CAPÍTULO 1
El cálido viento de los últimos días de enero, agita mi cabello, desordenando un poco la media coleta que hice esta mañana. Se acerca febrero y sus lluvias así que me permito disfrutar los últimos días cálidos.
Inhalo la brisa fresca y esta se cuela a través de mis fosas nasales, hasta llegar a mis pulmones; debo admitir, que siento un poco de nostalgia.
Las hojas que el viento arrastra, se atoran bajo mis pies e intento hacer que sigan su curso, levantando mis pies uno a uno para liberarlas; sin embargo, una de ellas se atora en uno de mis zapatos, puedo sentirla dentro de la zapatilla de mi pie izquierdo. Su color café marrón, se distingue perfectamente entre el color trigueño de la piel de mi pie y el color rosado tierno de las zapatillas que traigo puestas, y que hacen juego con la blusa manga larga que visto.
Intento mantener el equilibrio en un sólo pie, para sacar la pequeña hoja de mi zapatilla. Elevo el pie izquierdo y lo doblo frente a la rodilla del pie derecho, hasta ponerlo a una altura, donde puedo tomar la pequeña hoja sin necesidad de encorvarme, en otras palabras, estoy haciendo la muy bien conocida posición llamada "el cuatro".
—¿¿Practicas yoga??— una voz invade el silencio en el que me encontraba y me hace alzar la vista hacia el lugar de donde sé que ha provenido, no sin antes sacar la pequeña hoja intrusa de mi zapatilla y volver a la posición cómoda sobre mis dos pies.
—¡Oh, espera!, ¿sabías que así comprueba una persona su estado de ebriedad? En su equilibrio. ¿Eso hacías? No me extrañaría, después de todo ayer fue noche de fiestas —un tono con mucha más diversión tiñe su voz.
—¡Si claro! Me embriagué con un poco de agua y... ¿qué más?— hago una pausa para pensar —,si ya recuerdo un jugo de manzana —el sarcasmo tiñe mi voz.
—¡Dios! Entonces estás totalmente ebria —dice intentando lucir con pánico pero suelta una carcajada.
—Las personas ebrias pierden el control de sus actos, ¿sabías? Puedo causarte problemas — digo mientras me acerco a él.
—¿Problemas? ¿Qué tipo de problemas, eh?—dice mientras camina acercándose a mí también —¡Dios! No estas pensando abusar de mí, ¿o si? Soy virgen, ¿sabías?— su tono de voz es un tanto malicioso y picaresco, entonces una carcajada brota de mi garganta, pero trato de recuperar mi seriedad al hablar.
—Eso te vuelve aún más interesante, un tanto... tentador— mi voz se ha vuelto tan maliciosa como la de él y entonces cuando menos me lo espero se abalanza sobre mí.
—Te doy mi consentimiento, hazme tuyo si quieres. ¡Bésame ahora!— dice mientras me abraza fuerte levantándome un poco del suelo —¡Bésame, Aly!— y para entonces me deposita sobre mis dos pies y hace ruidos graciosos y escandalosos imitando besos.
—¡Detente!— mi voz sale entre risas mientras me muevo para escapar de él.
—Tú sólo hazlo, nadie tiene porqué enterarse de que pasó —yo sigo intentando escapar de su agarre mientras río como si me hicieran cosquillas.
—¡Ya!, ¡Derian!, Era broma no te emociones —me retuerso de todas formas para que me suelte y finalmente lo hace, para entonces también él está riendo a carcajadas —¡Compórtate, ya madura! Por estas cosas, piensan que eres mi novio — mascullo y arreglo el desastre de cabello que tengo debido a mis movimientos alocados para escapar de él.
Entonces me alejo lo suficiente como para verlo perfectamente y observo ante mí, la imagen de un chico aproximadamente de un metro setenta de estatura o más, con su cabello color caramelo revuelto debajo de un gorro negro que trae y una figura bajo una camiseta gris, que a pesar de ser notablemente delgada logra darle un toque atlético en la parte de sus brazos y pecho, además de una espalda rígida y un abdomen claramente definido por el ejercicio que seguramente hace a diario. Unos jeans negros ajustados marcan perfectamente sus piernas.
Veo sus ojos color miel achinarse mientras ríe —Soy más maduro que tú. Y me importa un carajo que piensen eso — reprocha y yo le dirijo una sonrisa burlona.
—Sí claro, eso te ayuda a alejar a todo chico que se acerca a mí —fijo molestia y él niega con su cabeza.
Me envuelve en un pequeño abrazo colocando su quijada en mi cabeza, es mucho más alto que yo, así que no tiene que esforzarse demasiado para lograrlo. Yo apenas mido un metro cincuenta y algo, a lo mucho.
Me suelta y caminamos hacia el edificio central de la institución, hemos venido a retirar los últimos documentos de nuestro egreso.
Derian ha colocado su brazo alrededor de mi cuello, avanzamos así mientras recorremos el pasillo de entrada del edificio. De pronto nos encontramos con dos compañeras de clase en una de las mesas de la sala de descanso.
—¿Cómo están señoritas?— Derian se dirige hacia las dos chicas, quienes sonríen al instante en que nos ven. A decir verdad, creo que sonríen únicamente con él.
—Cariño, un gusto verte — dice Anne con una sonrisa en su rostro.
Es la típica chica popular, con una cabellera lacia y rubia que le cae hasta los hombros, ojos color verde y por supuesto un cuerpo envidiado por muchas de nuestras compañeras de clase. Es un poco así como el de una de las edecanes que te encuentras en algún centro comercial, promocionando algún producto de belleza. A pesar de eso, no muchos se le acercan, su forma de ser es pésima.
Derian retira su brazo de mí y se encamina hacia ellas.
Frente a Anne está Susan, sus rasgos físicos son un poco distintos a los de Anne, ella nos es tan "Top Model" .Su cabello castaño oscuro está amarrado en una coleta extremadamente alta, que achina un poco sus ojos cafés. Su piel es trigueña unos dos tonos más que la mía y a decir verdad, son un poco opuestas en tanto a gustos en vestimenta. Ella es un poco menos extravagante lo cual la hace más agradable a mi gusto.
Mientras Derian coquetea con esas chicas, yo estoy alejada fingiendo distraerme en mis "no tan arregladas uñas"
Anne empieza a recoger unos papeles que están sobre la mesa, puedo distinguir algunos de ellos: las últimas boletas de calificaciones, cartas de recomendación y al parecer algunas fichas de ingreso para la universidad. Y como si supiera que detuve mi atención en esas fichas habla del tema.
—¿Y qué has pensado?, ¿Seguirás estudiando, Derian? Algunas universidades aún esperan recibir solicitudes de fichas.
—Sí, lo sé. Es sólo que no decido realmente aún qué seguiré estudiando. Aún debo pensar muy bien la carrera —él se encoge de hombros.
—¿En serio?, ¿Y que has decidido hasta el momento?— Anne se escucha un poco interesada y me sorprende.
—No lo sé, creo que Leyes o algo así —se encoje de hombros nuevamente.
—¿Leyes, eh? Supongo buscarás donde te den un titulo que realmente pese, ¿verdad? La UCLA, tal vez —susan es quien habla ahora.
—Si, tú sabes que estudiar ahí es otro nivel y realmente aspiro a eso —una enorme sonrisa acompaña sus palabras.
—Si piensas estudiar allá deberías mudarte, ¿no crees?— Susan continúa la charla.
No puedo evitar quedar aturdida ante tal noticia. No pensé que Derian debería mudarse para estudiar. No puedo evitar observarlo y fugazmente voltea hacia mí para luego desvíar su mirada y ver a Susan.
—Lo sé, es por eso que aún no me decido en realidad —él hunde sus manos en los bolsillos de sus jeans.
—Si yo fuera tú, lo haría —Susan dice a Derian mientras empieza a recoger uno a uno sus papeles de la mesa.
—En fin —ella irrumpe el silencio una vez más—, eres un chico astuto, sabrás que hacer —ofrece una sonrisa para luego dirigirse a su amiga —.¿Nos vamos?
—¡Claro! Un gusto verte Derian. Te veré de nuevo, ¿cierto?— Anne le guiña un ojo.
—Por supuesto, en el baile. Supongo —dice mientras le sonríe y se acerca al lugar donde estoy inmóvil desde hace más de cinco minutos.
—¡Nos vemos, Aly!— el chillido aniñado en la voz de Anne me estresa y sólo me limito a asentir mientras la observo marcharse con Susan hacia la cafetería.
De pronto el pequeño empujón en mi cadera me hace apartar mi vista de ellas, Derian me observa con diversión.
—¿Estás celosa verdad?— y al mismo tiempo me da un empujón nuevamente e intento parecer molesta.
—¡No hagas eso! Y claro que no estoy celosa— frunzo un poco mi ceño y giro mi cabeza hacia otro lado, pero Derian se coloca enfrente y mueve su cabeza al mismo lado que yo lo hago.
—Claro que si, los celos te están matando. Estás celosa—utiliza un tono de niño burlón.
—¡Que no!
—Que sí, que ya te vi
—¡¡Que no!!— no puedo evitar reír por la forma en que Derian me molesta como niño pequeño siendo acusador.
Cuando dejo de reír, me observa, alza una ceja y me lanza esa sonrisa maliciosa que hace que cualquier chica ponga una sonrisa estúpida como la que puso Anne.
—¡Oh no!, conmigo no te funcionará eso, lo siento— me observa un poco más, pero al ver que definitivamente su gesto "seductor" no tendrá efecto en mí, se limita a regalarme guiño. Coloca su brazo sobre mi hombro y me dirige hacia las escaleras que llevan al segundo piso del edificio.
Llegamos al segundo piso y nos encontramos con chicos que se encuentran vaciando sus casilleros en el pasillo. Observo a todos lados en busca de Meredit, una de las compañeras de clase con la que establecí una relación más cercana en estos dos años de estudio. De hecho, se convirtió en una gran amiga. Mi vista la localiza en la esquina del pasillo hablando con otra chica, creo que de otra sección.
Volteo hacia Derian para decirle que iré con Meredit, y lo veo hablando con Joshep, uno de sus amigos del equipo de fútbol. Hablan acerca de una fiesta de despedida para el equipo o algo así. Intento llamar su atención sin ser demasiado grotesca interponiéndome en su conversación, así que me limito a apretar un poco su torso que rodeo con mi brazo, como acto reflejo él deja de hablar para dirigir su mirada hacia mí.
—Iré con Meredit. ¿Te molesta si nos vemos dentro de unos veinte minutos en el salón para recoger la boleta de notas?
—¡Claro! Te veo en veinte entonces —retira su brazo de mi hombro y me sonríe. Me dirijo hacia donde se encuentra Meredit y él se encamina con Joshep hacia el tercer piso.
Al llegar donde Meredit, la chica con la que conversaba se ha marchado y ella se encuentra vaciando su casillero.
—¡Hey!, ¿Qué hay, Meredit?— ofrezco una sonrisa mientras me recuesto en el casillero de al lado, ella me corresponde la sonrisa mientras deposita uno a uno sus libros en un maletín que cuelga de su hombro.
—Un gusto verte, creí que vendrías por la mañana —habla sin desviar su mirada de la minuciosa labor que realiza.
—Sí yo..., de hecho vine por la mañana a retirar mis cosas, estoy acá sólo por la boleta de notas —un encogimiento de hombros acompaña mis palabras.
—Entiendo, yo traté de venir por la mañana, pero no te imaginas el odioso trabajo que me costó lograr adquirir una solicitud de ingreso para la universidad— un gesto cansado se refleja en su rostro y me limito a sonreír.
Observo el pasillo con los casilleros muy bien alineados y unos cuantos alumnos llevando sus últimas pertenencias. Traigo a mi mente la imagen de este pasillo, repleto de estudiantes cruzando de un lado a otro, riéndose y paseándose por grupos de tres o más. Luego veo ahora un pasillo con exactamente 9 personas, incluyendo a Meredit y a mí. Ella parece leer mi pensamiento y me interrumpe.
—Es un tanto..., melancólico, ¿no crees?— desvío mi vista hacia ella y prosigue —.Abandonar el lugar donde transcurriste dos años y tener que ingresar a uno completamente distinto.
—Sí, lo es.
Meredit suspira mientras cierra la puerta de su casillero y retira la pequeña llave, la observa unos instantes en su mano.
—Me pregunto, ¿quien será el próximo dueño de éste casillero? Lo cuidé tanto. Odiaría que su próximo dueño sea uno de esos chicos estilo gótico y lo convierta en un mini callejón de barrio o algo así.
Me causa mucha gracia que se preocupe por ello, pero me imagino el abrir este casillero y encontrarse con stickers raros, de esos que parecen grafitis o cubierto de imágenes tenebrosas de la muerte, calaveras y eso.
—Podría ser peor —una risa me asalta al hablar, porque están pasando muchos posibles tipos de futuros dueños por mi cabeza.
—¡Dios! ¿¡Y si lo convierten en un pequeño salón porno!? Ya sabes con chicas playboy y cosas asquerosas.
Ambas hacemos una expresión de asco de sólo imaginarlo, así que me obligo a cambiar de tema.
—¿Y ya decidiste que carrera optarás en la universidad?
—Creo que sí. Tú sabes que siempre me ha gustado el periodismo y eso, así que pienso que sería una buena decisión.
—Es grandioso, serás una excelente periodista.
—Gracias. ¿Y tú? ¿Qué has pensado?
—No lo sé, aún no he podido ordenar muchos asuntos —me encojo de hombros nuevamente—, pero te aseguro que me las arreglaré.
—Esa es la actitud, justo lo que quería escuchar —su sonrisa es amplia y hace que sus ojos verdes se achinen tras los anteojos que siempre trae puestos. Su sonrisa es linda. Muchos piensan que una chica con anteojos es la típica nerd, sumisa y tímida, pero Meredit rompe el estereotipo, es inteligente pero muy extrovertida.
—¿Y qué hay con Derian?— mientras pregunta observa algún punto detrás de mí, por lo que me obligo o voltear un poco para ver que tiene a Derian bajando por las escaleras justo a su vista. Regreso mi vista hacia ella nuevamente.
—Estudiará leyes o algo que tenga que ver con eso, ya sabes casos penales, justicia, lo aburrido.
Una risa se forma en sus labios —Ya lo creo, pero es genial.
El silencio es interrumpido por el ruido de la bocina en el pasillo.
"Se les informa a los egresados de segundo año que las boletas de calificación se entregarán en el salón 2B hasta las cinco de la tarde "
Un silencio se apodera del pasillo después que la voz a través de la bocina desaparece, pero de pronto, estalla un bullicio de casilleros cerrándose, pasos avanzando hacia el tercer piso y muchas voces especulando acerca de quien sabe qué. Meredit y yo aún nos encontramos paradas a un lado de la tercera fila de casilleros. Alguien me empuja por detrás chocando contra mí con fuerza, haciéndome dar unos pasos hacia adelante. La voz de Derian inunda el espacio.
—¡Cielos! veinte minutos no te alcanzan, ¿verdad?— me sujeta de los hombros.— Hola Meredit, ¿te importa si te la robo?
—Por supuesto que no —Meredit sonríe —De hecho me imagino que deben ir por sus boletas, igual ya tengo que irme. Un gusto verte, Aly. Espero verte en el baile.
—Esperemos eso —me retiro un poco de Derian para darle un pequeño abrazo a mi amiga —Cuídate mucho.
—¡Por supuesto! Adiós Derian —hace un gesto con su mano hacia él.
—¡Nos vemos!
Giro sobre mis talones para ver a Derian y antes de que me deje hablar, me toma del brazo y me hala mientras casi corremos por el pasillo hacia las escaleras para ir al tercer piso.
Es increíble, la Srta. Hungton lleva como media hora dándonos una pequeña charla motivacional acerca de cómo es la universidad, a qué nos enfrentáremos y dándonos un pequeño recuento de los momentos más importantes vividos acá, que -según ella- serán magníficos recuerdos.
Cuando su charla termina, empieza a entregar las boletas por orden alfabético del apellido.
—Señor Coleman —Derian se pone de pie cuando la Srta Hungton lo llama, voltea sólo para decirme que me esperará afuera.
Lo sigo con la mirada hasta que está frente al escritorio y la Srta. Hungton le dice algo con una gran sonrisa, de seguro lo felicitó por sus calificaciones, siempre ha sido un chico aplicado.
Después que Derian fue llamado, he tenido que escuchar los apellidos de casi todos los del salón, soy de las ultimas en la lista gracias a mi apellido. Me encuentro un poco aburrida cuando escucho que me llaman.
—Srta Walker.
Me pongo de pie y avanzo hasta llegar al escritorio, la Srta Hungton extiende mi boleta mientras me regala una sonrisa.
—Felicidades. Eres de las mejores calificaciones.
—Gracias —es lo único que digo, puesto que ya quiero salir.
Avanzo hacia la puerta del salón y salgo al pasillo, mi vista busca a Derian pero no lo encuentro. Me detengo en mi búsqueda cuando mis ojos localizan a los tres chicos cerca de la escalera, amigos del equipo de fútbol. En realidad no les hablo mucho a excepción de Joshep así que me dirijo a él.
—Disculpa, ¿has visto a Derian?
—¡Hey, hola!, claro me dijo que si salías antes de que volviera lo esperaras un instante. Creo que iba por sus cosas al salón de entrenamiento.
—Oh —no sé que más decir, así que me limito a tomar asiento en las gradas. Es un tanto incómodo, los tres chicos me observan extrañamente, así que intento distraerme un poco en mi boleta de notas.
Minutos después, Derian llega cargando una caja en sus manos. Me pongo de pie para irnos. Él se las arregla para sostener la caja con una mano y choca su puño con Joshep y luego con los otros dos chicos.
Avanzamos escaleras abajo hasta el segundo piso.
—Aly, ¿me haces un favor? —volteo para verlo mientras se las arregla para sostener la caja que trae en sus manos.
—Claro, dime.
—¿Podrías tomar esto, e ir hacia la entrada mientras yo voy por mi auto? Es que además tengo que pasar a entregar las llaves del casillero del equipo a la dirección y corto camino al estacionamiento si salgo por acá —hace un gesto con su cabeza hacia el pasillo detrás de él.
—Por supuesto, no hay problema. Dame eso.
Extiendo mis manos y empiezo a tomar la caja, él la deposita suavemente asegurándose de dejar caer el peso despacio.
—¿La tienes?— pregunta con cautela antes de soltarla.
—Sí ya está. Te veo afuera entonces.
Cuando se asegura de que puede dejarme a mí sola con el peso de la caja la suelta —Bien, no me tardo —doy un asentimiento como respuesta y él se marcha.
Avanzo cautelosamente por las escaleras, esta caja pesa demasiado, ¿qué tanto traerá adentro? Mis brazos ya duelen un poco, pero me esfuerzo por continuar.
«Ya falta poco» me aliento a mí misma. Cuando llego a la última grada, me siento de golpe mientras recargo la caja en mis dos piernas. Estoy sudando, cosa que detesto.
—¿Te trajiste todos los uniformes y materiales del equipo, Derian?— pregunto hacia la nada en vos alta.
"Parece una caja de mudanza" el pensamiento me asalta repentinamente. ¿Y si realmente va a mudarse para estudiar?
Alguien diría que me complejo demasiado o que soy demasiado dramática ante esto. Alguien más no comprendería lo que para mí significa Derian.
Él es mi mejor amigo desde los cinco años. Recuerdo muy bien el día que se mudó al vecindario donde yo vivía. Mi papá ofreció ayudarles a mover todas sus cosas del camión de mudanza hacia su nueva casa, por cierto era la casa de al lado de la mía.
Por la tarde ya habían terminado y se quedaron a disfrutar de la limonada que mi mamá preparó. Derian parecía tímido ya que apenas pudo decir su nombre, tras que su madre lo rogara para hecerlo.
Se mudó solo con su madre Julissa, tras el divorcio con el señor Coleman, su padre. Él tenía tan solo seis años, no quiero imaginar lo difícil que fue para él y su madre.
Al día siguiente mientras ayudaba a mi papá a podar el jardín, Yoma, mi perro pastor alemán dormía sobre la grama recién podada. De repente un balón cayó en el patio y penosamente Derian corrió a tomarlo, Yoma despertó en ese instante y al ver el balón empezó a ladrar y correr, quería jugar. Quería que Derian jugara con él. Pero al parecer, él pensó que este quería lastimarlo y lanzó el balón mientras corría casi llorando, gritando a su madre que un animal salvaje lo perseguía. Aún le hago bullying por eso.
Con el tiempo su madre se hizo muy amiga de la mía y él y yo de igual manera empezamos a llevarnos mejor.
Crecimos juntos, íbamos a la escuela juntos. Desde el cuarto grado éramos compañeros de clase y todas las tardes hacíamos las tareas juntos para después jugar en el jardín al: "Capitán Estelar y su Colega Maravilla" amaba ese juego, éramos héroes que siempre protegíamos y salvábamos el planeta y él me protegía siempre de nuestro gran archienemigo "El señor Destroy".
Cuando yo tenía ochos años y él nueve -porque es un año mayor, se atrasó en sus estudios debido a la mudanza- una vez jugando en el parque mientras el balancín era nuestra nave, caí en combate. Terminé tirada en la grava con mis rodillas raspadas y mis manos ardiendo por haber recibido el impacto cuando quise aminorar mi golpe. Lloré mucho y recuerdo que él se sentó junto a mí, mientras rasgaba su camisa para improvisar una venda para mis rodillas. Me secó las lágrimas y me reconfortó diciendo:
"No dejaré nunca que nada ni nadie te lastime, ni el Señor Destroy, ¿entiendes? Prometo estar siempre a tu lado cuando me necesites. Lo prometo, Aly"
Sé que fue una promesa durante el juego, pero en los siguientes diez años que han transcurrido después de ese día, ha cumplido su promesa. Cada vez que lo he necesitado ha estado ahí, Derian ha cumplido su promesa hasta el día de hoy y es por eso que me aterra tanto la idea de que se aleje de mí, de que tenga que mudarse.
He ahí el porque mi comportamiento dramático. Tengo una dependencia a él y una historia de una vida completa con él y no quiero que termine aún. No ahora.
—¿Necesitas ayuda?— una voz me saca del profundo éxtasis en el que me encontraba sumergida recordando mi infancia. Enderezo mi postura, ya que me encontraba recargada sobre la caja que yace en mis piernas, no sé cuanto tiempo llevo aquí pensando e inmóvil.
—¡Hola! ¿Te encuentras bien? ¿Estás aquí en la tierra?— una mano ondea frente a mí como para comprobar que estoy despierta y me obligo a levantar la vista hacia la persona que me habla. Al alzar mi vista me encuentro con Joshep quien parece preocupado por mi comportamiento zombi.
Aclaró mi garganta para poder hablar —Eeem sí..., sí estoy bien sólo, me encontraba un poco distraída, gracias.
—De hecho lo noté, ni siquiera pestañeabas, ¿segura que estás bien? ¿Dónde esta Derian?.
¡Derian! Recuerdo que ha de llevar quien sabe cuanto tiempo esperándome.
—Está trayendo su auto, de seguro debe estar ya en la entrada. Será mejor que vaya— hago un vago intento por levantarme, pero por la posición en la que tenia mis piernas y el pesor de la caja encima, no tengo fuerza. Mis piernas están entumecidas completamente y me obligan a sentarme bruscamente de nuevo. Joshep intenta sostenerme pero no puede evitar mi caída.
—¿Estás bien? Déjame que te ayude con esto —toma la caja y se las arregla para recargarla en su pierna izquierda, la toma con una mano y me extiende la otra para ayudarme a que me pueda levantar. Tomo su mano y hago un esfuerzo por levantarme, mis piernas hormiguean y se sienten pesadas.
—¡Gracias Josh! creo que ya estoy mejor —extiendo mis brazos para que deposite la caja nuevamente, pero veo que él niega con su cabeza.
—¡De ninguna manera! Esto pesa más que tú —bromea —.Te ayudaré a llevarla —quiero protestar y decirle quien no, pero me interrumpe —No es una pregunta y no suelo ser caballeroso así que será mejor que me aproveches —empieza a caminar hacia la salida y yo ruedo los ojos mientras lo sigo torpemente por mis piernas que parecen aún no despertar.
Al salir del edificio nos dirigimos hacia la entrada principal donde está Derian con su auto.
—¿Pesa demasiado verdad?— Derian nos observa a Josh y a mí —Lo siento debí traerla yo.
—No hay problema, Josh se ofreció a ayudarme —sonrío mientras volteo hacia él rogando porque no vaya a decir nada acerca del estado zombi en el que me encontró.
—Y no quería aceptar mi ayuda, es arrogante —Josh se queja mientras abre la puerta de atrás para depositar la caja y afortunadamente no dice nada más.
—No sabes cuánto —Derian se queja también.
—Gracias, deberías ser más caballeroso con frecuencia. Te queda bien —bromeo y Josh me regala una sonrisa.
—Sí, lo tomaré en cuenta. Siempre y cuando no me toque ayudar a chicas renuentes como tú —sonríe ampliamente y el hoyuelo en su mejía aparece, extiende su mano hacia la puerta del pasajero y la abre para mí. Agradezco mientras me introduzco en el asiento.
Derian se despide de su amigo y conduce hasta que salimos de los límites de la institución. Un enorme silencio es instalado entre nosotros cosa que no suele suceder.
Normalmente estamos bromeando, hablando de películas o tonterías. Puedo jurar que él al igual que yo está pensando en la etapa UNIVERSITARIA.
Mientras vago en un profundo mar de dudas y emociones inexplicables observando nada en la calle, Derian parece hacer lo mismo mientras clava su mirada detenidamente hacia el frente.
—¿Te comieron la lengua?— el silencio es interrumpido por él, pero a pesar de que lo he escuchado, aún sigo viendo a la ventana sin poder pronunciar palabra alguna.
Siento como el auto se detiene, creo que es en un semáforo.
—¡Hey! Tierra llamando a Alyssa, ¿me copia? ¡Maydey! ¡Maydey! Estoy perdiendo la conexión acá—río un poco porque imita el sonido de -según él- una radio de comunicación espacial.
—Copiado —es mi única respuesta.
—Hey, ya en serio. ¿Qué te pasa? ¿Estás molesta porque te deje cargar con la caja? Lo siento.
Hago un vago intento por mirarlo y observo que su mirada está fija en la calle, intento bromear para poder evadir enfrentar la verdadera conversación que quisiera tener.
—No, por suerte tu amigo el chico de los lindos hoyuelos en las mejillas me ayudó —intento reír pero me sale fatal.
Reanuda la marcha cuando el semáforo da luz verde.
—¿Eso te impresiona? Oye yo también tengo y nunca me has dicho que son lindos. Eres mala.
—Te veo a diario, es bueno ver nuevos hoyuelos.
—Mmmm como sea. ¿Segura que es por eso que estás tan rara? ¿O es que andas en tus días?
—!Claro que no!, ¡no seas así! —chillo indignada —Además yo no soy bipolar cuando estoy en mis días —lo pienso —¿O sí?
—Por supuesto que sí y no te imaginas cuánto —rueda los ojos haciendo un gesto de malhumor.
—Que no. Y aunque así lo fuera, yo sé que aún bipolar pero me amas —me siento triunfante así que lo hago notar en mi voz.
Sonríe un poco —Sabes que sí.
—¿Aunque no estés cerca?— mis palabras salen por si solas y me arrepiento por decirlas.
Derian sonríe mientras se extraña ante mi pregunta —Aunque no esté cerca —afirma.
Un suspiro me abandona y me obligo a tocar el tema —¿Y si te tienes que mudar?
Su expresión se vuelve confundida —Y esa pregunta viene debido a... —su oración es inconclusa, espera a que yo la termine.
—Debido a tu estudio. No sé a tu carrera, debido a que la UCLA es la mejor opción para estudiar leyes, ¿o no?— mis palabras salen a borbotones.
El entendimiento surca por sus facciones —Espera, no estas así por lo que dijo Susan, ¿o sí?— me observa una fracción de segundo, para luego devolver su mirada a la calle y al obtener un silencio como respuesta es él quien auto responde a su pregunta —.¡Hey! ¿Es eso verdad? Aly, sólo era un comentario. Cómo crees que no hablaría algo así contigo.
—Lo sé. Es solo que no lo había pensado, siempre has dicho que quieres estudiar ahí. Es sólo que me da miedo que te mudes. ¿Qué haré sin mi hermano?— siento cómo el auto se detiene.
No sé ni dónde estamos. No sé cuánto tiempo hemos viajado o si hemos llegado a casa. Volteo hacia la ventana y observo que estamos en una gasolinera.
—Hey, Aly. Escúchame —intenta llamar mi atención, pero no aparto mi vista del vidrio.
Escucho cómo abre y cierra la puerta del auto. Volteo y lo observo cruzar al frente, se detiene al llegar a mi lado y se recarga en el espacio de la ventana, mientras ahueca mi rostro con sus dos manos. Pero me niego a verlo.
—No te hoy a mentir. Esa universidad es una excelente opción y la quiero. Pero también sé que eso implica mudanza y no estoy listo para eso. Jamás he salido de casa. Jamás he vivido separado de July. El estudiar allá implica muchos riesgos y sacrificios a la vez, así como también muchas oportunidades —se detiene y suspira—, pero no pienses en que sea la decisión que sea la que tome, no te voy a incluir. Sabes que siempre te necesito cuando se trata de tomar decisiones así. Hablaremos de esto, pero por ahora no Alyssa. Y siempre estaré contigo, ¿de acuerdo?— se asegura de que esté escuchando lo que dice así que me obliga a verlo a los ojos mientras me repite —¿De acuerdo?— yo asiento incapaz de contestar algo.
Sus palabras traen una oleada de alivio a mí y aunque no me ha negado que piensa en estudiar allá, me siento más tranquila porque sé que él sabrá que hacer.
Deposita un pequeño beso en mi frente, se aleja y me observa —Y ya deja de imaginar cosas o sacar tus propias conclusiones. Relaja esta cabecita —frota su mano en mi cabeza un par de veces, alborotando mi cabello. Golpeo sus brazos mientras río.
—Entonces deja de estresarme — me defiendo y él rueda los ojos, se aleja de la ventana, trota frente al auto y sube en él. Lo enciende nuevamente y antes de reanudar la marcha me observa con maliciosidad.
—¿Una orden de tacos jalapeños te desestrezarían?— me guiña un ojo y sólo de imaginarlos hacen que mi saliva casi se convierta en agua.
—Oh sí. Claro que sí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro