Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

21. Pequeño corazón roto

—¿Quién te hizo eso, Jazmín?—insistí de nuevo. Esto era mi culpa.

—Nadie lo hizo—se soltó de mi agarre lentamente—Hablaremos de esto cuando salgamos de clases, por favor Darío, no insistas más. Estoy cansada—se giró alejándose de mí, la observé alejarse como un idiota. Por mi culpa la había metido en problemas.

El día transcurrió así, en la cafetería, las chicas junto a Daniel conversaban animadamente, Jazmín actuaba demasiado bien fingiendo que nada pasaba. La observaba por muchos ratos, mi amigo preguntó por su herida en la mejilla pero antes de que pudiera responder, Liliana culpó al gato de Jazmín. ¿Acaso no se daban cuenta?

Ella sonreía forzadamente, en pequeños minutos me observaba con cierta tristeza, evitó mi mirada muchas veces. Entendía el problema de Jazmín, ella quería reservarse todo, ella quería ser fuerte contra todo, quería ser la heroína de todo momento pero me preguntaba si ella sabría sobre como las personas pueden explotar de repente. Mi padre sabía en esos temas, muchas veces intentamos cargar todo sobre nuestros hombros, el cuerpo comienza a doler, comenzamos a cansarnos de todo, comenzamos a actuar de forma extraña, allí empieza el problema.

Cuando explotas...todos conocen quien eres realmente. Quizás eso le faltaba, ella necesitaba explotar por primera vez. Las chicas la apoyarían en los problemas de sus padres, no lo dudaba, Daniel se uniría también. Tenía personas que estarían dispuestas a ayudarla pero ese era otro defecto, Jazmín odiaba que los demás pensaran que era débil.

Falté a la práctica de basquetbol, no me concentraría en los movimientos si mi cabeza estaba enfocada en Jazmín. Sería inútil.

Al final de las clases, esperé a Daniel en la entrada, él se acercó con esa típica sonrisa amplia que últimamente estaba en su rostro.

—¿Listo para irnos?

—No exactamente—hice una pequeña mueca mientras acomodaba el bolso en mi hombro.

—¿Qué sucedió? ¿Esperaremos a las muchachas?

—Sí y no—pude ver su expresión de confusión—Necesito irme con Jazmín, a solas.

—¿Necesitan privacidad?—sonrió pero no pude tomarlo como juego.

—Estoy hablando enserio, Jazmín no está bien, necesita nuestra ayuda, ¿Puedes no decir nada hasta que esté seguro de esto?—pedí con mucha seriedad y seguridad—Hablo enserio Daniel, el tema es serio.

Su rostro eliminó la sonrisa y asintió estando tan serio como yo.

—Confía en mí, no diré nada. ¿Debo preocuparme?

—No del todo.

Las chicas se acercaron riendo entre sí, Jazmín escribía en su celular rápidamente sin verme.

—Oigan, ¿Puedo irme con ustedes?—rápidamente mi amigo intervino en sus conversaciones.

—Estamos muy llenos y...

—Yo iré con Darío—Stephanie miró a Jazmín al ser interrumpida—Necesito hablar con él, nos veremos mañana.

—Recuerda que mañana comenzarán las inscripciones para el concurso—señaló Annie mirándola—Debemos seguir con los ensayos si quieremos hacerlo bien.

—Espero no cometer ningún error—por primera vez, Liliana parecía nerviosa.

—Lo harán excelente, Darío y yo asistiremos para verlas, espero que ganen—intentó animarlas Daniel.

—Las coreografías que Jazmín nos ha enseñado son muy buenas, sólo debemos escoger la que mejor nos parezca—sonrió Stephanie mirando a la chica—¿Segura que no quieres participar?

—Lo estoy pensando, mañana les diré.

—Bueno, nos vemos mañana—Liliana se despidió y luego las demás la siguieron. Daniel me envió una mirada la cual supe como interpretar, asentí un poco indicándole que estaría bien. Caminé al auto junto a Jazmín, al subir, conectó su celular al equipo de música del vehículo, al terminar de colocarme el cinturón de seguridad, conduje sin saber a donde iría exactamente.

Hubo un largo rato de silencio, al final me decidí por ir al parque donde hace días habíamos ido con los demás. Me detuve cerca de la entrada, bajé el volumen de la música dejándolo en modo ambiente.

—Cuando te fuiste el sábado, mis padres volvieron a discutir, al parecer tenían rato gritándose entre sí—comenzó a contar mientras su vista permanecía al frente, parecía perdida, las lágrimas no tardaron en asomarse pero ella las contuvo con mucho esfuerzo.

—¿Fue por mi culpa?

—No, nada tuvo que ver contigo—sacudió un poco la cabeza. Su cabello cubría la mejilla herida, suspiré intentando calmarme—Mis padres discuten por cualquier cosa, Darío. No intentes buscarle asunto al problema, ellos sólo parecen estar en contra del otro.

—¿Cómo te hiciste eso?—fui directo sin pensarlo. Era lo que más me interesaba.

—Ellos estaban en la cocina, mi madre le reclamaba sobre el dinero que comenzaba a hacer falta en casa, ella estaba preparando algo...

—¿Tu hermano no escuchó nada?

—Él no se mete en esas cosas, es mejor que sea así, muchas veces agradezco que viva en su mundo perfecto aunque sé muy bien que se fija en muchas cosas que yo intento evitar—tomó aire para seguir hablando. Su vista permanecía al frente aún—Los interrumpí sin lograr nada, comenzaron a gritar y mi madre en un impulso, tenía el cuchillo en la mano e intentó hacerle daño a mi padre, él quiso quitárselo de las manos, me interpuse entre ambos queriendo ayudar pero sólo logré un corte en mi rostro.

—¿Qué hicieron?

—Mi madre comenzó a llorar mientras se disculpaba, quiso llevarme a un hospital pero no era necesario, mi padre se enfureció y se fue de casa—volvió a tomar aire recuperando la voz—Se fue sin decir adiós, mi hermano preguntó por él y sólo pudimos decirle la verdad.

—¿Se fue de casa?

—Sí—asintió mordiendo su labio sin poder contener las lágrimas, dos gotas cristalinas se deslizaron por sus mejillas, coloqué su cabello detrás de su oreja queriendo ver como la gota tocaba su herida—Se llevó su ropa, sus cosas y todo lo que le pertenecía.

—Jazmín, lo siento...yo...no sabía eso.

—Lo sé—bajó la cabeza cerrando sus ojos mientras intentaba recuperar las fuerzas. No se molestó en limpiar las lágrimas que caían más rápidamente.

—¿Por qué no respondiste mis mensajes? Podía haber ayudado...

—No podías hacer nada, Darío—negó lentamente mientras jugaba con sus manos—Quería que se fuera, sólo quiero que todo acabe, sólo quiero respirar tranquilidad, no lo soporto más, sólo quiero olvidar todo y sentirme bien por un momento...

—Oye, yo estoy aquí—acerqué mi mano a la suya pero la apartó rechazándome.

—Sólo déjame sola, ¿Sí?—pidió mirándome—Se acabó.

—¿Cómo puedo dejarte sola así? No puedo hacerlo...

—Darío—colocó sus manos en mi rostro—No quiero estar a tu lado, quiero que me dejes en paz, no quiero tenerte cerca—sus ojos de nuevo contuvieron las lágrimas—Déjame tranquila, por favor.

No podía insistir, ella realmente quería estar sola. Su rostro parecía reflejar a alguien cansado y débil, Jazmín quería estar en paz. Con gran esfuerzo respiré hondo.

—¿Eso quieres?

—Sí. Lo siento—alejó sus manos y de un momento a otro me sentí vacío. Negué con la cabeza colocando mi mano en su cuello besándola intensamente, sus labios danzaron con los míos de la misma forma, parecían ir al mismo ritmo, parecían encajar perfectamente. Mi cuerpo sintió esa adrenalina ya conocida para mí, sus manos se enredaron en mi cabello volviendo al ambiente más intenso. Inicié un viaje nuevo al darle paso a mi lengua en su boca, ella jadeó a falta de aire y por la pasión que había en el beso. Me encargué de sus lágrimas limpiándolas con cuidado, todo fue disminuyendo dándole fin al momento—No puedo...confíar...más en ti—respiró agitada mientras sus ojos permanecían cerrados, nuestros rostros seguían cerca.

—Siempre podrás confíar en mí—dije rápidamente. Acaricié la mejilla en donde se encontraba la herida, hize el gran esfuerzo de no estremecerme.

—No quiero confíar en ti—susurró—Tengo...miedo de las personas. Yo...no quiero resultar herida, no quiero enamorarme de ti.

Mi corazón se quebró al escuchar eso. Ella tenía temor de que nos pasara lo mismo, no era difícil de entender, Jazmín sólo temía que ambos pasaramos por lo mismo que sus padres.

—No digas eso, por favor—pedí con gran dolor. Era lo que menos quería escuchar—Seremos diferentes, estaremos bien, Jazmín...

—Esto no es para siempre, somos jóvenes, adolescentes que sólo se dejan llevar por las emociones—sus ojos marrones me observaron con tristeza mientras se alejaba—Tienes 17 y yo 16, tenemos una vida por delante, Darío—acarició mi cuello—Hay otras chicas, conocerás a muchas de ellas en la universidad.

—Sólo te quiero a ti, cometí un error, siempre he estado enamorado de ti, siempre me he preocupado por ti, te he observado todo el tiempo, me he fijado en cada detalle—sentí un gran nudo en la garganta—Te he conocido a mi manera, no importa lo demás, sólo quiero estar contigo, Jazmín. Debí decirlo antes...

—No lo digas ahora—pidió—Es muy tarde, sé porque lo digo.

Ella entendió mi mirada.

—Luego del concurso y los exámenes finales...me iré con mi madre y mi hermano a casa de mi abuela—limpió sus lágrimas—Iré fuera de New York. No estaré en la graduación, quería ir contigo y estar allí...

—No importa, iré a visitarte sea donde sea—dije negándome a aceptar que se fuera—No llores por eso.

—No estoy llorando por eso—sonrió de lado—Sólo estoy llorando por que nunca pensé que podría enamorarme de alguien.

—Pensé que odiabas lo romántico—sonreí divertido sintiendo mi pecho hundirse.

—Querías conocerme, aquí estoy—respiró hondo—Iré a Oregón, mi abuela nos recibirá con los brazos abiertos como siempre, lamento tener que dejarte.

—Seguiré comunicándome contigo—jugué con las puntas de su cabello—No me separaré de ti Jazmín, si no quieres mi visita está bien pero seguiré hablando contigo sin importar donde estés.

Ella sonrió con sus mejillas sonrojadas, me abrazó fuertemente, este abrazo fue diferente. La aferré a mí tanto como pude. Por primera vez, la vida no era justa conmigo y por primera vez sabía lo que se sentía al tener el corazón roto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro