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-25%-

(Canción en multimedia: "Get yourself together" de Christina Grimmie <3)


25%: Harry.

¿Por qué cada vez que despertaba ella era mi primer pensamiento?
Esa vez fue por el recuerdo de su expresión de dolor al darse cuenta de lo que tenía que hacer, después de haberme dicho saboteador de relaciones. Fui consciente de que haberle dicho que no todo giraba en torno a Calvin tuvo doble intención, pero de verdad que yo pretendía darle un buen consejo desde el fondo de mi corazón, de una persona que le tiene sincero aprecio a la otra. Y cuando vi que no se creía capaz de superar a su novio me dolió, pero lo entendía. Si yo estuviera en su lugar... no quiero ni pensar que ella fuera como mi Calvin...

Eso sonó raro.

Su relación debía terminar... no por mí, sino por el propio bien de ella, aunque puede que sí lo dijera sólo para mi propio beneficio.
Me encontré despierto en un horario mucho antes del usual, y faltaba tiempo para que fuera hora de empezar a alistarme para ir a la escuela. Fui por un panecillo a la cocina y en el camino de regreso a mi habitación vi que mi padre estaba dormido, y también mis hermanas.
Mi madre... es una larga historia, pero supongo que si están leyendo esto es porque tienen tiempo: Resulta que mi mamá tuvo hijos con alguien que nunca amó en realidad. Ella en realidad estuvo enamorada de otra persona desde antes de que... ejem, tuviera relaciones con mi padre, y por situaciones de la vida no pudo estar con él (tengo tantas versiones del porqué no que no sé cuál relatar)...

Bueno, sí pudo estar con él, pero después de que ya hubiera formado una familia de un hijo y dos gemelas, abandonándonos y formando una segunda con aquél otro señor.
No sé qué opinar de eso, en realidad, porque en parte entendía y en parte me dolía.
Me acosté en mi cama a pensar en eso, en lo sucedido el día anterior y en miles cosas más, hasta que llegó la hora y mis hermanas Adelaide y Anemone irrumpieron en mi habitación cual huracán.
—¡Harry, ya son las ocho! —exclamó Anemone rebotando su balón de futbol en el suelo.
—Nuestro programa ya comenzó-—insistió Adelaide, quien llevaba una muñeca en su mano.
Evidentemente, eran muy distintas entre ellas. Con sus pocos ocho años tenían personalidades imposibles de confundir; mientras que Anemone anotaba goles y metía canastas, Adelaide peinaba muñecas y fingía cocinar la cena; quizás por eso se llevaban bien entre ellas.

—Ya voy, ya voy —dije al tiempo que me incorporaba de la cama, la cual me costó trabajo dejar. A veces pensaba que en otra vida había sido un colchón...
Al salir de mi cuarto seguimos un amplio pasillo que tenía forma curva en algunos puntos hasta llegar a la sala.
Como era de costumbre, me senté en medio de mis hermanas, luego esperé a que encendieran la televisión y buscaran el canal donde pasaban su caricatura favorita de una cerdita rosada. En ese momento tuve oportunidad de apreciar el parecido que tenían con mi madre debido a su cabello castaño claro y esos ojos de un azul intenso.

—Odio los anuncios —se quejó Anemone.
Daba la casualidad que justo entonces estaba pasando el comercial de una marca de condones; yo me limité a desviar la mirada y rogar al cielo para que ninguna preguntara nada.
—... protección garantizada —iba diciendo una voz femenina del programa.
Noté por el rabillo de un ojo que Anemone volteó a ver a Adelaide.
—¿Qué es eso, Harry?
Pasé saliva y traté de mantener una expresión neutral.
—Un calcetín.
Ambas asintieron como si fuera la verdad absoluta, de modo que pude volver a respirar tranquilo.

En la escuela, cuando fue el receso, quise probar la posibilidad de que Beth estuviera en la biblioteca de nuevo, para así encontrármela y... no sé en realidad para que fui, tal vez para pedir disculpas, consolarla... pero no quería sentir pena por ella. Más bien confiaba en que sería lo suficientemente fuerte para superarlo, y sino yo estaría ahí para sostenerla si ella me dejaba.
No la vi en la mesa principal de la otra vez, así que empecé a adentrarme en los pasillos, encontrándome con alguien más que no era Beth, pero era alguien que pudiera decirse, era algo similar: Ila, la hermana de Calvin, y gran amiga Beth, que buscaba entre las hileras de libros sobre los estantes.
Me pregunté dos cosas: el lado en el que ella estaría y si Beth estaba ahí con ella. Miré unos segundos a Ila y a su alrededor, inclinándome hacia adelante un poco pero sin moverme, para fijarme si quizá Ila la tapaba de mi vista. Lo único que conseguí fue que la chica se percatara de mi presencia y sé que se dio cuenta de que buscaba algo por las palabras que me dijo a continuación.

— ¿Se te perdió algo o alguien? ¿Qué quieres?
—Quiero a tu amiga Bethany.
¿Qué? ¿Qué dije?
Ah, esas cuatro palabras podrían tener doble sentido, y mi ruego de que no lo captara fue en vano.
—Algo me decía que tus miradas penetrantes no eran para mí.
¿Qué? ¿Tanto se notaba?
—No pongas esa cara, eres obvio, pero no creo que alguien más se haya dado cuenta, porque al menos yo en particular tengo un sexto sentido cuando se trata de enamoramientos secretos. Y créeme, Beth es muy tonta para darse cuenta o aceptarlo. Ah, y ni creas de pensar en alguien más que no sea mi hermano. Está bien que seamos parientes pero estoy consciente de que es un idiota de los grandes, y Beth lo único que hace es lastimarse a sí misma....
La interrumpí. —T-te... ¿te estás desahogando conmigo?
Ella rio suavemente y suspiró. —Eso parece, pero no me dejes hablando sola de mí misma, ¿cómo te llamas?
—Harry.
—¡Así que tú eres el chico!—Dijo dando un salto con los ojos abiertos. —¿Sabes qué? Soy tu fan número uno, tengo que ayudarte...
—¿Q-qué? No... ah, ¿cómo?
—Sí. Como primer acto de apoyo, te organizaré una cita con mi amiga, una a la que no podrá negarse ni siendo tan necia como es, y tú calla. —Dijo antes de que pudiera protestar, después dio un paso más a mí, alzó su brazo para posar su mano en mi hombro y me miró con los ojos entrecerrados, estudiándome. —Si, eres atractivo, no entiendo como Beth no se fijó en ti antes. Está bien que Calvin fuera un chico malo como dice que ha leído en libros, ¿pero qué mejor que un chico que lee libros? En mi opinión, un amante de los libros supera a un chico que se parezca a un personaje, y eso que leer no es algo que ame hacer. Olvida eso mejor, y vámonos, una biblioteca no es un lugar para hablar y tú y yo debemos preparar una cita.

25%: Bethany.

Era ley que la última hoja de todas mis libretas estuviera tapizada con el nombre de mi novio, decorado con corazones y otros garabatos. Lo primero que hice al llegar a casa luego de un día evitando a Calvin fue arrancar todos esos letreros que ya no tenían sentido. Los rompí de uno en uno y me despedí de ellos junto al bote de basura de mi habitación; aunque media hora después me di cuenta que fue un berrinche. De todas formas nuestra relación ya no era igual, sólo estaba esperando una última señal que me ayudara a tomar la decisión definitiva de terminar nuestro noviazgo.

Me asomé por la ventana al tiempo que me abrazaba a mí misma, el cielo estaba teñido de un gris intenso y el viento helado ondeaba los árboles de la colonia; era el clima perfecto para leer un buen libro y acompañarlo con una taza de chocolate. Además, sentía la necesidad de hablar con alguien... pero, ¿quién? Mis ojos se detuvieron en mi celular localizado en el escritorio.
Lo tomé entre mis manos y busqué el contacto de la hermana de mi novio.

Llegué a la cafetería cargando mi mochila, puesto que tenía tarea pendiente. Empujé una puerta de vidrio y de inmediato la calidez del local me envolvió, el aroma a café y pan recién horneado me reconfortó al punto en que sonreí sin dejar de caminar. Posteriormente me acerqué a la barra donde usualmente había un empleado atendiendo, y esta vez no fue la excepción. Pedí un chocolate caliente y un panqué de frambuesas perfectos para calmar mis sentimientos.
La cafetería era de tamaño mediano, con sillas y mesas de madera barnizada, cada una con un tema especial (pintadas como si fueran tableros de ajedrez o antiguos escritos sobre papiro), también había acogedores sillones y mesas de estudio con sus respectivas lámparas. La ventaja era que poca gente acudía entre semana, así que se podía decir que era mi lugar favorito para alejarme de la realidad.

Me acomodé en uno de los sillones y coloqué mis libros sobre la mesa del centro. Luego saqué mi laptop de la mochila e introduje la clave de Wi-Fi del lugar. Fue cuestión de minutos para que Ila, hermana de Calvin, entrara en el local; me hizo una señal con la mano para indicarme que pediría algo, yo simplemente asentí al tiempo que masticaba el panqué. Estaba convencida que Ila me ayudaría a aclarar mis pensamientos.

Mi cuñada, si es que así se le podía llamar, se aproximó a mi sillón caminando enérgicamente como siempre; llevaba botas hasta la rodilla y una camisa de una banda que yo desconocía, además de una chaqueta de cuero ajustada, cabía mencionar que su cabello oscuro le llegaba hasta la clavícula. Era curioso ver que la mayoría del tiempo llevaba bandas en el pecho, pero a pesar de todo conseguía un estilo único y distinto entre sí con las otras prendas.
—¡Hola! —exclamó sonriendo de oreja a oreja.
Le devolví el saludo con un beso de mejilla y la invité a sentarse frente a mí.
—¿Qué novedades? —inquirió a la vez que se cruzaba de piernas—. Tengo que contarte algo.
—Yo también quiero decirte unas cuantas cosas.
—Empieza tú —insistió ella.
—No, dime primero.
Ila se reclinó sobre sus piernas y me miró fijamente alzando las comisuras.
—¡Me enteré que le gustas a un chico!
Seguramente mi expresión debió ser muy extraña, porque Ila desvió la mirada y dio un trago a su té. Quizás me estuviera gastando una broma, eso debía ser... Pero no, ella no se retractó de sus palabras.
—No puede ser, es un rumor... ¿verdad? Alguien está tratando de arruinar las cosas, de todas formas ya tenía pensado terminar con Calvin.
Ila lo negó.
—Yo misma me enteré. Espera, ¡¿qué?!
Me encogí en mi asiento, esperando que sus abiertos ojos se cerraran poco más.
—Es lo que tenía que decirte. No quiero estar con alguien que no es fiel.
Para mi sorpresa, Ila ladeó la cabeza y apoyó su mano en el dorso de la mía.
—Es la decisión correcta.
—¿Lo dices en serio?
Ella asintió.
—No te desanimes por eso, ¡créeme que no vale la pena! Que sea mi hermano no significa que tenga que estar de acuerdo con las babosadas que hace.
Parecía casi mágico como una persona era capaz de subir el ánimo a los demás con sólo abrir la boca. ¿Sería una especie de don o algo así?
—Es más, te voy a presentar a alguien.
—¿Al chico al que le gusto?
—Así es.
Ila me apretó la mano y esbozó una sonrisa afable.

Salí del baño secándome el cabello con mi toalla. Desde la sala me llegaba el sonido de la televisión y la licuadora en la cocina. Me puse frente al espejo y cepillé mi cabello con el primer peine que vi, la mala noticia de tener el cabello largo era que tardaba en secarse, por no mencionar que me daba pereza usar la secadora.

Unos minutos después me senté en mi cama a dar un último repaso a mi guía de estudio; cuando de repente mi celular vibró y me incorporé para responder la llamada.
—¿Bueno?
—¡Beth! -dijo una voz femenina al otro lado de la línea.
—Hola Emmeline, qué milagro.
—Ya te extrañaba, prima.
No pude evitar sonreír y acomodarme en la cama, puesto que sabía que tendríamos una larga plática.
—¿Cómo están por allá?
—Bien, bien. Tú no te preocupes por nosotros —dijo rápidamente.
—Mi papá me dijo que se les quemó la casa
—Nah, sólo fueron unas chispas, nada grave.
Emmeline se delató con una risa descontrolada, lo que me indicaba que estaba mintiendo. Incluso el incendio había aparecido en las noticias.
—Estamos viviendo con la abuela mientras reparan los daños. Pero eso no es lo importante, ¿cómo estás tú?
—Bien...
—Ajá, ¿ahora qué sucedió con tu novio?

Proseguí a contarle con lujo de detalle lo que había sucedido en las últimas semanas, desde mis sospechas de su infidelidad hasta su tenso comportamiento, pasando por el misterioso pretendiente y mis impulsos de romper todo lo que tenía de Calvin.
—Me suena a novela todo esto, eh —admitió ella.
Yo solté una carcajada junto con Emmeline, me encantaba hablar con ella.
-Yo que tú mandaba a volar a Calvin, luego puedes tomarte un tiempo para asimilarlo, y cuando te sientas lista considera darle una oportunidad a tu admirador.
—Suena bien, gracias. Verás que seguiré tus consejos.
—Cuando quieras, de hecho estoy considerando dar consejos amorosos en televisión.
—Sí te creo. Bueno, me tengo que ir... ¡ya no juegues con encendedores, Emmeline!
Se le escapó una última risita antes de que colgara.

_____


(Taylor Jardine como Ila en multimedia.)

N/A (Harry):

¿Qué les pareció Ila?

¿Y Emmeline?

¿Qué creen que deba hacer Beth? (Ya me imagino sus respuestas).

No tengo idea de por qué se me dio la gana de dejarles ese cuestionario, pero bueno... respóndanlo, supongo, y esperamos que les guste. A mí sinceramente me fascina Ila como personaje. Y no crean que Emmeline es poco importante.

Abrazos de las mamás osas :D

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