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12-Ganando confianza.

Después de las colas para facturar el equipaje y pasar los controles, cuando por fin pudimos subir al avión, logramos sentarnos juntos para poder repasar los hoteles que teníamos que estudiar.

—Tenemos cuatro hoteles que ya son del grupo y dos candidatos a serlo.

Daniel me explicó que a veces nos enviaban a examinar los candidatos para hacer un estudio previo antes de aceptar o no a un hotel privado dentro del grupo.

—Primero iremos a los que ya son de nuestro grupo y por último a los candidatos.
Estos últimos los debemos mirar con lupa, la empresa quiere todo tipo de detalles, incluídas fotos.
Tendremos que ser como una pareja de viaje —. Y además añadió:
—Para que no sospechen nada, porque seguro que se huelen que vamos a ir a inspeccionarlos, nos haremos fotos y selfies en los lugares que queramos destacar.
Si nos organizamos bien podemos hacer los cuatro primeros en cuatro días y luego los otros dos en otros cuatro días. A no ser que alguno de ellos sea absolutamente inaceptable, y en un momento lo descartemos.

—¿Trabajaremos ocho días seguidos entonces?

—Sí, tenemos diez días laborales para acabar con este trabajo, si no descansamos el fin de semana y lo acabamos antes, tendremos más días de fiesta después.

—Me parece bien, ¿Cuántos días tendremos de fiesta después?

—Si lo conseguimos acabar todo el martes de la semana que viene, tendremos desde el miércoles hasta el martes siguiente libres.

—Eso es casi una semana.

—Exacto, podrás ir a Mallorca de nuevo.

—Me encantaría poder volver tan pronto.

—Creo que ese chico...¿ Cómo se llamaba?

—Marc.

—Eso, ese Marc debe ser genial, y tiene mucha suerte.

Lo miré y me pareció sincero cuando hablaba, no se estaba riendo de mi o de mis sentimientos y eso me gustó. Me hizo darle un voto de confianza y explicarle cosas que de otro modo no le explicaría jamás.

—Es una persona muy especial, es cariñoso y me hace sentir muy feliz.

—Pues tendremos que trabajar duro para que puedas ir a verlo otra vez.

—Gracias, Daniel. Eres un buen compañero y amigo.

Me miró a los ojos y vi en ellos un destello de comprensión.

—Sabes que puedes contar conmigo, somos compañeros y yo también he pasado por lo mismo que tú.

—¿Tú también tuviste una relación a distancia?

—Sí, fué bonito al principio pero acabó mal...
Aunque eso no os pasará a vosotros dos...

—Espero que nosotros podamos vivir más cerca pronto.

—Yo también lo espero. Por cierto ¿Quién era la persona que te acompañaba? Parecias un poco incómoda con él.

—No te lo vas a creer, es un chico con el que salí una noche, parecía buena gente, pero después de pasar la noche juntos, a la mañana siguiente desapareció, y hoy se ha presentado en mi casa.

—¿Qué vas a hacer?

—No lo sé, yo ya no quiero nada con él.

—Si no se hubiese ido ... ¿Te gustaba?

—¡Daniel! Se supone que me tienes que ayudar, no confundir todavía más.

Con una sonrisa en la cara, me miró y dijo:

—Soy el abogado del diablo, pero alguien tendría que obligarte a enfrentar los sentimientos y a mí me pareció que había química entre vosotros...

—Puede que me atraiga físicamente, pero eso no basta en una relación.

—Es muy importante, pero no te preocupes, con Marc también tenías química.

—Ya lo sé... pero con Marc hay más, hay cariño y hay confianza, fíjate que le dije que compartíamos habitación y ni siquiera se enfadó, lo tomó bien.

—Pues eso no es normal...

—Confía en mi.

—Aunque confíe en tí, no es normal que no sienta celos de que duermas en la habitación con otro hombre...

—La verdad, si tenía celos los escondía muy bien.

Seguimos hablando durante todo el vuelo, sobretodo de mí. Aunque algún detalle de su vida privada también salió en la conversación.
Llegamos a Sevilla sobre las doce del mediodía, nos dirigimos al hotel más cercano del aeropuerto y empezamos con nuestro trabajo.

Ya desde el primer momento que entramos por la puerta, analizamos todo el hotel y el personal que nos atendía.
Subimos a la habitación, dejamos el equipaje y pasamos a la acción.
Comimos y cenemos en el hotel, gestionamos reservas para gente inexistente y luego las anulamos. Resultado: el primer hotel quedó inspeccionado el primer día. Nos acostamos sobre las doce de la noche, ya cansados de todo el día.

—Estoy muerta —le dije —,pero antes de meterme en la cama voy a llamar a mi hermana y a Marc.

Llamé a Dúnia y le aseguré que estaba bien, que no se preocupara, luego le pregunté por su embarazo y me hizo un informe detallado de su estado físico y emocional, de sus antojos y de todo lo relacionado con el bebé.
Después llamé a Marc.
Pasamos hablando casi una hora. Le conté que quizás podríamos vernos el miércoles o jueves de la siguiente semana y nos prometimos llamarnos cada día hasta entonces.
Cuando cerraba los ojos ya eran casi las dos de la madrugada y la alarma sonó a las ocho en punto.
Bajamos a las nueve a desayunar y nos marchamos del hotel hacia nuestro segundo objetivo.

Los cuatro hoteles del grupo logramos inspeccionarlos en cinco días. Los dos candidatos tardamos 5 días más. Desde la central nos pidieron tal cantidad de informes que pasamos todos los días entre formularios y paseos por el hotel.
Desarrollamos un método de trabajo en equipo que nos funcionó bastante bien.
Aunque con dos días de retraso respecto a lo que habíamos previsto, acabamos el jueves con todo. Durante esos días, llamé a Marc cada noche antes de dormir y le informaba de los avances del trabajo. Cuando volvimos a Barcelona le comenté :

-No sé cómo te voy a agradecer todo el esfuerzo para acabar tan deprisa el trabajo, Daniel.

—Sólo te pido una cosa, aprovecha bien el tiempo con tu pareja y vuelve con las pilas cargadas.
Sólo quiero que seas feliz y trabajes conmigo con toda la energía que has puesto estos días.

Nos despedimos y cada uno se fue por su lado.
Fui a casa de mi hermana y me autoinvité a comer.

—¿Sabes quién vino a verme el día que me fui a Sevilla?

—No, ¿quién?

—Pues volvió Joel.

Mi hermana me miró, supongo que estaba tan sorprendida como yo en aquel momento.

—¿Qué le dijiste? ¿Te dió alguna explicación?

—Tata, le dije que no quería verlo más, que tenia otra pareja, pero no sé si lo acabó de asimilar. Tengo miedo que vuelva otra vez, bueno, miedo no, pero me hace sentir incómoda.

—Los dos teníais química y eso la razón no lo puede borrar.

—¿Tú también?

Recordé las palabras de Daniel, las mismas de mi hermana. Tenían razón, lo sabía, pero no quería admitirlo ante nadie, ni siquiera ante mí misma.

—¿Quién te lo ha dicho también?—preguntó mi hermana.

—Ha sido Daniel, mi compañero de trabajo.

—Tienes que invitarlo a comer un día, tengo que conocerlo.

—¿Porqué?

—Pues porque sólo lo conozco de aquél dia en Mallorca, que lo miremos a escondidas...

Ambas nos echamos a reir a la vez recordando nuestras vacaciones juntas.
Parecía que habian pasado meses y sólo habían transcurrido tres semanas.

—Tata, me voy a Mallorca otra vez.

—Aisha, estás muy liada con Marc, te estás enamorando muy rápido y tengo miedo de que te haga daño.

—Tendré cuidado, pero sobre los sentimientos sabes que no se tiene control. Además es tan atento y dulce que no puedo evitar enamorarme.

—Por favor, ten cuidado.¿Cuándo sales para Mallorca?

—He comprado el billete de avión para esta noche.

—Si continuas así te van a hacer socia de la compañía aérea...

Reímos un rato juntas y me marché a casa a preparar las cosas.
Esta vez sería un poco diferente, ya que Marc trabajaba y yo le vería menos que la vez anterior.
No tenía claro el horario de su trabajo como guía, pero imaginaba que nos veríamos por lo menos todas las noches.
Estaba emocionada, cansada también, pero ilusionada con los cuatro días que podría estar en su casa y prepararle la comida o la cena, vivir algo más real con él, y no el cuento de hadas del último fin de semana.
Preparé el equipaje y salí para el aeropuerto de nuevo.
Un nuevo viaje en avión, pero esta vez sin recibimiento en el aeropuerto. Marc estaba trabajando y hasta las nueve de la noche no llegaría a casa.

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