17. Consejos sinceros
El momento había sido interrumpido de repente, nos separamos de inmediato mirando las puertas del auditorio. Una de las amigas de Jazmín se acercaba sonriendo avergonzada.
—¿Interrumpí algo?
—No—contestó con sus mejillas sonrojadas y respirando algo agitada. Me miró unos minutos casi apenada y luego miró a Annie—¿No habías ido con los demás?
—Me devolví en el último minuto, recordé que debo terminar el informe de Química—subió al escenario—Tengo buena señal en mi laptop desde aquí así que...
—Claro. Pasa—la interrumpió Jazmín. La chica pasó a la parte trasera del escenario donde hace segundos habíamos estado.
—Lo siento, yo...creo que debo irme—de un salto limpio bajé de allí.
—Darío espera—se acercó arrodillándose frente a mí quedando casi a mi altura gracias al escenario, miré sus ojos sin moverme—No debes irte, no pasó nada...—susurró.
—¿Querías que pasara?—usé el mismo tono.
—Quizás sí—me giré dispuesto a irme—No respondiste a mi pregunta—intentó no alzar mucho la voz debido a la chica que estaba detrás de nosotros. Aunque Annie no era tan curiosa como Liliana—Debes cumplir las reglas, Darío.
Me volteé de nuevo hacia ella, me acerqué con paso decidido quedando frente a frente, respiré hondo armándome de valor.
—Todo el tiempo lo deseo—asentí provocando ese sonrojo que tanto me encantaba en sus mejillas—Pero una última pregunta, Evelyn—sonrió al escuchar su primer nombre, apoyé mi mano a su lado, cerca de sus piernas—¿Estás enamorada de mí?
Sin responder un buen rato, rodeó mi cuello con sus delicados brazos, acarició mi cabello observándolo detenidamente, inició un viaje por mi rostro y acercándose un poco más pensé que iba a besarme pero sólo depositó un dulce beso en mi mejilla.
—Eres el primero.
—¡Oh por Dios!—golpeó mi brazo y despeinó mi cabello en cuanto terminé de hablar—¡Por fin, por fin, maldita sea!
—¿Podrías calmarte?—sonreí divertido ante su felicidad extraña.
—¿Estás seguro de no haberla besado? ¿No estaban solos allí?
—Una de las chicas llegó y no pude hacerlo—me encogí de hombros conduciendo de nuevo en cuanto el semáforo pasó a verde—Jazmín quería que lo hiciera pero...¿Y si se arrepiente luego?
—No seas idiota, Darío, la chica está loca por ti. ¿No era eso lo que querías?
—¡Sí! Pero puede que Jazmín no sienta lo que esperaba...
—Dices algo más sobre eso y voy a golpearte—advirtió en forma de broma—Debes dar el siguiente paso, tú mismo viste como te defendió con Derek.
—Ella no me defendió—quise aclarar mientras mantenía mi vista al frente. No había visto a Jazmín desde ese momento en el auditorio, intentaba no repetirlo mil veces en mi mente para no emocionarme.
—Claro que sí, se enojó porque te hizo daño. ¿Desde cuando una chica hace eso?
—Eres un completo exagerado.
—No lo soy, lo sabes muy bien—se defendió.
—¿Qué me dices de Vanessa? Estás casi como yo—saqué el tema queriendo escucharle respecto a ello.
—No quería contarte pero saldremos esta noche.
—¡¿Qué?! ¿Es enserio?
—Así es, iremos a el parque de diversiones que abrieron hace poco en uno de los centros comerciales—lo miré sin creerle pero parecía muy serio sobre la idea—Te avisaré de todo. ¿Puedes no juzgarme sobre mis relaciones pasadas?
—Espero que todo salga bien porque odiaría tener que golpearte si algo le pasa—advertí y el sonrió ante eso.
Intentaba realizar unos ejercicios de cálculo, tenía la calculadora a un lado intentando concentrarme. Mi madre entró a la habitación recogiendo la ropa sucia, al verme distraído en los números decidió interrumpirme.
—¿Todo bien?
—Sí, claro.
—Tu padre me dijo que fuiste a una fiesta con Vanessa.
—Sí, así es. Quise invitarla como buen amigo y ahora como buen amigo, ella tendrá una cita con Daniel—levanté la mirada. Tenía una cesta en sus manos con mi ropa en ella.
—¿Vanessa tendrá una cita? ¿Le conseguiste novio, Darío?—sonrió divertida dejando la cesta sobre mi cama.
—Se podría decir—suspiré.
—¿Sabes algo, hijo? Pensé que tú y Vanessa podían tener algo—se sentó frente a mí teniendo su cabello recogido en un moño suelto—Pero eso cambió cuando nos contaste sobre esa chica Jazmín.
—No creo que Vanessa y yo hubiesemos sido una pareja perfecta—hice una leve mueca de desacuerdo.
—Quizás no, pero no lo sabemos—se encogió de hombros—¿Todo bien con esa chica?
—Sí. Todo bien.
—No me gusta esa mirada, ¿Pasó algo?
Rodeé los ojos, algunas veces era difícil ocultarle las cosas a mi madre. Supongo que era algo típico de las madres.
—Creo que...es vergonzoso...decírtelo pero...—tomé aire profundamente mirándola luego—Casi nos besamos...hoy.
—¿Enserio?—una sonrisa emocionada y feliz se dibujó en su rostro. Ese simple gesto me hizo sonreír apenado bajando la cabeza mientras asentía—¿Qué pasó?
—Alguien nos interrumpió en el momento exacto y...eso pasó.
—Oh cariño—tomó mi mano sonriendo dulcemente—¿Te gusta realmente esa chica, no es así?—asentí sin poder negarlo—¿Ella siente lo mismo?
—Creo que sí, hoy lo admitió sólo para mí.
—Entonces no vayas a perderla, Darío. Si ambos sienten lo mismo por el otro, deben estar juntos—intentó aconsejarme. Aún dudaba sobre hacer eso.
—No sé si realmente esté enamorada de mí—dije pensándolo mientras miraba mi mano atrapada en la de mi madre—Ella ha pasado por malos momentos debido a los problemas de sus padres y yo he estado allí a su lado. ¿Es posible que sólo me quiera por eso?
—No lo creo, cariño—sonrió un poco—¿Acaso piensas que pueda hacer eso?
—Siendo honesto, no.
—Entonces puedes estar tranquilo—se levantó besando mi frente—Estoy orgullosa de ti.
—¿Por ser bueno con ella?
—Por tener buenos sentimientos, Darío. Los chicos a tu edad son muy complicados—recogió la cesta de nuevo acercándose a la puerta, al llegar se giró mirándome—Tengo una idea, ¿Por qué no la invitas a cenar este fin de semana? Puedo preparar algo delicioso.
—Sería buena idea—sonreí un poco. A pesar de ser algo incómodo para mí, me agradaba la idea—Jazmín adora la buena comida.
—Será genial entonces. Encárgate de conseguir un sí que tu padre y yo nos encargaremos del resto.
—Está bien—asentí y salió de la habitación dejándome solo. Terminé los deberes de cálculo y luego me acerqué al escritorio que casi nunca usaba, entré a mi cuenta de Facebook revisando las notificaciones. Tenía 3 solicitudes que debía aceptar, Stephanie, Liliana y Annie.
Acepté las 3 y me mantuve un rato conectado sin nada especial para hacer. Daniel no estaba conectado, Jazmín mucho menos. Tomé mi celular enviándole un mensaje.
No te veo conectada y me preocupa. ¿Todo está bien?
Cerré el Facebook teniendo respuesta.
Intento hacer los ejercicios de cálculo pero sinceramente soy pésima en esto L
Sonreí divertido tecleando en el celular.
Puedo darte algunos datos mañana si quieres. Te tengo una pregunta, ¿Qué harás este fin de semana?
Me levanté tumbándome en mi cama boca arriba. En cuanto mi celular sonó, miré el mensaje.
Probablemente esté en casa leyendo un buen libro mientras mi gata se tumba a mi lado. ¿Qué me propones? ¿Otra fiesta u otro fiesta?
—Algo peor y mejor—susurré a mi mismo.
Mi madre quiere que te invite a cenar. Está dispuesta a prepararte algo delicioso, quiere conocerte realmente. ¿Aceptas venir? Prometo que no será difícil.
Unos minutos...
Con gusto acepto ir. Espérame allí el fin de semana. Por cierto...me debes algo.
¿Algo como qué?
Me debes ese beso. No lo olvides.
Sonreí divertido mirando el techo. Pensar en ese posible beso me hacía sonreír como idiota.
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