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20%: Harry.
Cuando me desperté pensé que lo de Bethany también formaba parte del sueño del que acababa de despertarme, y así como al momento de regresar con Ky después de que ella se fuera; así como antes de dormirme, me pellizqué el hombro para comprobarlo.
Y el incidente era real, por supuesto; de todas formas no podría creérmelo nunca.
Me levanté con un bostezo pasándome las manos por la cara... y me alisté para otro día de escuela. ¿Podría ser que ese día tuviera una tercera interacción con Bethany? Oh, vaya...
Mi técnica para ese momento de zombie en el que todavía estás sacado de onda porque te acabas de despertar, pero sabes que tienes que seguir caminando; yo por ejemplo me daba cachetadas a mí mismo, y de las buenas, así era mi efectiva manera de despertarme. No, el café no me espabilaba, yo era inmune o algo así (todavía lo soy), y en parte eso era bueno; así podía tomarme tres tazas y no me ponía loco. Sobre el alcohol les explico luego.
En fin, se sumó mi propio golpe a la mejilla un golpe de ya sabía yo de quién en la espalda. Me giré a Kyler e hicimos nuestro saludo; no quieren saber lo complicado que era. Luego seguimos nuestro camino hablando de si habíamos estudiado y... él no había estudiado, obviamente. Yo en cambio sí, pero poco, me conocía y si me saturaba no servía de nada, tenía que tomarme muchos días antes y estudiar solo pocos minutos cada uno.
Por eso, cuando sonó el timbre, le pedí a Ky que fuera con alguien más, porque yo sí quería estudiar a contrario de él, y entonces fui a la biblioteca. Yo tenía un compromiso después de la escuela y sabía que no me daría tiempo estudiar en otro momento, yla media hora de descanso era perfecto. Mi amigo se quejó, claro, pero ni él ni yo sabíamos en ese entonces que sí, tendría un tercer encuentro con Beth.
Di el primer paso dentro de la biblioteca y no di otro más, porque fue cuando la vi. Estaba leyendo un libro sentada en una silla donde estaba la mesa central de la estancia, y tenía otros libros desparramados en esta, con su mochila en el suelo, cerca de su pie.
Cuando vi que por el rabillo de su ojo empezaba a percatarse de mi presencia, seguí dando mis pasos para que no viera que me había quedado petrificado.
Y cuando ya me vio por completo, creo que se dio cuenta de mi mirada atenta en el intento de identificar cuál libro estaba leyendo, porque lo escondió rápidamente en su mochila. De lo que pude percatarme fue de que por supuesto que no era un libro de la escuela, y los otros desordenados por toda la mesa sí.
Se levantó después de agacharse a su mochila y entrecerró los ojos para luego abrirlos, de seguro reconociéndome.
—Harry, ¿cierto?
Fue una dicha volver a escuchar su voz; y diciendo mí nombre. Sobretodo que acertara, ya que eran muchas personas en la escuela; unas que le importaban y otras que no; unas que conocía y otras que no: no era tan fácil aprender cada uno de los nombres, mucho menos considerando que apenas ayer nos conocíamos... Bueno, ella apenas me conocía, y apenas el día anterior le dije mi nombre. Aunque... mi nombre no es tan difícil de memorizar, creo. Ugh... le daba muchas vueltas a lo que tuviera que ver con ella, no quieren saber...
—Sip.
Tronó el dedo con el que me había señalado al hacerme la pregunta y vi una sonrisa de satisfacción en su rostro por haber acertado. Se la devolví.
Seguí acercándome a ella y me senté en una silla cercana a la suya, saqué mis libros y los puse en la mesa, sintiendo la tensión de la mirada de la chica atenta sobre mí. Me pregunto qué pensó ella en esos instantes. Qué era lo que pensaba sobre mí.
La escuché carraspear al momento en que terminé de acomodar mis libros y le devolví la mirada, como para ver en sus ojos por qué ponía tanta atención en mis movimientos, luego miró hacia otro lado, tomó un libro y pude ver cómo fruncía el ceño al no estar segura de qué hacer. Supuse que no sabía cómo empezar a estudiar, si era eso lo que se proponía hacer cuando vino a la biblioteca, ella sola.
—¿Viniste a estudiar? —me atreví a preguntarle, viéndola fijamente, sonriente.
Me devolvió la mirada y una sonrisa se le salió, creo que también una risita que se suponía solo fuera para ella, no para mí. —Se supone que sí, pero nunca aguanto y me pongo a leer otra cosa. —Eso lo dijo mirando alrededor, sin mirarme a mí, y de nuevo hubiera querido saber en qué pensaba. ¿Que estaba en esa cabecita, tras esa frente que tanto quería besarle, justo en la coronilla? ¿Qué soñaría por las noches? Yo soñaba con ella, no sólo dormido, pero ella... ah, ella seguro tenía a Calvin en su mente la mayoría del tiempo.
—¿Qué libro estabas leyendo? —le pregunté.
En ese momento volvió a mirarme a mí y vi que se incomodó, recorrió un cabello detrás de su oreja, y abrió la boca, la cerró y la volvió a cerrar; como si no supiera que decir, o quisiera hacerlo. —Bueno, es uno... uno, uno muy bueno, es... uhm...
Reí y me miró interrogante, yo levanté las cejas y me incomodé esta vez yo, así que decidí liberar la tensión sacando el libro que yo mismo traía además de los escolares, el que leía actualmente. Si ella no quería mostrarme lo entendía, quizá su posición de "popular" le hacía creer que leer no era algo que ella debería hacer y por eso lo ocultaba, pero yo no era así y quería enseñarle que no tenía que hacerlo ella, si es que sí era esa la razón de su incomodidad.
Sobre la mesa puse "Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo", el cual estaba releyendo. Era de mis favoritos, sino el primero.
Ella dirigió su mirada al libro y vi algo en sus ojos, un brillo no tan resplandeciente como el que yo tenía al verla. Ella era el libro que yo más quería leer, el que más atesoraría si así fuera y al que más cuidadosamente la pasaría las páginas para no romperla.
Lo tomó no sin antes verme para pedir mi autorización y como no vio negación procedió a sostenerlo y leer la sinopsis de la parte de atrás. Después admiró la portada, leyó un poco de la primera parte e investigó un poco si había algo sobre la información del autor.
Luego lo volvió a poner sobre la mesa y me sonrió antes de hablar. —¿De qué trata? Es decir, para ti de que trata. Siempre es mejor la información de un lector que la de una sinopsis. —Después de decir eso frunció el ceño y miró hacia abajo, como avergonzada.
Ese era mi secreto, según bromeaba yo; ya que en realidad el hecho de que yo era un lector apasionado era algo que se solía saber sobre mí, pero a mí me gustaba decir que era un secreto... el punto es que ahora le estaba revelando eso a ella.
—Pues tienes razón, y en este caso la sinopsis no dice muchas cosas importantes, pero arruinaría la historia si lo dijera, y no quieres eso. Así que no te diré —dije sonriendo de lado como retándola—, aunque puedo que decirte que el final es uno de los mejores que he leído en el sentido de que yo no me lo esperab. Suele decirse sobre este libro que algunos se lo esperan y otros no, pero siempre es gratificante, justo ahora lo estoy releyendo.
—Siempre me gusta ver el entusiasmo de otro lector—. La sonrisa que se le había formado se le borró entonces, y para romper la tensión que supuse se formó en ella por haber dejado salir otra vez ese aspecto de ella misma, fui a buscar otro libro de alrededor, uno que me sorprendió encontrarme, ya que siempre tenían libros aburridos para la escuela, nunca novelas de las interesantes que a los lectores nos gusta leer.
Cuando lo encontré, volví con ella orgulloso de haberlo encontrado, pero no hubo ocasión de enseñárselo ni nada parecido, porque fue entonces que ella me miró con una expresión que nunca hubiera querido ver dirigida a mí de su parte. Y esa expresión era porque me había descubierto; ya sabía que había sido yo el del mensaje.
20%: Bethany.
Tenía que estudiar Lengua Española para un examen, pero para ser sincera... no conseguía mantener mi atención en las categorías gramaticales cuando el libro de Los Miserables me llamaba desde el interior de mi mochila.
Terminé cayendo en la tentación y retomé la lectura de las embriagantes palabras de Victor Hugo. En ese momento se desarrollaba un precioso e inocente romance entre la joven Cosette y un muchacho llamado Marius; cabía mencionar que cada vez que leía sobre ellos, no podía evitar imaginarme lo conmovedor que sería tener una relación como la de ellos. En fin, esa era la magia de los libros.
De pronto noté una figura por el rabillo del ojo, se trataba de mi salvador... ¿Cuál era su nombre?
¡Harry!
Luego de que se decidiera por sentarse junto a mí, compartimos una trivial plática sobre el libro que estaba leyendo. Harry sacó su celular y tecleó unas cuantas cosas en un chat antes de marcharse a buscar un libro. En esos pocos minutos el celular vibró encima de la mesa y eché una rápida mirada a la pantalla... pero me llevé una enorme sorpresa al ver mi contacto entre sus chats, de modo que presioné en mi nombre y accedí al mensaje.
Por unos segundos no fui capaz de procesar lo que estaba viendo. ¡Él me había escrito el mensaje anónimo que hablaba de Calvin!
Mis ojos no encontraron lugar donde fijarse mientras asimilaba el hecho, y sin darme cuenta comencé a morderme las uñas a toda velocidad. Seguro tenía una expresión de loca.
Fue entonces que Harry apareció, alcancé a ver que sus hombros se tensaron al ver mi confundido rostro. Tuve la necesidad de guardar mis libros lo más rápido que podía al tiempo que él se acercaba, evidentemente preocupado.
—Espera, Beth, puedo explicarlo —se adelantó, cosa que confirmó lo que había visto en su celular.
—No hace falta, no me llevo bien con personas que sabotean relaciones...
De pronto comencé a sentir un bochorno detrás de mis ojos, quería marcharme de ahí lo antes posible y no volver a cruzar palabra con nadie en lo que restaba del día.
—No es eso —dijo, tratando de evitar que continuara—. Sólo escúchame.
Dejé de guardar mis libros paulatinamente cuando vi el arrepentimiento en su mirada, luego solté un suspiro y me tapé la cara con ambas manos, haciendo un esfuerzo por guardarme mis lágrimas para después, pero no pude contener que una de ellas se derramara por mi mejilla.
—Beth —musitó Harry.
—Lo sé, mi novio mi engaña —solté al tiempo que me dejé caer en la silla. Posteriormente limpié mi mejilla y sorbí mi nariz. Él peló los ojos sin decir una sola palabra.
—No había querido darme cuenta a pesar de que las señales siempre han estado enfrente de mí.
Él se sentó con cuidado, como si no quisiera espantarme.
—Entiendo que quisieras advertirme.
Seguramente había armado un escándalo, porque la bibliotecaria se acercó a pedirnos silencio con la amenaza de sacarnos de la estancia. Una vez se fue, Harry estiró su mano por encima de la mesa y la posó encima de la mía; yo traté de sonreír.
—No todo gira en torno a Calvin.
Una vez más suspire con cierta melancolía.
—Gracias, trataré de convencerme de ello —dije y después aparté mi mano.
Parecía que de un día para otro una roca invisible hubiera caído encima de mí, y ahora no me dejaba respirar.
—¿De casualidad sabes qué procede?
—No soy muy bueno que digamos para eso de las relaciones, pero... creo que lo más sensato sería dejarlo.
Me mordí el labio inferior y desvié la mirada.
—¿Tú crees?
Él asintió.
Quizás Harry tenía razón, era momento de darme mi lugar. No tenía por qué soportar esa clase de cosas, sin importar cuánto amor pudiera sentir por Calvin; pues me amaba más a mí que a él.
—Nos vemos otro día —finalicé.
Me puse de pie y cargué mi mochila al hombro.
—Seguro.
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(Diego Barrueco como Calvin en multimedia.)
Nota de autora de Harry (Carli):
Este capítulo es hasta ahora mi favorito *p* Y Andrea opina que es corto pero ñe, es bellísimo, lo amo, no tienen idea de lo que se viene, muajaja (esas fuimos ambas, jo). En fin, pido disculpas de parte de las dos porque nos atrasamos dos días por las siguientes razones: a) No teníamos como llevar a cabo la idea del capítulo, que era hacer que Beth se enterara de que Harry era el de los mensajes, b) no tuvimos tiempo para escribir y c) cuando ya Andrea me había mandado el mensaje con su parte justo el día en que se cumplía la semana desde la anterior actualización, fue cuando mi Internet se fue no se por qué rayos, y cuando por fin volvió cien horas después fue que me llegó ;-;
P.D... Sí sigo emocionada, pero mejor ya ni les digo xD
Esta mamá osa se despide, porque la está fuera de contacto en estos momentos.
Si han leído hasta aquí y están esperando al siguiente capítulo (que vendrá pronto si el internet no se va de la nada :c), y les ha gustado lo que hay hasta ahora, ¡bienvenidos a nuestra cavernita! Se hará más amplia semana tras semana ;)
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