Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Déjame decirte adiós

No era justo. Simplemente no lo era. Sus manos ya estaban heladas mientras sostenía la hoja que había firmado su sentencia, la que le decía que no tenía caso buscar "un algo" en el futuro. Lo que fuera.

Nunca le había temido a la muerte sin más, no tenía un porque para pensar en ello, era joven, lleno de vida y con tantos retos y metas por delante para cumplir. Tampoco le temía a un poco de dolor porque ¿Qué es el ser humano sin eso?

¿Una larga enfermedad? quizá a ello sí. Porque eso entrega el sufrimiento como una cadena que solo deja sufrimiento a sus seres queridos, a verlo caer a pedazos, la agonía y a los que debe dejar atrás cuando por fin se vaya.

¿Cómo se despediría de sus seres queridos? ¿Dónde ocultaría la impotencia de dejarlos ir sabiendo que se quedaran a llorar su muerte? ¿A donde se va después de la muerte?


La agonía de lo inevitable.





En cuanto el medico le dijo que no le quedaba mucho tiempo, sonrió, después se llevo una de sus manos a la boca para aplacar el estallido de risas, pues le avergonzaba ser escuchado fueras de la habitación de la habitación de consulta. De alguna forma pensaba que el medico le estaba haciendo una broma.


-Tengo 28 años- solamente le dijo


El rostro del hombre parecía imperturbable, incluso un poco fastidiado. ¿Esa sería su expresión siempre que daba malas noticias? Pronto el llanto ceso, ni siquiera se había dado cuenta cuando es que había comenzado. El medio fiel a su postura seria, comenzó a recitar como si se supiera de memoria; y quizá lo sabía, todo lo que debía hacer para poder sobrellevar lo que llamo "la perdida de la salud", le dijo que debía rodearse de amigos, de su familia, sus seres queridos.

Pasar sus últimos momentos con quienes amaba hacia todo menos amargo.

¿Era enserio?

¿Menos amargo?

¡Se iba a morir!

Bajo su mirada a la cantidad indescifrable de papeles que le había entregado la enfermera, oyó más que escuchar* lo que le decían, sintiendo como el tiempo se ralentizaba a su alrededor.

Se convirtió en un robot que en automático se dirigió a donde debía, no fue a su hogar; no, no podía presentarse en las condiciones en las que se encontraba para causar molestias, o peor aún; sospechas.

Llego a su antiguo departamento, ese que adquirió a penas unos cuantos años tras con todas las dificultades del mundo, aun cuando su pareja se había ofrecido a comprárselo.

Se negó pues lo consideraba su triunfo, la victoria ante todo lo que se le había tildado, solo por ser pareja del joven más prometedor del mundo, su mundo.


¿Cómo decirlo, de qué forma expresar el dolor que sabe causara?


Como abandonar a la persona que más ama, sabiendo de antemano todo el dolor por el que ha pasado, sabiendo que va a herirlo, a destruirlo. Y mientras mas piensa, mas rompe, mas destroza objetos contra las paredes, grita, llora, también se quiebra su corazón y alma ¿De qué le sirven ya todas esas cosas? Se ira, lo dejara todo atrás y con ello, aplastara el corazón de Seijuuro.

No estaba preparado para decir adiós. Para anunciar un viaje del cual no volvería. No estaba preparado para afrontar los rostros de quienes amaba, para dejar ver su debilidad, su llanto, la forma en la que sabía imploraría por que acabara rápidamente.

No estaba preparado para ver las facciones distorsionadas por el dolor de Seijuuro, no podía.




El tintineo de las llaves rompió la quitad de la noche, estaba completamente oscuro, pero la claridad de la calle y la luna se filtraban por el balcón abierto.

Era el sonido de una marcha que presagiaba un mal incomprensible, después de todo era alguien capaz de saber e intuir esa clase de cosas. Mientras caminaba sus zapatos caros se encontraron con pedacearía de vidrio, floreros rotos, libros deshojados y un sufrimiento que paladeaba en el interior de sus labios.

No podía mentirle a su cuerpo, al miedo que le causaba una situación que no era controlada por sus manos, por su fuerza.


Encontró pronto lo que buscaba. A Kouki.


Se había extrañado una hora antes al llegar al hogar que compartían y que este no se encontrara esperándolo. Quizá Kouki o lo había notado, pero siempre que sucedía algo acudía a ese lugar a despejar su mente, por lo que de inmediato supo donde encontrarlo. Le habría dado espacio, de no ser por las palabras de su guardaespaldas, el que claramente Kouki había querido evitar, pero que Seijuuro coloco de todos modos.


"El joven Kouki se ve un poco mal"


En cuanto lo vio su corazón se paralizo. Kouki siempre fue alguien tranquilo, de sonrisa fácil; cosa que lo había enamorado, y racional hasta cierto punto cuando se trataba del amor, además de una autoestima casi inexistente, misma que se encargo de construir ambos unidos de las manos.

No paso mucho tiempo para que se percatara de su presencia, haciendo que su mundo se paralizara por la sonrisa rota que su expresión le mostraba. No le importo ensuciar su caro abrigo ni rodillas, agachándose a la altura de su pareja para atraerle entre sus brazos.

Apretó lo mas que pudo su cuerpo, algo frio por el viento de la noche, Seijuuro habría querido sonreír cuando fue correspondido, pero la pesadez en su corazón se lo impedía.


-No me queda tiempo...- escucho le murmuraba al oído -No me dejes de abrazar-


No se dijeron mas esa noche. Tampoco derramo ni una lagrima cuando lo supo. Acostumbrado a ser fuerte, debía serlo aún más.

Utilizo cada contacto forjado por los años, por la experiencia, cobro favores, pidió otros tantos. ¿De que le servía estar en la cima si no podía solucionarlo?

La ira le carcomía, el dolor lo inutilizaba. Lo estaba perdiendo.

Un día, Kouki se marchó. No pudo tomarle de la mano.

No fue miedo ni cobardía. Fue porque se lo pidió.




"No quiero que -esto- en lo que me convertí, sea lo último que recuerdes"


Lo poco que le quedaba de corazón se paralizo cuando ya no lo tuvo mas entre sus brazos.

O las veces en las que cegado por este lo alejaba, le gritaba, para después llorar por no poder evitar lo inevitable.

Seijuuro solo le decía lo mucho que seguía amándole, que no le importaban las marcas que dejaría en su alma, que eran marcas que atesoraría por siempre.




Personas que conocía y desconocía hablaban a su alrededor, contaban historias de su amor, pero ¿Qué podrían saber? No hacia forma de que lo entendieran.

Había llevado su imperio en los hombros sin preocupación con ayuda del amor de Kouki, su futuro se podía ir al infierno si ya no se encontraba a su lado, pero, aun así, no podía detenerse, era claro que; a pesar de todo, aún seguía amándolo y parar sería un insulto a su memoria.

Aun así, estuvo ignorando llamadas por meses, enterrándose en tanto trabajo para intentar no pensar, no sentir. Cerraba los ojos y podía verlo, suspiraba y sentía su perfume, caminaba y le parecía ver su espalda frente a él, como le sonreía a pesar del dolor e intentaba hacer el suyo menos intenso.


Esa noche mientras se dirigía a una cama que al final no tocaría, sucedió.

La hoja cayo a sus pies como algo olvidado al viento. No recordaba las pocas horas que había destinado a su descanso, así que la tomo estando a punto de arrugarla. La letra de Kouki lo detuvo, temblando con forme pasaba palabra y palabra por su cabeza. Cayo a los pies de la cama, sosteniendo su propio cuerpo con sus manos, llorando como nunca había hecho y balanceándose como un niño asustado.


¿Cómo era posible que tiempo después aun fuera salvado?


No quise dejarte, ni a todos los sueños que queríamos alcanzar. Realmente nunca entendí por qué tus ojos me miraban de la forma en la que lo hacían, pero sé que alguien te amará, amaras a alguien y me olvidaras. No hay nada que pueda hacer y si pudiera reescribir la historia para cambiar el final... lo haría, pero, a pesar de eso yo... seguiría amándote.

Vive por mí y; permítete decirme adiós"


No puedo vivir...

No puedo vivir...

Sin ti.






*Escuchar significa "prestar atención a lo que se oye". Oír se define como "percibir con el oído los sonidos, no necesariamente entenderlos".

Esta es una historia de descargo personal, gracias por leer y comentar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro