Remordimiento
Sus cejas se elevaron en asombro al ver el contenido del cajón, era el anillo que Yuuri le había obsequiado, su corazón se estremeció al recordar la forma en la que había actuado desde aquella noche, cuando Viktor se había encargado de anunciar que se casarían una vez que juntos ganaran el oro.
Había sido un infeliz al insultarlo, había actuado como un idiota sin medida.
-Viktor Nikiforov está muerto - fueron sus palabras.
Apretó los puños mientras contenía las lágrimas. Nunca habría deseado que alguien muriera, él no era esa clase de persona y nunca querría serlo, ni por un instante...
Deseaba profundamente borrar sus palabras y sus acciones.
Pero no podía y eso le carcomía por dentro.
...
Entregó la sortija.
Nikiforov le dedicó una mirada embelesada a su joya.
Ante los ojos de cualquier persona aquella imagen era tan cautivadora; compararlo con algo mas resultaba difícil... pero no imposible; aquello solo podía describirse con una palabra: Ágape... amor incondicional, no al objeto sino a la equivalencia de lo que había detrás del mismo...
¿Se habrían despedido ya? la idea llegó a su mente sin previo aviso. Hablar del inminente final era algo que debía hacerse o simplemente dejar que el fin llegara.
De cualquier modo algo como la muerte...
-Debe ser una tortura -pensó.
¿Sufre más el hombre postrado en una cama contando los días que le quedan o sufre más aquel que está a su lado?
El primero ha de sentir miedo y desesperanza ante el final y el segundo ha de sentir impotencia y desesperación los días se van y con ellos se va quien ama.
Sentía coraje.
¿Qué era lo que Viktor había pretendido jugando con todos de esa forma? ¿Por qué? Si sabía que moriría pronto. ¿Era su plan dejarlos a todos de esa forma? Se mordió las muelas, no puedes hacer que alguien te quiera y te ame; y luego irte, dejándolo vulnerable y lleno de pena.
Viktor era un genio, pero nadie debió permitirle utilizar esa inteligencia para romper el corazón más frágil sobre el hielo.
-Maldito Idiota -pensaba.
El creciente mar de preguntas mezcladas con sentimientos a medias estaba a punto de desbordarse, pero se detuvo al encontrarse con la paz fulgurante de aquel par de orbes azules.
-Por favor... -Su voz era débil pero fue capaz de romper el silencio - Yuri, cuídalo... Lo harás mejor que cualquiera.
Concluyó con una sonrisa apacible.
Yurio apenas pudo reaccionar cuando una enfermera entró a la habitación para realizar su labor médica. Los chequeos se habían hecho continuos, el Ruso estaba muriendo más rápido.
...
A petición de la enfermera se retiró del lugar.
Necesitaba darse un respiro, su cabeza había estado divagando mucho en pensamientos y suposiciones que terminaban dañando su corazón.
Quería ir a patinar; siempre le ayudaba a despejarse, pero de inmediato descartó la idea, no quería encontrarse con los demás y ponerles al tanto sobre la deteriorada salud de su amigo.
Empujó la puerta, el salón se encontraba vacío.
Puso la música y comenzó a interpretarla con su cuerpo y en cada movimiento Yuuri se presentaba en su mente y aunque trataba de detenerse, el resto solo pedía más y más y cuando su interpretación culminó su cuerpo y alma estaban en completo éxtasis, aquel acontecimiento donde su ser se dejó llevar por un esporádico deseo lascivo había sido sublime.
Dejó caer los brazos a los lados y comenzó a respirar profundo para recuperar el aliento.
Unos aplausos se escucharon al fondo, su respiración se detuvo por un instante, giró sobre sus talones para ver quien era.
Un par de ojos azules brillaban de forma amenazante bajo la tenue oscuridad, era Mila parada en el umbral de la puerta. Yurio chasqueó la lengua.
-Pensaba que te gustaba más el estilo de Viktor ¿Cuando decidiste seguir a Giacometti? -Caminó hacia él con el andar de un felino.
-Cállate, bruja -El rubio retrocedió un paso. Ella lo detuvo tomándolo desde el antebrazo, él tragó saliva, se sentía atrapado. Con su mano libre, ella le acarició la mejilla y fue bajando sin apartarse hasta llegar a su mano.
-¿Por qué llevas esto? -expuso de forma acusadora la mano de Yuri.
Él negó con la cabeza, se había colocado el anillo sin ser consciente de ello.
-No hagas algo estúpido - Añadió la pelirroja y suavizó su agarre antes de abrazarlo.
-No sé lo que hago - la emoción se le instaló en la garganta. No podía contenerlo.
Ella lo abrazó aún más fuerte.
Se sentaron y hablaron, no de Viktor ni de su salud, hablaron de Otabek, de él mismo y de sus sentimientos por Yuuri.
Altin sabía que no tenía lugar en los sentimientos de Plisetsky así que decidió marcharse cuando aún era seguro, pero igual había sido algo doloroso e inesperado para el ruso pues había pretendido estar con él y suprimir sus sentimientos no correspondidos. Otabek lo dedujo y no estaba dispuesto a servir de esa manera.
Y Yuuri, él era un pensamiento constante en su cabeza; lo necesitaba como la luna al sol para brillar.
Lo necesitaba y anhelaba tanto como un adicto a sus drogas, como un rey a su corona... Como cualquier otro chico enamorado.
Katsuki era eso, lo que había necesitado desde siempre sin saberlo.
Y él...se había convertido en el espectador de una trágica historia de amor entre dos personas destinadas a sufrir un tempestuoso fin. Y quería tomar un papel en esa historia, uno que le permitiera salvar a uno de ellos para ser feliz.
...
Miró el anillo una vez más, se había vuelto una especie de hábito; uno que le recordaba que tenía que ser fuerte.
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Fin del capítulo
-Pretendía subir el capítulo desde el domingo, pero tuve una cita con Logan y aun no lo superaba. Lo siento.
Mil gracias por votar, agregar a la lista de lectura o simplemente leerlo. Para mi eso es subliminal. Espero seguir contando con su apoyo
¡Besos y abrazos!
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