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5. Típicos celos

Desperté por el irritante despertador de mi mesa de noche, al lograr apagarlo sentí las inmensas ganas de quedarme en cama pero no podía hacerlo, debía ir a la escuela. Costosamente me levanté caminando como un zombie, cepillé mis dientes y luego recogía el agua con mis manos llevándola a mi rostro para despertarme un poco.

Al bajar a la cocina estaba listo, había escogido unas converse algo viejas pero cómodas completamente negras, pantalones blue jeans, camisa manga larga blanca y mi chaqueta roja. Mi cabello como siempre se mantenía algo despeinado.

—¿Tienes todo en el bolso?—mi padre verificaba que Delia no olvidaba nada. Fui al refrigerador sacando una lata de refresco. Según mi madre, hacer eso en la mañana era malo para la salud, pero algunas veces cuando no estaba en casa solía hacer lo que no hacía frente a ella.

—Sí, tengo todo, debemos irnos—apresuró tomando su bolso.

—Listo, vamos—recogió las llaves y me miró—Tu madre me matará si te ve con eso.

—No se enterará—prometí. Antes de que se fuera volví a llamarlo—Hablamos en la noche.

—¿Pasó algo?—fue serio. Delia estaba afuera esperando en el auto.

—No pero en la noche sabrás que pasó.

—Está bien.


Bajé del auto al llegar a la escuela, cerré la puerta colocando el seguro al vehículo. Guardé las llaves en mi bolso para luego entrar a mi rutina buscando el salón de música. La clase terminó a las dos horas, justo cuando iba saliendo del salón mi celular vibró al tener un nuevo mensaje. Lo revisé mirando el nombre de Daniel.

"Tienes que venir al auditorio. ¡Ahora mismo!"

Miré la hora notando que dentro de dos horas volvía a entrar a la próxima clase, caminé rápidamente al auditorio. ¿Qué habría pasado con Daniel?, al llegar pude notarlo en las puertas rojas que estaban cerradas.

—¿Qué sucede?

—No hables alto, las chicas están practicando—respondió mientras se acercaba revisando su celular.

—¿Y para qué me querías aquí?—reclamé acomodando mi bolso.

—Mira esto—me entregó su celular. El vídeo comenzó a reproducirse mostrándome a Jazmín bailando con dos de sus amigas, ella parecía guiarlas, la música era lenta pero con un ritmo que la hacía especial, no me fijé en sólo eso, me fijaba en los movimientos perfectos que hacía la chica que me encantaba, su rostro era algo serio al estar concentrada, parecía contar mentalmente cada paso, hubo una ocasión en que se equivocó y rió divertida.

—¿Cómo lo...?

—Sé que es corto pero las chicas iban a pillarme así que logré capturar eso—miré el celular de nuevo repitiéndolo. Jazmín era una gran bailarina, tenía un ritmo excelente para la música, recordé la conversación de ayer y sonreí de lado entregándole el celular—¿Quieres verlas?

—¿Siguen ahí?

Daniel entreabrió la puerta un poco permitiéndome ver, la chica que me interesaba se encontraba sobre el escenario, su cabello estaba suelto ahora al contrario del vídeo, llevaba unos pantalones blancos, su blusa era azul, tan azul como las paredes de su habitación, llevaba unas zapatillas del mismo color que le facilitaban desplazarse y girar por el escenario.

—Esto es estúpido—susurré cerrando de nuevo.

—Acepta que te encantó ver el vídeo y verla a ella—acusó mientras regresábamos a los pasillos con los demás estudiantes.

—¿Para qué hiciste eso?

—Para reírme de tu cara de tonto—lo miré en forma de reproche—No seas exagerado, ¿Le dirás a Jazmín lo que sientes?, deberías aprovechar esa oportunidad de que saldrás con ella...

—Daniel, no lo haré y punto. ¿Podrías dejarme en paz y olvidar ese tema unos minutos?—pedí caminando junto a él. En realidad quería hablar de eso, quería decirle sobre mi conversación con ella pero luego me recordaba a mí mismo que no era buena idea.


La clase de Literatura había terminado, junto a Daniel caminamos a la cafetería, tenía algo de hambre al no haber desayunado, en el transcurso del camino mi buen humor desapareció ante lo que vieron mis ojos.

Jazmín giraba como una bailarina de ballet mientras un chico la observaba, él la ayudaba a girar, en cuanto se detuvo ella rió divertida negando con la cabeza, lo abrazó y siguieron la conversación. Mi amigo había visto lo mismo que yo.

—Tranquilo, no creo que sea su novio—intentó calmarme.

—¿Quién demonios es él?—quise saber. Cada vez nos acercábamos más. No quería que ambos me miraran.

—Creo que es Derek White, está en natación—contestó dudoso pero luego su voz se volvió más segura—Está en último año de otra sección. ¿Podrías calmarte?

—Estoy calmado—mentí caminando más rápido. Al pasar frente a ambos no pude evitar mi rostro molesto, ese idiota estaba con ella, ese idiota reía con ella.

—¿Puedes mirarte unos segundos, amigo?—pidió Daniel algo divertido—Tus cejas están casi juntas y tus ojos están lanzando cuchillos a todo el mundo.

Respiré hondo sin responder, al llegar a la cafetería me concentré en comer. Daniel y yo escogimos una mesa al lado de la ventana comenzando nuestro almuerzo, todo estuvo en silencio en nuestro lugar, intentaba no pensar en Jazmín con ese idiota e imbécil.

Al terminar mi comida, me levanté indicándole a Daniel que nos veríamos en clase. Salí del lugar dirigiéndome a mi casillero, en minutos sentía que alguien me seguía. Subí las escaleras caminando más rápido pero al sentir que tocaban mi hombro me giré a punto de maldecir a esa persona pero el enojo se hizo más intenso al ver quien era.

—Hola Darío, quería...

—Estoy ocupado—seguí mi camino.

—¿Está todo bien?—siguió mi ritmo. Rodeé los ojos—¿Qué te pasó?

—A mí nada.

—¿Enserio?—preguntó incrédula deteniéndome al tomar mi mano—Estás molesto.

—No claro que no, sólo quiero acabar con el mundo y con todos los hombres que existan—ella rió. Enarqué una de mis cejas mirándola—¿Qué es gracioso?

—Si quieres acabar con todos los hombres que existen no creo que quieras acabar contigo mismo—explicó sonriendo—¿Quieres hacerlo enserio?

—No.

—Eso pensé, ¿Qué te molestó tanto?—preguntó curiosa queriendo calmarme. Lo estaba logrando, me encogí de hombros—Está bien, no me digas pero no estés enojado, odio ver a la gente así.

—Está bien.

—No me convence.

—Dije que está bien.

—Sonríe un poco—intentó hacerme cosquillas pero sin causar eso en mí sonreí divertido—¡Así es!

—Eres diferente, ¿Lo sabes?—sonreí negando con la cabeza.

—¿Diferente?

—Sí, eres diferente a las demás y eres muy h...—me detuve allí al ver lo que iba a decir. Lo peor es que Jazmín esperaba que terminara—Buscaba mi casillero—seguí en mi camino y al llegar intercambié algunos cuadernos.

—¿Puedo preguntarte algo que me tiene...pensando?—su emoción había disminuido y pude sentir que estaba nerviosa.

—Claro—seguí sin mirarla.

—¿Iremos al cine, cierto?

—Cierto.

—¿Y estaremos sólo nosotros dos, cierto?

—Cierto—dije extrañado.

—¿Y no habrá ningún beso, cierto?

—Cier...espera, ¿Qué?—la miré con ojos como platos. Ella se sonrojó y pude imaginar mi rostro, ¿Jazmín estaba pidiendo que la besara en el cine o que le respondiera si no era capaz de hacerlo?, pensé que decir—Es una...salida de...¿Amigos, no?—recordé nervioso. Cerré mi casillero y luego mi bolso colgandolo al hombro, Jazmín mordió su labio algo incómoda ante el asunto.

—Sí pero...las muchachas me dicen que...a veces...cuando son dos...pues...

—No debe pasar si no lo deseas—aclaré queriendo hacerla sentir cómoda—Es decir, eres una chica y yo un chico pero eso no...—era inútil hablar de esto. Sólo pensar en Jazmín y en sus labios me aceleraba el pulso.

—Sólo quería saber si estaremos bien en ese punto.

—Lo que tú digas—asentí.

—Quería aclararlo, es como te dije, no he salido con...

—Pensé que tenías novio—decidí tocar el tema.

—¿Novio?, no, ni loca—sonrió negando con la cabeza.

—Pero ese chico que estaba contigo, Derek White, parecía estar muy cómodo junto a ti...

—Oh no, ¿Enserio creíste eso?—pareció decepcionada—No sería su novia ni en un millón de años, Darío—aclaró mirándome dulcemente, sus ojos marrones reflejaban su inocencia—Derek es el típico chico que sale con todas, cada noche está con una diferente.

—Vaya—sonreí nervioso pasando una mano por mi cabello relajándome. Jazmín sonrió al fijarse en algo.

—¿Por eso era tu molestia?

—¿Qué?, no, no.

Ella sonrió sonrojada. Esta chica me mataba con cada gesto, sus mejillas encendidas en rojo eran lo más hermoso que podía ver.

—Estabas celoso, no debes negarlo.

—¿Celoso?—era cierto. Ahora que estaba calmado podía notar que era cierto, incluso Daniel podía jurarlo, me había cegado por los celos sin ser algo de ella—¿Por qué estaría celoso?, ¿Somos amigos, no?

—Sí, cierto—su sonrisa pícara no se desvaneció. El timbre sonó fuertemente—¿Tienes Química, cierto?

—Así es, debo ir a clase—pasé a su lado y ella detuvo mi mano.

—Recuerda que me toca la misma clase—sonrió un poco caminando junto a mí soltándome luego, ese simple gesto me entristeció un poco.

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