CAPÍTULO 15
—¿¡Que hiciste qué!?— Juri alza su voz, dando casi un grito.
Yo gruño y balbuceo algo inaudible, mientras hundo mi cabeza en la almohada. Siento vergüenza, estoy sonrojada. Debo estarlo. Después de contarle a Juri lo que sucedió con Jaden anoche, lo único que quiero es quedarme en mi cama, ahogándome envuelta en la cobija y no salir nunca.
—¡¡Pero estás loca!!— me hala la cobija —¿¡Cómo pudiste alejarlo!?
Levanto un poco mi cara de la almohada, sólo para que pueda entenderme al hablar —Sólo le dije que estaba ebrio, que no hiciera nada de lo que se arrepintiera.
—¡Aquí la arrepentida deberías ser tú!, ¡Joder niña!, ¡¡Te iba a besar y no lo dejaste!!— dramáticamente, tira de su cabello, luciendo desesperada y se le escapa un pequeño gruñido exasperado.
—¡No lo digas así de cruel!— chillo y siento que la vergüenza se apodera más de mí. Hundo mi cara de nuevo, en el pozo del arrepentimiento. Mi almohada.
«¿Cómo se supone que tendré cara para verlo ahora?, ¿Y qué si me detesta por eso? De seguro no querrá verme más.» la vocecilla en mi cabeza se ha encargado de hacerme sentir más mal.
—¡Vamos! Tú querías besarlo, ¿sí o no?— Juri suena molesta. No ha dejado de restregarme que he hecho la peor estupidez.
—No..., sí..., bueno... —gruño desesperadamente —. ¡No sé!
—¡Eso es un sí!— suena satisfecha y se sienta en mi cama —Ahora escúchame niña —hala más la cobija y me obliga a darme vuelta para verla —. Vas a ir a esa cita de hoy, y si el pobre chico: ebrio o no, quiere besarte, no lo alejes como si fuera un completo extraño —suena a advertencia —. ¡Por Dios Aly!, ya se conocen, no mucho pero sí lo suficiente. Lo suficiente como para saber que sienten algo.
La veo y sé que he escuchado todo lo que ha dicho. Pero pareciera que me habló en otro idioma. No sé como lo dice así de fácil, es lo más complicado para mí.
—¡No sé!— me quejo y me siento erguida en la cama, apoyándome en el respaldar.
—Lo vas a besar y no hay más opciones, ¿de acuerdo?— me apunta con su dedo índice —. El tipo claramente se derrite por ti Aly, no puedo creer que no lo notes.
—¿¡Y qué si es un mujeriego!?, ¿Y si toda ésta bonita historia atrás, sólo ha sido una farsa?
—La impresión que me ha dado, es que no es de ese tipo. Pero si es así, lo averiguaremos esta noche —se pone de pie y me sonríe ampliamente —. Ésta será una linda noche para ambas. ¡Te lo juro!
—Si algo malo sucede, te juró que te culparé —trato de sonar severa, pero sonrío.
—Pero si algo bueno sucede. No sé, un beso, tal vez —me guiña un ojo —. Dame créditos también por favor.
No me simpatiza mucho ésa idea, pero muy a mi pesar, sonrío. La sonrisa se convierte en carcajada cuando Juri grita algo que no entiendo del todo, y se lanza sobre mí de espaldas.
**~**
No he dejado de torturar mi dedo meñique y me siento ansiosa. Estoy nerviosa hasta la mierda.
Jaden me llamó en la tarde para confirmarme nuestra salida. Afortunadamente, no mencionó nada de lo sucedido ayer. De hecho, fue cortante, a penas y me dijo que Evan vendría por mí a las cinco.
No sé por qué no iré con él. He pensado cientos de veces, que puede ser porque no quiere verme. Ni siquiera sé si yo lo quiero ver. Pero sin embargo, le prometí que iría hoy, así que estoy sentada con Juri en las gradas fuera del edifico, esperando a Evan.
—¿¡Puedes creerlo!?, ¡Porque yo no lo hago!— Juri suena emocionada y zapatea, de igual modo.
El chico corredor, la invitó hoy al mismo lugar al que vamos con Evan. Y creo que al igual que yo, luce nerviosa.
—¡Tranquila!— río un poco.
—Y mira quien lo dice —se burla y yo la golpeo juguetonamente en su brazo —. Me he dado cuenta, que tienes esa extraña forma de torturar tu dedo meñique cuando estás nerviosa.
Se me escapa un pequeña risa —Bueno, ya me conoces mejor.
Una bocina suena y ambas levantamos la mirada, para ver, que es Evan. Trae el lujoso auto negro de Jaden. Nos ponemos de pie y vamos hasta el auto para subir: yo al lado del copiloto y Juri en el asiento de atrás.
—¡Buenas tardes, señoritas!— Evan nos saluda.
—¿Qué tal?— Juri pregunta.
—¡Hola, Evan!— lo saludo yo.
—Todo bien —nos sonríe —Bueno mis ladies, será mejor que nos vayamos, ya que vamos lejos.
—¿A qué vamos?, ¿alguna fiesta?— pregunto curiosa mientras abrocho el cinturón.
—No puedo decirte o Jaden me dará una paliza. Es sorpresa —se encoje de hombros y pone en marcha el auto.
Sus palabras me alivian un poco. Pensé que Jaden estaba molesto conmigo, pero Evan dice que es una sorpresa.
«¡Jaden tiene una sorpresa para mí!» claro, mi subconsciente está que salta de la emoción.
Y eso, puede significar dos cosas: que no me odia por lo de ayer. O la segunda, y la que me tiene ansiosa: No lo recuerda.
**~**
Dos horas más tarde estamos llegando a West Hollywood. La noche ha caído ya. Nos salimos de la carretera principal y Evan conduce a las afueras del lugar. Finalmente, llegamos a donde sea que vamos.
A lo lejos, puedo ver un enorme edificio a medio construir y muchas luces iluminan el lugar. Veo una enorme cantidad de autos, demasiados a decir verdad. Muchos chicos y chicas, bailan por todos lados al ritmo de la música que hay, y beben cervezas. Creo que venimos a una fiesta.
Evan se estaciona un poco retirado y bajamos del auto. La música fuerte llega a mis oídos, así como el olor a cerveza y cigarrillos, inunda mis fosas nasales. Observo todo el lugar. Es enorme y me admira, la cantidad enorme de personas que hay. Parece una feria.
—¡¡Carreras!!—Juri grita emocionada. A pesar del bullicio, logro escuchar su grito.
—¿Q-Qué?— pregunto sin entender.
—¡Cool!, ¡Venimos a ver carreras de autos clandestinas!— da pequeños brincos como niña pequeña emocionada en Disneyland.
—¿¡Carreras clandestinas!?— pregunto confundida y muy sorprendida. Me giro para ver a Evan, quien parece terminar una llamada con alguien.
—¡Carreras clandestinas, nena!—confirma y me guiña un ojo —. ¿Vamos?— hace un gesto con su cabeza para que lo sigamos.
Juri me toma del brazo y avanzamos juntas. El lugar está tan lleno y es tan amplio, que me podría perder con facilidad. A medida que avanzamos, veo muchos autos lujosos y modificados. Todos son autos de carreras. Algunos motores rugen ruidosamente, y gritos y silbidos eufóricos celebran tal cosa.
Muchas chicas, pasean de un lado a otro. Visten -a mi parecer- tan descaradamente. La mayoría viste unos shorts muy cortos y tops cortos como blusa, que dejan al descubierto todo su abdomen. Otras se pasean con jeans y únicamente sujetador, todas, usando unos exagerados tacones altos. Me siento una monja por cómo vengo vestida, en comparación a como lucen ellas.
No sabía para qué tipo de ocasión o evento vestirme, pero elegí algo muy juvenil y casual. Visto un jeans negro, ajustado -como me gusta usarlos-, una blusa celeste a cuadros; de botones y con amarre en la parte inferior del frente, queda un poco corta. Y decidí usar mis botas cafés de combate.
—¡Hey!, ¡Juri!, ¡Aly!— un chico grita, y ella y yo nos giramos. Evan también se detiene —¡Que gusto verlas!— es Mic el chico que nos llamaba, y quien se acerca.
—¡Hola!— Juri responde y yo me limito a saludarlo con mi mano.
—Vinieron a conocer el lugar, ¿eh? ¡Bienvenidas al Círculo Alfa!— extiende sus manos a sus extremos. En una mano sostiene una lata de cerveza.
—¡Hey, Mic! ¿Por qué no nos presentas a estas linduras?— un chico tatuado, bastante alto y delgado, aparece junto a otro chico rubio, también cubierto de tatuajes.
—¡No las molestes!— Evan interviene, y se pone enfrente de nosotras.
—¡Ah Evan!, ¿Vienen contigo? ¡Preséntalas!
—¡Vienen conmigo!— una voz ronca se escucha a mis espaldas, pero no me giro.
No es hasta unos segundos después, que un chico alto y de complexión musculosa, aparece al lado de Juri. Sus ojos son azul claro y su cabello, castaño claro. Me sorprende su parecido con Jaden, pero no sé quién es él.
—¡Nos vemos!— los chicos tatuados se marchan sin decir nada más. Y Mic, se va con ellos.
—¡Que bueno que viniste!— el chico saluda con un beso de mejilla a Juri. Y yo observo, creo que con una cara de boba, sin entender nada.
—Dije que vendría, ¿o no?— Juri responde y luego me hala del brazo —. Ella es Aly, mi amiga.
—¡Un gusto, Aly!— el chico me extiende su mano y la estrecho —Soy Allen.
—El gusto es mío —no dejo de observarlo, tiene muchos rasgos parecidos a los de Jaden —Así que tú eres el famoso corredor —sé que Juri me matará por decir eso, pero lo hago.
—¿Famoso corredor?— pregunta él sonriendo.
—Disculpa —Juri interviene —A veces Aly habla de más —dice las últimas palabras entre dientes mientras me lanza una mirada cargada de disgusto.
Me encojo de hombros tratando de lucir inocente. El chico sólo tira una pequeña carcajada. Me parece simpático.
—¡Alys!— alguien me habla.
Inmediatamente, reconozco esa voz. Y sólo hay una persona que me llama de esa forma.
Me giro, y tal y como lo pensé, Jaden avanza hacia mí y mis nervios hacen acto de presencia. Mi corazón se acelera y no puedo evitar observar de más, al chico que se acerca a mí. Viste una camiseta blanca y trae puesta la chaqueta de cuero negra. Se me escapa una sonrisa al recordar, la historia de esa chaqueta. Esa chaqueta; por ridículo o extraño que parezca, fue la causante -se podría decir- de que Jaden y yo, ahora seamos así de cercanos. Todo comenzó, por esa chaqueta. Complementando su vestimenta, trae un jeans negro y sus botas cafés. Luce realmente atractivo.
—¡Hola!— digo cuando se detiene justo a mi lado. Lo recibo con una sonrisa más radiante de lo que debería.
Una enorme sonrisa se forma también en sus labios —¡Que bueno que estés aquí!— mira más allá de mí, en dirección a Evan —¡Gracias por traerla!— luego, su vista viaja hacia alguien más y su ceño se frunce.
Volteo, y me doy cuenta que observa al chico de Juri, al que es su famoso corredor. Ahora que ambos están aquí, puedo ver que si hay notables rasgos que tienen en común.
—Jad —el chico hace un asentimiento hacia él y en respuesta, Jaden hace el mismo gesto.
Cambia su expresión seria y saluda a mi a miga —Hola, Juri.
—¡Hola!— ella hace un gesto con su mano.
Siento como una mano se coloca en mi cintura y me giro de golpe, para observar a Jaden que es quien me sostiene. Su rostro no tiene expresión alguna, y algo me dice, que es debido al contacto visual con el chico al lado de Juri. Dirige su vista hacia mí y su rostro parece adoptar inmediatamente, una expresión amable.
—¿Quieres venir?, ¡Tengo algo que mostrarte!— me sonríe y yo asiento —. ¿Vienes Juri?— se dirige a ella.
—No yo... —ella responde y me observa —Aly, iré con Allen. Y él será quien me lleve al apartamento, ¿de acuerdo?— se encoje de hombros y luce nerviosa.
—¡Bien! Ve con cuidado — le regalo una enorme sonrisa, para hacerle saber que me alegra que vaya a pasar tiempo con él y me despido con un gesto de mano.
—¡Un gusto conocerte, Aly!— Allen me hace un gesto con su cabeza y yo sonrío. Ambos se despiden y toma a Juri del brazo para irse, hasta que se pierden entre la gente.
—Bueno, yo voy con las chicas —Evan dice y Jaden asiente —. Me llamas cuando quieras que vaya por ella.
—¡De acuerdo!— Jaden le dice y entonces, Evan se despide e igual se retira. Quedamos sólo Jaden y yo.
Después de lo de ayer. No me parece buena idea quedarnos solos. Giro para verlo y me sonríe al instante en que nuestros ojos se juntan. Aún tiene su mano en mi cintura.
—¡Ven acá!— me estrecha más contra él, y junta mi cadera a la suya —Me tengo que encargar de que no te pierdas, ¿de acuerdo?— claramente sé justifica su gesto.
—De acuerdo —asiento y empezamos a caminar hacia donde él me lleva.
—Sí cumpliste tu promesa —su voz ronca se alza por encima del bullicio que hay.
—Te dije que lo haría. ¿Qué haces aquí?— siento curiosidad de por qué está en un lugar como este.
No me responde y me sigue guiando a donde sea que quiere ir. Después de caminar bastante, llegamos a la parte más apartada del lugar, donde hay unos pocos autos estacionados.
Jaden me guía hasta llegar a un lujoso auto azul con dos franjas blancas, que van desde el capó, hasta terminar en el parachoques trasero. Es un auto de carreras, para no variar.
Suelta su agarre de mi cintura y me toma de la mano —. Estamos aquí, porque yo voy a competir y tú vienes a verme —recarga su espalda en el auto y yo quedo frente a él a una distancia prudente.
—¿Compites en carreras clandestinas?— pregunto incrédula.
—¡Sí!— el se encoje de hombros.
—¡Wow!— no sé que más decir. Sin ser demasiado grosera, retiro mi mano de su agarre y me apoyo en el auto a su lado —¿Éste auto es tuyo?
—Sí. Éste es mi juguetito. Con esta hermosura gano siempre —da un pequeño golpe en metal de la puerta.
Río un poco —No puedo creerlo. ¡No me lo esperaba!
—Ésto es como mi pasión, ¿sabes?, por eso te dije, que te extrañaría el hecho de que estudiara ingeniería —una risa lo asalta —. Mi pasión es correr en autos y estudio eso —ríe más y niega con la cabeza.
—¡Ambas cosas son buenas!— me encojo de hombros.
—Yo, no quería estudiar —suspira —. Quería convertirme en un corredor profesional, pero mis papás enloquecieron con la idea —su voz es ronca y su expresión se vuelve seria —. No quiero excusarme por hacer esto de ésta manera, pero..., ellos me obligaron a hacerlo así —me mira fijamente —. Me empujaron a competir en este tipo de carreras. A escondidas de ellos.
No sé qué decirle. Claramente, este no es un lugar decente. Pude observar a muchos chicos tomando, drogándose y casi teniendo sexo en público. Y por algo, se llaman a estas carreras "clandestinas". No son legales. Y claramente es un riesgo estar aquí. Y mucho más, competir.
—A veces hay que hacer lo que más te gusta. Aún cuando todos estén en contra —me encojo de hombros y él sonríe.
—Estoy de acuerdo —suspira —. Después de todo, lo primordial es disfrutar hacer lo que más quieres, aún cuando no sea lo que los demás esperan.
—¡Que filósofo!— bromeo y ambos reímos
Me empuja juguetonamente en la cadera —Pero dime: ¿crees resistir la adrenalina cuando me veas correr?
—No lo sé. Espero que sí —río divertida, pero me asusta pensarlo.
—Quise que vinieras, para que me des buena suerte —sus ojos azules me miran fijamente y mi corazón se acelera por ello, y por sus palabras.
—En realidad no doy buena suerte. No creo que sea buena idea.
—Pues algo me dice que serás mi amuleto de buena suerte a partir de hoy —me guiña un ojo y una sonrisa cálida se dibuja en sus labios.
Me obligo a apartar mi vista de él, ya que me está poniendo nerviosa. Y aún más, el hecho de que me haya dicho que seré su suerte o algo así. Pero por más que intento evitarlo, la sonrisa boba, ya está en mis labios.
Una pareja se acerca riéndose escandalosamente, y no se percatan que Jaden y yo estamos aquí. Se acercan demasiado, mientras se besan alocadamente y me empujan, moviéndome de mi lugar. Las manos de Jaden se colocan en mi cintura y su tacto me eriza la piel, cuando uno de sus dedos fríos, roza la piel que queda expuesta, por la blusa que traigo.
—¡Lo siento!— el chico se voltea cuando siente que choca con algo. Conmigo.
—No sabíamos que estaba ocupado el sitio. Lo sentimos —la chica se disculpa también, y se van hacia los otros autos.
Me invade un poco la vergüenza, porque sé que ellos pensaron que Jaden y yo, estamos aquí, en calidad de pareja. El lugar está solo y además, Jaden tiene sus manos en mi cintura. Con todo esto, agradezco que no haya mucha iluminación, ya que sé que estoy bastante sonrojada.
Entonces me giro, y quedo frente a él, porque él ahí me ubica. Estamos muy cerca y sus manos, a pesar de que me giré, aún se aferran a mi cintura. Ninguno dice nada. Nos limitamos a mirarnos fijamente, como si pudiéramos hablar con la mirada.
—Alys... —él rompe el silencio pero parece dudar —,respecto a lo de ayer yo...
—Descuida sé que estabas ebrio... —lo corto, antes de que diga algo más.
Sus ojos me examinan con determinación y lentamente, me acerca un poco más a él —.Quiero que sepas, que estaba completamente consiente de lo que hacía —siento cómo su cuerpo se pega al mío, y mi respiración se vuelve dificultosa.
Mi corazón se acelera y me siento nerviosa. Mis manos se colocan en su pecho y me odio porque no sé que estoy haciendo, pero no quiero alejarme.
—La calidez que emana de tu cuerpo se siente tan bien —su voz es un susurro. Una de sus manos es retirada de mi cintura, para colocarse en mi mejilla. Inclina su cabeza y se acerca a mi cuello. Puedo sentir su respiración y ésta me eriza la piel —. Tu fragancia es tan jodidamente embriagante, Alys —inhala profundo y su nariz roza la parte donde mi mandíbula se une al cuello.
Mis ojos se cierran por inercia y todo mi cuerpo parece estar compuesto, por células extremadamente nerviosas ante su tacto. Mi corazón reacciona ante sus palabras, tanto, que tengo miedo que pueda escucharlo.
—Jaden... —mi voz es a penas un hilo, ya que siento que mi respiración es demasiado dificultosa y casi puedo sentir que el latir de mi corazón es demasiado.
Mueve su cabeza y puedo sentir su aliento en la comisura de mi boca. No puedo evitar ver sus mullidos labios semiabiertos. Mi cuerpo entero me grita que lo bese. Que una sus labios con los míos. Su cercanía me provoca sensaciones extrañas.
—Sólo dime que me aleje y lo haré —su nariz roza la mía —¿Quieres que me aleje? ¿O tienes tantas ganas de que esto suceda, como las tengo yo?
Se acerca un poco más y entonces. Me besa.
Sus labios se unen con los míos en un beso pausado. Lento.
Siento el sabor de su boca a menta y cerveza, pero no me es desagradable. Desliza su mano de mi mejilla y se traslada a mi cuello, presionando más nuestros labios; mientras su otra mano en mi cintura, aferra más su agarre, acercándome más a él.
Mis manos se cierran en puños, sujetando su chaqueta. El beso se vuelve más urgente y su lengua invade mi boca con avidez, para acariciarse con la mía. Mis manos se mueven, para enredarse alrededor de su cuello y un suave gruñido brota de su garganta.
No sé qué suceda después de esto. No sé si está bien, o está mal. Pero no me interesa.
Justo ahora, sólo pienso en Jaden. En sus labios que se mueven con avidez y me saben a gloria. Saben a un torbellino de emociones incontrolables que jamás había sentido, pero que adoro sentirlas ahora.
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