
19
Kirishima iba saliendo del lugar para ver si se encontraba con Bakugo, su obsesión cada vez subía a pasos agigantados, y lo ponía nervioso no encontrarlo y saber que estaba acompañado de alguien importante para su persona.
Caminó hasta afuera del baño, y buscó con la mirada al rededor del lugar donde habían pocas personas sentadas y para su desdicha, no lo vio. O mejor dicho, no los vio. Pensó en Todoroki, y a ese no se le veía por ningún lado, ni siquiera a Ochaco quién suponía que debería de estar a su lado pero ahora estaba desaparecida. Miserablemente, su plan estaba fallando e iba de mal en peor.
Ya harto de la aglomeración de personas adentro, decidió darse un respiro afuera y empezó a caminar cerca del jardín. Vio unas mariposas cerca de las flores moradas, y se le hizo muy bonito, entonces sonrió minúsculo. A veces el pelirrojo fantaseaba con ser un ave, o un gran dragón. Le encantaba la libertad y el bienestar de esta, pero en estos momentos se daba cuenta que él mismo se restringió. Él mismo se había puesto barreras y él mismo se encadenó a una persona que, ya muy clarísimo, no lo veía de la misma manera.
Se sentó en un banco a estaba por ahí y no pudo evitar sacar toda su frustración por medio de lágrimas saladas y fluidas que descendían hasta su mentón para luego caer en el duro piso. Se sentía tan impotente, tan triste porque no había sido capaz de conquistar el amor que tanto quería. Lloraba como un niño sin mamá, como cuando le quitan su muñeco favorito, como cuando no le dieron el helado que tenía más chocolate. Se sintió por un momento como tal, como un niño haciendo un berrinche, creyendo que llorando y solo pidiendo sus deseos sería cumplidos mágicamente.
Se levantó de la silla y se dispuso a caminar un poco más, la noche estaba tranquila y la luna se veía mas bonita que de costumbre. Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón para no enfriarse más y suspiró sonoramente. Quería desechar todo los malos sentimientos que lo estaban atormentando desde hace mucho.
El pelirrojo siguió avanzando hasta lo que sería la parte de un malecón, donde quedaba un pequeño río. La verdad es que sabía que por ahí estaba un puerto pero ya no quería seguir hasta allá así que solo optó por llegar cerca del lugar para presenciar las aguas de aquel río. Y deseó por un momento no haber ido hasta ese sitio porque la realidad lo abofeteó tan certero y claro...
Y hasta ese punto lo agradecía.
Su amor, su platónico e inalcanzable amor estaba en un abrazo con aquel chico de ojos verdes. No era exagerado, no cuando veía como sus labios se unían y comenzaban una pequeña danza tranquila.
Miró un rato desde lejos. No tenía opción ni decisión ahí, al menos no con Bakugo. Simplemente él podía ir hasta allá y arruinarle el momento a el rubio o, también podría irse de allí y no terminar más de lastimar su ya roto corazón. Los vio marcharse, lo vio sonreír tan genuinamente, como nunca nadie lo había hecho, como nunca alguien se lo imaginaría. Y después de tanto resentimiento, solo se quedó con la resignación atajada en su garganta y sus ojos rojos bañados en lágrimas.
La vida era una hija de perra. ¿No?
Shoto intentaba mantener la calma pero su compañera no ayudaba. Al menos no a calmarlo. Estaban en una habitación, semidesnudos y con un deseo desbordante dentro de cada uno de ellos. Ochaco estaba tan desesperada y deseosa, y eso se lo hacía entender a su compañero con sus besos y caricias. El bicolor estaba aún un poco cohibido pero su erección junto a sus deseos carnales más primitivos le hacían perder la poquita cordura y timidez que tenía.
Después de tantos besos por parte de la castaña, el bicolor tomó internamente una decisión. Tenía que olvidar queriendo o no a Midoriya, y dejar de pensar en él todo el tiempo. En ese momento solo quería aprovechar esa oportunidad con aquella chica linda, y ya sin tantas dudas, empezó también a besarla, acto que para Uraraka había sido increíble pero no se dejó sorprender y siguieron en su burbuja. Ambos iban a aprovechar su momento juntos, y ya el destino se encargaría si los iba a juntar o no, por ahora, eso no importaba ya.
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