Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26. Debemos intentarlo

¿Seguro que todo está bien, cariño?

—Claro, muy bien. Mañana por la mañana volveremos a casa—no me gustaban las preguntas constantes de mi madre.

No me refiero a eso, ¿Todo está bien con Jazmín?

Respiré hondo soportando las ganas de colgar.

—Sí, mamá—sentado en los escalones me detuve a mirar uno de los cuadros de la pared—No debes preocuparte, enserio.

¿Durmieron bien?

—Mamá—reproché con cierto tono de diversión en mi voz. Negué con la cabeza sonriendo—Todo está bien, no hay nada nuevo. ¿De acuerdo?

No seas gruñón, si dices que todo está bien, lo creeré.

—Darío—Stephanie había aparecido, alejé el celular un poco para escucharla—Hora de desayunar, vamos—se alejó.

—Debo colgar, hablaremos mañana.

Cuídate mucho.

Me levanté al terminar la llamada. Caminé al pequeño comedor que estaba en la cocina, algunos estaban sentados comiendo de una vez, Vanessa servía los vasos de jugo mientras que Jazmín parecía encargarse de los waffles. Me acerqué a ella y antes de que pudiera decir algo, me extendió un plato listo. Ni siquiera me miró. Al haber pocos asientos disponibles en la mesa, decidí comer en el mesón.

Todos conversaban sobre cualquier cosa, Jazmín desayunaba frente a mí, reía con las cosas graciosas que se le ocurrían a las chicas pero en ningún momento se fijó en mí. Quizás Daniel tenía razón. ¿Cómo podía decirle que nadie podía obligarle a irse si yo mismo estaba obligándola a quedarse? ¿Qué demonios estaba haciendo?

—¿Ya tienen fecha del concurso de la escuela, chicas?—escuché preguntar a Leo.

—Oh, sí, cierto. Gracias por recordarnos que debemos prácticar más—dijo Annie bebiendo un poco de su vaso.

—Aún no tiene una fecha determinada pero suelen decir que será pronto—contestó Liliana quien estaba de pie junto a Jazmín.

—Estoy segura de que todo les saldrá perfecto—intentó animarlas Vanessa. Justo en ese momento, Jazmín sonrió un poco con cierto nerviosismo. Limpió sus manos mirando a sus amigas.

—¿Qué sucede?—Annie se mostró divertida.

—Hay algo que quería...decirles—respiró hondo armándose de valor—Yo no...participaré en el concurso, al menos no con ustedes.

—¡¿Qué?!—Liliana se mostró sorprendida y molesta—¿Por qué no?

—Hablé con el profesor de música que será uno de los encargados, dijo que no puedo participar dos veces—explicó jugando con los cubiertos de su plato.

—¿Por qué tendrías que participar dos veces?—quiso saber Annie pero luego entendió a lo que se refería—¿Quieres participar Jazmín?

—Así es—sonrió un poco.

—¡¿Enserio?!—Liliana la abrazó con fuerza y ambas rieron—Me parece buena idea pero...eras la organizadora de todo...

—Puedo seguir ayudándolas...

—Creo que podría ayudarlas también—propuso Vanessa.

—¿Enserio?—Annie se mostró sorprendida.

—Mientras más ayuda tengan, será mejor—dijo Benjamín.

—Correcto—Daniel sonrió.

Todos la felicitaron por haber decicido participar al fin pero yo era el primero de todos en estar realmente feliz por eso.


—¡Miren lo que encontré!—Leo se acercó con un gran estuche negro—Creo que al tío de Daniel le encanta tocar guitarra en sus tiempos de relajación.

Todos estábamos en la sala, algunos en el sofá y otros en el suelo. El punto era que el ambiente se sentía cómodo.

—De hecho, sí—afirmó mi amigo.

—¿Sabes tocar, Leo?—preguntó Vanessa con cierta curiosidad.

—Algunos tonos, tengo un primo que es experto en estas cosas—se sentó al lado de Annie sacando del estuche la impecable guitarra negra con ciertos detalles blancos. Era muy hermosa.

—Mi padre sabe tocarla—miré a Jazmín quien había hablado. Tenía cierta mirada de tristeza y una pequeña sonrisa estaba dibujada en sus labios—Y muchos de mis primos son expertos en la música.

—¿Sabes tocarla también?—Benjamín la miró y ella negó.

—Ella sólo canta—bromeó Liliana provocando un sonrojo en su amiga.

—Soy testigo de eso—sonreí divertido.

Pude ver como rodeaba sus ojos intentando ignorar mi comentario.

—¿Puedes cantar un poco, Jazmín?—pidió Vanessa.

—No creo que quieran escuchar...

—Si queremos—interrumpió Liliana rápidamente.

—Intentaré ayudarte con la música un poco—la animó un poco Leo. Ella suspiró dándose por vencida, se acomodó mejor en el sofá preparándose.

—A ver...—susurró pensativa. Luego de unos minutos se le ocurrió algo.

Me encontré a mí misma soñando

en oro y plata.

Como una escena de película

que cada corazón roto conoce.

Caminábamos en la luz de la luna

y tú me acercaste.

Cuestión de segundos, habías desaparecido

y yo estaba completamente sola.

Me desperté llorando contigo a mi lado.

Respiré de alivio y me di cuenta...

Nadie lo prometerá mañana.

Así que voy amarte como si fuera a perderte.

Voy abrazarte como si estuviera diciendo adiós.

Siempre te quedarás, nunca te dejaré.

Porque nunca sabremos...

cuando nos quedaremos sin tiempo.

—¡Tienes una excelente voz, Jazmín!—Vanessa aplaudió sonriendo y la chica se sonrojó negando con la cabeza.

—Te aseguro que ganarás ese concurso—Annie la abrazó. Quería hablar con ella pero no quería que todos escucharán, permanecí en silencio esperando a la noche.


Los chicos veían una película, estaba quedándome dormido, sólo escuchaba lo que decía la televisión. Sentado en el suelo y con la espalda apoyada de uno de los sillones, logré dormir unos minutos, cuando abrí mis ojos no encontré a Jazmín. La luz de la cocina estaba encendida. Me levanté sin llamar la atención de los demás.

Al acercarme al arco que daba a esa habitación, me detuve escuchando la conversación.

—Me parece bien pero debo decirle a mamá—hubo unos minutos de silencio—Sí, él está bien—otros minutos más—Todo bien, es mejor así.

Estaba hablando por el teléfono pero...¿con quién?

—Estoy bien, no miento—dijo con cierta tristeza. Estaba mintiendo—No ando en la casa, como te dije, decidí distraerme este fin de semana. Los deberes de la escuela son muy...estresantes...—se detuvo guardando silencio unos minutos y luego rió un poco—Sí, lo sé, siempre he sido así.

Decidí entrar como si fuera a buscar algo para tomar. Caminé al refrigerador sin mirarla, de reojo pude notar que había eliminado la sonrisa, mientras fingía buscar algo, a los pocos minutos escuché como colgaba la llamada.

—-¿Por qué haces eso?—quiso saber. Me giré encontrándola cruzada de brazos.

—Estoy buscando algo, ¿Qué tiene de malo?—fingí desinterés.

—¿Enserio?—se acercó sin creerme—¿Qué buscas?

—Algo para tomar, tengo sed—mentí revisando de nuevo el refrigerador pero todo se arruinó por mis nervios. Era obvio que no sabía mentir, suspiré alejándome luego de cerrar la pequeña puerta—¿Qué quieres?

—Estabas escuchando—dijo; y no fue una pregunta—Siempre lo haces.

—Lo dices como si fuera algo malo—me crucé de brazos también. Ella respiró hondo antes de hablar.

—Así como odias esos momentos en que estoy deprimida y triste, creo que deberías saber como odio estos momentos tan fríos e insípidos—se quejó con gran calma—¿Ahora lo entiendes, Darío? ¿Ves que por ser como soy algunos comienzan a odiarme?

—No quiero tocar el tema pero tampoco podré evitarlo—me acerqué a ella. Sus ojos permanecían fijos en mí y su celular estaba en una de sus manos, podía ver como se aferraba a el con fuerza—Me he dado cuenta de algo—acaricié sus brazos. El rostro de Jazmín permanecía serio y atento, estaba escuchando con mucha atención—He sido egoísta y lo siento. No puedo obligarte, en vez de apoyarte sólo estoy siendo terco e idiota—suspiré sonriendo de lado acariciando su mejilla—Pero...

—No voy a reemplazarte por nadie, Darío—me interrumpió bajando la mirada—Eres el único chico que me ha entendido y que siempre me ha ayudado—volvió a mirarme. Podía observar sus ojos fijamente, casi podía verme reflejado en ellos—No soy una persona romántica pero eso no quiere decir que deba dejar de quererte—rodeó mi cuello con sus brazos colocándose de puntitas.

Abrazé su cintura sonriendo a la misma vez que ella, no lo pensé ni lo dudé en besar sus labios con esa típica pasión y dulzura que ambos conocíamos.


El día acabó de buena manera. A pesar de estar en una casa escondida en medio del bosque, todos nos habíamos distraído de diferentes maneras, reímos, charlamos, contamos historias, vimos películas, bromeamos entre todos por como cocinaba cada quien...pero de eso se trataba. Esa era la idea de este fin de semana.

Por la noche, terminaba de arreglar la cama mientras Jazmín se bañaba. Vanessa y Daniel debían dormir en la sala por el acuerdo que teníamos. La habitación era algo espaciosa, había un escritorio no muy grande de una madera impecable, la ventana pequeña estaba cubiera por la cortina. Mientras apagaba mi celular escuché la puerta del baño abrirse.

Esta vez la camisa de la pijama de Jazmín era diferente, las mangas eran largas. Al estar lista se acercó a la cama recostándose a mi lado.

—Creo que la cena estuvo bien.

—No debes mentir, es obvio que Daniel y yo estuvimos pésimos—recosté mi cabeza de la almohada mirando el techo.

—Está bien, estuvieron horrible.

—Tampoco debes ser muy honesta—ella rió fuertemente provocando una sonrisa en mí.

—Lo siento, no quise decirlo—se recostó en mi pecho abrazándome, la rodeé con mis brazos deseando detener el tiempo allí.

—¿Enserio participarás en el concurso de la escuela?—comencé a acariciar su cabello.

—Así es—dejó salir un suspiro.

—Estoy seguro de que todo saldrá bien—su mano acarició mi abdomen dibujando líneas invisibles—¿Con quién hablabas en la cocina?—subió su mirada y sonreí de lado—No estoy siendo celoso...

—Y no debes estarlo, sólo es mi padre—explicó.

—¿Todo está bien?

—Sí, sí, no hay de que preocuparse, él solo llamaba para asegurarse de que todo estaba bien—bajó su mirada sonando tranquila.

—¿Debes decirle a tu madre?

—Él quiere vernos el próximo fin de semana, sé que mi hermano quiere verlo y creo que no estaría mal si yo...

—Pensé que no querías verlo—detuve mis caricias observándola confuso. Ella volvió a mirarme de la misma forma.

—Él no tiene la culpa, Darío, nunca me ha tratado mal...

—Ellos tuvieron una discusión en la cual casi resultas gravemente herida—quise recordarle sin sonar cruel—Sólo digo que si quieres verlo debes estar muy segura.

—Sí, lo estoy.

Pude notarla nerviosa. La abrazé con fuerza besando su frente.

—Todo saldrá bien—susurré.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro