Sabía muy bien que no la tenía entre mis amigos ya que no hablábamos mucho, realmente no nos dirigíamos la palabra, sólo...sólo...

Ignorando mis pensamientos hice clic en su nombre "J. Young" En su foto de perfil aparecía una chica acostada en el sofá leyendo un libro, era una especie de dibujo, intenté ver más fotos sobre ella pero tenía que aceptar la solicitud. Sin dudarlo, acepté.

Nunca antes había pensado en enviarle una invitación para que fueramos amigos en Facebook, era muy idiota y además no lograba hacerlo. Muchas veces podía ser cobarde y estúpido, cargué de nuevo la página ignorando los mensajes de Vanessa. Jazmín tenía muchas fotos, la mayoría de ellas aparecía junto a sus amigas. Sonreí divertido al recordar las veces que Liliana, una de las chicas de su grupo, en cada momento quería tomar una foto pero Jazmín lo odiaba, no era muy amante de las fotografías.

Seguí mirando las demás, me detuve en una donde aparecían dos adultos junto a ella, miré el mensaje que tenía al lado:

"Pequeña foto de tres, las dos personas que quiero mucho"

—Deben de ser sus padres—susurré mirando a la mujer que era de la misma estatura que Jazmín, su cabello era corto, mucho más que el de ella, tenía algunos mechones rubios pero su base era castaño, su piel era igual a la de su hija—Sí, es su madre—confirmé hablando solo. Incluso al sonreír eran identicas. El hombre en cambio no tenía mucho parecido, era algo alto, más que su esposa y su hija, sólo tenía algo en común con Jazmín...sus ojos marrones casi café.

Quería seguir revisando su perfil pero tenía que terminar el ensayo de historia, volví a mi perfil y justo cuando iba a responderle a Vanessa, un nuevo mensaje llegó creando otra ventana en la parte inferior de mi pantalla. Leí el nombre y mi corazón latió rápidamente. "J. Young"

¡Gracias por aceptarme! : )

Sonriendo tontamente contesté a los breves segundos.

No hay de que : )

Miré los mensajes de Vanessa pero no podía responderle, se había desconectado. Cerré la ventana de nuestra conversación e intenté terminar mi ensayo, al escribir una letra volvió a sonar mi laptop, tenía nuevo mensaje de J. Young.

¿Estás ocupado haciendo los deberes?

Digamos que un poco, pero no te preocupes, puedes hablarme mientras : )

Al terminar el ensayo seguía hablando con Jazmín a través del Facebook, no era nada interesante sólo nos burlábamos de algunos profesores o algunos compañeros que solían ser tontos intentando captar la atención. Era relajante hablar con Jazmín, mucho más que en persona, debía corregir eso. Sé que ella nunca me trataría mal, nunca me lastimaría, ella es...diferente.

¿Puedo pedirte algo, Darío?

Sentí un leve calor en mis mejillas. Eso era demasiado...estúpido verlo en un chico.

Claro, lo que quieras : )

A los segundos respondió, escribía muy rápido pero con una ortografía excelente.

¿Podrías dejar de colocar esa carita con cada mensaje?, asusta un poco, ¿Sabes?

Me sentí avergonzado, reí bajo contestando.

Lo siento : )

Respondió con una risa y luego colocó una carita con la lengua afuera. Sonreí dulcemente negando con la cabeza.

¿Qué película veremos?

Pues...no lo sé, ¿Qué suelen ver las chicas cuando van al cine?

Esta vez tardó unos minutos en responder, decidí colocar algo de música mientras esperaba su respuesta.

Es diferente, sólo he ido al cine con chicas. No te burles pero...es primera vez que voy con un chico, así que...

Colocó una carita sonrojada y apenada. Me sorprendí ante eso, ¿Enserio era primera vez?, ¿Yo era su primera salida? Entonces estaba en lo cierto, Jazmín era diferente. Intenté no emocionarme mucho.

Si te sientes incómoda podemos dejarlo para otro día, no hay problema : )

De inmediato se negó. Pensé que la conversación había acabado pero en la pantalla de la laptop aparecía una llamada, al hacer clic apareció Jazmín sonriendo. De inmediato miré a mi alrededor, no estaba muy ordenada mi habitación.

—¿Estás bien, Darío?—sus cejas estaban casi juntas.

—Sí, lo siento, es que...no ando muy ordenado que digamos—recogí los cuadernos de la cama colocándolos detrás de la laptop, Jazmín rió divertida negando con la cabeza, estaba acostada en su cama al igual que yo. Las paredes de su habitación eran azules, azules como el cielo.

—Darío—llamó mi atención, miré a la pantalla y ella siguió hablando—Sólo te veo a ti, no debes arreglar toda tu habitación—rió bajando la vista—¿No sueles hacer esto muy a menudo, verdad?—volvió a mirarme.

—No mucho—sonreí apenas. Detrás de su cabeza había una especie de mariposas blancas, al parecer estaban en toda la pared como si volaran por el cielo. Ella captó lo que veía y miró hacia atrás.

—¿Te gusta?—volvió a mirarme—Son mis favoritas, bueno, una de mis favoritas.

—Es una gran combinación, Jazmín.

—¿Cuál es tu animal favorito?—preguntó curiosa recogiendo su cabello.

—¿Mi animal?—pregunté como idiota. Ella asintió esperando mi respuesta, respiré hondo intentando no verme como un tonto, Jazmín sólo es una amiga, debo actuar como un amigo, ¿Cierto?—El perro.

—¿Por qué? ¿Has tenido uno?—siguió curiosa. Era algo dulce verla así. Era como tenerla frente a mí en persona.

—Lamentablemente no, me gustan pero no soy tan responsable que digamos—hice una leve mueca y ella sonrió asintiendo.

—Somos iguales. Mi animal favorito es el delfín pero el segundo en la lista son...—antes de seguir, un gato negro se acercó a la laptop, su cola acariciaba a su dueña. Jazmín sonrió cargándola colocándola mejor para que pudiera verla—Oh, Darío te presento a mi querida, vieja y amargada gata, Lucía.

—¿Vieja y amargada, eh?—bromeé. El pobre animal quería bajarse de los brazos de su dueña, era gorda y de ojos verdes, Jazmín besó su cabeza y luego la soltó. El animal salió corriendo de inmediato, sonreí un poco. Estaba conociéndola un poco.

—Oh, y tengo otra más pequeña, la dejaron en la puerta de mi casa junto a dos de sus hermanitos pero mi madre los regaló y me quedé con la hembra. Se llama Candy—explicó sonriente.

—¿Te encantan los animales, no?

—Me fascinan, son criaturas inocentes en este horrible mundo, las personas los lastiman mucho sólo porque creen que no sienten dolor—explicó algo molesta pero luego volvió su sonrisa—¿Estoy loca, cierto?

—Para nada—le regalé una sonrisa brillante—Estoy contigo.

—No me dijiste porque te gustaban los perros—recordó mientras alejaba la laptop para recostarse mejor en la cama quedando nuevamente cerca.

—Son muy amables, inteligentes, siempre están con una energía increíble y me parecen que son como los niños—me encogí de hombros—¿Por qué te gustan los delfines y los gatos?

—Los delfines viven en el mar, me llama mucho la atención el agua, no lo sé, es algo sin sentido pero me gusta el mar aunque le tengo miedo a la misma vez—sonrió un poco—Los delfines son juguetones, son graciosos, son relajantes y eso me agrada no solo en los animales también en las personas.

No soy nada de eso.

—¿Y los gatos?—insistí de nuevo.

—Porque aman dormir todo el día pero en la noche suelen hacer de las suyas—ambos reímos.

—Osea que eres una persona nocturna...

—Me cuesta dormir—su sonrisa fue desapareciendo poco a poco—No he dormido bien estos días ya que...he tenido unos malos momentos.

—Lo siento—recordé cuando la vi llorar en la escuela.

—Y yo también—mordió su labio—Debo irme, Darío. Nos vemos mañana.

—Hasta mañana, Jazmín—la videollamada se cortó y supe que había algo allí. Jazmín no quería contarme pero intentaría descubrirlo.