7
No pude negar que Nicole tenía un corazón de oro. Ofrecerse a ayudarme. Bueno, o era muy amable o estaba realmente loca por no saber la magnitud de lo que hacía. Por lo pronto, me había calmado tanto su disposición que logré descansar más placenteramente esa noche.
Cuando me reuní con Nicole en el salón, pude notar el nerviosismo que tenía solo de escucharla saludarme. Me sentí culpable por hacerla sentir así, pero de cierta forma me gustaba esa faceta suya. Era como una niña inocente y tierna.
-Ya estoy calentando, Not. En un rato podemos empezar.- dijo mientras escuchaba en su voz el esfuerzo por los estiramientos.
-Está bien, hoy vamos a probar hacer algunas cosas un poco fuertes. Necesito que tengas confianza desde ahora para hacer los movimientos típicos de una competencia.- yo también estaba calentando.
-Si me dices que me vas a lanzar por el techo, te lo creo.- eso me sacó una sonrisa.
-Casi, pero lo que necesito es que te acostumbres a moverte con la brusquedad y sensualidad que tiene el tango. No es sencillo, y se necesita mucha confianza en la pareja.
-Yo confío en ti, Not.- dijo acercándose, al parecer había terminado de calentar.
-Eso dices ahora.- pasé unos minutos más hasta terminar yo.
Cuando estuvimos frente a frente, noté que no hubo reacción por parte de ella al tocarla. Hice una media sonrisa, estaba ansioso por saber su reacción.
-¿Lista?- yo la sujetaba por la espalda y la otra mano al costado.
-Sí, estoy lista.- noté que había asentido y una ronca risa salió de mí.
De un impulso con mi cuerpo, hice caer a Nicole hacia atrás provocando en ella un grito repentino y que se contrajera asustada.
-¿Qué haces? ¡Me vas a matar!- reí por su reacción y la ayudé a ponerse de pie.- No te burles. ¿Por qué hiciste eso?
-Porque debes aprender soltura.
-¿Soltura?
-Nicole, como mismo hacías los movimientos con los brazos y piernas, debes moverte así con todo el cuerpo. Eso incluye tu cabeza. Ven, probemos de nuevo, un poco más despacio.
Ella se incorporó en mis brazos otra vez y con suavidad, la hice caer hacia atrás dibujando un arco con el movimiento.
-Deja caer la cabeza hacia atrás, Nicole. No te pasará nada.- le dije suavemente al notar su cuello contraído.
-Da miedo...- su voz se entrecortaba.
-No te pasará nada, yo te estoy sujetando, y no te dejaré caer.
Sentí un suspiro de sus labios y luego el cambio de peso lentamente. Ella se estaba dejando llevar. Sonreí al notar que tras varios intentos ya había perdido su miedo. La solté y sentí sus brincos sobre los tablones.
-¡Sí, lo logré!- ese era un simple paso, pero no quería apagar en ella una reacción tan natural.
-Te esperan más como ese. ¿Crees poder?
-Nada me detiene, Not.- sonreí tras su disposición.- Dame lo que tengas.
-Vas a llorar, Nicole.
Ella se acercó a mí otra vez y está vez le tomé ambas manos.
-Gira sobre ti misma tanto como puedas.- elevé una mano sosteniendo aún la de ella y la impulsé a dar varias vueltas lentamente, pero que fueron acelerando su velocidad.
-Me estoy mareando, Not.- dijo sin detenerse.
-Mantén tu vista en un solo punto, mírate en el espejo. Gira tu cabeza con la vuelta y vuelve a mirar al mismo lugar.
Me detuve a los pocos segundos sujetándola por la cintura, pues sentí su desequilibrio.
-Algo salió.- dijo con una voz saturada.
-¿Quieres parar?- le propuse sonriendo.
-Puedo seguir, estoy bien.- me respondió intentando quitar mis manos de su cuerpo, mas eso me evidenció el temblor de sus brazos.
-No, mejor nos detenemos ahora.- la solté por fin y me dirigí al casillero.
-Not, yo puedo hacerlo.- sentí sus pasos acercarse a mí.
-Es mejor no hacer mucho hoy, Nicole.- dije tomando un poco de agua.
-Pero debemos aprovechar el tiempo lo mejor posible. Vamos, Not.
-¡Nicole!- escuché su respiración detenerse.
Suspiré y volteé hacia ella peinando mis cabellos con mi mano. Apoyé mi espalda al casillero y crucé mis brazos.
-Escucha, Nicole. Debes dejar descansar tu cuerpo también. No está acostumbrado a tanto y aún no tienes resistencia. Estoy muy feliz de que quieras ayudarme, pero no puedes hacerlo todo el primer día. Tómalo con calma.- el silencio se hizo notar en el salón.
Sabía que estaba frente a mí, las tablas hubieran revelado cualquier movimiento de sus pasos, pero me intrigaba su rostro. Moría por saber cómo había reaccionado ante mis palabras. ¿Estaba molesta? ¿O quizás triste? Una enorme ansiedad en mí quiso saberlo.
-¿Nicole?- la llamé, esperaba que su voz me respondiera todas esas preguntas que mi cabeza se formulaba.
-Tienes razón, lo siento.- ¿arrepentimiento?- Tú eres el profesor. Tú eres el que sabe de esto.
-Oye, no te estoy regañando. Es solo que no quiero que estés sin fuerzas y adolorido mañana.- caminé hacia ella buscando sus hombros, los cuales encontré cuando me sujetó por la muñeca.- Tengo que cuidar de mi pareja. No puede ser que la mate antes de la competencia.
Su melodiosa risa hizo un hermoso eco en todo el salón. Sonreí al escucharla, era tan natural que no parecía una chica común y corriente... ¿Y qué tipo de chica era? No me había detenido a pensar en eso. Solo sabía que era una loca atrevida que me estaba ayudando con el salón y que gustaba de comer chocolate y helado viendo películas en la noche, pero... ¿Qué más era Nicole...? ¿Quién era Nicole?
-Me cuidas demasiado para ser solo tu pareja de baile.- comentó aún riendo.
-Eres mi única pareja, no puedo hacer nada más.- le sonreí con algo de picardía.
-Pues, si mi profesor me dice que me detenga por hoy, eso haré.- escuché sus pasos y después la puerta de su casillero.- ¿Mañana a la misma hora entonces?- le asentí.
-Eso no te salva de hacer estiramientos por la noche, ¿oíste?- sus pasos se alejaban hacia la puerta.- ¿Qué? ¿Hoy no te despides de tu profesor?
-No creí que para él fuera tan importante.- ese tono de juego era lindo en ella.
Se acercó otra vez y besó mi mejilla, lo que me dio tiempo para sostener su cintura una vez más. Era tan agradable al tacto que no iba a perder la oportunidad de verla una vez más.
-¿Satisfecho?- me dijo graciosamente.
-¿Porque tengas buenos modales? Sí, supongo que bastante.- imité su tono haciendo que gruñera un poco y provocando en mí una risa divertida.
-Te veo mañana.- dijo por fin y salió con prisas del salón.
Cuando sentí la puerta cerrarse, caminé por el salón suavemente. Pensaba en la verdadera confianza que debía haber entre nosotros si de verdad quería lograr la complicidad del tango. Quería saber más sobre Nicole. ¿Quizás estaba buscando en el tango una justificación para eso? Tal vez, pero lo que sí sabía era que esa chica me intrigaba a más no poder. Decidí que debía hacer las cosas como se hacen, la invitaría a salir...
Bien, sin dudas, estoy loco de atar...
Una cosa era ayudarme con la competencia y otra muy distinta era salir conmigo. Desde el accidente, no había pensado en nadie de esa manera, y Nicole era una chica muy buena y amable, pero...
Jamás saldría con un ciego... eso era seguro...
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