2-¡SORPRESA!
Tras una noche reparadora, me sentía mucho más positiva y esperanzada. Me duché rápido y tras calentarme un café con leche y comer un par de madalenas miré en la web a ver si encontraba alguna oferta de trabajo que se ajustara a mi perfil.
Encontré un par de opciones y les mandé mi currículum vía e-mail.
Había quedado con mi hermana para ir a comprar al centro algo de ropa para el verano, sobre las once llamó a la puerta de casa para que saliera.
Cogí mi bolso, algo de dinero y nos fuimos al centro en metro.
En la parada de Catalunya bajamos y entramos en el local. A aquella hora de la mañana, en un día laborable no había casi nadie, pude comprar lo que me hacía falta y antes de que nos diésemos cuenta estábamos las dos fuera del establecimiento, buscando un sitio donde comer.
—Hoy pagas tú, Tata. Que yo ya estoy utilizando los ahorros y todavía no tengo trabajo.
—Tranquila, hoy pago yo, pero la próxima vez que quedemos seguro que ya tendrás trabajo y podrás pagar tú. Que sepas que pienso ir a un sitio verdaderamente exclusivo contigo, para que compenses todas las veces que te he invitado yo.
—¡No te pases!.
—¿Todavía no te han llamado de la entrevista de ayer?
—¡Qué va! Yo no tengo muchas esperanzas, como te dije, buscaban a alguien con experiencia, y yo de control de calidad no he trabajado.
—Creí que te lo darían porque tienes muchos idiomas, además, crei que los ibas a encandilar con tu carácter.
—Pues de momento no me han dicho nada, claro que fue ayer y no sé si tienen que hacer muchas más entrevistas todavía.
—¿Y qué harás si te contratan?.
—Es un trabajo para controlar todas las sucursales de la empresa, se trata de visitar cada hotel para comprobar su funcionamiento de incógnito y luego poner los déficits detectados en conocimiento de la central.
Es una cadena de hoteles que opera en casi todo el mundo.
—¿Tendrás que viajar mucho?
—Supongo que sí, depende del personal que tengan, pero lo más seguro es que tenga que ir por toda España para controlar todos los hoteles del pais.
—Si te contratan tendrás suerte, vas a conocer sitios increíbles y podrás viajar gratis con los gastos pagados, además con un sueldo.
—Es lo que más me gusta de este trabajo, pero no quiero ilusionarme pues no creo que me elijan.
Cuando acabamos de comer salimos a dar una vuelta. Hacía un dia precioso y se respiraba la primavera en el aire.
—¿Cómo llevas lo de Javier cariño?
—Bastante bien—comenté—Creo que voy superando su ausencia, ya no le echo tanto de menos como antes. Cuando se fue creí que se me caía el mundo encima. Pero he descubierto que soy capaz de sobrevivir sin él.
Javier había sido mi pareja durante siete años, vivíamos juntos y yo creía que éramos felices. Pero un día me dijo que se iba y me dejó. Nunca me dio explicaciones de las razones que le impulsaron a irse.
—Te veo bien ahora, Tata—
Me dijo mi hermana.
—Los primeros días fueron duros pero ya ha pasado medio año, voy superándolo.
—Sabes que si necesitas a alguien con quien hablar yo estoy aquí.
—Lo sé, Tata, y de verdad lo tengo en cuenta, pero aún me cuesta un poco hablar del tema.
Era cierto que había pasado medio año y que empezaba a levantar cabeza, pero todavía me faltaba un largo camino para superarlo.
Aún a veces pensaba en él y en lo que había hecho mal para que se fuera.
Nunca conseguía sacar nada en claro. Quizás fue la rutina...
Había sido todo tan rápido.
Un día me decía que me quería y al otro, que se marchaba.
No lo entendería ni aquel día ni después con el paso del tiempo.
El hecho es que me afectó tanto que no podía concentrarme en el trabajo, nada me salía bien y al final me fui de la empresa, donde trabajábamos los dos.
Con el dinero que tenía ahorrado y el subsidio de paro estaba saliendo a flote mientras conseguía recuperarme.
—¿Has sabido algo de él o te ha llamado?—Me preguntó mi hermana.
—Nada, desde que se fue con toda su ropa no sé nada de él. Como si se lo hubiera tragado la tierra.
Pero no quiero que hablemos del pasado, no quiero ponerme triste.
Hablamos del verano, las vacaciones y de mi hermana y su pareja. De planes de futuro y de cosas sin importancia, hasta que se nos hizo tarde y nos fuimos a casa.
—¿Quieres venir a casa conmigo y Eduardo?
Eduardo era la pareja de mi hermana, que me caía muy bien, pero en aquél momento me apetecía quedarme en mi casa, cenar tranquila y dormir en mi cama. Así que decliné la oferta y nos fuimos cada una a su casa.
No es que viviéramos muy lejos, estábamos en el mismo barrio separadas por tres calles, así que le dije adiós y me meti en mi edificio. Subí a casa y me preparé una cena rápida, leí el correo electrónico y sobre las once me acosté.
Descansé toda la noche y cuando desperté el viernes, me levanté y, siguiendo mi rutina diaria, salí a comprar para el fin de semana.
Había decidido decirle a mi hermana que empezaría a salir de nuevo, ya que se había empeñado en que tenía que volver a relacionarme con otras personas, aunque fuese con ellos. Y empezaría a socializar de nuevo.
Ese fin de semana iba a salir por la noche a cenar, luego a bailar o escuchar música y tomar alguna cosa.
No sabía si conseguiría pasármelo bien, pero lo intentaría. Lo que más temía era verlo de nuevo, o peor, verlo de nuevo con otra persona.
Hacia las doce del mediodía sonó el móvil, pensé que sería mi hermana para concretar la hora en la que vendría a buscarme esa noche, estaba en la cocina concentrada en un momento muy delicado con la comida y no podía coger el teléfono, así que lo dejé sonar como seis veces.
Volvía a sonar el móvil intentándolo una vez más y, como había acabado, salí de la cocina y descolgué el teléfono
—Dime—dije, pensando que era la petarda de mi hermana.
—¿Señora Aisha?.
Me sobresalté al escuchar una voz desconocida y enseguida traté de ser más seria:
—Si, soy yo, ¿Quién habla?
—Le llamo de la empresa Cyntia Hoteles, del departamento de personal, para informarla de que ha sido seleccionada para realizar un mes de prueba junto con tres aspirantes más, entre los cuáles se decidirá los que formarán parte de la plantilla fija de la empresa.
Evidentemente se le pagará este mes de prueba y le asignaremos una persona con experiencia para que le enseñe el método de trabajo y sus obligaciones con la empresa. ¿Está usted de acuerdo?, si es así le mandaré vía e-mail el contrato para que me lo firme y rellene los datos necesarios y usted me los remite de vuelta , muchas gracias.
Colgué el teléfono y grité sin contenerme:
—¡Bien!.
Mi vida estaba cambiando...
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