Adrien no podía evitar el voltear a verte durante cada clase.

  Se había convertido en un mal hábito, si era sincero consigo mismo. 

  Realmente no recordaba muy bien cómo había empezado todo. ¿Habían llamado tu nombre en clase? ¿Te había tropezado con algo y llamado demasiado la atención? 

  Probablemente hubiera sido la segunda, eras bien mensa y de verdad que contigo no se sabía qué iba a pasar después. Pero de alguna manera eras entretenida y agradable a la vista.

  A Adrien le gustaba observar las cosas que eran agradables a la vista.

  ¿Por qué otra razón dedicaba gran parte de su tiempo a admirar a Ladybug, a Marinette, a Alya, a Juleka y a Nath o Nino?

  Adrien sabía admitir cuando alguien era agradable a la vista, y sabía aún más cuando alguien no era sólo agradable a la vista pero al corazón también. 

  Casualmente, tú resultaste ser una de esas personas. 

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Juro que había un buen argumento detrás de esta historia, juro que lo había.