8-AMIGOS
Llamé a Marc porque necesitaba oír su voz.
—Hola, Marc, ¿cómo estás? Esta tarde he ido al aquario de Valencia con Daniel, mi compañero de trabajo, es muy grande y creo que te gustaría verlo.
- Me alegro que lo hayas pasado bien, y que te lleves bien con tu compañero, Aisha, aunque yo ya me lo esperaba. Es difícil llevarse mal contigo.
—Sólo falta revisar un hotel aquí en Valencia y vuelvo a casa. Esta noche compraré por internet los billetes de avión para el viernes.
—Tengo ganas de verte. Por aquí yo estoy ultimando los detalles de nuestro encuentro.
—No vayas a preparar nada muy extraordinario, al fin y al cabo es un fin de semana para estar juntos y seguir conociéndonos.
—Lo sé, pero quiero que sea especial, ¿Te reservo una habitación en el hotel o quieres quedarte en mi casa?
- No me gustaría molestar, si vives con alguien se puede sentir incómodo.
—Vivo solo y no tienes que preocuparte porque tengo una habitación de sobra.
—¿De verdad no te importa? Lo cierto es que los billetes de avión son bastante caros y mi economía no està muy saneada en los últimos tiempos.
—No me molestas, más bien al contrario, me encantará que te quedes en mi casa. La próxima vez me toca desplazarme a mi.
—Tú también podrás quedarte en mi casa.
—¿Qué tal el trabajo? ¿Era lo que esperabas?
—Más o menos, hay que estar muy atenta a cada detalle, pero creo que le pillaré el punto en poco tiempo. La verdad que mi compañero es bastante bueno en esto, lleva muchos años y estoy aprendiendo mucho con él. Pensé que sería insoportable pero al final ha resultado ser buen compañero.
—Genial, Aisha.
Hablamos un rato más y, aunque lo pensé, no me animé a explicarle que Daniel y yo teníamos que compartir habitación. Por teléfono no me parecía la mejor manera de decírselo.
Se lo explicaría todo cuando nos viésemos en Mallorca.
Cuando colgué el teléfono enseguida llamé a mi hermana, sobre todo para preguntarle cómo se encontraba.
Estaba preocupada, en nuestra família habíamos tenido varios casos de cáncer, aunque no creía que pudiera ser eso, esperaba que ella me dijera lo que pasaba.
—Hola, Tata, ¿Cómo estás?
—Bien, Aisha.
—¿Tienes los resultados de las pruebas que te han hecho?
—Sí, las tengo, no es grave, cuando vuelvas te lo digo. No te preocupes por mí, de verdad. El viernes te lo cuento todo. Pero prefiero no tener que hablarlo por teléfono.
—Pero por lo menos podrías darme una idea de lo que te ocurre, si no, me estaré preocupando hasta que nos veamos.
—Tranquila,Aisha, ya te estoy diciendo que no es nada grave, los mareos desaparecerán pronto.
—Bueno, si tú lo dices...
—¿Cómo te va a ti en el trabajo?
—Bien, Tata, me llevo bien con Daniel y hoy hemos ido al aquario de Valencia juntos, en nuestro tiempo libre.
—Ten cuidado que te conozco.
—¿Porqué?
—Porque a la mínima que te descuides estarás pensando en él, no como compañero de trabajo, sino como algo más.
—¡Anda ya! Daniel me cae bien pero nada más.
—Bueno, yo te conozco, Aisha, por eso te lo advierto. Ahora estás saliendo con Marc, pero antes recuerdo que te acostastes con Joel, el amigo de Edu. Y él puede volver cualquier dia de estos.
—Pero se fue intempestivamente, no le debo ninguna explicación.
—Ya lo sé, cariño, pero a Marc sí se lo tienes que explicar...
—No creo que sea necesario.
Pensé en Marc, era la persona más dulce que había conocido, pero no le debía explicaciones sobre mi vida anterior a conocerle.
En todo caso tenía que contarle que Daniel y yo teníamos que dormir en la misma habitación del hotel, ya que éramos pareja.
Bueno, eso es lo que yo creía, pero no habíamos hablado de nuestra relación, que estaba comenzando.
En fin, después de preguntar por Edu y hablar de tonterías corté la comunicación de nuevo y subí a la habitación.
Daniel, como el dia anterior, ya estaba acostado.
Yo necesitaba una ducha caliente y reparadora para poder dormir relajada.
Recogí mi pijama y me metí en la ducha.
Esa noche en cuanto me acosté me quedé dormida.
Por la mañana esta vez fue Daniel quien se levantó antes, recogió sus cosas y cuando yo abrí los ojos ya estaba listo para irse al otro hotel.
—¡Vamos! Cuanto antes acabemos el trabajo antes volveremos a casa.
—¿Te espera alguien?
¿Qué vas a hacer el fin de semana?
—Tengo pensado acercarme a una casita en la montaña, propiedad de un buen amigo mío. Me ha ofrecido en varias ocasiones que vaya a verla.
Yo siempre tengo algo que hacer y no he tenido la ocasión de ir hasta ahora.
—¿Irás solo?
—Sí, me dedicaré a descansar y recargar pilas.
—Me parece genial. Espera que me visto, en un minuto estoy lista para salir.
—Hoy podemos desayunar en un bar que conozco.
Te invito a un delicioso desayuno.
—Está bien, pero mañana invito yo.
—De acuerdo.
Salimos del hotel y nos dirigimos al coche. Condujo Daniel, mientras yo observaba el despertar de la ciudad. El siguiente hotel también era un cinco estrellas.
Entramos observándolo todo y lo cierto es que cumplía con todos los requisitos. La habitación doble estaba bien amueblada, limpia, era espaciosa y tenía dos camas. El baño tenía bañera y ducha. Yo me pedí la bañera para esa noche.
Repasamos todos los puntos indispensables que debían cumplir y nos sorprendió no encontrar nada que objetar.
—Seguro que el servicio al cliente es deficitario. Creo recordar que me comentaron que se quejaban mucho de que en ocasiones el personal era desagradable.
—Por el momento nos han atendido correctamente. Ahora nos instalamos y vamos a comer.
Después inventaré algo para ver la reacción del personal ante los problemas.
—Daniel, ¿A qué hora comeremos? Aquí lo tenemos todo controlado y me gustaría estirar las piernas antes de sentarme a comer.
—Podemos comer juntos a las dos, después yo también saldré a pasear un rato.
Así pues yo me escapé un rato antes de comer.
Di un paseo por unos jardines preciosos, llenos de flores con un aroma delicioso.
Me senté en un banco y me relajé viendo a los transeúntes, las palomas y algunos que paseaban perros. Vi alguna pareja caminando de la mano... En fin, una mañana cualquiera en una gran ciudad como Valencia.
La mañana pasó volando y apenas me dio tiempo de llegar a las dos para comer.
—¿Hace mucho que conoces a ese chico de Mallorca?
—Si te digo la verdad nos conocimos la semana que coincidimos en Mallorca.
—Lleváis poco tiempo...
¿Le has contado que tenemos que compartir habitación?
Quizás no se lo tome bien.
—Espero que comprenda que somos compañeros de trabajo, se lo explicaré este fin de semana.
—Yo no sé cómo lo tomaría, pero conociéndote de una semana creo que me pondría celoso como poco.
—Me da miedo decírselo por eso mismo. Lo he ido posponiendo para poder contárselo este fin de semana.
—Espero que no se enfade contigo.
—Yo también lo espero...
—¿Vas a ir a verle este fin de semana?
—Si, anoche compré el billete de avión.
—Nunca logré que funcionara una relación a distancia. Lo he intentado alguna vez. Espero que a vosotros os vaya bien. Sería diferente si trabajáseis juntos. Pero él está en Mallorca y tú en viaje de trabajo. No es por desanimarte pero no me parece muy prometedor.
—Sé que no será fácil. Pero al menos lo quiero intentar.
—Me parece muy bien, pero quiero darte un consejo, sé honesta con él y contigo.
Si ves que la relación no va, díselo enseguida.
—Creo que te estás poniendo un pelín melodramático. El lunes te contaré cómo ha ido el fin de semana.
Comimos y salimos a dar una vuelta.
Daniel iba muy callado y yo también iba pensando en mis cosas.
—Creo que a mi hermana le pasa algo que no quiere contarme, estoy preocupada —,
le dije para romper el silencio.
—Seguro que no es nada, cuando volvamos te lo dirá.
—Eso espero. Hablando de otra cosa, ¿Qué vamos a liar cuando volvamos para ver la atención al cliente?
—¿Tú que montarías?
—No sé, pero puedo decir que la habitación no me gusta y que he visto un bicho en el baño, que nos la cambien.
—Será divertido...
Así lo hicimos, subimos a la habitación más tarde y llamé indignada porque había visto una cucaracha en el baño y quería otra habitación.
Enseguida nos dimos cuenta de que tenían una atención muy desagradable.
Negaron la posibilidad de que hubieran bichos y no quisieron cambiarnos de habitación, alegando que no había ninguna libre.
Hicimos nuestro informe esa misma noche y al día siguiente llamamos a la central para ver si teníamos que investigar más o con esto era suficiente.
-Hola Daniel y Aisha, buen trabajo. Del resto se encargará otro departamento, así que podéis volver hoy mismo a Barcelona.
Estaréis libres hasta el lunes.
—De acuerdo —dijo Daniel— ¿Dónde iremos la próxima vez?
—Un poco más lejos, iréis a Sevilla, saldréis en avión el lunes a las once de la mañana.
—Está bien, nos vemos el lunes, ahora te envío los informes completos de los hoteles de Valencia.
—Genial. Buenos días.
Les enviamos toda la información y enseguida nos preparamos para volver a Barcelona.
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