Narra Rugge: Juro que me estoy conteniendo para no ir a partirle la cara al hombre que acaba de interrumpir mi fiesta.
PDR: Hijo estas tan grande.
-Karol: ¿Hijo? ¿Es su papá? ¿Pero el no estaba preso?.
MDR: ¡Rugge llama a la policía!
PDR: ¡Pero mira lo hermosa que esta mi esposita! -Dijo intentando acercarse a mi madre y yo me puse en medio.
Rugge: Ni se te ocurra. ¿Que estas haciendo tu aquí?
PDR: ¡Estoy Libre! y ¿Que me encuentro? Mi hijo casándose y no invita a su padre.
Rugge: ¿Padre tú? Esa palabra te queda muy grande.
PDR: Ya pague por lo que hice ¿Por qué me tratan así?
Rugge: !¿Como pretendes que te tratemos después de todo el daño causado?¡ ¡MATASTE A TU HIJO! ¡GOLPEASTE A TU MUJER! ¡ME MALTRATASTE A MI! Tu mismo destruiste a tu propia 'Familia'.
PDR: Eso es verdad y no te imaginas todo lo que me arrepiento, Pero aun tengo vida y el tiempo que me quede juro que voy ganarme su perdón aunque no lo merezca.
Rugge: ¡VETE Y NO VUELVAS NUNCA MÁS!
PDR: Felicidades hijo -Intento abrazarme y me aleje- Espero que tu si tengas una familia y un matrimonio feliz. Y en definitiva tienes los gustos de tu padre. -Dicho esto se fue.
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Rugge: ¡QUÉ SIGA LA FIESTA!
Karol: Amor ya no hay nadie.
-R: Mire y efectivamente ya todos se habían ido, excepto mis suegros y mi mamá.
Rugge: Lo siento.
Karol: Tu no tienes la culpa.
MDR: Así es, Vayan a disfrutar su amor.
Rugge: Así lo haremos mamá
PDK: ¡Cuidense! No quiero ser abuelo tan joven.
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Rugge: Gracias por llegar a mi vida y cambiarlo todo.
BESO.
Rugge: Hoy en día no me arrepiento de haber seguido tus HUELLAS por que finalmente terminaste siendo MI DESTINO.
BESO.
Karol: Gracias a ti por INSISTIR, y por nunca dejar de luchar por nuestro amor.
BESO.
Rugge: ¿Nada más que decir? -Negué.
Narrador: Entonces en esa habitación desbordaba amor en todos los sentidos, la ropa de ambos poco a poco fue desapareciendo, los besos cada vez aumentaban de intensidad, la lujuria que tenían de volverse uno solo se hizo presente, y solo la luna fue fiel testigo de la pasión que abundaban y la necesidad que tenían de entregarse en cuerpo y alma hasta el amanecer.