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├────┬─εCapitulo 75:Druig el manipulador y Gilgamesh el campeonз─┬────┤

├────┬─εCapitulo 75:Druig el manipulador y Gilgamesh el campeonз─┬────┤

Envuelto en la cúpula que había creado Phastos, el grupo permanecía en completo silencio. La tensión era palpable, como si nadie se atreviera a ser el primero en hablar.

Kingo: Esto es incómodo... — Murmuró, cruzado de brazos.

Mina: Y que lo digas... — Susurró, sintiendo la presión en el aire.

Kirishima, impaciente, rompió el hielo.

Kirishima: Bien, ahora que estamos todos aquí... ¿no van a preguntarle si van a ayudar? — Miró a Izuku con expectativa.

Izuku bajó la mirada, decepcionado. Phastos suspiró al ver su expresión.

Phastos: Niño, entiendo tu preocupación y por qué quieres detener a tu padre. Pero... — Izuku alzó la vista con seriedad.

Izuku: Quieren seguir las órdenes de Ajak a como dé lugar, ¿no es así?

Phastos y Kingo asintieron. Izuku exhaló pesadamente.

Phastos: Sabemos que tu infancia no fue fácil. No creciste como los demás niños. Eres el primer ser con sangre Eterna y humana... un niño mixto — Dijo con un dejo de nostalgia. Izuku apretó los puños.

Izuku: Pero eso no salvará a la humanidad. Creí que ustedes, mi sangre... — Su voz se quebró ligeramente — Me ayudarían. Son lo único que me queda de mi madre... una madre a la que jamás conocí.

Las palabras golpearon a los Eternos con fuerza. Phastos y Kingo bajaron la mirada, sintiendo el peso de la culpa.

Kingo: Si te sirve de consuelo... tu madre te amó. Siempre lo hizo — Murmuró.

Izuku soltó una pequeña risa sin alegría.

Izuku: Sí, bueno... eso ya lo sabía. Pero lo que necesito ahora es su ayuda.

Al ver que no obtenía respuesta, el chico suspiró y dio media vuelta, listo para irse con sus compañeros.

Phastos: ¿Qué harás ahora? — Preguntó.

Izuku hizo una pausa antes de responder con sinceridad.

Izuku: No lo sé... Mi plan era reunirlos y formar una alianza para detener a mi padre. Pero ahora que sé que podemos hacerlo solos y que ustedes no quieren ayudar... realmente no sé qué hacer.

Kingo chasqueó la lengua y se adelantó, posando una mano en el hombro de Izuku.

Kingo: Mira, niño... Tal vez nosotros no queramos involucrarnos por nuestra conexión con los humanos. Pero hay dos personas que quizá sí te ayuden.

Izuku alzó la mirada con incredulidad, al igual que el resto del grupo.

Izuku: ¿Estás mintiendo? — Preguntó, con desconfianza. Phastos miró a Kingo de reojo.

Phastos: ¿Hablas de ellos? — Kingo asintió. Luego, dirigió su mirada de vuelta a Izuku.

Kingo: Como sabes, éramos diez Eternos. Ya conociste a Sersi, Sprite, Phastos y a mí. Pero entre nosotros, había dos que tenían un aprecio enorme por tu madre.

Izuku: ¿Ajak? — Preguntó Izuku de inmediato Phastos negó con la cabeza.

Phastos: Ajak nos amaba a todos por igual. Por eso nos dio la orden de ser libres y vivir entre los humanos. Pero hubo dos Eternos que fueron sus amigos más cercanos.

Kingo esbozó una leve sonrisa.

Kingo: Su mejor amigo y su compañero de armas: Gilgamesh, el campeón — Sato levantó una ceja.

Sato: Según lo que investigó Izumi, Gilgamesh fue un rey mítico de Mesopotamia. Se decía que era increíblemente fuerte, casi considerado un campeón — Kirishima asintió.

Kirishima: Izumi investigó sobre todos los Eternos antes de esta misión. Nos compartió algunas comparaciones, como la de Sersi con Circe, de "La Odisea" — Kingo asintió, cruzándose de brazos.

Kingo: Vaya, están bien informados. Eso me ahorra explicaciones. Pero sí, gracias a nuestra existencia se crearon muchas mitologías e historias que hoy se cuentan como leyendas. Entre ellas, la de Gilgamesh — Izuku frunció el ceño, recordando.

Izuku: Creo haber visto su nombre en los archivos de S.H.I.E.L.D ¿Creen que estaría dispuesto a ayudarnos? — Phastos suspiró.

Phastos: A decir verdad, no lo sabemos. Después de lo que le pasó a tu madre, decidió quedarse con Druig.

Ochako: Eso significa que está en el Amazonas — Dijo, asimilando la información.

Izuku miró de nuevo a los Eternos.

Izuku: ¿Y quién es el otro?

Phastos y Kingo intercambiaron una mirada antes de volver la vista hacia él.

Kingo: Ikaris — Respondió con un tono grave.

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Japón

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—Señor... más Devastators han sido destruidos. Su hijo no pudo hacerlo solo...

Hitashi observaba la ciudad de Japón desde su oficina, su mandíbula apretada con furia contenida. Sus puños se cerraron con fuerza mientras su mente hacía conexiones apresuradas.

Hitashi: Dime... dime que las cámaras captaron los combates — Pidió, su voz temblorosa por la frustración.

No, señor. Las cámaras de Londres... todas las cercanas fueron bloqueadas por algo dorado — Los ojos de Hitashi se abrieron de par en par.

Hitashi: "¿Dorado?..."

Mientras que las cámaras de Los Ángeles... fueron hackeadas.

El tic en su mandíbula se intensificó. Su respiración se volvió más pesada.

Hitashi: Fuera — Ordenó en un susurro afilado.

El agente no se atrevió a objetar y abandonó la habitación de inmediato.

El silencio lo envolvió. Su pecho comenzó a arder con una opresión insoportable, como si una garra invisible estuviera desgarrándole por dentro. Su mano se aferró con desesperación a su camisa mientras sus venas, tensas y marcadas, se hacían más visibles a través de su piel.

Hitashi: No... no puede ser... están muertos... ¡ES IMPOSIBLE! — Sus rodillas temblaron. El sudor frío resbaló por su frente — Necesito... necesito... — Murmuró con la voz rota, tambaleándose hasta su escritorio con pasos torpes.

Abrió un cajón de golpe y sacó un frasco con las manos temblorosas. Lo destapó con torpeza y dejó caer varias pastillas en su palma. Sin siquiera pensar, las tragó todas de un solo movimiento, sintiendo cómo descendían con violencia por su garganta. El ardor en su pecho comenzó a desvanecerse lentamente.

Tomó una bocanada de aire, tratando de recuperar la compostura. Se puso de pie con dificultad y caminó hacia una estantería. Con movimientos mecánicos, jaló varios libros en un orden específico. Un leve clic resonó en la habitación.

Una puerta secreta se deslizó, revelando un pasillo oscuro que comenzó a iluminarse a medida que avanzaba. Cada paso que daba lo sentía más pesado. Más denso.

Frente a él, la sala brilló con una luz repentina, revelando los trajes de los Eternos, alineados como la primera vez que Izuku los había visto. Hitashi se detuvo en seco.

Su mirada recorrió cada uno de los trajes con una mezcla de ira y desconcierto.

Hitashi: ¿En qué... en qué me mintieron? — Su voz salió entrecortada, apenas un susurro.

El eco de sus propios pensamientos lo arrastró hacia el pasado.

De repente, ya no estaba en la sala. En su mente, la oscuridad lo envolvía.

Delante de él, una figura emergió entre las sombras. Un hombre cuya sonrisa era lo único visible en su rostro oculto. Su traje negro con matices rojizos resaltaba en la penumbra.

Y entonces, las palabras que había olvidado regresaron con brutal claridad:

Para engañar a un hombre solitario... primero debes engañar lo que más odia.

El peso de la revelación cayó sobre él como una losa. Bajó la mirada y vio los cuerpos de los Eternos a sus pies.

Él estaba encima de ellos, bañado en sangre, con una risa desquiciada brotando de su garganta.

Hitashi: Hahaha... Hahahahaha... ¡HAHAHAHAHAHAHAHA!

La risa era suya. Su versión del pasado, al borde de la locura. Su propia risa lo sacó de golpe de la visión.

El presente volvió a él como una bofetada, devolviéndole el control de su cuerpo.

La respiración de Hitashi era errática. Su corazón martillaba con fuerza en su pecho. Sus pupilas se contrajeron. Sus puños se cerraron con tanta fuerza que sus uñas se hundieron en la piel. Y entonces, su rostro se deformó en pura furia.

Hitashi: ¡ME ENGAÑÓ...! ¡TODO ESTE TIEMPO...! Rugió, su grito resonando por toda la sala — ¡DRUIG!

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Espacio aéreo Sudamericano.

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La habitación estaba sumida en la oscuridad, con solo una tenue luz azulada proyectándose sobre el rostro de Izuku. Su voz rompió el silencio con un tono grave.

Izuku: La situación ha cambiado demasiado — Anunció, con la mirada fija en la pantalla frente a él — Parece que podríamos destruir las antenas nosotros mismos sin demasiado problema.

Del otro lado de la línea, Nick Fury y Silver Sable estaban reunidos en una de las casas de seguridad del exdirector. La habitación en la que se encontraban tenía las ventanas cubiertas, y en la mesa frente a ellos, múltiples archivos y planos estaban esparcidos. Nick Fury entrecerró los ojos.

Nick Fury: Hmph... Entonces podríamos realizar un ataque frontal. Pero hay un problema mayor. La influencia de tu padre ha crecido demasiado — Izuku tragó saliva y desvió la mirada.

Izuku: Lo sé... pero no quiero aceptarlo.

Pues debes hacerlo — Interrumpió una tercera voz con gravedad.

Desde Japón, en una sala oculta de la U.A., el director Nezu y All Might estaban conectados en la llamada. La luz en la sala era mínima, apenas suficiente para iluminar los rostros preocupados de los dos héroes.

All Might: Tu padre ya tiene el control de los héroes del mundo... — Añadió con pesar. Izuku entrecerró los ojos.

Izuku: ¿Qué tan malo es? — Nezu suspiró antes de responder.

Nezu: Hitashi ha comenzado a tramitar cartas de desistimiento para héroes de bajo rango. Sir Nighteye fue uno de los afectados. Togata, Hado y Amajiki han sido reasignados para patrullar junto a los Devasters — Izuku apretó los puños con fuerza.

Izuku: ¿Y el resto de las clases?

El silencio fue respuesta suficiente. Izuku sintió una punzada en el pecho antes de escuchar la confirmación.

All Might: Hitashi ha enviado un comunicado directo a nosotros — Continuó, con el rostro sombrío — Toda la formación heroica será degradada a meras funciones de supervisión y patrullaje. Todos los estudiantes deberán apoyar a los Devasters. Y... además de eso...

Izuku: ¿Qué más? — Preguntó, aunque ya temía la respuesta.

Nezu: Está iniciando los trámites para transformar la U.A. en una fábrica de Devasters — El silencio se hizo denso.

Izuku: ¿Puede hacer eso? — Preguntó, con un hilo de incredulidad. Nezu asintió con pesar.

Nezu: Lamentablemente, sí. La Comisión de Héroes tiene cierto control sobre nuestras operaciones, y ahora que cuenta con el respaldo de los gobiernos, es inevitable — Fury resopló con fastidio.

Nick Fury: Por eso te llamamos, chico. ¿Cuál es tu plan? — Izuku alzó la mirada. Su determinación se reflejaba en sus ojos verdes.

Izuku: Hemos encontrado a Sersi, Sprite, Phastos y Kingo — Hubo un instante de sorpresa. Fury esbozó una leve sonrisa.

All Might: Eso sí que es interesante.

Nezu: Tener a los Eternos de nuestro lado podría cambiar el juego — Añadió. Pero Izuku endureció su expresión.

Izuku: El problema es que... no quieren ayudar — La sala se sumió en una tensa quietud.

All Might: ¿Por qué? — Inquirió.

Izuku: Sus razones son vagas, pero claras — Nick Fury se frotó la sien.

Nick Fury: Eso complica las cosas... Las antenas están en construcción en todo el mundo. En dos semanas, tal vez menos, estarán operativas. Necesitamos la ayuda de todos los héroes posibles para destruirlas, pero con la influencia de tu padre...

All Might: Incluso los héroes que quieran ayudar tienen las manos atadas — Completó — Oponerse a Hitashi podría costarles todo — El peso de esas palabras cayó sobre todos. Pero Izuku no se inmutó.

Izuku: Aún hay una solución — Fury alzó una ceja.

Nick Fury: Sabía que dirías eso. ¿Cuál es el plan?

Izuku: Jiro está en Babilonia investigando una montaña donde creemos que se encuentra una Eterna: Makkari. Nosotros iremos a las Amazonas. Iida cambió su rumbo y está buscando a Druig y Gilgamesh — Fury sonrió con aprobación.

Nick Fury: Bien. Yo seguiré investigando las antenas. Créeme o no, todavía hay gente que confía en mí — Nezu asintió.

Nezu: Intentaremos encontrar héroes que estén dispuestos a luchar — All Might miró a Izuku con firmeza.

All Might: Joven Midoriya... cuida de mis estudiantes. Son todo para mí.

Izuku le sostuvo la mirada y asintió.

Izuku: Ganaremos, All Might. Se lo prometo.

El llamado terminó, pero el peso de la promesa quedó flotando en el aire.

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Amazonas

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El Quinjet descendió con cautela entre los densos árboles de la selva amazónica. La niebla matinal serpenteaba entre los troncos, ocultando formas y siluetas en la penumbra verde. La humedad era sofocante, y los sonidos de la selva, desde los chillidos lejanos de los monos hasta el zumbido de los insectos, creaban una atmósfera inquietante.

Cuando la rampa descendió, los héroes pisaron tierra con cautela. El aire estaba impregnado con el aroma de la vegetación húmeda y la tierra mojada.

Una figura se acercó con paso firme entre la maleza.

Izuku: Iida... — Murmuró, acercándose para estrechar su mano — Me alegra verlos bien.

Iida: Igualmente — Asintió — Hemos encontrado algo.

Tokoyami se adelantó, su expresión sombría combinando con el entorno.

Tokoyami: Encontramos una aldea oculta en lo más profundo de la selva. No quisimos acercarnos demasiado. No sabemos si nos verán como enemigos — Ochako miró alrededor con inquietud.

Ochako: ¿Y el resto? No los veo por aquí.

Iida: Koda, Shoji y Sero fueron a explorar la zona — Explicó — Después del ataque de los Desviantes en Londres y América, preferimos asegurar el área antes de avanzar.

Izumi se cruzó de brazos, con la mirada baja.

Izumi: Katsuki y yo nos quedaremos aquí. No sabemos qué pueda atacarnos.

Izuku la observó en silencio. Sabía que su hermana estaba al límite. El peso de la verdad sobre su padre estaba desgarrándola, y no podía culparla... él también sentía la angustia de saber que estaban en una carrera contra el tiempo para evitar lo peor.

Izuku: Está bien — Dijo finalmente, apoyando una mano en su hombro — Manténganse en contacto. No queremos que nos tomen por sorpresa.

Izumi y Bakugo asintieron. Izuku miró a Iida con determinación.

Izuku: Llévanos.

Sin más, el grupo se internó en la selva, listos para enfrentar lo que les esperaba en lo profundo de las Amazonas.

El follaje de la selva se mecía con el viento nocturno. Incontables insectos llenaban el ambiente con su cacofonía natural, creando una sinfonía de zumbidos, crujidos y chillidos lejanos. Tres figuras estaban sentadas alrededor de una fogata improvisada, cuyas llamas chisporroteaban de vez en cuando.

Sero: Digan lo que digan, yo creo que habría sido un buen arquitecto — Dijo, apoyando los codos en sus rodillas mientras miraba las estrellas a través del dosel de los árboles.

Shoji: ¿Arquitecto? — Alzó una ceja, el movimiento apenas perceptible bajo su máscara — ¿De verdad lo dices en serio?

Sero: ¡Claro! — Señaló su propio brazo — Piénsenlo, mi cinta es prácticamente una herramienta de construcción. Siempre quise hacer algo impresionante, edificios altos, estructuras colgantes... como en las películas de superespías. Pero, bueno... el camino de héroe se interpuso.

Koda asintió lentamente, aunque no parecía convencido.

Koda: Yo creo que... hubiera trabajado con animales. Tal vez en un santuario o algo así — Murmuró en voz baja.

Shoji: Eso sí lo creo — Comentó con una sonrisa ligera — Te veo rodeado de cachorros y aves raras. Suena tranquilo.

Koda rascó su cabeza con algo de vergüenza, pero una sombra de tristeza cruzó su mirada.

Koda: Aun así... nunca quise ser otra cosa que un héroe — Shoji exhaló hondo y su voz adoptó un tono más bajo.

Shoji: Lo entiendo. Para nosotros, esto nunca fue solo un sueño infantil... era una necesidad — Sero y Koda intercambiaron miradas antes de que Shoji continuara — En mi pueblo... las cosas no eran fáciles. Ya lo saben, mi apariencia no es... común.

Koda y Sero guardaron silencio. Sabían que Shoji no solía hablar de su pasado.

Shoji: Desde niño fui tratado como un monstruo. Había días en los que ni siquiera podía salir de casa sin que alguien me gritara o me lanzara piedras. Pero la peor vez fue cuando intenté ayudar a una niña que cayó al río. Ella estaba gritando, pidiendo ayuda, y yo... yo simplemente salté.

Los dos escuchaban atentamente, sintiendo que el aire se volvía más pesado.

Shoji: La salvé. Pero cuando la llevé a la orilla, su familia la abrazó... y luego me miraron como si yo fuera el peligro. Dijeron que la había atacado, que era una bestia — Se miró las manos — Me golpearon. Me arrojaron al suelo y me patearon hasta que alguien más llegó para detenerlos. Yo... solamente quería salvarla.

El silencio se extendió por varios segundos. Koda tragó saliva y Sero miró fijamente la fogata, sin saber qué decir.

Shoji: Pero en ese momento comprendí algo — Continuó, con un destello de determinación en los ojos — Si quería cambiar algo... si quería proteger a otros, incluso a los que me odiaban, tenía que convertirme en un héroe. No por mí, sino por los demás. Porque proteger a quienes pueden ser protegidos... es el mejor regalo que podemos dar.

Koda: Eso es... — Buscó las palabras — Eso es lo que significa ser un héroe de verdad — Sero soltó un resoplido, intentando ocultar la emoción.

Sero: Hombre... ahora me siento egoísta por decir que quería ser arquitecto — Shoji río con suavidad.

Shoji: Nah. Eso significa que tenías opciones. Pero todos terminamos aquí por una razón.

De pronto, el sonido del viento cambió. Una vibración extraña recorrió el aire, como un murmullo etéreo en la espesura. Los tres se pusieron en alerta.

Sero: ¿Oyeron eso? — Susurró, mirando a su alrededor.

Las sombras de los árboles parecieron moverse de forma antinatural. Koda cerró los ojos e intentó comunicarse con la fauna de la zona... pero nada. Solo silencio.

Koda: Esto no es normal... — Susurró, su expresión volviéndose más preocupada — No puedo sentir a ningún animal cerca. Es como si hubieran desaparecido.

El crujido de una rama cercana hizo que todos se giraran rápidamente. Algo estaba allí.

Shoji: ¡Nos rodearon! — Extendió sus brazos, listo para luchar.

Pero antes de que pudieran reaccionar, algo se clavó en el suelo frente a ellos con un sonido seco. Una lanza de madera con inscripciones extrañas y una punta afilada de obsidiana. De su base comenzó a emanar un gas verdoso.

Sero: ¡Retrocedan! — Gritó, cubriéndose la boca.

El gas se expandió rápidamente, y el aire se tornó espeso y difícil de respirar.

Shoji: ¡A los Quinjets, ya! — Ordenó.

Sero sacó su comunicador en un intento desesperado de pedir ayuda, pero antes de que pudiera decir algo, un sonido agudo silbó en el aire.

BANG.

El comunicador explotó en su mano, reducido a pedazos de metal humeante.

Sero: ¡Diablos, nos están cazando! — Gritó.

Sin pensarlo dos veces, los tres se dieron media vuelta y corrieron de regreso al campamento, con la sensación de que algo o alguien los estaba observando desde la espesura. Y esa cosa no parecía amigable.

La aldea secreta se alzaba entre la densa vegetación, oculta del resto del mundo. Sus habitantes ya habían notado la presencia de los recién llegados y sus miradas analizaban cada uno de sus movimientos.

Ochako: ¿Crees que sean hostiles?

Izuku: No lo sé, espero que no.

Antes de que pudieran decidir su próximo movimiento, una voz resonó de repente justo a sus espaldas.

Tsuyu: Los he estado vigilando desde hace un rato.

Izuku pegó un brinco, soltando un grito ahogado al verla tan cerca sin previo aviso.

Izuku: ¡Ahh! ¡Tsuyu, no vuelvas a hacer eso!

Iida: Ella puede usar un camuflaje, se me pasó avisarte. Perdón.

Izuku: ...Ya veo. No importa, Tsuyu, ¿qué descubriste de ellos?

Pero Tsuyu no respondió. De repente, su mirada se vació y su postura cambió. Sus ojos tomaron un brillo dorado que a todos los puso en alerta.

Izuku: ¿Tsuyu?

Tsuyu levantó el rostro y, con una voz que no parecía suya, dijo con calma:

Tsuyu: No pensaba conocerte en estos términos.

Todos intercambiaron miradas de desconcierto y alarma.

Tokoyami: ¿Qué le pasa?

Ochako: Sus ojos...

Izuku se adelantó rápidamente y la sujetó de los hombros, girándola para verle bien el rostro.

Izuku: ¿Quién está hablando a través de ella? — Tsuyu sonrió levemente.

Tsuyu: Je, has crecido demasiado, pequeño Izuku.

El peliverde frunció el ceño mientras el resto del equipo procesaba la frase.

Ochako: ¿Pequeño Izuku?

Iida: ¿Crecido?

Sin decir más, Tsuyu comenzó a caminar en dirección a la casa central de la aldea.

Tsuyu: Es mejor que entren, no acostumbro a tener invi-

Druig, basta con esto.

Una tercera voz irrumpió en la escena y todos giraron la mirada. Entre los árboles emergió un hombre de gran porte, de musculatura imponente. Izuku sintió una presencia abrumadora proveniente de él. El desconocido lo analizó de arriba a abajo antes de sonreír con cierta nostalgia.

Así que tú eres Izuku, je. Es bueno verte otra vez...

Izuku se preparó para hablar, pero antes de que pudiera decir una palabra, el hombre se movió con velocidad inesperada y le propinó un puñetazo directo al estómago, enviándolo volando.

Ochako: ¡Izuku!

Iida: ¡Son peligrosos!

Izuku aterrizó torpemente sobre una pila de paja, soltando un gruñido de dolor. Apenas levantó la mirada cuando vio al desconocido acercándose rápidamente.

Izuku: Tsk...

Sin dudarlo, se puso de pie y materializó una espada de energía, adoptando una postura de combate.

Izuku: ¿Quieres pelear? Bien, que así sea — El hombre sonrió.

Eso quería oír.

El combate comenzó. Izuku utilizó su "Advección de luz" para moverse con una velocidad impresionante, apareciendo detrás del desconocido e intentando asestar un corte preciso. Sin embargo, el hombre bloqueó el ataque con una mano desnuda, sin moverse un solo centímetro.

Izuku: ¡¡Tch!!

El desconocido giró sobre sus talones y lanzó un golpe descendente que Izuku apenas logró esquivar a tiempo, sintiendo el viento cortante del impacto.

Izuku: ¡Destello misterioso!

Intentó otro corte rápido, pero el hombre reaccionó aún más rápido, desviándolo con un golpe de su brazo y conectando un puñetazo en el abdomen de Izuku que lo dobló del dolor.

Izuku: Kgh... ¡Este tipo golpea más fuerte que All Might!

El desconocido se cruzó de brazos, observándolo con interés.

Tus movimientos... me recuerdan a alguien ¡Ah, sí! Extraño pelear con Thena. Te pareces demasiado a ella en técnicas de combate — Izuku, jadeando, le miró sorprendido.

Izuku: ¡¿T-Thena...?! — El hombre simplemente sonrió.

Bienvenido a la aldea. Soy Gilgamesh.

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Quinjets

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Izumi y Bakugo estaban sentados en el interior, disfrutando de un raro momento de tranquilidad antes de la tormenta. Izumi suspiró.

Izumi: Siempre he admirado a mi padre. Desde pequeña, verlo luchar todos los días me inspiró. Quiero ser la mejor versión de mí misma, ser una heroína digna de lo que él representa — Bakugo cruzó los brazos, asintiendo.

Bakugo: Yo siempre admiré a All Might. Quise ser el mejor, el héroe número uno. Pero ahora... también admiro a Izuku. Se ha enfrentado a cosas que yo jamás imaginaría, y sigue adelante. Confío en él, pase lo que pase — Izumi bajó la mirada.

Izumi: Todo ha cambiado tan rápido... — Bakugo frunció el ceño.

Bakugo: Izumi....

Izumi: Nuestra relación fue algo mágico, lo admito. Pero... todo lo que ha pasado en los últimos meses... — Tomó aire y lo soltó con pesar— Gracias por entiendo por qué terminamos. Nadie más lo sabe, pero seguimos fingiendo estar juntos para no incomodar a los demás. Gracias por eso — Bakugo tensó la mandíbula.

Bakugo: Yo aún te amo.

Izumi cerró los ojos, como si esas palabras le pesaran en el alma.

Izumi: Y yo a ti. Pero necesito saber quién soy en realidad. Mi familia está fracturada y hasta que no entienda mi lugar en ella... no sé si este amor podría perdurar.

Bakugo quiso responder, pero en ese momento se escucharon pasos acelerados. Los dos se pusieron en guardia cuando el equipo de Sero irrumpió en la zona. Estaban jadeantes y pálidos.

Sero: Tenemos problemas.

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Aldea

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El grupo miraba sorprendido a Gilgamesh, quien les devolvía la mirada con una sonrisa confiada.

Ochako: Si esto no podía ser más extraño, ahora el siguiente Eterno que nos encontramos es alguien que casi mata a mi novio.

Gilgamesh: ¿Así que tu novio? — Dirigió una mirada pícara a Izuku — Ja, sí que eres todo un casanova.

Izuku: Por favor, no digas eso... — Murmuró con las mejillas encendidas.

Tsuyu: Kero... ¿qué pasó?

Ochako: ¡Asui!

Iida: ¿Estás bien?

Tokoyami: Por un segundo, alguien te controló.

Tsuyu: Recuerdo que estaba a punto de decirles lo que vi, cuando de repente me dormí.

Perdona por eso, Tsuyu Asui — Intervino una voz.

Las miradas se dirigieron a la casa central, cuyas puertas se abrían lentamente. De ella emergió un hombre de cabello negro y semblante sereno. Caminó con calma hasta quedar frente al grupo.

Druig: Me presento, soy Druig. Un gusto verte, Izuku, hijo de mi queridísima amiga, Thena.

Izuku analizó a Druig de arriba a abajo. A diferencia del resto de los Eternos que había conocido, este hombre no parecía un guerrero. Más bien, desprendía un aura de alguien táctico y calculador.

Druig: Vamos, pasen. No siempre tengo el placer de recibir a un mestizo, mitad Eterno, mitad humano.

Druig se dio la vuelta y caminó hacia dentro de la casa. Izuku miró a los demás, sin muchas opciones, y terminó entrando acompañado del grupo.

El interior de la casa tenía un ambiente pesado e incómodo. Parecía como si el aire mismo estuviera enrarecido por la presencia de Druig.

Tsuyu: Eh, ¿deberíamos hablar?

Druig: Shhh, quiero que mi sobrino hable.

Todos miraron a Izuku, quien estaba sentado cerca de Druig, mientras este mordía despreocupadamente una manzana. Izuku tomó aire antes de hablar.

Izuku: Quiero saber algunas cosas. Primero...

Druig: Engañé la mente de tu padre. Él piensa que nos asesinó la última vez que nos vimos. Lo engañé a tal punto que tenía que hacer realidad lo que su mente vio. Con ayuda de Phastos, creamos trajes anticuados que nos ayudaron a escondernos — Respondió interrumpiéndolo sin titubeos.

Izuku abrió los ojos sorprendido. Jamás imaginó que Druig sabría exactamente qué iba a preguntar.

Izuku: ¿Cómo es que...?

Gilgamesh: Él es un manipulador. Sabe lo que harás antes de que lo hagas. Su poder es el control mental, pero no uno cualquiera. Su control no tiene límite de tiempo; dura todo lo que él quiera.

Iida: Eso explica por qué Tsuyu estuvo controlada todo el rato.

Druig: Perdón por eso. Es la primera vez que veo a unos... ¿cómo decirlo? Superdotados. Quería ver sus mentes, es algo natural en mí. Ahora, dime, ¿qué más quieres saber?

Izuku: Mayormente, esta pregunta es para él — Se giró hacia Gilgamesh — Sabemos que Ajak les dio la orden de vivir como deseen, pero mi padre está a punto de causar el mayor genocidio de dones jamás visto. Necesitamos toda la ayuda posible.

Druig: Déjame adivinar. ¿Los demás te dijeron que no?

Ochako: Queremos salvar la sociedad como la conocemos. Necesitamos la ayuda de ustedes.

Gilgamesh: Déjenme adivinar. ¿Phastos dijo que yo podría ayudarles? — Izuku asintió. Gilgamesh suspiró con una sonrisa melancólica — Nunca cambia... A decir verdad, sí tenía aprecio a tu madre. Pero...

Tokoyami: No me gusta cómo va esta conversación...

Gilgamesh: No puedo ayudarles — El silencio se hizo en la habitación.

Izuku: ¡No tienes por qué escucharlo! ¡Por favor, ayúdanos!

Gilgamesh: El día que tu madre murió, todo cambió para nosotros. Tu padre me miró con ira y me preguntó: '¿Por qué no hiciste nada para protegerla?'

Izuku: ¿Por qué la protegería? ¡Estaban todos juntos aquel día! ¿Cómo?

Gilgamesh: No pude responder. Bajé la mirada y solo susurré 'lo siento' Él me tomó del cuello y me obligó a mirarlo directamente. 'No te vuelvas a meter con mi familia', me dijo. Y aunque no respondí, la culpa sigue pesando sobre mí hasta hoy...

Ochako: ¿Por eso no nos vas a ayudar?

Gilgamesh: Ante todo, Thena era mi amiga. La decepcioné. Lo único que puedo hacer ahora es respetar el juicio de Hitashi.

Iida: Disculpe que lo diga, pero ¿no es injusto para los demás?

Druig: Los humanos... son caos puro. Siempre han causado desastres. La Segunda Guerra Mundial, la matanza de Tóxcatl, los incontables atentados terroristas. Si Hitashi no lo hiciera, alguien más lo haría tarde o temprano. Es la cruda realidad.

Tokoyami: Pero si podemos frenarlo, es una oportunidad.

Druig: Una oportunidad para alargar sus vidas, no para salvarlas. Mientras haya alguien dolido, habrá otra persona que quiera venganza. Es un ciclo eterno.

El grupo guardó silencio. Sabían que, aunque cruel, sus palabras tenían verdad.

Gilgamesh: Bueno, no hay más solución — Dijo levantándose y mirando a Izuku — Vamos.

Izuku: ¿?

Gilgamesh: Le prometí a tu madre que te entrenaría. Es hora de cumplir mi última promesa.

Mientras tanto, en otra parte de la aldea, Izumi y Bakugo, junto con su grupo, eran llevados como prisioneros por los aldeanos.

Bakugo: ¡Malditos idiotas! ¡Arruinaron el maldito momento!

Izumi: ¡Cállate, Bakugo!

El ambiente se volvió incómodo.

Sero: Bueno, al menos no nos han atado como un asado navideño...

Las miradas asesinas de Izumi y Bakugo hicieron que Sero se encogiera de hombros.

Sero: Vale, lo intenté...

Bajo el intenso calor del sol, Izuku respiraba con dificultad, manteniendo la guardia en alto mientras Gilgamesh permanecía firme frente a él, sin mostrar señales de fatiga. La diferencia de poder era abrumadora.

Gilgamesh: No bajes la guardia — Advirtió, lanzándose con una velocidad imposible para alguien de su tamaño.

Izuku apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando un puño le impactó el estómago, sacándole el aire y lanzándolo hacia atrás. Aterrizó sobre la arena con un golpe seco, sintiendo su cuerpo entumecido.

Gilgamesh: Eres fuerte, chico, pero desperdicias tu energía en ataques fragmentados — Le extendió la mano, ayudándolo a incorporarse — A veces, acabar con el enemigo de un solo movimiento puede ser lo mejor. Puedes acumular todo en un solo ataque en lugar de canalizarlo poco a poco. Puedes expandirlo.

Las palabras resonaron en la mente de Izuku, trayéndole recuerdos de sus propias técnicas: Adyacente de Luz y Destello Misterioso. Siempre los había limitado a manifestaciones pequeñas, pero si aplicaba lo que decía Gilgamesh... podría llevarlas a otro nivel.

Antes de que pudiera seguir reflexionando, un grito rompió la concentración del grupo.

Izumi: ¡Déjenme en paz, idiotas, suéltenme ahora mismo! — Forcejeaba con un grupo de aldeanos que la habían capturado junto a Bakugo y el resto del equipo.

Druig se acercó a Izuku con una ceja levantada.

Druig: ¿La conoces?

Izuku suspiró, frotándose la frente.

Izuku: Sí... es mi hermana.

Los aldeanos finalmente los liberaron, y el grupo decidió tomar un descanso. Algunos aprovecharon para revisar su equipo, mientras que otros simplemente disfrutaban de la calma momentánea. Druig, sin embargo, se acercó a Izuku, observándolo con interés.

Druig: Thena era una mujer admirable — Comentó con su tono usualmente indiferente — Siempre se mostró fría, pero tenía una amabilidad especial. Su fuerza era algo que incluso yo admiraba — Izuku le miró en silencio, esperando que continuara.

Druig: No quiero involucrarme porque dejé de confiar en la humanidad hace mucho tiempo. Pero en ti, confío — Hizo una breve pausa y luego prosiguió — Cuando entré en la mente de la rana, vi dos técnicas tuyas... creo que se llamaban Sollozo de Melancolía, Luna de Luz y la otra Asalto Gemelo Frey.

Izuku se sorprendió al escuchar esos nombres salir de la boca de Druig.

Druig: Ambos ataques tienen emociones en ellos — Continuó — Una emoción puede ser la cúspide del combate. Ese es mi consejo, tómalo como desees.

Druig se alejó sin decir más, dejando a Izuku sumido en sus pensamientos, reflexionando sobre el verdadero potencial de sus habilidades y el camino que tenía por delante.

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Oficialmente...

Quedan 5 caps...

Para finalizar esta historia.

Estoy emocionado jeje

Oh y además les quiero extender esta invitación a un server de Discord, donde hay varios escritores y personas. Pasense si gustan todos son bienvenidos

https://discord.gg/3Mft4Gzg

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