos hace reír a todos.

Entonces, todos en la sala empezamos a darnos el abrazo navideño. Abrazo a todos y cada uno de los miembros de mi amada familia. Un instante después papá saca una botella de Champán para hacer un brindis.

—¿Tienes unos minutos?— Jaden me habla al oído —¿Podríamos salir?— me vuelve hablar y yo asiento. Dejamos las copas con Champán sobre la mesa de centro y nos dirigimos a la salida.

Jaden me detiene cuando quedamos en el pórtico. A lo lejos puedo ver que están lanzando fuegos artificiales, y estos iluminan el cielo.

—Gracias por regalarme la mejor navidad de mi vida, Alys —sus palabras me hacen voltear a verlo. Entonces veo cómo saca una cajita larga de la bolsa de su camisa y toma mi mano derecha para levantarla.

¡Dios!,  juro que el corazón se me va a salir. Que no vaya a empezar a hincarse.

Con un poco de dificultad –y nerviosismo al parecer- abre la pequeña caja y revela una hermosa y delicada pulsera plateada. Llevo la mano que tengo libre hacia mi boca para cubrirla. Estoy completamente asombrada.

—Jad, esto es... —me quedo sin palabras—. ¡Es hermosa!

Una enorme sonrisa se forma en sus labios y saca la pulsera de la cajita para luego colocarla en mi muñeca. No puedo evitar admirarla enternecida. Tiene dos pequeños dijes que cuelgan de ella: uno es un rayo y el otro un trébol.

—¡Te queda perfecta!— levanta la mano donde me puso la pulsera y la besa. Luego la baja un poco y la observa.

—¿Por qué estos dijes?— digo al tiempo que examino cada uno.

Entonces el los examina también —Para que lleves siempre algo que te recuerde a mí —sé que eso lo dice porque el rayo es como representación a su sobrenombre en las carreras y una risa se me escapa por eso, entonces prosigue:— Y para que siempre sepas que tú eres mi suerte —con eso se refiere al trébol.

—Ahora siento que mi regalo no es nada —digo apenada recordando la camisa que le compré.

—No digas eso. La camisa es perfecta y ya suficiente me has dado esta noche —se acerca a mí para darme un fuerte abrazo. 

Yo me hundo en sus brazos disfrutando su calidez y su aroma. Un suspiro se me escapa mientras me apego más a él y observamos a lo lejos los fuegos artificiales.

—¡Feliz navidad, Jaden!— digo aferrándome a sus brazos.

—¡Feliz navidad, Alys!

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