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18. Nuevo y dulce sabor

La escuela estaba muy tranquila, los estudiantes parecían estar en lo suyo sin preocuparse de los demás. Tenía práctica de Basquetbol, Daniel no paraba de contarme sobre la cita con Vanessa. En un principio deseaba escucharlo pero luego quería golpearlo para que se callara un rato.

Nos encontramos con las chicas cuando nos dirigíamos a la cafetería. Los temas eran los mismos o de algunas cosas nuevas, Liliana se burlaba de Daniel cuando hablaba sobre Vanessa, decía que tendría que verlo para creerlo. Stephanie y Annie parecían hablar sobre la música mientras que Jazmín estaba a mi lado copiando los datos de cálculo que le hacían falta.

Bebí algo de jugo de fresa mientras la veía escribir concentrada, sus cejas estaban casi juntas creando una pequeña arruga en su frente, su mirada era seria y sus labios rosados estaban apretados. Al percatarse de mi atención en ella, intentó controlar la sonrisa sin verme.

—¿Qué?

—Estoy pensando—dejé el vaso en la mesa jugando con mi ensalada para luego llevar un bocado a mis labios.

—¿En los datos de Cálculo? ¿En qué debería ser más inteligente en esto?—siguió sin mirarme apresurándose a terminar.

—No—esperé a tener desocupada mi boca para hablar—Pensaba en las veces que te concentras en algo y apretas tus labios. Es muy gracioso pero agradable verlo.

Sus ojos marrones me observaron con un leve brillo y sus mejillas tomaron un tono rosa. Sonreí divertido.

—Y sueles hacer eso cuando te toman por desprevenida—señalé orgullosamente. Hizo un leve movimiento con la cabeza haciendo que su cabello pasara a su espalda, sus ojos se mantenían abiertos totalmente—Conozco esa mirada también, sueles hacerlo cuando no sabes que decir.

—¿Cómo sabes eso?—una de sus cejas se levantó dándole aspecto curioso—Ni siquiera yo sé tanto de ti. Sólo las preguntas del juego.

Me encogí de hombros bebiendo un poco más de jugo. Mi celular sonó y lo saqué de mi bolsillo mirando el mensaje pero me confundí al ver el nombre de Jazmín.

"Sigo esperando mi beso"

La miré y parecía no haberlo enviado pero una pequeña mirada de unos segundos me hicieron pensar lo contrario. Intenté distraerme con las conversaciones de los demás mientras ella sonreía divertida.


En clase de cálculo fue algo incómodo, Derek me observó todo el tiempo o la mayoría del tiempo, Jazmín pareció no haberse dado cuenta y era mejor. No quería que armara otro escándalo en clase. Al salir, caminé a la siguiente clase junto a las chicas. Me detuve al fijarme en algo.

—¿Y Jazmín?

—Está allá—señaló Annie a la puerta del salón. Derek intentaba hablar con ella tomándola del brazo pero se negaba rotundamente. Mi amigo y yo compartimos una mirada de minutos, regresé mi atención a Jazmín.

—¡Déjame en paz!

Me acerqué sin pensarlo.

—Suéltala ahora—ordené.

—No te metas, idiota—volvió a empujarme, esta vez sin poder contenerme envié un golpe a su rostro. Derek soltó a Jazmín y me sorprendí al ver su nariz sangrar.

—Darío vete—pidió mirándome algo preocupada—Estaré bien.

—No me iré. Él debe entender que no siempre podrá obtener lo que quiere.

—Darío nos meteremos en problemas—Daniel intentó detenerme. En cuanto Derek se recuperó del golpe, aparté a Jazmín por instinto recibiendo casi al instante un fuerte impacto en mi mejilla y parte del labio. Sentí un sabor raro, mi labio inferior estaba sangrando un poco.

—¡Darío no!

Sólo fue cuestión de segundos para que los estudiantes se reunieran animando la pelea. Daniel intentó parar todo pero lo ignoré, no permitiría que siguiera haciendo lo que quería. Derek necesitaba aprender. Nunca en mi vida había peleado con alguien así pero al parecer se me daba muy bien.

—¡Suficiente!—me detuve y Derek también. El director había llegado—¿Me pueden explicar que sucede aquí?—nos miró muy molesto.

—Nada importante, Director.

—Sí pasa algo—hablé al instante estando a la defensiva—Al parecer el señor White no entiende que la señorita Young no desea hablar con él.

—Eres un imbécil—uno de sus amigos lo detuvo y Daniel me detuvo.

—¡Suficiente!—repitió molesto—Los dos me acompañarán a dirección, ahora.


—No debiste hacerlo—repitió Jazmín mientras negaba con la cabeza.

—Claro que sí. Hiciste bien, Derek tuvo a alguien que lo puso en su lugar—dijo emocionada Liliana—Él quedó peor.

—Es cierto, su nariz no será la misma y su cara tampoco—bromeó Daniel.

—¿Están locos? Esa pelea no fue necesario, ambos pudieron salir más heridos de lo que están—reprochó mirando a sus amigas y Daniel—Tú deberías saberlo—me señaló—Sabes muy bien que odio las peleas.

Me sentí pésimo en cuanto la escuché decir eso. Asentí bajando la cabeza. El director nos había dado un gran reproche sobre aquella pelea, lo bueno es que había salido victorioso. Todo los problemas habían caido en Derek. Sabía a que se refería Jazmín, sus padres discutían y ella odiaba todo lo relacionado con una discusión.

—Debemos ir a clase—recordó Stephanie.

—Nos veremos en la salida—nos miró Liliana y luego se alejaron. Jazmín no se giró ni siquiera para mirarme, parecía muy decepcionada.

—Estás en problemas—suspiró Daniel mirándome.

—No me digas—fui sarcástico mientras me levantaba y salía de enfermería. Sentía un leve dolor por mis costillas, a pesar de la fuerza de Derek, él había quedado peor que yo. Caminando por los pasillos pude notar algunas miradas de los estudiantes—Creo que me odia.

—Claro que no—Daniel llevaba mi bolso. Sabía muy bien que estaba feliz de mi lucha con aquel chico idiota—Sólo está molesta por el momento, es todo.

—Lamento no haberte escuchado, debí detenerme...—bajé lentamente los escalones sintiendo mi cuerpo adolorido.

—Tranquilo, olvídalo—le restó importancia sonriendo divertido—Nunca olvidaré ese momento.

Negué con la cabeza sonriendo un poco. En cuanto las clases acabaron, las chicas esperaban afuera junto al auto. No veía a Jazmín pero al estar cerca pude verla dentro del auto con sus audífonos puestos mirando por la ventana.

—¿Qué sucede?—pregunté curioso.

—¿Deben irse ya?—interrogó Liliana.

—No. ¿Por qué?

—Podemos ir un rato al parque, así calmamos todo...—Liliana fue bajando la voz. No me costó entenderle, miré a Jazmín que seguía en la misma posición y asentí. Le di las llaves del auto a Daniel, no me sentía muy bien para conducir.

En el camino tomé mi celular enviando un mensaje. No creo que pueda ignorarme.

"Lo siento, no fue mi intención hacerte sentir mal. Sólo no pude contenerme"

—¿A quién le escribes?

—Jazmín me odia.

—¿Estás escribiéndole a ella? La tienes en el auto del frente, puedes bajarte e ir con ella—explicó Daniel mientras mi actitud le parecía absurda—Ella no te odia, vuelvo a decirlo.

—Si tú lo dices—miré por la ventana y a los minutos obtuve respuesta.

"Olvídalo"

Al llegar al parque, todos bajamos de los autos. El sol estaba escondido entre las nubes pero el ambiente no era tan frío sino más bien fresco. Me acerqué a Jazmín que estaba de última, aún llevaba sus audífonos puestos. Caminé a su lado mientras miraba a las chicas reír con Daniel. No sabía de que hablaban pero fingí estar interesado en lo que decían.

Llegamos a un gran árbol el cual tenía millones de hojas, sus ramas parecían fuertes. Decidí sentarme unos minutos para descansar. Liliana propuso comprar unos helados, entre todos colocamos algo de dinero, Stephanie fue junto a ella mientras que Annie le mostraba algunas canciones a Daniel.

Miré a Jazmín que seguía sin hablarme. En mi celular, decidí escribirle otro mensaje.

"¿Me ignorarás el resto de tu vida?"

Observé de reojo que el mensaje le había llegado, sus labios se apretaron y ella escribió rápidamente.

"¿Qué quieres que haga? -.- "

"¿Me dejas explicarte y disculparme?"

"De acuerdo. Esperemos por los helados y saldremos de aquí"

Al volver, Liliana entregó un helado a cada uno con ayuda de Stephanie. El mío era de vainilla y el de Jazmín, chocolate. Ella se levantó y Daniel la observó curioso.

—¿A dónde vas?

—Iré a caminar—sus ojos marrones se fijaron en mí mientras se deshacía de sus audífonos guardándolos en su bolso—¿Vienes?

—Claro—me levanté con esfuerzo. Nos alejamos de los demás mientras comíamos el helado de vaso, pocas personas pasaban a nuestro lado—¿Estás molesta conmigo?

—Sólo explica lo que ibas a decir—su voz fue seria y sus ojos no me miraron.

—Jazmín lo siento, enserio. Tienes razón, no debí golpearlo pero él estaba forzándote y...

—Pude defenderme sola, Darío—me interrumpió.

—Sí, tienes razón. ¿Pero y si no hubieses podido hacerlo?

—Sólo digo que no me sentí bien mirándote así—se detuvo al llegar al gran lago del parque. Se apoyó de los barandales que lo rodeaban, me miró dulcemente, con esa típica mirada que cada vez me enamoraba más—No me gusta la violencia y menos en ti.

—Opino lo mismo de ti—seguí comiendo mi helado mirando el agua—Me sorprendiste ayer cuando enfrentaste a Derek en la cafetería. No sé si considerarlo acto de violencia pero...no debiste hacerlo y lo hiciste a pesar de que te dije que no.

—Eso es distinto—noté el color rosado en sus mejillas.

—No es distinto. Apuesto a que hiciste golpearlo, ¿No es así, señorita Young?—sus ojos se abrieron un poco más de lo debido y pude ver que apretó sus labios moviendo la cabeza de lado a lado, sonreí divertido pero ella se frustró ante eso.

—¡No es justo!—exclamó entre molesta y divertida—No es justo que sepas cuando no sé que decir. ¿Acaso eres un psicópata, Darío Alejandro?

—Me diste permiso para conocerte, estoy conociéndote—me encogí de hombros arrojando el vaso vacío al pequeño cesto de basura que había cerca. Jazmín aún no había terminado con su helado, parecía estar jugando con él. Estaba un poco derretido—Deberías terminarlo rápido—señalé.

—Si me conocieras entonces sabrías porque no lo termino aún—sonrió orgullosa ante ese detalle que desconocía.

—Dije que estoy conociéndote, quiere decir que aún estoy en eso—expliqué sonriendo un poco sin dejar de mirarla. Con la pequeña cuchara que tenía aplastaba las partes congeladas del helado—¿Te gusta derretido?

—Más o menos, las partes que permanecen frías intento sumergirlas en lo que está derretido para que no esté tan duro y siempre me ha funcionado—se encogió de hombros acercando el pequeño vaso a sus labios bebiendo el chocolate derretido—Es costumbre—dijo limpiando su boca.

—No te burles de mí pero esos detalles simple me impresionan siempre—sonreí algo apenado.

—Nunca me burlaría de ti, Darío—arrojó el vaso a la cesta de basura, limpió sus manos con la servilleta y luego la dejó caer allí. Se acercó a mi lado mirando el agua cristalina—¿Prometes no golpear a nadie más?

—Pero si...

—Promételo—giró su rostro para verme mejor. Rodeé los ojos asintiendo, sonrió divertida jugando con mi cabello. Pasó unos minutos así, comencé a sentirme cansado, detuve sus caricias en mi cabello con cuidado, tomé su mano acariciándola—¿Te sientes bien?

—Sólo un poco adolorido pero estoy bien—miré su pulsera azul con pequeños detalles blancos—¿Irás este fin de semana, cierto?

—¿No te había dicho que sí?

—No lo recuerdo—subí mis ojos a los suyos. Jazmín acercó su otra mano a mi rostro, acarició mi mejilla unos segundos ya que luego pasó a mis labios, los rozó con cuidado sonriendo un poco.

—Espero que nadie nos interrumpa—susurró algo agitada, sus manos temblaban apenas. Volví a sentirme como en el auditorio, acerqué su cuerpo un poco rodeando su cintura, coloqué mi mano en su cuello mientras la otra tomaba la suya aún.

—No perdamos tiempo—susurré igual. Mis labios tocaron los suyos que se abrieron un poco, eran dulces y suaves, igual que el beso. Intenté ir con paso lento y cuidadoso pero Jazmín no quería eso. Sus manos se aferraron al cuello de mi chaqueta mientras se colocaba de puntitas. La rodeé con mis brazos alzándola un poco besando sus labios apasionadamente.

Mi corazón latió con fuerza y la respiración de Jazmín era agitada, sentía que mi cabeza iba a explotar, mi cuerpo tenía cierta adrenalina que hasta ahora desconocía. Sentí las grandes ganas de cargarla y sentarla en los barandales para besarla mejor pero me recordé con gran esfuerzo que estábamos en un parque.

Volví a colocarla en el suelo con cuidado, Jazmín bajó la intensidad del beso alejándose un poco mientras respiraba igual que yo. Ambos nos miramos divertidos y con cierta pena. No lo dudé y la abrazé queriendo sentirla cerca. No podía creerlo, la había besado.

Había besado a Jazmín Young.

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