Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 30

El transcurso de regreso a mi apartamento ha sido demasiado eterno para mi ver. El silencio que se ha instalado entre Jaden y yo, se siente como algo pesado en el ambiente.

Todo se siente erróneo entre nosotros. No sé cómo reaccionar al respecto. Sólo estoy deseando que cualquier cosa se nos presente, y evitemos la conversación que sé que tendremos al llegar.

Finalmente Jaden estaciona el auto frente al edificio Golden. Me bajo del auto inmediatamente y cierro la puerta, luego empiezo a caminar a paso lento hacia el edificio. Puedo escuchar cuando Jaden cierra la puerta al bajar y en unos segundos, está caminando a mi lado.

—¿Podemos quedarnos aquí afuera?— su voz ronca invade el silencio. Ya oscureció y el lugar luce muy desolado. Giro para verlo y lo veo meter la manos en los bolsillos-.De seguro Juri está adentro y necesito hablar contigo. Sólo los dos.

Asiento y lo sigo cuando él avanza hasta una de las bancas fuera del edificio. Ambos tomamos asiento, el uno junto al otro y nos quedamos en silencio unos segundos. Nuestras miradas no se cruzan en ningún momento. Claramente se distraen con cualquier cosa para evitar vernos.

-¿Ganaste la carrera?- soy yo quien corta el silencio e intento parecer serena.

-Sí -se mueve en su lugar y se sienta en una postura más desgarbada-. Fue una buena noche para Aguilar.

-¿Y para ti?- cuestiono ladeando mi cabeza.

-Sí y no -rasca su barbilla. Me observa y yo espero atenta su respuesta entonces prosigue:- Siempre que corro es adrenalina pura, y la sentí. Esas carreras realmente son otro nivel. Fue bastante bueno. Pero fue malo porque sabía que no lo hacía con todo mi gusto y... -desvía su vista y observa algún punto al frente-, y no estabas tú.

Mi corazón se acelera un poco ante sus palabras y no sé ni qué decir. Una vez más, sus palabras han logrado derretir la barrera sólida que cree con enojo.

Sus palabras siempre logran calarme como las de nadie más lo hacen. Sin embargo, todo ha sido demasiado confuso. Hace un momento que Jaden y yo parecíamos molestos el uno con el otro. Yo estaba completamente molesta con él y ahora sus palabras me hacen sentir sentimental.

-Lo siento por no estar ahí -me encojo de hombros.

La barrera hace acto de presencia de nuevo y me hace sonar desinteresada aunque no quiera.

Su vista se posa en mí, y sus irises azules me observan con demasiada determinación. Es que siempre amo esa mirada que él tiene hacia mí. Con esa mirada estoy segura que me convencería de cualquier cosa. Con esa mirada hace que mi mundo colapse de la manera más hermosa.

-Yo lo sentí más -se acerca y deja un suave beso en mi mejilla.

Se me escapa un suspiro. Solamente estoy en la peor batalla entre ceder y hacerme la dura. Esa maldita batalla que todos hemos tenido una vez, cuando sabes que algo no está bien pero tienes miedo de arreglarlo.

-Respecto a lo de hace un rato..., Jaden yo... -suspiro-, de verdad lo siento.

-Alys, no...

-Sé que dijiste que no querías hablarlo, pero yo no puedo seguir más tiempo así -lo corto en su frase y él suspira. Luego asiente.

-De acuerdo. Dilo.

Suspiro profundo y hago puño mis manos sobre mi regazo -Quiero decirte que por muy retorcido que parezca, si nos basamos en mi comportamiento, yo creo en ti. Lamento todo. La forma en que siempre estoy reclamándote cosas. Las veces que parezco la mayor desconfiada del mundo. Perdón por hacerte sentir mal con esa desconfianza -y cuando menos lo espero, mi voz se ha quebrado y estoy a punto de echarme a llorar. Es que siempre soy demasiado débil.

-Tranquila -él me abraza pero yo me alejo porque sé que si me abraza, entonces, sí me voy a quebrar.

-No -digo inmediatamente. Él me observa confundido-. Necesito terminar. Nos quedamos unos segundos en silencio mientras busco las palabras adecuadas para responder -¿Sabes qué sucede?- levanto mi vista y me obligo a verlo fijamente-. Sucede que cargo conmigo el maldito miedo de no ser lo que buscas. De no ser suficiente para ti. Porque jamás me he sentido suficiente en algo. Parezco tener un mundo color rosa y tal vez me vaya bien en ciertas cosas, pero nadie, nunca sabe si será exactamente lo que la otra persona busca; y no sé si soy eso que tú estás buscando.

Suspiro y siento que me he quedado sin aire. Un silencio le sigue a mis palabras. Incluso yo misma estoy tratando de procesar todo lo que acabo de decir.

-Yo no estoy buscando algo en específico. Yo no estoy buscando a alguien que me llene, yo quiero a alguien que se quiera quedar conmigo y con los vacíos que tengo. Yo no te estaba buscando y te encontré -su voz llena el silencio y lleva una de sus manos a mi mejilla-. No debes buscar llenar el espacio que ya tiene alguien. Debes aprender a hacerte tu propio espacio y que te deje entrar. Tú estás creando tu propio espacio en mí. Me estás calando hasta lo más profundo y te juro que el miedo de no ser suficiente aquí, debo tenerlo yo. Porque aún me sigo preguntando cómo es que lo mejor llegó a mi vida a través de ti, si creo no merecerlo.

Acerca su rostro y une su frente con la mía. Mis ojos se cierran por inercia y me quedo meditando y repitiendo una y otra vez lo que acaba de decir.

Su voz es mucho más suave cuando vuelve a hablarme -No digas que jamás te has sentido suficiente en algo o para alguien, porque para mí, eres más de lo que te imaginas. Eres eso que complementa mi vida a la perfección.

Lleva su otra mano hasta mi barbilla y la levanta, haciendo que nuestros labios se unan. Al instante que siento la calidez de los suyos, algo arde en mi pecho. No pierdo el tiempo y sigo la sintonía de sus labios para besarlo.

Él detiene el contacto y murmura contra mis labios -Tengo miedo a perderte. No dejes que te pierda, Alys.

-Tú no me perderás -una pequeña sonrisa se forma en mis labios sólo por lo que diré-. Tú nunca pierdes. Eres invicto, ¿o no?- una pequeña risa se le escapa y deposita un beso rápido en mis labios y luego se aleja.

-Ojalá y lo fuera en todo -me abraza fuerte-. ¡Mi amuleto de la suerte!- besa mi frente y se le escapa una risita -¿Recuerdas que te dije que serías eso?

-Sí, pero creo que la suerte ya la tienes, Lucky -lo golpeo juguetonamente y se mueve en su lugar para verme.

-Pues la tenía sólo de sobrenombre. Pero ahora, contigo, ya la tengo completa.

-Lucky Thunderbolt -murmuro más para mí misma -¿Cuál es el origen de ese sobrenombre? Nunca me lo dijiste.

Hace una mueca como si lo pensara profundamente -¿No te lo dije?

-No -digo riendo.

-Es larga historia.

-Quiero oírla -me muevo en mi lugar y me acomodo de manera que lo observo expectante. Una risa se le escapa y se mueve también, pasando su brazo alrededor de mí y yo me recargo un poco en su hombro.

-Fue exactamente mi primera carrera -se ríe un poco -Estaba nervioso como nunca. Era la primera vez que correría en serio con rivales. Siempre lo hacia antes con Allen, pero no era algo serio, por así decirlo. Estábamos en la línea de corredores a punto de salir. Recuerdo claramente que el animador presentó a los demás chicos, pero yo no tenía un sobrenombre aún, por lo que se refería a mí como: El Novato -dice con media risa.

-¡Qué duro!- digo viéndolo seria, pero él ríe.

-Es lo que era. Un novato en ese tipo de carreras -se encoge de hombros y prosigue:- En fin, ese día el clima no era de los mejores. Se aproximaba una tormenta y te juro que se sentía escalofriante el ambiente con una brisa fuerte, relámpagos y truenos. Sonó el disparo y aceleré el motor. Sentí la adrenalina desde el primer segundo -luce realmente emocionado como niño pequeño contando lo mejor que le ha pasado en la vida-. Iba en segundo lugar. Estaba seguro que podía esforzarme por ganar, aunque mi auto iba casi a la misma altura que del contrincante que llevaba a un lado. Unos escasos metros antes de llegar a la meta, tomé ventaja a una mínima distancia. Muy pequeña la verdad. Pero eso fue suficiente para darme el gane.

Se detiene y se le escapa una pequeña risa -¿Qué es lo gracioso?- pregunto sin entender.

-Te parecerá loco pero, literalmente, la naturaleza pareció que estaba de mi lado ese día. Unos escasos minutos, antes de llegar a la meta, estoy seguro que el otro corredor hubiese podido rebasarme sin ningún problema; pero ahí sucedió lo inesperado. Un rayo cayó a varios metros de la pista, haciendo un efecto en cadena y provocando que un poste del alumbrado cayera justo detrás de mi auto, impidiéndoles pasar a los demás y dándome a mí el gane -termina de hablar entre una pequeña risa.

-Lucky Thunderbolt -digo comprendiendo ahora.

Él me observa y asiente -Rayo de la suerte.

-Esa realmente fue una gran suerte. Es decir, ¿cómo justo en ese momento?- se me escapa una risa-. Ese día la naturaleza te amaba.

Una carcajada suya, resuena en el silencio que nos encontramos -Eso pensaron todos. En un principio me decían el hijo de zeus.

No lo dejo terminar porque una enorme carcajada se me escapa y no puedo contenerme. Incluso cubro mi boca para evitar ser demasiado escandalosa.

-¡No te burles!- suena fingidamente dolido -Hubiese odiado si me hubiesen seguido llamando así.

-Hijo de zeus -logro decir entre risas.

-Sí, yo era algo así como zeus junior, hasta que se dieron cuenta que en realidad el poste pudo haberme caído encima y, que eso me habría llevado a perder la carrera y me habría puesto en peligro. Sin embargo, fui el único corredor en llegar a la meta y siendo mi primera carrera, dijeron que era demasiada suerte. Entonces, dijeron que el rayo me había dado la suerte.

-Realmente sí. Es una gran historia -me encojo de hombros-.Creo que era una clara señal de que eso era lo tuyo. Las carreras.

-Lastimosamente siempre hay algo que mata los buenos momentos. No sé cómo rayos mis papás se dieron cuenta, y no tienes ni idea del terrible momento que pasamos. Discutimos y esa vez, fue cuando yo me fui de casa a vivir con mi tío. ¿Te digo algo?- voltea a verme fijamente y yo asiento-. Pude haberme mudado a un apartamento. Seguro ellos habrían pagado la renta mes a mes, pero no. Quería llevarles la contraria, y por eso me fui con Steven sabiendo lo que es y que mis padres lo detestan.

-Tal vez fue por el momento. Tal vez porque estabas realmente molesto con ellos.

-Puede que sí, pero mi peor defecto es ser una persona compulsiva. No sabes cuánto. No de manera física que me vaya a golpes con cualquiera, sino en mi actitud y arrogancia.

-Creo que muchas veces todos somos compulsivos.

-Pero lo mío es diferente -me corta las palabras y lo veo lucir serio-. Si siento algún resentimiento hacia alguna persona. Si alguien me hace algo, lo suficientemente grande como para ganarse mi rencor, no tienes idea de cómo puedo ser con esa persona. Si en mis manos está hacerla sufrir o hacer que le vaya mal, lo hago. No tienes idea de cuántas veces me he contenido de hacerle algo a mi propio hermano.

Trago duro. Sus palabras las he sentido pesadas y han dejado un mal sabor en mí. Sé que muchas veces somos rencorosos y si alguien nos hace daño, lo que queremos es que ese alguien pague, pero la manera en que él lo dice, me aterra.

-¿Dices en serio todo eso?- pregunto asustada.

Suspira profunda y pesadamente -Lo digo en serio -confirma.

Volteo mi vista hacia otro lado y no sé qué decirle. No estoy ni a favor ni en contra de ese tipo de pensamiento y actitud. No digo que está bien o mal. Sé que algunas personas se ganan nuestro desprecio, pero en lo personal, no busco vengarme por mi propia cuenta. Me ha quedado más que claro que la vida siempre te pasa factura, tanto de lo bueno como de lo malo que haces; entonces, prefiero dejarle ese trabajo a la vida.

-Lo siento si eso te asusta -su voz ronca me saca de golpe de mi profunda meditación-, pero soy así. No puedo mentir. Soy un hijo de puta muchas veces. Lo he sido muchas veces incluso con personas que no debo.

-¿Con tu familia?- pregunto pero más bien es afirmación, porque ya lo sé.

-Sí. No tienes ni idea de cómo se sintió mi mamá al saber la noticia que viviría con mi tío. Me rogó, me suplicó llorando que hiciera cualquier locura menos vivir con ese tipo de gente. ¿Y yo qué hice? Darle campo abierto a mi orgullo y resentimiento hacia ella, y mudarme con quien no debía. No me he involucrado jamás con los asuntos de Steven, pero debo aceptar que he tenido ciertas consecuencias.

Se escucha molesto. Como si recordar eso lo hiciera levantar algún resentimiento contra sí mismo. Puedo ver cuán afectado está, pero aun así continúa.

-Te juro que ahora, cada vez que recuerdo cómo mamá lloró pidiendo que la escuchara, me maldigo una y otra vez. El remordimiento de causarle esa preocupación diaria con la que ahora vive, me mata. Ella y yo no hemos vuelto a tener la misma relación desde entonces. Sé que la lastimé. Sé que aún odia la idea de que viva con Steven y sé mi padre se encarga de aumentarle ese resentimiento hacia mí.

-Creo..., creo que sí eres compulsivo con tus actos.

-No tienes idea de todo el mal que les he hecho a algunas personas por ello.

-¿Y a mí? ¿Me harías daño?- pregunto curiosa y temerosa. Me obligo a verlo a los ojos y sus irises azules se fijan en mí.

-Quiero dejarte en claro, que voluntariamente, jamás te haría daño. Me odiaría de la peor manera si lo hiciera.

-¿Por qué dices eso?- en el instante en que escucho la forma en que lo dice, mi corazón se acelera temeroso. Estoy entendiendo como si me dijera que pueden obligarlo aunque él no quiera.

-Por nada, bonita -se acerca y me abraza dándome un beso en la frente.

-¿Sucede algo con Aguilar?

-¿Por qué lo mencionas?- se aleja de mí y me observa con su ceño fruncido.

-¿Y si él te dijera que mes lastimes? ¿Si te obligara?

-Tendría que buscar una buena forma para obligarme, porque de lo contrario resistiría a cualquier cosa para evitarlo -se acerca de nuevo y me abraza aún más fuerte.- Te amo. Debes ir a dormir, así que ve a descansar -murmura contra mi cabello.

-No quiero irme. No quiero que te vayas -sueno como niña pequeña-. Quédate conmigo.

-¿Quieres que me quede esta noche?- no puedo jurarlo, pero he escuchado un filo ansioso en su voz.

-Sí. Quiero que te quedes conmigo esta noche.

Puedo sentir cómo su abrazo se intensifica -Como tú quieras, mi amor.

Levanta con su mano mi barbilla y planta un beso en mis labios. Nos ponemos de pie y avanzamos hasta el edificio para ir al apartamento.

**~**


Han pasado cuatro semanas desde el incidente de la desaparición de Jaden. Desde ese día en que fui a su casa y me topé con hombres dormidos por la borrachera y prostitutas.

Afortunadamente, a pesar que en ese momento sentí que no tendría el valor para verlo, arreglamos nuestros problemas y eso, después se convirtió en un momento agradable al pasar mucho tiempo hablando fuera del edificio. Se volvió aún mejor, porque Jaden que quedó a dormir conmigo.

Siento el revoloteo de mariposas en mi estómago al recordarlo. Ayer llegó a mi apartamento y pidió quedarse también. En la semana se ha quedado tres noches conmigo. Creo que esto se está volviendo una costumbre y no quiero. O es que tal vez tenga temor a ya no poder dormir, si no está él conmigo.

Las cosas han marchado bastante bien entre nosotros. Demasiado bien diría yo, tanto, como para decir que afortunadamente, ya logré hablar con mamá respecto a él. Debo admitir, que me sorprendió escucharla muy emocionada y más aún, cuando no contuvo las ganas y me dijo que ya lo sospechaba. Es que juro que mi madre me conoce demasiado bien. También me dijo que ella sería quien lo hablaría con papá. Espero una buena reacción por parte de él.

En mi trabajo algunos días han sido extremadamente agotadores y otros terribles. Siento que cada vez las ventas aumentan. Eso es algo como para alegrarnos según Eleonor, pero las chicas y yo pensamos que es más exigencia para nosotras.

Respecto a Aguilar, podría decir, que ya desapareció por completo y eso me llena de tranquilidad. Siento que un enorme peso se quitó de mis hombros. Ahora mi única preocupación son los exámenes de la otra semana.

El trabajo en la universidad se está volviendo agotador. Sin embargo, mi tensión y estrés disminuyen, cuando se trata de finalizar el día con Jaden tirados en el sillón viendo películas, yendo a caminar a algún lado o lo mejor, dormir entre sus brazos.

Estoy en la biblioteca, en una completa farsa por estudiar algo de historia, de una enciclopedia que bien pesa la cuarta parte de lo que peso yo. He pensando más en toda mi vida estas últimas cuatro semanas, que en la historia de la segunda guerra mundial.

Estiro los brazos y luego froto mi rostro para disponerme de una vez por todas a estudiar. Al instante de ver la página en la que se supone que va mi lectura, llama mi atención la fotografía en ella, por lo que me distraigo una vez más, en la dichosa imagen que no me muestra nada más que cadáveres de quién sabe quiénes.

En el enorme silencio en el que se encuentra la biblioteca, resuena el golpe en la puerta siendo empujada con violencia por alguien. Seguidamente, unos pasos apresurados -casi corriendo- suenan acercándose a la dirección de las mesas donde yo estoy; por lo que, despego mi vista del libro y la levanto para toparme con la imagen de Juri luciendo desesperada por llegar a mí.

La observo con más atención, cuando llega hasta donde estoy y recarga su peso colocando sus manos en la mesa frente a mí. Luce pálida. Luce agitada y como si hubiese perdido el habla. Para este momento, mi mente ha procesado ya, cientos de escenarios fatalistas y siento que he empezado a sudar frío de los nervios que su llegada me ha causado.

Mi pulso late a mil y mi corazón creo que ya huyó de mi cuerpo y se escondió quién sabe dónde entre los estantes de libros. Estoy aterrada hasta la mierda y Juri parece no saber cómo se habla.

-Juri, no puedes entrar aquí de esa manera, como si vinieran persiguiéndote y quedarte callada sin decir nada. Habla ya -sé que sueno molesta pero en realidad estoy asustada.

Su vista me observa fijamente pero a la vez luce perdida. Su respiración es agitada y por ello, su pecho sube y baja de igual manera.

-¡Dios, Juri! ¡Di algo!

-S-Steven... -balbucea y yo frunzo mi ceño por el nombre. Intento saber a quién se refiere porque en este momento, a penas y sé cómo se llama ella. De pronto proceso y entiendo a quién se refiere, pero antes que pueda decir algo ella continúa:- E-El tío d-de Jaden... -tartamudea un poco-, ¡el tío de Jaden está muerto!

Suelta las palabras rápidamente, pero lo suficientemente claras como para entenderlas y sentir que mi corazón queda en coma.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro