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4-Sale el sol

El viaje en avión fue genial. Sólo lo enturbió un poco, un hombre que no paraba de incordiar mientras mi hermana y yo nos reíamos de anécdotas pasadas, recuerdos e historias. Durante la media hora que duró miré a aquel hombre, tan absurdamente desagradable, y me sorprendió reconocerlo. Yo lo había visto en alguna parte y no sabía dónde.

—No dejes que nos amargue las vacaciones Tata —comentó mi hermana.

—Me parece que a ese hombre lo he visto antes... Bueno no tiene importancia, nos lo pasaremos genial las dos juntas.

Llegamos al hotel sobre las once de la mañana. Habíamos reservado una habitación doble, era muy espaciosa, con dos camas individuales y un baño estupendo.
Enseguida nos instalamos y salimos a ver los alrededores, cuando nos acercamos a la playa, para nuestra sorpresa, no estaba vacía sino que había varias personas paseando e incluso tomando el sol.
Habíamos contratado el pack todo incluído, con lo cual teníamos que comer en el hotel. Por eso paseamos un rato y nos paramos en un pequeño bar a tomar una cerveza.

—¡lo vamos a pasar genial! —Comentó emocionada mi hermana. —Creo que estas vacaciones nos van a sentar de maravilla.

—Estoy segura...
¿Dónde iremos esta noche?

—No lo sé, Aisha, tendremos que preguntar en recepción.

Un chico a nuestro lado se giró y nos saludó.

—¡Hola! ¿Sois nuevas por aquí?, veo que no conocéis la isla, si queréis yo puedo enseñaros un poco la zona y llevaros a los lugares más emblemáticos.
¿Tenéis coche?

—No, hemos venido para una semana pero no hemos alquilado ningún coche, es un viaje improvisado.

—Pues estáis de suerte, mi amigo y yo estamos también de vacaciones. Hasta que empiece la temporada alta, si queréis, podemos haceros de guías.

Miré a mi hermana y ambas nos entendimos enseguida, de modo que mi hermana le contestó:

—Sería genial poder conocer la isla, acabamos de llegar. Estamos en el hotel Palma.
¿Lo conoces?

—Si, trabajé allí el año pasado.
Os pasaremos a buscar esta tarde a las cinco. Por cierto, me llamo Marc.

—Yo me llamo Aisha y mi hermana, Dúnia.

Nos saludó con dos besos a cada una y salió del bar.
Me quedé mirando a mi hermana y de pronto nos pusimos a reir las dos a la vez.

—¡Puedes creerlo!, el primer día y ya tenemos compañía. Como se entere Edu... Me mata.

—No has hecho nada malo Tata, vamos a salir en plan amigos y ya está. Y que quede claro que la única que se puede liar con alguien soy yo  —le amenacé.

Bebimos nuestra cerveza y retornamos paseando al hotel.

—¿Qué te ha parecido ese tal Marc?

—Es guapo — opinó mi hermana.

—Si,  a mí también me ha parecido bastante majo.
Pero me da un poco de miedo irnos con él, sin conocerlo de nada...

—Vamos las dos juntas, no te preocupes, miedo tendría que tener él de nosotras dos.

—No exageres, sí que estamos un poco locas, pero no somos peligrosas—reímos juntas.

—¿Te acuerdas del tío del avión? Estoy segora de que él si piensa que estamos locas, espero no encontrármelo otra vez en el viaje de vuelta.

Fue como conjurar al mal tiempo, al girar la esquina lo vimos saliendo del hotel en el que nos alojábamos.

—¡Mira allí está!

Nos escondimos, muertas de la risa, mientras veíamos que se alejaba con cara de pocos amigos.

—Debe ser un amargado de la vida, es una pena porque parece guapo — murmuró mi hermana.

Me lo miré más detenidamente y tuve que admitir que no era feo... y tenía un buen cuerpo.

—De todas formas, puesta a elegir, prefiero a Marc, que es más simpático.

—¿Y qué te pareció el viernes, Joel? —Me soltó de golpe mi hermana.

—Bueno, la verdad es que es muy interesante. Me gustó y, no se lo digas a Edu, acabamos juntos en mi casa.

—¡Quéee!

—Sí, ya sé que lo acababa de conocer, pero había bebido y me sentí muy atraída por él, una cosa llevó a la otra.
Pero se fue antes de que me despertara, sin decir nada. No me ha llamado ni dicho nada desde entonces así que ya es agua pasada.

—Yo no lo conocía, pero me había hablado de él Edu.
Por lo que me contaba era un tío genial. No me hubiese esperado que hiciera algo así.

El tipo raro se fue y nosotras entramos al hotel. Tras subir un momento a la habitación a cambiarnos, bajamos a comer y nos regresamos a la habitación a cambiarnos para estar listas a las cinco.

—Igual ni se presentan...

—Vendrán, vi cómo te miraba y creo que le gustas.

—¡No seas exagerada!, Dúnia. Igual le gustas tú.

—He visto su mirada, Aisha, creo que realmente se siente atraído por ti, en serio.

—Mira, ya llega.

Lo observé detenidamente, iba vestido con unos tejanos y una camiseta azul. Bastante informal.
Venía solo así que enseguida nos acompañó a un coche todoterreno y nos metimos en la parte de atrás.

—Lo siento mi amigo no ha podido venir, os voy a llevar hoy a una pequeña cala que tiene un restaurante discreto pero de calidad.
No os dejéis engañar por el aspecto exterior y disfrutad de la comida.

—Genial — exclamamos las dos a la vez.

Llegamos en media hora a la cala. Era preciosa, el agua cristalina, y se veía el atardecer. Paseamos por la orilla y nos sentamos en las rocas.

—Cuando yo era un xicot, venía con mi padre aquí a pescar. Ahora ya no se pesca por aquí, lo han declarado zona protegida .
Pero a mi me trae muchos recuerdos.
Mirad— señaló —en esa casita pequeña está el restaurante que os dije.
Siempre tienen pescado fresco directo de la lonja.

Nos preguntó qué hacíamos por allí y le contamos por encima lo de las vacaciones improvisadas, el trabajo que estaba todavía en el aire y hablando se nos hizo de noche.
Nos acercamos al restaurante y cenamos de maravilla.
La comida era de primera calidad, bien cocinada y el ambiente tranquilo.
Pasamos una tarde relajada y sobre las once de la noche nos dejó en el hotel. Mi hermana se disculpó enseguida y fue corriendo a la habitación para llamar a Edu en cambio yo me quedé un poco más, le pregunté si queria tomar algo y fuimos al bar del hotel a tomar una cerveza más.
Estábamos hablando de todo y nada, me sentia a gusto con él, parecia mentira que nos conociéramos desde sólo doce  horas antes.
Finalmente él se levantó y se marchó.
Yo subí a la habitación donde estaba mi hermana esperándome.

—¿Cómo ha ido?

—Bien, le he invitado a una última cerveza antes de subir. Hemos quedado mañana a las diez, nos llevará a las covas del Drach.
Dicen que son preciosas y que nos pidamos el picnic del hotel porque haremos una pequeña ruta.

Estuvimos todo el día siguiente con Marc.
Continuamos quedando juntos hasta el viernes.
Compartió con nosotros anécdotas y experiencias. Lo pasamos muy bien, juntos los tres, pero la semana estaba llegando a su fin y lo sabíamos.
El viernes fué diferente. Mi hermana no se encontraba bien, se sentía mareada, y decidió quedarse en el hotel, pero me dijo que fuera  con Marc y que nos lo pasáramos bien.
Cuando al llegar me vió sola en la puerta del hotel, me preguntó por mi hermana y le expliqué que estaba indispuesta .
Salimos los dos solos,  me llevó primero a una exposición de artes de pesca, que, la verdad sea dicha, no me interesaba demasiado, pero me gustaba verlo a él explicar las cosas con pasión y un poco de orgullo, pues en su familia habían sido pescadores.
Lo miraba y veía un hombre bastante guapo, era moreno, alto y delgado, ojos color miel.
Al ver que lo miraba a él en vez de los objetos de la exposición me dijo

—No te interesa lo más mínimo ¿verdad?
—No-—,le dije sinceramente mirándole a los ojos.
Entre los dos se produjo una conexión y me tomó de la mano para salir del lugar.
Paseamos por el pueblo cogidos de la mano.
—Creo que os vais mañana. Espero que hayan sido unos días bonitos y que no os haya aburrido con mis historias.

—Para nada, nos lo hemos pasado genial, no habría conocido la isla de no ser por ti. Si vienes alguna vez por Barcelona, llámame y te enseño la ciudad.

—Gracias, Aisha, este verano tengo  trabajo de guia turístico aquí, pero de cara al invierno quizás me plantee la posibilidad de ir a trabajar a  Barcelona. Si al final me decido, te llamaré para tomar algo juntos. Me ha gustado estar con vosotras. Sois geniales tú y tu hermana.

—Nosotras hemos fisfrutado mucho.

De pronto nos quedamos en silencio, nos miramos a los ojos y una corriente eléctrica pasó por mi cuerpo. Se me secaron los labios y al pasar la lengua por ellos sus ojos se fijaron en mi boca y, poco a poco, nos acercamos hasta que nuestros labios se unieron en un beso suave y etéreo.
Sin decir nada seguimos caminando, mas aquél beso significó mucho para mi.
Cuando al atardecer me dejó en el hotel, le pedí si podía venir a buscarme luego, para salir los dos solos a bailar o tomar algo en algún local.
Me dijo que me recogería a las nueve y que me invitaría a cenar.

—Mañana tengo que coger el avión, pero quisiera pasar un poco más de tiempo contigo, tengo la sensación de que algo muy bonito está surgiendo entre los dos, me gustaria estar a solas contigo un poco más.

—Vendré a buscarte a las nueve y te llevaré a cenar —dijo,  volviendo  a besarme.

Subí a la habitación y allí estaba esperándome mi hermana para hacerme un interrogatorio en toda regla.
Le expliqué cómo había ido todo y que habíamos quedado a las nueve esa noche.

—Sabía que le gustabas desde el primer dia, pero al estar yo se cortaba.

Esa noche vino a buscarme puntualmente y salimos a cenar los dos solos. Estuvimos hablando de todo y de nada, nos volvimos a besar, pero a las tres de la madrugada me dejó en el hotel con un beso y la promesa de que seguiríamos en contacto por teléfono y redes sociales.

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