CAPÍTULO 31
Todavía me cuesta procesar lo que acabo de escuchar. Aún no siento mi corazón. Pero en el instante en que vuelvo a la realidad, recobra su marcha con un golpe de adrenalina.
A penas y logro recobrar mi habla, no puedo evitar soltar mi voz con fuerza: —¿¡Qué!?
Unas miradas curiosas de varios alumnos se dirigen hacia mí, pero no me importa. Sin embargo, alguien hace el sonido molesto para indicarme que guarde silencio. Sin decir nada, desordenadamente, echo mis pertenencias a mi bolso y lo cuelgo de mi hombro, para luego salir a toda velocidad de la biblioteca y pasarme llevando a Juri, halándola del brazo.
En cuanto salimos al pasillo, avanzo unos cuantos pasos y me detengo de golpe, para luego girar hacia ella y preguntar qué es lo que acaba de decir.
—Juri, ¿qué fue lo que dijiste?— trago duro, esperando con ansias que lo que dijo haya sido una broma. Sin embargo, ella empieza a balbucear monosílabos luciendo demasiado nerviosa. —Juri, no me estás ayudando. ¿Quién te dijo eso?— al instante que termino de hablar, mi celular vibra en el bolsillo y me hace dar un brinco del susto.
Ni siquiera reviso quién llama, simplemente contesto y al hacerlo, la voz de Evan suena en la bocina —¡Aly!, ¿Dónde estás?
—E-En la biblioteca con Juri.
—Ven a la cafetería. ¡Rápido! Jaden está... ¡Mierda!— masculla, pero su voz se oye lejana como si hubiera alejado el celular—. Aly, sólo ven. ¡Ya!
No espero a que termine de hablar. Inmediatamente, empiezo a correr por los pasillos para ir a la cafetería. Justo ahora, no me importa que me vean raro como si fuera una loca corriendo. Ni siquiera me percaté si Juri se quedó atrás o qué. Ahora lo que más me importa, es llegar a la cafetería y ver a Jaden. No quiero ni imaginar cómo debe estar.
Mi respiración es cansada. Mi corazón va acelerado al ritmo de mis pies. Mi pulso late muy fuerte, que casi puedo oírlo. Estoy cansada, pero siento alivio y pánico a la vez, en el instante en que llego a la cafetería.
Me detengo de golpe y siento un leve mareo. Sin embargo, rebusco con la mirada a Evan por todo el lugar. Veo justo cómo él intenta detener a Jaden, que parece querer marcharse. Justo cuando empiezo a caminar hacia ellos, Jaden da un enorme empujón a Evan, zafándose de su agarre.
Como si por instinto lo hiciera, Evan voltea a ver en mi dirección y al instante que me reconoce, parece como si viera el cielo.
—Evan, ¿qué pasó?— es lo primero que pregunto, incluso antes de llegar a él.
—Aly, calma a Jaden. ¡Ve por él!
—¿Es cierto lo que dijo Juri? Es...
Mi frase queda a medias, porque él me interrumpe —Es cierto. Aly, escúchame... —al decir esto, me toma por los hombros para que lo vea —,Steven está muerto. Jaden jura que es culpa de Aguilar. Dijo que iría con él.
—¡Mierda!— la palabra sale de mi boca por sí sola. Siento como si me hubieran dado un enorme golpe —¿A dónde fue?— no tengo respuesta, pero ya he empezado a avanzar para ir tras él.
—¡Al estacionamiento!
Cuando Evan termina de gritar las palabras, yo ya empecé a correr de nuevo. Corro lo más rápido que me permiten mis pies para ir tras Jaden.
Cientos de ideas revueltas cruzan mi mente. Todas y cada una de ellas fatalistas. No sé qué tiene pensado hacer Jaden; sin embargo, no puedo permitir que se marche. No puedo permitir que vaya con Aguilar.
Creo que mis piernas están dando todo lo que pueden, y sin embargo, siento que mi corrida es lenta y me hace el camino eterno hacia el estacionamiento. A pesar que dejé mi mochila quién sabe dónde, me siento pesada. Me siento como si trajera un saco de piedras encima, impidiéndome correr como quisiera. Desearía tener alas.
No sé, qué me duele más en estos momentos. Si el ardor en mis pies y ese leve dolor en las rodillas por correr demasiado, o el hecho de pensar todo esto y en cómo estará Jaden. Estoy llegando al estacionamiento, y lo único que pienso es en haber llegado a tiempo como para detenerlo de marcharse.
«Tengo que detener a Jaden. Tengo que...»
El fuerte ruido de la bocina de un auto, me hace frenar de golpe. Se escucha el sonido agudo de las llantas frenando y cuando retrocedo sobre mis pasos, casi me caigo. Me siento mareada. El auto estuvo a punto de arrollarme, y no me preocupa en lo absoluto. No ahora.
Sin embargo, siento la enorme descarga de adrenalina en mí. Mi corazón creo que huyó de mi cuerpo. Mi respiración es agitada y siento que el aire que entra a mis pulmones no es suficiente. Jadeo incesante y siento unas gotas de sudor en mi frente.
No sé cómo reaccionar exactamente. Lo menos que quiero es perder tiempo, y este incidente me está haciendo perderlo. No es hasta que levanto mi vista para ver el auto, que mi corazón se acelera de nuevo, y me doy cuenta que aún palpita en mi cuerpo. Es Jaden.
Se escucha un portazo y lo veo salir del auto —¡¡Mierda, Alyssa!! ¡¡Te iba a arrollar!!
A todo esto, él ya casi se encuentra frente a mí. Su voz elevada me saca de balance. No lo culpo. Es el peor momento, debe estar con los nervios de punta, y encima, me iba a matar.
—Y-Yo..., lo siento —a penas balbuceo en un hilo de voz. Intento avanzar hacia él, pero en el instante en que doy un paso, mis piernas flaquean y siento un leve mareo, por lo que me tambaleo un poco y él se acerca, sólo para sostenerme firme del brazo—. Iba tras de ti. No..., no me fijé. Perdón.
Entonces, cuando me animo a levantar la vista para conectar nuestros ojos, es cuando veo su semblante. Luce herido y furioso. Luce perdido. Luce de una manera que no sé descifrar del todo.
—Jaden, ya sé lo que pasó —en ese instante, sus hombros decaen y veo la expresión dolida en su rostro.
—Alys, quiero estar solo. Disculpa —dicho esto, se da la vuelta y está a punto de irse, cuando pongo acción a mis pies y avanzo hasta alcanzarlo.
Mis piernas responden mejor por lo que no tardó en llegar a él —¡Jaden!— lo llamo, pero él no voltea —. Jaden no tienes que hacerte el fuerte. No delante de mí —estiro mi mano y logro tomar la suya.
En ese instante se detiene y siento cómo se tensa un poco. Por un momento, creo que se va a soltar de mi agarre pero no lo hace. Presiono su mano y entonces, parece relajarse de nuevo y se gira lentamente para verme.
Mi corazón sufre una punzada dolorosa cuando veo sus ojos cristalizarse. Me observa directo a los ojos y suspira. Me animo y acorto la distancia entre nosotros para abrazarlo. Lo hago con todas las fuerzas que puedo para hacerle sentir, que estoy aquí. Que estoy con él.
Sus brazos se cierran a mi alrededor y me aprieta con mucha fuerza contra su cuerpo. Su rostro se hunde en el espacio que hay entre mi cuello y mi hombro, y puedo escuchar cuando empieza a sollozar suave.
Jamás había visto así de vulnerable a Jaden. Jamás lo había visto llorar y el hacerlo ahora, me tortura de una manera que no podría explicar. Sentirlo así. Saber que llora, me hace sentir dolida a mí también. De manera suave, empiezo a acariciar mis manos en su espalda para relajarlo y me apego más a él.
No sé qué decirle. No sé que palabras usar para reconfortarlo un poco del dolor que debe sentir. Por más que intento formar algo coherente, nada viene a mi mente y parece que me he quedado muda. Quisiera tener las palabras adecuadas para dar mi pésame y decirle que no está solo y que estoy con él, que tiene mi hombro para recargarse y llorar; sin embargo, lo único que hago es apegarme a él como si quisiera fundirme en su cuerpo, y estoy segura que él se siente cómodo y seguro de esa manera.
No sé qué hubiera pasado si no lo hubiese alcanzado. Pero justo ahora, siento una enorme oleada de alivio al saber que está aquí, entre mis brazos y que logré evitar que se fuera.
—Jaden... —pronuncio en un hilo de voz, pero no sé si continuar. No creo que deba, pero igual pregunto—, ¿a dónde ibas?
Da un pequeño sollozo y me abraza más fuerte —No importa a dónde iba.
—Sí importa. Me dijo Evan...
Su voz ronca y temblorosa me corta —¡Alys, sólo abrázame por favor! Sólo mantenme en una pieza como sabes hacerlo, porque juro que si no lo haces, voy a quebrarme.
Suspiro y asiento como si pudiera verme. Lo abrazo lo más fuerte que puedo. Quiero ayudarle a disipar la furia y el dolor que lleva en estos momentos. Quiero ser su paño de lágrimas.
Quiero sostenerlo. Quiero mantenerlo en una pieza.
**~**
—La vida, es un viaje. Nuestro tiempo en esta tierra, es incierto. Somos ave de paso en esta tierra, que nos vio nacer y un día nos verá volver a ella. Hoy, hemos perdido a un ser querido; quien deja un enorme vacío en cada persona aquí presente. Que llena de luto esta familia. La pérdida de alguien, es un vacío imposible de llenar, más sin embargo, queda ese recuerdo de quien fue en vida. Ese recuerdo que nos hará mantenerlo vivo en cada uno de nuestros corazones...
La voz del sacerdote dando un discurso sobre nuestra vida pasajera en esta tierra y la partida de Steven, se escucha triste. Los llantos se escuchan fuertes alrededor. El ambiente luce deprimente y hostil, el día está nublado y una brisa débil arrastra hojas secas a nuestro alrededor.
El negro predomina en la vestimenta de todos, dando esa clara señal de luto. De pérdida.
Estoy parada justo a un lado de Jaden, mientras me aferro a su brazo con fuerza. Mi vista está hacia abajo, perdida en la tierra que piso. No he tenido el valor de levantar la mirada y ver lo devastados que lucen todos. Jaden se aferra a mí, como si su estabilidad dependiera de ello.
Hace mucho que yo no sufro la pérdida de un familiar, pero sé cuánto duele.
Steven no era una persona santa o mucho menos correcta, si tomamos en cuenta que trabajaba para un narcotraficante y él, casi era uno. Sin embargo, eso no le quitaba el hecho de que era familia. El hecho de que habían personas cercanas a él y que sienten duelo por su partida tan repentina.
—¡Descansa en paz, Steven!— la voz del sacerdote termina el discurso con esas palabras. Seguido de eso, queda un enorme silencio y se escuchan únicamente sollozos.
Me obligo a levantar la vista, y veo justo el momento en que empiezan a depositar el ataúd en su lugar. En ese lugar donde terminaremos todos, tarde o temprano. Bajo tierra.
En ese momento, los llantos de los acompañantes se escuchan más fuertes y puedo sentir como el cuerpo de Jaden se tensa. Aprieto mi mandíbula sintiéndome impotente. Siento una punzada dolorosa en mi corazón, siento una sensación extraña. A nadie le gusta un funeral, eso es obvio; sin embargo, a pesar que Steven no era nada mío, siento un dolor estar aquí viendo como su cuerpo dentro de la caja, empieza a ser sepultado. Siento impotencia por querer aminorar lo que Jaden debe sentir en este momento, y no poder hacerlo realmente.
Por otra parte, es triste ver cómo esta familia está tan dividida. Es tan notorio. Ya que en un momento como este, es cuando más se nota la unión familiar; sin embargo, ellos están divididos cada quien por su lado.
Jaden está conmigo. Aquí mismo cerca de nosotros están: Juri, Evan, Mic, Esther y Nathy. Después de unas cuantas personas que no conozco, está Allen y al otro lado de la tumba, están los que supongo que son los padres de Jaden y su demás familia.
Hay un hombre entrecano, robusto y cuyo semblante demuestra ser recatado y autoritario. En un funeral obviamente se tiene una cara seria o triste; pero él, parece que es de esas personas que son así todo el tiempo. Junto a él, está una mujer elegante y hermosa, debo decir. Sus rasgos son muy parecidos a los de Jaden y Allen. Debe ser su madre, y veo que es ella quien compartió con ellos el gen de los hermosos ojos azules.
Ahora que caigo en la realidad, siento nervios al pensar que tengo mis suegros frente a mí. Un nudo se instala en mi estómago. Esperaba conocerlos un día; sin embargo, este no me parece un buen momento.
Cuando siento a Jaden moverse, vuelvo a la realidad. Lo veo alejarse de mí para acercarse a la tumba donde yacen los restos de su tío, y deja sobre ella una rosa blanca. Las demás personas y familiares hacen lo mismo. Jaden se queda parado junto a la tumba con su vista perdida en la tierra, por lo que decido darle su espacio y no me acerco a él.
Veo cómo los que creo son sus padres, se acercan a él y en ese momento noto la tensión entre ellos. El padre parece contener el enojo hablando entre dientes a Jaden, quien ni siquiera voltea a verlo y mantiene su vista baja, pero veo sus hombros tensarse. De pronto, el señor se aleja y veo a la elegante mujer a su lado, intentar tomar el brazo de Jaden, pero quien parece ser su esposo, la hala no tan delicadamente del brazo para alejarla. Veo una expresión de tristeza en su rostro y algo de resistencia a alejarse; pero finalmente lo hace, retirándose cabizbaja.
La brisa se ha intensificando un poco y parece que de un momento a otro va a llover. Siento a alguien que me toma del brazo y veo que es Nathy —Deberíamos irnos.
Asiento lentamente, y ella se encamina hasta llegar donde Jaden, lo toma del brazo y se acerca para decirle algo que no escucho. Seguido de eso, ambos dan la vuelta y avanzan hasta donde estoy. Pasan a mi lado y Jaden me hala la mano para ir con él.
Nos alejamos de la tumba para buscar la salida del cementerio y en el proceso, volteo a ver donde las demás personas aún se han quedado y mi vista viaja hacia los padres de Jaden. Ambos me observan fijamente y de una manera seria, casi molesta diría yo.
Regreso mi vista hacia el frente y me aferro al agarre de Jaden para seguir caminando.
**~**
Han pasado un par de semanas desde el funeral de Steven.
Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Jaden se mudó de la casa de su tío al apartamento de Evan. Le intenté hacer ver que esa casa era suya, según el testamento de su tío la dejaba a nombre de él, al igual que muchas cosas más. Sin embargo, Jaden no la quiso y me hizo entender el porqué.
Aguilar seguramente seguirá teniendo sus reuniones ahí. Y desde la muerte de Steven, Jaden ni siquiera quiere escuchar el apellido de ese hombre. Aún no sabemos qué pasó, pero ambos tenemos como principal sospechoso a Aguilar. Todos evitamos sacar esa conversación estando Jaden presente.
Por suerte algunas cosas siguen igual. Como la universidad, el trabajo y mi relación con Jaden se podría decir. He intentado mantenerme muy cercana a él estos días. He intentado hacerle ver que cuenta conmigo de cada manera que me ha sido posible.
Se ha quedado casi toda la semana en mi apartamento. En los ratos libres, ha pedido no salir y le he hecho compañía, mientras pasamos tirados en el sillón viendo películas. Los primeros días después del funeral, incluso perdí un par de clases por quedarme con él.
Ahora vengo entrando al Golden. Feliz por llegar a mi apartamento y darme una ducha para luego descansar. Mis pies me matan, los siento pesados. Todo mi cuerpo entero grita cansancio por cada poro y muere por tirarse en la cama, dormir y despertarme hasta mañana.
Termino de subir las escaleras que me faltan para dar al pasillo y empiezo a avanzar por este, hasta llegar frente a la puerta de mi apartamento. Introduzco la llave en el cerrojo y abro para entrar. Una vez adentro, cierro la puerta y antes de girar, observo hacia mis pies y veo que estoy parada sobre un papel. Frunzo mi ceño y me pongo de cuclillas para tomarlo. Lo levanto y al enderezar mi postura, avanzo por la pequeña sala, distraída, mientras abro el papel.
Una mala caligrafía en letras grandes cubren el espacio en blanco. Mis ojos se pasan por cada línea leyendo con rapidez y con cada palabra que leo, mi corazón se acelera. Siento que algo se retuerce con violencia en mi estómago y mi garganta se seca. Mi corazón creo que sufrirá taquicardia. Mis manos tiemblan.
No puedo dejar de leer y releer la dichosa nota. Debe ser una broma.
"Por tu bien, más te vale no ser un obstáculo en los planes que tengo para Jaden. Nos vemos pronto.
F. Aguilar"
No sé cómo reaccionar. No sé si echarme a llorar o a maldecir.
Creí que Aguilar ya era historia. Es decir, siempre pensé que sería una espina incómoda a la espera de dañar en cualquier momento, pero después de la muerte de Steven, creí que se alejaría. Creí que desaparecería de nuestras vidas y no volvería a buscar a Jaden. Pero no. Ahí está. Intimidando, arruinando mi estabilidad como cada vez que escucho su apellido.
¿Qué quiere de Jaden? ¿Por qué reaparece diciendo que tiene planes para él? ¿¡Qué planes!?
«¡Tranquila! ¡Respira! ¡Cálmate Alyssa, puede ser una broma! Puede ser..., ¡mierda! ¿¡Pero quién bromearía con algo así!?» mi subconsciente me habla totalmente desesperado y confundido.
Estoy al borde del colapso. Necesito que alguien me haga reaccionar de un puñetazo siquiera, porque juro que me volveré loca con tanto mal pensamiento.
Alguien toca la puerta y me hace dar un brinco del susto. Inmediatamente, hago puño la hoja y corro a tirarla en el cesto de basura de la pequeña cocina. Regreso corriendo de nuevo para ir a la puerta y abrir. Al instante que abro, Jaden aparece frente a mí con una enorme sonrisa y una bolsa de hamburguesas en la mano.
—¡Comida a domicilio!— dice sonriendo y pasa a mi lado entrando al apartamento y en el proceso, besa suave en mi mejilla
En estado zombi, cierro la puerta y me quedo viendo la madera tratando de ordenar mis pensamientos. Inhalo profundo y estoy a punto de girar cuando la voz de Jaden se escucha.
—¿Sucede algo?
Giro para verlo y me observa con su entrecejo medio fruncido. Me las arreglo para medio sonreír y hago un desdén con mi mano —No me hagas caso. Estaba un poco distraída —avanzo hasta llegar a él y doy un suave beso en su mejilla poniéndome de puntas sobre mis pies.
Él sonríe cálidamente y toma asiento en el sofá. Seguido de eso, me siento a su lado y quitamos las envolturas a las hamburguesas para comer.
Me encanta que esté aquí conmigo. Siempre amo el tiempo que compartimos juntos; sin embargo, hay tensión en el ambiente. No es el mejor momento para mí, tomando en cuenta esa horrible nota que leí, que en teoría, es de Aguilar; y a esto le sumo que Jaden luce también sumamente pensativo y distraído.
—Tengo una carrera la próxima semana —dice él, con su voz un poco atorada por el bocado de hamburguesa en su boca—. Estoy nervioso.
—Es bueno saber que volverás —digo sonriendo y masticando a la vez—. El grupo estará feliz de verte de nuevo.
—Lo sé. Es sólo que... —se detiene y se queda en silencio pensando seguramente si continuar. Suspira y luce realmente inseguro.
—¿Sucede algo?— pregunto temerosa. Ya no sé que esperar.
—Alys, no quiero que vayas —dice esto serio, y deja su hamburguesa sobre la mesa de centro y me observa fijamente.
Niego con mi cabeza lentamente, aturdida y un poco molesta. Imito su gesto y dejo la hamburguesa en la mesa también —¿Por qué no?— cuestiono y no puedo ocultar el filo molesto en mi voz.
—Porque... —se calla a medias de nuevo, y eso aumenta la ansiedad en mí. Se pone de pie y lleva las manos a su cabello para pasarlas en un gesto frustrado —¡Mierda! ¡No sé qué hacer!
Lo observo confundida —Jaden, me estás asustando —sueno temerosa. En realidad lo estoy al mil por ciento.
Entonces, él saca un papel hecho puño del bolsillo delantero de su jeans, y lo extiende hacia mí. Temerosa, lo tomo y lo extiendo tratando de alisarlo para leer mejor.
Mi corazón sufre una extraña contracción y mi estómago también. Veo la misma caligrafía de la nota que encontré bajo la puerta, y me llena de pánico al saber que Jaden también recibió una amenaza escrita de Aguilar.
El nerviosismo cobra más espacio en mí, cuando leo la nota. Cubro con la mano que tengo libre mi boca y un jadeo de asombro se me escapa. Mi corazón se acelera e inmediatamente volteo a ver a Jaden.
—¡Dios mío!— mi voz tiembla. Mis ojos se clavan en las irises azules de Jaden y noto el dolor, rencor y odio puro en ellos.
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