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6. Mi azul favorito

El timbre había sonado pero debía terminar de copiar algunos datos del pizarrón. Daniel insistía en que podía pasármelos luego pero me negaba a eso.

—¿Sigues celoso?—susurró divertido mirándome.

—No estaba celoso—seguí negándolo. Al no escucharlo más, lo miré unos minutos y luego regresé la vista a mi cuaderno—Sólo un poco—susurré.

Pude verlo sonreír mientras negaba con la cabeza.

—¿Desde cuándo ustedes dos llegan juntos a clase?

—Sólo estábamos hablando y llegamos juntos, es todo—me apresuré en copiar todo pero mi mano no era muy rápida—¿Qué me dices de Victoria? No la he visto hoy.

—Supongo que entendió el mensaje—su voz fue algo triste lo cual hizo que lo mirara de nuevo—Lo sé, soy cruel.

—¿Quieres estar con ella o no?

—No lo sé, supongo que si y no—se encogió de hombros.

—Chicos, hora de salir—indicó el profesor mirándonos. Los demás se habían ido, al terminar de copiar guardé el cuaderno en mi bolso y coloqué el lápiz en mi oreja, salí junto a Daniel siguiendo con la conversación.

—Victoria no está obsesionada contigo, ella está enamorada de ti que es otra cosa.

—Otro problema, querrás decir—golpeé su hombro y en segundos me lo devolvió—Es cierto, si vamos a hablar sobre el amor y lo demás entonces no eres el indicado.

—Es diferente, yo no estuve con Jazmín durante dos años—me defendí—Y además quiero conocerla más.

—No me digas—rodeó los ojos siendo sarcástico.

—Hablo enserio, ayer estuve hablando con ella, me envió la solicitud en Facebook.

—¿Tienes a la chica de rodillas, no?—bromeó—Esta bien, sigue—dijo ante mi mirada seria.

—No fue nada interesante sólo conversamos y ya—me encogí de hombros queriendo darle no mucha importancia o de lo contrario el tema de los celos volvería de nuevo—Y antes de la clase, Jazmín supo que estaba celoso.

—Soy tu mejor amigo y no me crees pero viene una chica y a ella si le crees—acusó sintiéndose ofendido. Reí un poco ante eso—Tienes suerte de que no soy rencoroso.

—Cállate—sonreí divertido.

Mi día terminó con la práctica de basquetbol. No podía estar sin hacer nada porque recordaba como Jazmín se había fijado en que estaba celoso, quizás era muy obvio ya que mi actitud había sido demasiado infantil. Luego recordaba el tema del beso, ella temía que la besara pero no sería capaz de hacerlo, al menos no si ella no lo quiere.

Al pasar las puertas de la escuela pude escuchar una maldición de Daniel ante la lluvia fuerte que caía, me coloqué la chaqueta y él se abrigó con la suya. Nos apresuramos en llegar al auto entrando rápidamente luego de quitar el seguro.

—Odio cuando pasa esto—se quejó mientras sacudía su cabello disparando algunas gotas de la lluvia. Hice lo mismo y al introducir las llaves para conducir mis ojos se detuvieron en la chica que estaba en las escaleras, estaba temblando y su cabello al igual que su ropa estaban completamente empapados, Daniel supo lo que pensaba—No vas a llevarla, ¿Cierto?

—Está sola y está lloviendo—lo miré—No seas malo.

—No lo soy pero sé que si sube a este auto vas a ignorarme.

—Daniel eso es estúpido, voy a llamarla—recogí mi bolso de atrás al igual que el de él y se los pasé, si Jazmín iba a subir quería que no tuviera nada en los asientos de atrás. Encendí el auto para luego acercarme a ella, bajé la ventana un poco indicándole que se subiera, sin pensarlo abrió la puerta para luego cerrarla al subir.

—Gracias, Darío—pude verla sonreír por el espejo retrovisor. Sus ojos se fijaron en mi amigo—Hola Daniel.

—Hola.

Le reproché ante su tono, ¿Enserio lo ignoraba?

—¿No sueles irte con tus amigas, Jazmín?—fui curioso mientras miraba al frente estando atento al camino, no me gustaba conducir cuando llovía tan fuerte.

—Sí pero se fueron antes que yo, tuve que quedarme ya que el profesor de teatro me necesitaba y...

—¿Estás en teatro?

—Cierto—Daniel intervino—¿Recuerdas que las vimos bailando?

Lo miré algo nervioso, ¿Por qué decía eso frente a ella?, esta vez me sonrió divertido. Negué con la cabeza fijándome al frente.

—¿Nos vieron?—me tensé un poco aunque se escuchaba algo divertida por eso.

—Claro, Darío me pidió que las grabara, mira—buscó en su celular para luego pasárselo. Aferraba con fuerza mis manos al volante mientras mi rostro era serio, ¿Por qué estaba diciendo eso?, quería golpearlo pero no debía asustar a Jazmín. La miré unos minutos por el espejo retrovisor, en sus labios rosados se dibujaba una sonrisa divertida mientras sus mejillas tomaban un tono muy conocido para mí.

—¿Por qué no me dijiste de esto?—subió su rostro mirándome. Aparté la vista manteniéndome serio.

—Pensó que te enojarías o pensarías que estaba loco—contestó Daniel. En cuanto estuviéramos solos iba a matarlo, el tráfico comenzó a tornarse horrible y algo desesperante, suspiré conectando mi celular al equipo de música buscando algo entretenido.

—Bueno yo no lo haría—aclaró—Stephanie te diría que lo elimines. ¿Puedes pasármelo?—miré a Daniel quien tomaba su celular aceptando. Al colocar algo de música coloqué el volumen en modo ambiente. Me sentía ignorado cuando ambos comenzaron a charlar sobre la música o el deporte, colocaba atención con cada cosa que decía Jazmín.

Ella disfrutaba el voleibol, por eso la veía muy a menudo jugando con las demás. La natación llamaba su atención, ella había conocido a Derek gracias a Liliana, el chico al parecer iba a ayudarla a entrar a ese deporte, Daniel en cambio le contaba que el basquetbol era lo que más le encantaba, era su deporte favorito y yo era testigo. Era muy bueno, en un futuro quizás pueda jugar como todo un profesional.

—Nos vemos mañana—dije al detenerme frente a la casa de mi amigo.

—Hasta mañana, Jazmín—se despidió y luego me miró.

—Vete ahora—moví mis labios sin pronunciar palabra alguna. Él sonrió divertido para luego tomar su bolso saliendo del auto, Jazmín no se había percatado de eso. La lluvia ahora había disminuido pero en cuanto volví a conducir, de nuevo comenzó la corriente de agua.

—¿Puedo sentarme?—preguntó señalando el asiento donde Daniel había estado.

—Claro—tomé mi bolso mirando al frente y en cuanto se sentó a mi lado, lo coloqué en los asientos traseros—Debes estar muriéndote de frío.

Ella miró su ropa y luego se encogió de hombros.

—Gracias por haberme recogido allí, no sabía como venirme con este tiempo.

—No debes agradecerme—sonreí un poco. Me detuve ante el semáforo en rojo, miré a Jazmín quien tenía el cabello despeinado y algo mojado aún, toda su ropa estaba empapada, estaba aferrada a su cuerpo colocándome en una situación difícil. Miré sus ojos para despejar mi mente—Lo que dijo Daniel sobre el vídeo...

—No estoy molesta, sé que no lo hiciste.

—¿Enserio?

—No lo conozco mucho pero sí sé que en estas cosas él es el principal culpable—explicó sonriendo un poco. Tomó mi celular que estaba conectado revisando la música, la observé así, mordía su labio inferior mientras sus cejas se mantenían casi juntas—¿Puedo conectar mi celular?

—Claro, no hay problema—aparté el cable del mío y lo conecté en el de ella, la funda que tenía era azul, sonreí divertido—¿Te gusta mucho el azul, no?

—¿Por qué lo dices?—me miró curiosa.

—Tu blusa es azul, tu chaqueta es azul, tus zapatillas son azules, las paredes de tu habitación son azules y la funda de tu celular es azul—mantuve la sonrisa. Jazmín pensó unos minutos en lo que había dicho y luego miró su celular sonrojándose.

—Sólo me gusta un poco.

—Ya veo—miré al frente en cuanto el semáforo cambió a verde. A mi celular llegó un mensaje, en cuanto me detuve entre los autos, lo revisé verificando que era de mi padre, pedía que pasara recogiendo unos postres que mi madre le había ordenado que llevara a casa. Miré la hora y luego respondí—¿Debes llegar ya mismo a tu casa, Jazmín?

—No, ¿Por qué?

—Debo pasar por el trabajo de mi padre, ¿Quieres acompañarme?

—Claro—sonrió mirándome. Noté algo extraño, me fijé en la música que había colocado y ella supo lo que iba a decir—Esa es la canción que practicábamos, las chicas harán un baile para una de las obras y estaba ayudándolas con la coreografía.

—¿Participarás en la obra?

—No, claro que no—negó con la cabeza subiéndole volumen a la canción—Me aterra estar frente a mil personas, estar en un escenario no es lo mío.

—Pues te veías muy bien allí bailando—me atreví a decirle. Me miró algo apenada—Enserio, eres muy buena al bailar.

—Gracias por esa mentira.

—No es mentira—aseguré—Y tú lo sabes. ¿Recuerdas que me atrapaste estando celoso?

—Es diferente...

—Yo mentí pero sabía que era verdad lo que decías—giré en la esquina acelerando al estar despejado el camino—Eso sucede contigo, sabes que eres buena en algo pero mientes diciendo que no.

Jazmín iba a decirme algo pero decidió quedarse en silencio mientras miraba por la ventana. Sonreí un poco, disfrutaba de estos pequeños momentos con ella.

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