22. Aprovecha el tiempo
Las ruedas se detuvieron cuando el auto lo decidió. Jazmín recogió su celular y su bolso, se deshizo del cinturón de seguridad lentamente, ella no quería irse, yo no quería dejarla ir. ¿Por qué ahora? ¿Por qué después de pasar tiempo con ella?
—¿Esta será la última vez?—me atreví a preguntar sin querer saber la respuesta. Giró su rostro hacia mí observándome fijamente con ese típico brillo en sus ojos dulces—¿No podré traerte casa? ¿No podré hablarte?
—Podrás hablarme—respondió manteniendo su mano en la puerta—Pero no podrás traerme a casa, podemos seguir siendo...
—No digas esa palabra—pedí serio apartando mi vista de ella. Me negaba con sólo eso, no quería ser su amigo, no quería seguir ocultando lo que sentía—Es una gran mentira.
—Lo sé pero será más sencillo así, Darío—tomó mi mano entrelazando nuestros dedos. Su suave caricia me hizo sentir peor, ¿Cómo podía estar todo mejor luego de esto?—No quiero lastimarte.
—Ya lo estás haciendo.
—Darío—su tono de reproche me hizo fijar mi atención en ella—Dijimos que aceptaríamos esto...
—No dijimos nada. Tú lo decidiste sola—acusé sin pensarlo. Me odiaba por esto—Sé que no es tu culpa lo que haya pasado con tus padres, entiendo que tengas miedo y que quieras mantenerme a distancia pero no puedo aceptarlo, no puedo aceptar ser tu amigo porque mucho tiempo pasé siéndolo, escondí lo que sentía, ignoré lo que Daniel decía—di un suave apretón a su mano—No quise verlo hasta ahora que es muy tarde, siempre estuve enamorado de ti Jazmín, siempre estuve loco por ti, pensaba en ti todo el tiempo, quería que me mirarás y quería tu atención, quería sorprenderte todos los días pero...—recuperé el aliento tomando aire—...eramos extraños.
—Lo siento—fue lo que dijo. Comenzaba a odiar esa palabra—Lo siento por haberte hecho esto, no debí aceptar esa salida al cine, no debí haberte permitido conocerme, no debí haberme acercado a ti, no debí haberlo hecho. Lo siento, Darío—dejó salir el aire lentamente, mantuve mis ojos en el volante sin soltar su mano aún—No estaba enamorada de ti, es la verdad.
—No debes disculparte por eso. Es muy tarde ahora.
—No quería enamorarme, yo no...
—No quiero hablar de eso—la interrumpí soltándola. Me sentía herido y enojado—Deberías entrar, debo irme.
Hubo un silencio, no la miré en ningún momento pero pude escuchar la puerta abrirse, Jazmín bajó del auto sin decir nada más. Al estar solo en el auto, conduje lo más rápido que pude, en el camino sentí las ganas de llorar. ¿Acaso los chicos hacían eso cuando terminaban una relación?
—Nunca fue una relación—susurré a mí mismo. Sentí mis mejillas húmedas, estaba llorando, increíblemente lo estaba haciendo y la causa era esa chica dulce que me había cautivado tontamente. Ahora debía dejarla ir...
—¿Puedo pasar?—escuché unos golpes en la puerta. Al mirar a esa dirección, sonreí apenas—Tu madre me dijo que estarías ocupado, quería pasar a verte ya que no hemos hablado mucho últimamente—se acercó cruzada de brazos. Llevaba su cabello suelto algo despeinado.
—Intentaba terminar algunos deberes pero no hay problema—acerqué otra silla al escritorio. Vanessa se sentó en ella mirándome curiosamente—¿Todo bien?
—Sí. Todo bien.
—¿Qué tal las cosas con Daniel?—cerré los libros y el cuaderno que tenía sobre la mesa. La laptop permanecía abierta pero apagada.
—Estamos bien—contestó algo apenada—Es un buen chico, me gusta.
—Me alegra oírlo—mentí. No odiaba su relación con Daniel, odiaba el pésimo día que había tenido.
—¿Todo está bien?—apoyó sus brazos en el escritorio mirándome curiosa. Respiré hondo negando con la cabeza, no podía mentirle a Vanessa y además, no quería seguir mintiendo—¿Quieres hablar de ello?
—Todo acabó, ella se va—fue mi respuesta. Jugué con el lápiz que tenía entre mis dedos, volví a sentir como mi pecho se hundía.
—Pensé que las cosas entre Jazmín y tú estaban bien...
—Pues ya ves que no—fui algo cortante. Solté el lápiz llevando ambas manos a mi cabeza—Lo siento, Vanessa. Estoy molesto conmigo mismo.
—¿Por qué?
—Si hubiese hablado en el momento correcto entonces ahora no estaría culpándome por no haber aprovechado el tiempo con Jazmín—expliqué respirando costosamente. Era una sensación incómoda—Sé que no debería hablar esto contigo pero...
—No te preocupes, Jazmín es una buena chica, al menos eso parecía el día de la fiesta—se encogió de hombros colocando su mano en mi hombro—Puedes confiar en mí. ¿Somos amigos, no?
—Ella hizo esa pregunta—dije recordando la conversación de hoy—Mi respuesta fue no. Le pedí que ni siquiera la dijera, no puedo ser su amigo. ¿Cómo puedo ser su amigo?
—Hay diferentes tipos de amigos—contestó. Giré mi rostro mirándola, realmente necesitaba que alguien me escuchara y Vanessa parecía ser la persona perfecta—Algunos de esos tipos no tienen explicación.
Sonreí de lado sin muchos ánimos.
—No estará en la graduación, en cuanto los exámenes finales terminen...—suspiré—...ella se irá. Dijo que su abuela vive en Oregón, se irá con su madre y su hermano.
—¿Qué pasó con su padre?
—No sé que pensar de eso, Vane—dije encogiéndome de hombros recostando mi espalda de la silla. Ella apartó su mano sin dejar de mirarme con atención—Conocí a sus padres, son buenas personas, al menos eso parece pero...Jazmín dice que no se soportan. Tienen constante discusiones y todo eso le afecta.
—Debe ser muy difícil para ella.
—Lo es—afirmé contando todas las veces que el autoestima de Jazmín estaba por los suelos—Ahí entraba yo, siempre intentaba estar ahí para ella, por lo menos hacerla reír pero...no servirá ahora, dijo que tiene miedo, Jazmín quiere confíar en mí pero siente temor de que pueda lastimarla o que ella pueda lastimarme.
—Eso es imposible, eres incapaz de hacerle daño—defendió al instante—Eres diferente, cuando realmente quieres algo, realmente lo cuidas. ¿Hablaste con ella hoy?
—Sí. No tuvo un buen final.
—¿Qué te dijo?
—No puedo llevarla a su casa, dice que así será más sencillo la despedida pero no puede ser sencillo cuando todos los malditos días la veré en la escuela o en clase—comencé a enojarme—Es injusto Vanessa, ¿Acaso si le hubiese confesado lo que sentía, las cosas ahora serían diferentes?
—Probablemente, Darío.
—No puedo dejarla ir así—volví a mi angustia.
—No lo hagas entonces—dijo animándome—Quizás no puedas hacer que se quede contigo pero puedes aprovechar este tiempo que queda.
—Ella dijo que...
—¿Quieres volver a esconderte o actuar por primera vez?—quiso saber algo seria. Tenía razón.
—Pero los demás...
—¡Un carajo los demás!—exclamó—La chica que amas se irá en poco tiempo Darío, aprovecha estas semanas, sólo una vez te enamoras de verdad. ¿Quieres dejarla ir por las opiniones de los demás?
—No—fui firme.
—Entonces sigue enamorándola—golpeó suavemente mi hombro—El Darío que conozco es excelente en todo, quizás no sea bueno en el amor ni un experto romántico pero te aseguro que no dejaría escapar esta oportunidad. ¿Cuántas veces quisiste que Jazmín estuviera sintiendo lo mismo que tú?
—Muchas veces. Creo que siempre—pasé mi mano por mi cabello—Está bien, aprovecharé el tiempo. ¿Y si no funciona?—la miré.
—Entonces no te arrepentirás de haberlo intentado—sonrió.
—Gracias Vanessa—la abrazé sintiéndome un poco mejor.
—¿Entonces que harás? No le he dicho nada a las chicas—aclaró mirándome.
—Comenzaré desde hoy—respiré hondo queriendo reunir todo el valor que tenía. Daniel conocía toda la historia luego de que Vanessa le contó todo y luego de los detalles que reafirme relatando todo desde el principio—¿Para qué debo seguir ocultando lo inevitable?
—¡Así me gusta!—golpeó mi brazo—Me encanta este nuevo Darío. No te preocupes, le diré a las demás sobre esto y te ayudaremos en lo que necesites.
—No quiero que Jazmín sepa sobre esto—advertí mirándolo unos segundos y luego al frente conduciendo directo a la escuela—¿Las chicas tienen ensayo hoy, cierto?
—No lo sé, ¿Por qué?
—Creo que tengo una idea—mi corazón latió rápidamente ante mi pensamiento—Por cierto, Vanessa me ayudó mucho ayer. Se sintió bien contarle todo.
—¿Es estupenda, no es así?—lo observé unos breves minutos y pude ver una sonrisa orgullosa en su rostro. Negué con la cabeza riendo divertido—¿Qué?
—Enserio estás enamorado de ella—comenté con mis manos en el volante.
—No puedo negarlo—se avergonzó un poco pero no eliminó la sonrisa—Vanessa es...
—No tienes palabras para describirla—comprendí y él asintió con la cabeza. Al llegar a la escuela bajamos del auto luego de dejarlo junto a los demás, la sensación de tristeza y pesadez se había ido por unos minutos.
En clase, la profesora revisaba algunos exámenes. Mientras copiaba lo que estaba en el pizarrón, sentí mi celular vibrar, lo tomé mirando un mensaje de Vanessa.
"¿Lo hiciste? : D "
Respiré hondo escribiendo la respuesta.
"No ha pasado nada interesante si a eso te refieres, estoy en clase ahora"
Las chicas tenían ensayo hoy, Jazmín estaría allí, Vanessa había dicho que no debo preocuparme de la opinión de los demás pero era algo difícil, no podía ir hacia ella y besarla frente a todos. Sería algo...
Lo pensé mejor.
¿Qué pasaría si todos vieran eso?
Sonreí ante la grandiosa idea. Mi celular volvió a vibrar con un nuevo mensaje.
"¿Y qué esperas? ¿Dónde está ella?"
"No lo sé, prometo avisarte de todo"
—¿Algún problema con el celular, señor Miller?—la profesora se había percatado de mi distracción. Algunos compañeros me observaron para luego girar su mirada a lo suyo.
—No profesora, disculpe—guardé mi celular en el bolsillo esperando impaciente la hora de salida.
Caminaba con Daniel por todos los pasillos de la escuela, no teníamos clase y estábamos sin nada que hacer. Pude ver a Derek con algunos de sus amigos en uno de los salones, no habíamos visto a las chicas en todo el día lo cual me parecía extraño.
—¿Crees que estén ensayando?—bajé las escaleras junto a él.
—No lo creo, Liliana y Annie están en clase ahora—dijo mirando los escalones—Creo que Stephanie y Jazmín están libres.
—Revisemos en el jardín, probablemente estén allí.
—¿Qué quieres hacer?—preguntó curioso.
—Algo—contesté sin querer dar detalles. En el jardín habían muchos estudiantes, demasiados para mi gusto, busqué con la mirada a Jazmín revisando cada rincón. Encontré algunos chicos del equipo de basquetbol, no los trataba mucho pero la amistad era buena, los saludé al igual que Daniel pasando de largo.
Las encontramos sentadas al lado de un árbol, el sol daba con fuerza sobre Jazmín, ella reía un poco ignorando la molestia de la luz, al acercarnos, Stephanie nos saludó. Miré alrededor notando la multitud de los estudiantes, cada quien estaba en lo suyo pero en cuanto haga lo que tengo en mente seguramente todos fijarán su atención en mí.
—Hola, Darío—escuché su voz angélical y dulce. La miré asintiendo con la cabeza, ella algo triste bajó la cabeza.
—Pensé que harían lo del ensayo—comentó Daniel.
—Sí, así es, esperaremos a las demás para comenzar—explicó Stephanie mirándonos. Jazmín se levantó y luego ella, ambas sacudieron su pantalón—Deberíamos buscarlas, el profesor siempre termina a temprana hora.
—¿Podemos acompañarlas?—propuso mi amigo.
—Claro.
Daniel y Stephanie iban adelante, mi corazón latió fuertemente por pensar que ella podría rechazarme. En cuanto pasó a mi lado la detuve tomando su mano.
—Jazmín, espera.
—¿Qué sucede?—sus ojos se fijaron en mí y fue ese momento que me ayudó a acercarla a mí. Besé sus labios con pasión, dulzura, amor, algo suave y algo salvaje. El beso rápidamente pasó de uno a otro volviendo al inicio, rodeé su cintura y ella mi cuello, sabía que no me rechazaría. Esta era una de las cosas que más volvían loca a Jazmín.
Tuvimos separarnos un poco para recuperar el aliento, en ese momento comencé a escuchar a los demás bromeando el beso, algunos rieron y otros animaban para otro beso. Los chicos del equipo de basquetbol eran los principales. Daniel y Stephanie estaban sorprendidos pero se habían unido a los demás. Jazmín sonrió divertida y sonrojada.
—Sé que no puedo hacer que te quedes pero debo aprovechar este tiempo, lo siento—susurré.
—Sabía que no podías—acarició mi mejilla mirándome dulcemente—Y sabía que lo harías.
—¡Bésala!—escuché a Daniel y luego otros se le unieron. Sonreí divertido negando con la cabeza, Jazmín rió colocándose de puntitas volviendo a besarme. Supongo que ya no era un "secreto" lo nuestro.
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