CAPÍTULO 17
Han pasado unos días, luego de aquella noche inolvidable. Desde la carrera de Jaden, en la cual ganó el primer lugar. Desde ese beso.
No puedo negar, que al finalizar la carrera y ver que Jaden no se acercó para nada, por estar rodeado de -odiosamente- chicas, me sentí extrañamente decepcionada. Las palabras de Esther recorrían mi mente una y otra vez "Con Jaden nunca se sabe".
Podría ser, que incluso después de ese beso, hiciera como si nada pasó. Podría ser, que sólo me hubiera tomado como algo pasajero. Podría ser. Pero no fue así.
El torbellino de emociones se abre paso en mi estómago y puedo sentir los mismos nervios que sentí, al recordar cuando finalmente, Jaden se abrió paso entre la gente y me envolvió en un abrazo cálido y tierno. Nos ganamos muchas miradas curiosas, pero aún más, cuando él entrelazó una de nuestras manos y no se separó de mí un solo segundo.
Recuerdo claramente la cara de emocionada y algo picaresca que me dedicó Juri al ver tal gesto. La cara de picardía total, que me dedicó Evan. Y las caras confundidas de los demás del grupo.
Toda la noche fue realmente perfecta. Jaden me llevó al apartamento en la madrugada, y debo decir, que hubo algo de renuencia por parte de él, a la hora de marcharse.
Como despedida, obtuve un tierno beso en la comisura de mi boca y un abrazo, que puedo decir que aún lo siento plasmado en mi cuerpo. Y si soy sincera, no pude dormir lo que restaba de la madrugada por la emoción. La mayor parte por eso, ya que cuando empezaba a conciliar el sueño, Juri llegó y no me dejó dormir con sus chillidos emocionados por lo sucedido. Me contó toda su noche con Allen y me obligó a contarle la mía con Jaden.
Juro que despertó a todo el edificio, ya que gritó emocionada cuando llegué a la parte del beso. No dejaba de brincar en él colchón de mi cama y sobre mí, prácticamente. Yo no dejaba de envolverme entre la cobija y la almohada, estando sonrojada hasta la última parte de la piel de mi rostro.
Todo se tornó serio, cuando Juri dijo: "Entonces, ¡ya son pareja!".
Era algo que no sabía responder. Algo que de hecho, aún no sé qué decir. Durante éstos días, mis encuentros con él, han sido muy frecuentes, y cabe mencionar, que ahora sí nos comportamos como algo más que amigos.
No han vuelto a haber besos, pero si abrazos demasiado cariñosos, acercamientos extremos y únicamente, besos en la frente o mejilla. No esperaba pasar pegada a la boca de Jaden todo el tiempo, por lo cual, agradezco que él no busque hacerlo. Aún necesito tiempo para asimilar lo que sea que se esté dando entre nosotros. Ni siquiera sé qué hay entre nosotros.
—¡Tierra llamado a Aly!— la voz de Esther me saca de mi estado de retroalimentación profunda.
Últimamente, se ha vuelto más cercana a mí y debo decir que no es tan mala de personalidad como creí. Pestañeo un par de veces y dirijo mi vista hacia ella—. Lo siento, ¿decías algo?
—Te preguntaba por Jaden —dice como si fuera algo aburrido repetirlo.
—Oh, yo... —balbuceo —.No lo sé, ¿debería saberlo?— agacho mi vista al plato de patatas fritas frente a mí.
—No sé. Tú dímelo —lleva un bocado a su boca y alza una ceja divertida.
—¡Vamos!— es Nathy. También se ha hecho más cercana a mí —. Ya dinos..., ¿están saliendo?
Mis ojos se engrandecen y siento mis mejillas arder —¿Por qué preguntan eso?— llevo una patata a mi boca, solo para ocuparme en algo. En realidad no tengo apetito.
—Porque se ven muy cercanos. Porque lo presentimos. Porque lo intuimos... —la chica suelta tan rápido y tan natural. Estoy a punto de decir algo, cuando Evan me interrumpe.
—Y por la cara de idiota que Jaden pone cada vez que te ve.
Las chicas empiezan a reír, y una risita nerviosa se me escapa a mí. Evan toma asiento a mi lado y toma una de mis patatas.
—¡No es cierto!— atajo y ruego al cielo, porque Evan no haga un comentario burlista, acerca de la cara ridícula que pongo yo también, cuando veo a Jaden.
—¡Claro que sí!— dice con el bocado en su boca—. Pone una cara algo así como: Aly, me derrito por ti —utiliza un tono chillón y nos hace carcajear a las tres —. Te olvidaste de echarles esto —pone un sobre de salsa ketchup frente a mí, lo abre y le echa encima a las patatas.
—¡¡Nooo!!— chillo e intento evitarlo, pero la odiosa consistencia roja y dulce ha envenenado mis patatas—. No me gusta esa salsa —reniego, pero él termina de agregarlo todo.
—¡Ups!— toma una y la lleva a su boca—. En ese caso, ¿qué haremos ahora?
Ruedo mis ojos y extiendo el depósito con patatas -ya no antojables- hacía él —Te las regalo.
Me guiña un ojo y yo lo veo molesta.
—Aly, ¿podemos hablar?— una voz, muy bien conocida me llama a mis espaldas. Giro mi cabeza hasta ver a Derian.
—¡Hola!— sonrío pero no me devuelve el gesto—. ¿Sucede algo?— pregunto y mi ceño se frunce.
—¿Puedes o no?— su voz ronca y molesta me dice que algo no va bien.
—De acuerdo —asiento. Tomo mi mochila que descansa sobre mi regazo y la cuelgo de mi hombro—. ¡Nos vemos luego!— digo a las chicas y Evan, para luego ponerme de pie e ir tras Derian, quien ya empezó a alejarse.
No digo nada, voy a unos pasos tras él mientras avanzamos por el pasillo que lleva de la cafetería a la salida de este edificio.
La duda, curiosidad y confusión, me invaden y estoy deseando que Derian se detenga ya, y me diga qué es lo que sucede.
Llegando a la salida, Derian se detiene justo al bajar las escaleras, y se gira para verme con una expresión totalmente en blanco.
—¿Tienes algo que decirme?— pregunta molesto y yo niego confundida.
—Que...
—¿No hay nada que deba saber?— me corta de golpe y se cruza de brazos. Me observa tan fijamente, que me siento algo intimidada.
Cuando se trata de Derian molesto por algo malo que he hecho, me asusta cómo reaccione. Pero justo ahora, no tengo ni una jodida idea de qué hice.
—¿De qué hablas?— pregunto con mi voz firme.
—De acuerdo. Te lo digo yo—lame sus labios y entonces, empieza su acusación:— ¿Como está eso, de que te vas con quién sabe quién, a un lugar en quién sabe dónde a altas horas de la noche, a ver carreras de autos clandestinas?
¡Oh!, Ahora entiendo de qué hablaba. Su mandíbula se tensa y mi habla se espuma. No tengo palabras. No sé qué decir.
—¿Quién te dijo eso?— es lo único que viene a mi boca.
—Quien me lo haya dicho es lo de menos, Alyssa. ¿Es cierto o no?
—Sí es cierto —su mandíbula se tensa aún más pero no lo dejo hablar—. Y antes de que me digas algo, déjame decirte que eso no tiene nada de malo. Fui con Juri y con amigos. No hay nada de malo en una salida con amigos —ahora me siento un poco molesta por su drama.
—Hay mucho de malo, cuando ni siquiera tengo idea de con quienes fuiste. Alyssa, te vas a un lugar de gente degenerada, drogadicta, ebria. Un lugar clandestino y quién sabe qué más —extiende las manos a sus extremos —. Ni siquiera me avisaste. Me entero casi una semana después. ¿¡Qué es eso Alyssa!?, ¿Y si te hubiera pasado algo, y yo sin saber siquiera donde estabas?
Siento rabia, coraje. Remordimiento de conciencia. No es justo que se enoje tanto por algo así. Pero mi lado modesto, sabe que tiene un poco de razón. Debí haberle informado por lo menos. Estoy segura que hubiera aceptado que fuera y nada de esto estaría pasando.
—Yo debí haberte dicho. ¡Lo siento!— mi lado compresible es el que gana.
—¡Claro que debiste haberme dicho!— suspira y se acerca a mí—. Aly, sabes que hago esto porque me preocupo por ti. Porque debo cuidar de ti.
—Lo sé —suspiro yo también—. No volverá a suceder. Lo prometo. Siempre que vaya, prometo avisarte...
—¿¡Qué!?— me corta de golpe y alzo mi vista para verlo—. No. No vas a volver a ir a ese lugar, ¿entiendes?
Niego aturdida y el coraje que empezaba a disiparse, empieza a resurgir. Jaden tiene una carrera dentro de unas semanas y yo prometí ir a ella. No puede prohibirme ir. Sé lo que hago.
—No puedes prohibirme ir —salgo a la defensiva.
Ahora es Derian quien me mira aturdido —Estás bromeando, ¿verdad? Debes bromear al decirme que volverás a ese lugar. ¿Cómo crees que reaccionará tu padre al saberlo?
—No, él no tiene porqué saberlo. Derian escúchame...
—No, tú escúchame. Tienes idea de qué puede pasar si frecuentas mucho el lugar. ¿Y qué tal si un día llega la policía y se llevan detenidos a todos?
—Deja de ser tan fatalista —reprocho.
—No soy fatalista, soy realista —ruedo mis ojos —.Lo digo en serio Aly, no quiero darme cuenta que vuelves a ese lugar.
—Pues no necesito de tu autorización —me obligo a retarlo.
«¡Bien Alyssa!, ¡Qué valiente! Luego te arrepientes de tus escasos arranques de valentía. Siempre lo haces.» La vocecilla en mi cabeza, me dice algo que ya sé.
Ahora Derian sí luce realmente enfadado. Y tengo miedo de lo que sea que vaya a decirme. Se acerca más a mí, hasta que la punta de sus botas chocan con mis zapatillas y tengo que elevar mi rostro para verlo.
—¿Me estás diciendo, que no piensas dejar de ir a ese maldito lugar?— su rostro y cuerpo, irradian enojo por todos lados.
—Sí. No pienso dejar de ir —me permito mantenerle firme la mirada y no ceder. Me permito ser valiente aunque luego me arrepienta.
—¡Perfecto!— el sarcasmo tan notable en su voz, me eriza la piel. Sin decir más, se aleja de mí y desaparece en el pasillo, por donde vinimos.
Ahora que me quedo sola, haciendo una retroalimentación de lo que acaba de suceder, el peso de mis actos se siente tan aplastante.
No es la primera vez que peleamos. Pero si es la primera vez que se ve así de molesto y seguro de lo que dice. No sé si se le pase el enojo pronto, o puede que esta vez, si haya cruzado un límite al retarlo de esta manera y no quiera volver a hablarme.
Algo de temor me invade al pensar eso. Pero no quiero ser tan negativa. Un suspiro pesado se me escapa y me siento en las gradas.
«Sólo dale tiempo. Necesita tiempo para calmarse. Luego vas y hablas de nuevo con él» . La vocecilla me alienta. Y por rara vez, pienso que tiene razón.
Pero, ¿quién le habrá dicho a Derian que fui a ese lugar?, ¿Quién me conoce, y lo conoce a él, para haberme visto ahí y decirle? ¿Quién?
Las preguntas no cesan y por más que busco, no encuentro la respuesta.
Mi vista está pérdida, en las flores sembradas en el pequeño jardín a un lado de donde terminan las gradas. Hasta que de pronto, alguien se interpone en mi campo de visión y me hace levantar la vista.
Jaden me observa con una enorme sonrisa y por inercia, le devuelvo el gesto. Y como siempre y para no variar, mi corazón y pulso se aceleran con su presencia
—¿Qué haces aquí, bonita?— dicho ésto, se acuclilla frente a mí y antes de que pueda responder, planta un beso en mis labios y luego se aleja para verme directo a los ojos.
Su gesto me saca de balance. Me deja impactada. No pensé que hiciera algo así, y menos aquí. Entonces puedo sentir, que mi corazón empieza a dar sus latidos bailarines, ante tal gesto.
Con una de sus manos hace caricias en mi mejilla y su ceño se frunce un poco —¿Está todo bien?
Suspiro y trato de sonreír —Sí. Claro —la falta de seguridad en mi voz, me hace dudar de lo que he dicho incluso a mi misma.
Entrecierra sus ojos al verme y se levanta, para sentarse justo a mi lado y pasa su brazo alrededor de mi hombro —¿Segura?— clavo mi vista en mis manos entrelazadas entre sí —.Si no quieres hablar de ello yo...
—¡No!— lo corto de golpe —No, lo siento es que..., es que peleé con Derian.
—Tu..., ¿hermano?— pregunta inseguro.
—Sí —asiento y muevo mis manos hasta colocarlas en mis rodillas flexionadas.
Retira su brazo de mi hombro y con una de sus manos, acaricia mi mano derecha y la toma para entrelazarla con la suya —¿Quieres hablar de eso?
Suena tímido, por lo cual se me escapa una sonrisa —Alguien le dijo que fui el fin de semana pasado a ver carreras clandestinas —dirijo mi vista hacia él y lo veo fruncir el ceño.
—Eso es..., extraño. ¿Quién podría haberle dicho?— su ceño se frunce aún más
—Créeme que he intentado adivinar pero no logro saberlo.
—¿Sospechas de alguien?— me observa con detenimiento pero yo niego con mi cabeza. Suspira y desvía su mirada hacia nuestras manos entrelazadas —. Ya se le pasará. Ya verás.
—Me dijo que no quiere que vuelva a ese lugar —ahora soy yo quien desvío mi vista. No quiero ver su expresión.
Su silencio me hace sentir tan tensa, por lo que me obligo a verlo de nuevo. Sin embargo, su vista aún sigue fija en algún punto. Finalmente, me mira y una media sonrisa se dibuja en sus labios —¿Y si hablo con él?, Tal vez pueda convencerlo.
—¿¡Qué!?— pregunto incrédula—. No. De ninguna manera —muevo mi cabeza en una negativa —. No quiero ni pensarlo.
—¿Por qué?— suena divertido.
—¿Y qué le dirás?— lo veo seria.
—¡Que te deje venir!— se encoge de hombros.
—¿Con qué argumento?— entrecierro mis ojos cuando lo veo.
Lame sus labios y luego, muerde su labio inferior, como si pensara algo convincente para decir —Podría decir, que no puedo concentrarme o ganar sin tu presencia. Que te necesito ahí. ¿Crees que eso lo convenza?
Estoy segura que mi expresión ahora, es de niña boba y encantada, y siento que el rubor se aferra a mis mejillas. Una sonrisa se dibuja en sus labios y me guiña un ojo.
Repentinamente, las palabras de Juri aparecen en mi pensamiento: "Entonces, ¡ya son pareja!"
—¿Y qué si pregunta que hay entre nosotros?— y al terminar de pronunciar la última palabra, me arrepiento una y mil veces.
Creo que el impulso de saber en qué posición nos encontramos o qué somos luego de todo lo que ha pasado me ganó, y me hizo hablar involuntariamente.
—Pues... —la voz de Jaden me interrumpe en mis pensamientos quejosos —,le decimos que no sabemos que haya entre nosotros, pero que estamos ansiosos por averiguarlo.
Una sonrisa amplia se forma en sus labios. Pero yo no sé si pueda sonreír. De pronto un pensamiento fugaz atraviesa mi mente y no puedo evitar decirlo en voz alta.
—¿Y si alguien nos vio besarnos y se lo dice a él?— me asusta tanto la idea, que no me di cuenta que mencioné la palabra "besarnos" y ahora que caigo en cuenta, me siento avergonzada como cada vez que lo recuerdo.
—¿Y sería malo que lo sepa?— su antipatía con algo que a mí me preocupa, me está haciendo querer golpearlo.
Y por una jodida vez en mi vida, me armo de valor y decido encararlo antes de seguir con esto entre nosotros, que ni siquiera él me dice qué es.
—Jaden quiero preguntarte algo... —su ceño se frunce al instante en que separo nuestras manos entrelazadas y me alejo un poco.
—Dime —hay cautela en su voz.
Suspiro y me armo de valor en decir lo siguiente :—No sé en qué posición estamos luego de ese beso. No sé qué pase por tu mente, cada vez que estamos juntos y creo que sabes que ya no podemos vernos sólo como amigos, porque tú y yo sabemos, que han sucedido demasiadas cosas entre nosotros que nos han movido de ese punto —entonces, me obligo a verlo —. ¿Sientes algo por mí?
Y ahora decir eso, se siente como si al escupir esas palabras, hubiese dado entrada a un puñado de rocas, que se agolpan en mi estómago.
Sus ojos azules me observan con demasiada determinación. Su expresión se vuelve seria y ahora tengo miedo de oír su respuesta.
—Alys yo... —suspira y la ansiedad en mí aumenta —. Nunca he sido bueno para describir lo que siento y a veces, me da miedo decirlo en voz alta —suspira y esa duda en su hablar, no hace más que instalar algo de decepción en mí—. Y no puedo darte una respuesta clara. ¿Y sabes por qué?— me mira directo a los ojos—. Por que tú me haces sentir cientos de emociones que no tendría ni la más mínima idea de cómo explicarte. Sólo puedo decirte que, desde el primer instante en que nuestras miradas se conectaron aquel día bajo la lluvia, el brillo que tenían tus ojos, es como si lo hubiese conocido desde hace mucho. Es como si te hubiese conocido desde siempre, aún sin hacerlo realmente. Te he estado buscando, desde hace mucho tiempo; y ese día, te encontré —entonces, ahueca mi rostro con sus manos y me hace verlo fijamente, porque no lo estaba haciendo—. No me pidas que te diga qué siento por ti. Porque primero tengo que saberlo yo. Pero si de algo estoy seguro, es que siento que necesito estar a tu lado. Y quiero que me dejes estar a tu lado.
Mi habla se ha marchado quien sabe a dónde. Mi corazón, danza más incesante que nunca. Mi mirada está perdida en esa maravillosa tormenta azul en los ojos de Jaden. Y si de algo estoy segura yo también, es que aún no sé definir que es lo que siento por él, pero también estoy segura que lo quiero a mi lado.
—¿Me dejas estar a tu lado?— su voz suave tiene un pequeño tono suplicante y sus ojos parecen buscar una respuesta en los míos. Sin embargo, mi habla no ha vuelto aún, por lo que trato de darle una respuesta, de otra manera.
Sin pensarlo, me acerco hasta que nuestros alientos se mezclan y antes de hacer algún otro movimiento yo, Jaden acorta la distancia y une nuestros labios en un beso.
Sus manos sostienen con firmeza mi rostro y profundizan el beso. No es un beso morboso o muy apasionado, sin embargo. Es un beso de esos que por la quietud que brinda, hace que tu corazón y tu ser, se relaje más que nunca. De esos besos en los que tus labios y tu corazón, danzan al ritmo de la melodía más dulce y hermosa de todas.
Nuestros labios se separan, y quedamos con nuestras frentes unidas. Él traza caricias suaves con su pulgar en mi mejilla y cuando abro los ojos, observo que él aún los tiene cerrados. Su rostro. Su expresión, irradia una enorme paz y tranquilidad. Sin embargo, al instante en que los abre, un brillo especial los hace lucir mas bellos de lo que ya los son.
Se separa un poco más y entrelaza de nuevo nuestras manos y sonríe tan ampliamente —¡Ven!— dice al tiempo que se pone de pie y me hala para que yo también lo haga—. ¡Vamos!— me hala un poco más.
—¿A dónde vamos?— pregunto riendo cuando él me hala inquietamente hacia algún lado.
—A decirle a Evan, a las chicas..., —se gira para verme con una enorme sonrisa de nuevo —, a decirle a todo el mundo que tenemos esta loca necesidad de querer estar juntos, sin saber todavía el porqué exactamente.
Entonces, empieza casi a correr y halarme escaleras arriba. Yo no paro de reír. No paro de sentirme emocionada. No paro de sentirme como una idiota embelesada.
Aferro más mi mano a la suya y por extraño que me parezca. También siento esa necesidad de que todo el mundo sepa, algo que ni siquiera nosotros sabemos con exactitud.
¿Será la necesidad de tener a alguien cerca, lo mismo que el amor?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro