2. Una oportunidad
— ¿No fue un sueño erótico ni nada parecido, verdad?—bromeó ganándose una mirada de reproche por mi parte. Rió divertido continuando con su almuerzo—Es que realmente no creo que esa chica te...
— ¿Te seguirás burlando de mí?—rodeé los ojos—No debí decirte nada.
—Vamos amigo, no seas tan sensible—golpeó mi hombro— ¿Y no sentiste las ganas de...?
—Oh, ¡Cállate!—le arrojé un pedazo de comida que él esquivó—Nunca me aprovecharía de ella. Debes prometerme que no le dirás a nadie, Daniel.
—Tranquilo, no diré nada.
Miré hacia la mesa donde estaban las amigas de Jazmín, se había integrado hace minutos con una sonrisa y su buen humor, completamente diferente a como estaba antes. Su cabello castaño era corto, hasta sus hombros, castaño claro y ondulado, las puntas a veces disparaban hacia todos lados cuando estaba algo despeinada, sus labios no necesitaban labial ya que siempre se mantenían rojizos, eran algo rellenos, su nariz era no muy fina, ojos marrones casi café y sus cejas delicadas oscuras...
— ¿Has pensado decirle?
— ¿Qué?—miré a Daniel regresando a la realidad.
—Ya sabes, qué—bebió algo de jugo.
— ¿Has pensado hablarle a Victoria?—ataqué con eso y él no respondió—Eso pensé.
—Iré a hablarle—se levantó y lo miré sorprendido. ¿Era enserio?—Y tú debes hablarle a esa chica o me volverás loco.
Sonreí divertido negando con la cabeza, lo miré alejarse y luego observé a Victoria. ¿Qué se sentía estar con el corazón roto?, ¿Qué se sentía enamorarse a ciegas y no saber de la existencia del mundo?, ¿Era malo enamorarse?, ¿Era complicado?, ¿Era...
— ¿Ellos no estaban juntos?
—Sí pero...—casi me ahogo con mi propia saliva al ver que era Jazmín. Miré hacia la mesa donde estaban sus amigas y todas susurraban cosas mirando hacia nosotros, ella sonrió divertida ante mi expresión.
—Lamento haberte asustado—se disculpó mientras sus ojos brillaban. Ese estúpido nudo en la garganta me impidió hablar con seguridad.
—Sí, no, no—pude decir provocando una risa en ella. Sonreí algo nervioso. ¿Por qué ahora estaba como un idiota si hace minutos no había problema?
— ¿No qué?—me miró curiosa inclinando su cabeza a un lado.
—Lo siento, creo que...mi garganta está algo...—no terminé de hablar ya que bebí algo de agua—Decía que no te preocupes, no me asustaste. ¿Qué haces aquí?, tus amigas están algo...
—Sí, lo sé—miramos hacia la mesa. Las chicas sonrieron divertidas entre sí, de seguro creían que Jazmín y yo estábamos planeando alguna cita, mi corazón se aceleró al pensar en esa posibilidad— ¿Te molesta que esté aquí?
—No, no, claro que no— ¿Cómo podía pensar eso?, ella era una de las mejores compañías que tenía cada día de la semana—Sólo me...sorprende.
—Quería darte las gracias—asentí eliminando mi emoción no tan discreta—De nuevo.
—No es necesario, Jazmín.
Amaba decir su nombre, amaba pensar en su nombre, era...algo inexplicable. Miré hacia donde se encontraba mi amigo junto a su ex novia, Daniel había decidido hablar con Victoria, él deseaba que le confesara a Jazmín lo que sentía pero no podía ser tan de prisa, ¿Cómo se conquista a una chica?, ¿Una cena?, quizás lo tome como una cita.
—Bueno, voy a...—se iba a levantar pero sin pensar tomé su mano, ella sorprendida se sentó de nuevo— ¿Sucede algo?—sus cejas se unieron un poco mostrando su preocupación.
—Jazmín, yo quería...—tragué con dificultad, reuniendo la valentía. Esto era algo épico, ¿Qué clase de chico se siente nervioso al hablar con la mujer que le encanta?, probablemente los chicos insensibles estarían disfrutando la situación—Invitarte al cine este sábado.
Su rostro cambió de preocupación a uno serio. Podía ver el "no" acercándose a mí.
— ¿Es una cita?—no supe que decir ante eso—Porque no creo que...
—Es una salida de amigos, ¿te parece?—sonreí un poco para hacerlo convincente.
—Darío, es muy...
— ¿Luego de verte llorar así y consolarte no puedo invitarte?—pensé que se enojaría por recordarle ese momento pero ella sonrió un poco mientras sus mejillas tomaban un tono rosa, sonreí divertido ante esa imagen dulce.
—Una salida de amigos—volvió a decir y asentí—Está bien, puedes pasarme a buscar a eso de las ocho de la noche.
—Claro—solté su mano que hasta ese entonces tenía aferrada—No te arrepentirás.
Se levantó sin decir nada y volvió a su mesa. Justamente, Daniel regresaba de su conversación con Victoria mientras mi cabeza sólo me gritaba emocionado que iba a salir con Jazmín, ¡Me había arriesgado y lo había logrado!
Mi amigo llegó a la mesa sentándose frente a mí manteniendo su rostro algo...¿Triste?, miré a Victoria quien estaba junto a una de sus amigas, ella lloraba, ¿Qué había pasado?, regresé la mirada hacia Daniel esperando que dijera algo, sus ojos oscuros fueron a mí y luego a la mesa mientras se escuchaba un suspiro pesado de su parte.
—Le pedí que me dejara en paz—contestó como si hubiera leído mi mente—Le dije que no la amaba, Darío—volvió a respirar hondo mientras jugaba con su tenedor evitando verme—Se lo repetí varias veces, ella lo entendió mientras contenía sus lágrimas y por primera vez...
—Te sentiste como un idiota, ¿Cierto?
Él asintió llevando ambas manos a su cabeza.
—¿Sabes lo que eso quiere decir?—me preguntó sin verme. Su voz era realmente triste, era sorprendente ver a Daniel así, no podía negarlo. Él no podía negar lo que era evidente.
—¿Quieres que te lo diga?—subió su vista a mí y asentí comprendiendo—Está bien, eso significa que...—estaba seguro de que iba a burlarse, era típico de él—...realmente la amas, Daniel. Victoria se siente terrible y eso lo estás sintiendo también, más que nada porque tú le causaste eso.
Hubo un minuto de silencio entre ambos. Sólo se escuchaban los demás estudiantes de la cafetería, miré hacia donde estaba Jazmín unos breves segundos...
—No puedo estar enamorado de ella—lo miré—Es que...es estúpido. ¿Qué chico se enamora realmente?
No respondí a eso, sólo me encogí de hombros. Los chicos en estos tiempos son crueles, no tienen novias por un largo tiempo, cambian rápidamente, ellos no se "enamoran", ellos no "aman", ellos no entienden eso. No entienden que es cruel jugar con los sentimientos de una chica, no entienden que la mayoría de ellas son frágiles y que sólo quieren sentirse seguras y amadas.
Eso era lo que me identificaba de los demás, era un chico que pensaba distinto, al menos eso creía yo. Era un joven de 17 años que nunca había sentido la necesidad de jugar con una chica, la necesidad de romper su corazón, la necesidad de hacerla sufrir, ¿Por qué un "verdadero" hombre haría eso? ¿Por qué no podemos expresar nuestros sentimientos libremente sin temor de ser llamados por apodos no muy adecuados?
Ese era mi problema, estaba enamorado de Jazmín, enamorado, obsesionado, atraído y...
—¿Estabas hablando con ella?—Daniel interrumpió mis pensamientos. Asentí mirándolo—¿Qué te dijo?
—Creo que saldré con ella al cine—pude ver su sonrisa aparecer, golpeó mi hombro felicitándome, sonreí un poco ante su emoción.
—¡Bien por ti, amigo!, ya era hora. Es tu momento.
—Daniel—reproché.
—Debes darle una buena impresión esa noche, normalmente en los cines algunas parejas...
—¡Daniel!—reproché de nuevo y el rió—No voy a hacerle nada, sólo saldremos como amigos. ¿Está bien?
—Si tú lo dices—se encogió de hombros para luego mirar de reojo a la mesa de Victoria. Lentamente fue volviendo a su estado de antes.
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