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28. Feliz cumpleaños

Desperté estirándome lo más que podía en mi cama. Todo estaba muy silencioso, me pareció extraño, encendí mi celular esperando a que cargara. Me levanté quedando sentado pasando mi mano por mi cabello estando algo adormilado aún. De tan sólo pensar en ir a la escuela más sueño tenía.

Varios mensajes comenzaron a llegar, tomé mi celular queriendo leerlos pero mi querida hermana apareció corriendo hacia mi abrazándome.

—¡Feliz cumpleaños hermanito!—sonrió alejándose luego.

—¿Es mi cumpleaños?

—Claro que sí—no borró su sonrisa—¿Has visto la fecha?

—Acabo de despertarme Delia, no sé ni siquiera que hora es—dije algo a la defensiva. Ahora comprendía el montón de mensajes que comenzaban a llegar a mi celular. Mi madre apareció por la puerta, me abrazó con fuerza sonriendo contenta.

—Feliz cumpleaños, cariño—besó mi frente dulcemente.

—Gracias, mamá—sonreí un poco mirándola—¿Dónde está papá?

—Tuvo que irse temprano al trabajo pero prometió felicitarte al volver—contestó Delia—Dijo que había encargado un pastel para esta noche.

—Estoy seguro de que estará exquisito—reí.

—Ahora, será mejor que te vistas y te arregles, no quiero que llegues tarde a la escuela—dijo mi madre algo seria pero con un poco de alegría—Esperaremos abajo.

Las miré irse y de inmediato miré los mensajes.


En cuanto bajé del auto con Daniel, las chicas no tardaron en aparecer felicitándome. Liliana era la más escandalosa.

—¿Cómo supieron de...?

—Vanessa nos avisó y Daniel también—contestó con una sonrisa pícara.

—¿Enserio?—miré a mi amigo con cierto reproche.

—Lo sé, me amas—golpeó mi hombro en forma de broma—Sin ofender, Jazmín.

—Muy gracioso—rodeó los ojos divertida acercándose a mí. Me abrazó con fuerza y luego dio un corto beso a mis labios—Feliz cumpleaños, Darío.

—Recuerden que no están solos, chicos—interrumpió Annie discretamente.

—¿Cuántos años estás cumpliendo, querido?—preguntó curiosa Liliana.

—La edad no se dice—dijo Jazmín sonriéndome—Es de mala suerte.

—No seas tonta—Liliana rodeó los ojos.

—No puedes obligarlo, Liliana—Stephanie salió defendiéndome. Negué con la cabeza mirándolas discutir.

—Cierto, no pueden obligarlo porque es mayor de edad, eso quiere decir que hará lo que quiera—dijo Daniel cruzado de brazos. Las chicas lo miraron y él se tensó un poco—¿Qué?

—¿Tienes 18?—quiso saber Annie.

—Casi cumplidos—asentí y la campana de la escuela sonó fuertemente.

—¿Qué les parece si al salir de la escuela vamos a comer algo?—propuso Daniel.

—Podemos celebrarlo por el cumpleaños de Darío—apoyó Stephanie.

Jazmín tomó mi mano mientras caminábamos a clase. Sonreí un poco entrelazando nuestros dedos. Quizás este día no sería tan incómodo.


Algunos compañeros me felicitaron, incluido algunos profesores, los chicos del equipo de basquetbol quisieron invitarme a tomar algo pero me negué rotundamente. El resto del día estuvo bastante normal, no me interesaba tener regalos o no tenerlos, nunca había estado atento a eso, con sólo disfrutar el día bastaba.

Al salir de la escuela, decidimos ir al centro comercial, Vanessa nos alcanzaría allí. En cuanto llegó, me felicitó abrazándome como todos pero pude ver que a Jazmín no le agradó mucho.

—¿Estás bien?—caminé a su lado. Los chicos escogían donde comer mientras iban delante de nosotros.

—Perfectamente, ¿Por qué?—escondió sus manos en los bolsillos de su chaqueta.

—¿Enserio? Tus labios están apretados y tus ojos están brillando—junté mis manos por detrás a mi espalda—¿Estás celosa, Jazmín?

Respiró hondo sabiendo que no podía ocultarlo.

—No me gustó como te abrazó—me miró—Sé que Vanessa está con Daniel pero...simplemente no me gusta que te abracen tan...así—no supo como decirlo. Sonreí abrazándola por detrás, besé su mejilla haciendo que se calmara un poco.

—Vanessa sólo es una amiga—susurré cerca de su oído mientras seguíamos caminando más lento—Tú eres más que mi novia, Evelyn Jazmín Young.

—¿Puedes repetir mi nombre completo?—pidió sonriendo.

—Evelyn Jazmín Young—deposité pequeños besos en su cuello provocando algunas risas de su parte. Se alejó sonrojada acomodando su chaqueta.

—Eso me da cosquillas, no lo hagas.

—¿Enserio?—me acerqué peligrosamente a ella pero antes de atraparla corrió hacia los chicos escapándose. Stephanie y Annie nos miraron divertidas.

—Niños comporténse—bromeó Daniel al notar nuestro juego.

Decidimos comer una pizza grande, cada uno de nosotros tuvo dos pedazos. Charlábamos sobre los exámenes finales, sobre las prácticas que las chicas han tenido con Vanessa, el clima, la graduación, etc. Jazmín no hablaba mucho ya que estaba muy concentrada en su pedazo de pizza. Sonreía divertido al ver como el queso derretido se resbalaba entre sus dedos, hacía una mueca muy graciosa cuando se molestaba por eso.

Antes de irnos, quisimos caminar un rato más por los pasillos del centro comercial. Vanessa y Daniel miraban por la vitrina algunos accesorios, Annie y Stephanie estaban en una de las librerías mientras que Liliana se encontraba en una tienda de discos. Me acerqué a Jazmín que tenía sus brazos apoyados en el barandal mirando hacia abajo.

—¿Qué tanto piensas?—quise saber colocándome a su lado en la misma posición.

—Estoy mirando eso—señaló una esquina del cine, había unos bancos desocupados. Supe porque miraba tanto hacia ese lugar—Nuestra primera "salida de amigos"—dibujó las comillas mirándome.

—Tienes razón—sonreí un poco—Cambiaste mucho desde ese día.

—¿Enserio?—pareció curiosa apartando su cabello de su mejilla.

—Antes eras algo...más distante y...—busqué la palabra—tú misma. No sé decirlo pero eras muy tímida cuando te conocí.

—Eras el primer chico que me invitaba a salir—recordó sonrojándose un poco mirando a ese lugar de nuevo—Siempre has sido el primero en todo, Darío.

A mi menté llegó ese momento en que le pedía a Jazmín que me dejara saber sobre ella.

—Aunque siendo honesta, creo que nadie me conoce realmente.

—Déjame conocerte, entonces.

Ella volvió a mirarme y pareció darse cuenta de algo.

—No te he dado un regalo por tu cumpleaños, lo siento, soy una pésima novia...

—No es necesario—tomé su mano acariciándola—El mejor regalo que tengo ahora es que sigas aquí conmigo.

—No me perdería tu cumpleaños—recostó su cabeza en mi hombro—¿Estarás allí para verme cantar?

—Claro que sí, seré tu fan—bromeé riendo con ella.

—¿Sabes algo Darío? Creo que...cuando comenzamos a tener más...contacto—dijo lentamente—sentía algo de...miedo con respecto a esto.

—¿Por qué?

—En estos tiempos las personas no se enamoran realmente, todo parece ser un juego.

—Eso pensaba antes—suspiré sin soltar su mano—Creo que estamos en peligro de extinción o algo así.

—Supongo que por eso siempre me he sentido diferente al resto—se alejó un poco mirándome.

—Eres diferente al resto—reafirmé.

—No me refiero a eso—sonrió dulcemente—Siempre me siento fuera de lugar pero...es un sentimiento que me encanta, me gusta sentirme diferente al resto, me gusta ser...sólo yo.

—¿Qué acabas decir?—susurré divertido—¿Te gusta ser sólo tú?

—Finalmente lo acepto, gracias a ti—besó mis labios acariciando mi mejilla.


De regreso a casa me sentía algo cansado, al dejar el auto en su lugar, me extrañó ver otro auto frente a la puerta. Era completamente negro y se veía hermoso en la noche, era simple pero un poco lujoso al mismo tiempo. Quizás teníamos visitas por mi cumpleaños. Al entrar a mi hogar, Delia hablaba por el celular, al verme se alejó entrando a la sala. Dejé las llaves en la pequeña mesa al igual que el bolso.

—¡Por fin llegas!, feliz cumpleaños, hijo.

—Gracias, papá.

—Tu padre tiene un regalo especial, es de parte de ambos—corrigió mi madre apareciendo.

—No era necesario un...

—¡Oh, vamos! Debiste verlo allá afuera.

—¿Qué cosa?—esperaba que no fuera lo que estaba imaginando. Mi madre sonrió mirándome al igual que mi padre—Es una broma, ¿Cierto?

—Para nada—mi padre me arrojó unas llaves diferentes a las que acostumbraba usar. Las atrapé en el aire mirándolas—Sé cuanto quieres un auto y sé cuanto te lo mereces. Ya tienes tu propio auto, Darío. Es todo tuyo.

—Oh por Dios—sentí un nudo en la garganta. Mis manos comenzaron a temblar—Esto debió costarles mucho, yo...

—Tu padre y yo hicimos el esfuerzo para dártelo. Es tu regalo y debes aceptarlo, cariño—dijo mi madre tomando mis manos.

—¿No te alegra saber tu sorpresa?—mi padre estaba cruzado de brazos con cierto rostro de diversión.

—¡Claro que sí! Gracias papá—lo abracé fuertemente—Prometo cuidarlo con mi vida.

—Es tuyo ahora, haz lo que quieras con él—sonrió divertido dando palmaditas a mi espalda.

—Espera a que tus amigos lo vean.

Miré a mi madre borrando la sonrisa un poco.

—¿Mis amigos?—comprendí—Cierto, mañana se los...

—No, hoy mismo lo harás—me interrumpió mi padre.

—Pero es de noche, van a ser las ocho—los miré a ambos.

—Tu madre los invitó para el pastel.

—Pero ellos no me dijeron nada...

—Les pedí que no lo hicieran—sonrió con cierta complicidad. Negué con la cabeza pensando en Jazmín—Pero creo que tu novia no podrá venir, su madre la necesita para otras cosas así que...

—No importa—fingí que no me dolía. Por lo menos había pasado todo el día con ella.

Luego de cambiarme y bañarme, los chicos llegaron, mi padre había ido a buscar el pastel a su trabajo, al parecer quería que quedara mejor. Mi madre se mantenía conversando con las chicas, pareció entusiasmada del concurso de la escuela, prometió estar allí para verlas. En cuanto escuchamos un auto llegar fuimos todos a la cocina, Daniel estaba enamorado de mi auto, Liliana fue la más interesada en el vehículo, no sabía que le gustaban los autos.

—¡Ya está el pastel!—escuché a mi padre. Todos sonrieron ante eso, mi hermana estaba sentada a mi lado en el mesón, me mantenía de espaldas a la entrada, no podía verlo pero un pastel blanco y negro apareció frente a mí. Tenía en letras negras "Feliz cumpleaños Darío" la crema se veía fresca, pude ver algunos detalles azules muy pequeños. Justo cuando iba a preguntar, una pequeña mano llenó mi nariz de crema.

—Feliz cumpleaños otra vez—sonrió divertida con sus dedos lleno de crema.

—¿Cómo...?

—Mi madre hizo el pastel y yo quise traerlo, tus padres te mintieron y todos te mentimos, si vendría pero es bueno ver tu cara de sorpresa—rió divertida—En realidad, si sabíamos sobre tu cumpleaños.

—Todos son unos malvados pero buenos mentirosos—señalé y todos rieron. Jazmín dio un corto beso a mis labios, al alejarse limpió su nariz que se había llenado un poco de crema.

El mejor cumpleaños de todo definitivamente.

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