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Capítulo 8. Alessia

"Es probable que no lleguemos a nuestro destino si nos detenemos a arrojar piedras a cada perro que nos ladra" Winston Churchil

— Cada día está mejor — susurra Stacy mordiendo su labio mientras Logan camina hasta la barra a paso pausado y marcado. Haciendo resaltar la manera en la que sus piernas se anclan en el suelo y se mueven por él con tanta sensualidad. Tuerzo una sonrisa confirmando lo que dice Stacy, la rigidez de mi cuerpo evita que pueda formar más que ese gesto.

Hago un sonido extraño con mi boca volcando mi cuerpo sobre el de Tommy, sus tensos músculos me dan una bienvenida demasiado nerviosa. Trato de encontrar su mirada perdida en algún lugar de la cafetería. Ante todo somos amigos, aunque no pueda permitir demasiadas cosas de su parte.

— ¿Cuándo me ibas a contar que coqueteaba contigo? — Pregunta, suelto un bufido separándome del pecho de mi supuesto novio para el público. Entrecierro la mirada en su dirección sin recibir una reacción apropiada de su parte por estar observando al chico que hace unos segundos nos había tomado nota.

— No ligaba conmigo — me excuso, no lo hacía en realidad, que yo sepa. Simplemente compartimos palabras entre nosotros que, por mucho que pueda llegar a desear en algún momento que suceda, no va a pasar a algo más. Vuelvo mi atención a Tommy quien ahora me observa con más atención de la necesaria.

— Según lo que yo sé — habla, recibo todo rastro de determinación en sus ojos —, eso que ha hecho se le llama ligar — expresa. Frunzo el ceño agachando la mirada al instante en el que reconozco la manera en la que habla. Con ese sentimiento de celos que no se evaporará por más que quiera. Él sufre al ansiar despertar algo de amor en mí, y yo lo también me vuelco en ese sentimiento al no poder brindárselo.

— Ha sido una inocente conversación — intervengo, poso de nuevo mi mirada sobre él. Con mis manos apretándose más de lo normal, hundiendo mis uñas en la piel con tal fuerza que debo controla la presión con una gran voluntad de mi parte. Me olvido de la morena que hay a mi lado y que, como siempre, estropea cada momento como solo ella sabe —. No puedes negarme hablar con alguien, Tommy — suavizo mi expresión.

Suelta un suspiro evitando mi mirada, sus labios tiemblan al volver a echarme un vistazo. Cuesta comprender como una persona que te ama tanto no puede devolverte su mismo afecto de igual manera. No lo veía del modo en el que una enamorada empedernida miraría a su novio, lo admiraba como el chico que tantas veces me acompañó de pequeña.

Sigo el destino de sus ojos clavados en algo, o más bien en alguien. Logan se gira de nuevo con una pequeña sonrisa curvando sus irresistibles labios, los cuales han probado más personas de las que podría contar con mis manos y mis pies. Su postura segura y confiada se acerca hasta nosotros con una bandeja de plástico redonda y negra sosteniendo nuestro pedido.

— Tienes razón, amor — responde Tommy con su más tranquila voz. Giro mi rostro confusa ante su cambio de humor, abro mis ojos sorprendida cuando sus labios impactan en los míos sin darme un previo aviso.

Su boca permanece quieta unos segundos, como si quisiera que me acostumbrara a ella y pudiera responderle de la misma manera. Siento ganas irremediables de llorar cuando recuerdo que no puedo detener ese beso, que para Stacy somos la pareja más feliz del universo y para los demás, para mis padres incluidos en el lote, también.

Muevo mis labios sobre los suyos deseando poder despegarme de ellos. En lo interior siempre es dulce conmigo, sabiendo en qué momento no puedo soportar más el dolor que estas muestras me provocan. La rabia inunda mi cuerpo sabiendo que solo hay una razón para que él me bese con tanta posesión. Mis manos permanecen sobre mi regazo, no doy tiempo a que mi lengua juguetee con la suya cuando mi salvador se hace presente con su voz vergonzosamente tímida.

— Un café con poca leche por aquí — susurra, parece que intentara no detener el momento que estábamos compartiendo. Siento mis labios hinchados y me los imagino más rosados que nunca, formo una pequeña sonrisa cuando echa una mirada rápida en mi dirección antes de volver a coger uno de los recipientes en su bandeja.

— Un capuccino — masculla con voz más cortante, no es perceptible para los demás. O puede que yo me esté inventando cosas y su voz sea igual que siempre, su mirada evita ponerse en contacto con la de Tommy mientras le entrega su bebida caliente. Espero que me contemple una vez que él me entregue el mío.

— Y una manzanilla para la dulzura — murmura, su tono suavizado y calmado. No hace lo que rezaba por que no retuviera, sus pasos se separan de mi mesa mientras ni un volteo de su cabeza me indica algo. Me sorprendo de querer escapar de ese lugar y echar una bronca de los mil demonios a la persona que tengo a mi lado.

Tommy nunca se ha mostrado de esa forma ante mis relaciones. Si es que a esto se le llama relación, unas pocas palabras que no tienen ninguna validez emocional importante para que se sienta estúpidamente amenazado por él. Puede que las palabras de Logan parezcan un coqueteo, incluso yo lo sé, pero todos también sabemos reconocer que esa es la manera de tratar a todas las chicas. O, al menos, a la mayoría de ellas.

— Tengo que ir al baño — anuncio, arrastro la silla captando la mirada de las personas a mi alrededor. No obtengo la que me importa en este momento. Soy una exagerada, lo reconozco, siempre lo he sido, desde pequeña. Pero no pensaba tratar a Logan como un ligue, simplemente me ha tratado bien desde el principio, e, internamente, me siento en deuda con él por haberme salvado de la ardua tarea de tener que llevar a mi novio a su casa.

Ser amable es solo una manera de saldar mi deuda, aunque sea de lo más triste cuando Tommy está comportándose de esa forma conmigo a cada segundo cuando él se acerca. Abro la puerta de madera desconchada, al parecer este lugar tiene más años de los que yo creía, aún así, es más precioso de lo que esperaba en un primer momento.

Apoyo mis manos en los bordes del lavamanos sin contemplar a mi alrededor como se encuentra el baño, me demoro un tiempo en inspirar y espirar, aguantando la respiración cuando creo que no puedo controlarla. Pruebo a descargar con ello cada sentimiento de culpa y perdición por la situación, no es para tanto y ya estoy delirando. No puedo evitar pensar que todo esto se escapa de mis manos, no podré controlarlo por más tiempo si no le pongo un límite.

— Es solo un beso, Alessia — repito en voz alta, respiro por última vez abriendo el grifo y dejando que el agua helada salga por el pequeño agujero. Lavo mi cara con esta despertándome de mis pensamientos tan bien como puedo conseguirlo, la escena se reproduce en mi mente a cada pocos segundos.

Me seco sacando los trozos de papel del dispositivo a mi izquierda, mis mejillas se sonrojan al igual que toda mi cara, el cabello se me pega en la piel expuesta al no haber secado de forma correcta el contorno de mi rostro. Suelto un bufido permitiendo que el color vuelva a su lugar y deje de estar como un asqueroso tomate.

— Lo siento — suelta una voz, doy un brinco en mi sitio, sorprendida al escuchar esa voz masculina en la entrada del baño. Dirijo mi vista hasta ese par de ojos verdes como gemas preciosas, su mandíbula apretada. Deslizo mis ojos hasta poder divisar un cubo de agua mientras se muestra reacio a entrar con sus manos sosteniendo la fregona —. Me dijeron que no había nadie — confiesa.

— Tranquilo — sonrío, sus hombros se relajan visiblemente mientras deja que el pie se retire de la puerta que estaba aguantando. Sus músculos se tensan bajo la camiseta blanca que tapa su cuerpo en cuanto deja el cubo en el suelo. Sus labios están sellados mientras no puedo despegar mi mirada de él. Como una maldita acosadora.

— Tienes una buena relación con tu novio, ¿eh? — Me sorprende su voz tras un silencio incómodo para mí. Escurre la fregona dejando que el agua que sale de esta haga un sonido ensordecer en comparación con la tranquilidad del baño. Despego mi atención de lo que está haciendo en cuanto la frase sale disparada de su labios.

Eso parece para los demás. Pienso.

— Sí — miento, un nudo atraviesa mi garganta desplazándose hasta mi estómago convirtiéndolo en un puño que no me permite siquiera respirar. El aire se atasca en mis pulmones sin poder dejar que circule por mi cuerpo como lo necesito —. La verdad es que sí — digo intentando sonar segura de mis mentiras.

— ¿Cuánto tiempo lleváis saliendo? — Vuelve a preguntar. Miro al suelo deseando escapar de todas sus cuestiones que me cuestan una vida responder. Yo no quiero salir con alguien que no amo, y menos enorgullecerme al decir la cantidad de tiempo que llevamos haciéndolo.

— Tres años — respondo. Trago fuerte con el ruido del suelo ser bañado por el agua con lejía filtrándose en mis fosas nasales. Hago una mueca viendo la facilidad con la que lo hace, como si durante años hubiera estado realizando lo mismo sin descanso, perfeccionando la técnica resultando que parezca un deporte ejercerlo.

— Se nota la química que tenéis — distingo amargura en su voz, frunzo el ceño sin comprender la razón por la que no echa un vistazo en mi dirección. Quiero decirle que no soy un monstruo al que no poder contemplar, las palabras se quedan atascadas en mi boca antes de que pueda soltarlas como desearía.

Soy una chica educada. Me repito en mi mente. No soy la misma persona a los ojos de los demás. Vuelvo a decir.

— Gracias — asiento —, supongo — hago le amago de formar una sonrisa que se termina convirtiendo en una estúpida mueca. Está claro que, por pocas que fueran las posibilidades de entablar un estúpida amistad con él, todo se ha ido al garete en cuanto el beso de Tommy ha irrumpido. Por alguna razón eso hace que una piedra caiga sobre mi cuerpo con fuerza, apedreándome mil personas y causando dolor al saber que así va a ser hasta que muera.

No es el simple motivo de que él, Logan Wilkinson, ha sido de lo más amable y tierno conmigo al brindarme su ayuda. Sino que, en lugar de comenzar a ligar conmigo, ha establecido una distancia entre ambos que no cualquier persona haría. Ha hecho lo que he deseado siempre en un hombre, mantener un espacio prudencial en las primeras fases de una amistad que ya nunca se dará a cabo.

No esperaba recibir de él amor eterno, ni siquiera lo quiero en estos momentos. Pero necesito alguien con quien hablar que no sea Tommy, el chico que me ama sin ser correspondido, ni Stacy, la chica que parece estar hecha de plástico en lugar de carne y sentimientos. Ni en mis padres puedo confiar cuando fueron ellos los que me llevaron a las garras del dolor más insoportable posible.

Solo deseo, en lo más interior de mi alma y, aunque sea la persona más vil del universo, que alguien se digne a hablar conmigo sin esperar algo a cambio de mí. Logan es el chico que más confianza me ha demostrado, puede que solo sea un individuo que quiere algo que no ansío darle, o a lo mejor me estoy montando una película y ni siquiera tiene sentido lo que digo.

Pero, aún así, él es a lo que más se ha acercado una persona. Me ha visto desesperada y no ha usado eso a su favor para demandarme algo que no le brindaría ni con la mayor súplica. Sacudo mi cabeza ignorando las malditas suposiciones que me aterran de solo pensarlas, no debería ni siquiera tener esas cosas en mi cabeza cuando en ningún momento van a suceder, ni sucederán en un futuro lejano.

— Espero poder volver a verte en el instituto — indico, levanta su cabeza impactando sus preciosos ojos en los míos. Relamo mis labios como un acto reflejo pellizcando las pieles alrededor de mis dedos con la manía que me he encargado de adoptar desde pequeña y que, aunque sea una porquería, no puedo evitar.

— Eso si mañana no empiezan a correr rumores sobre mi trabajo no–secreto — bromea, suelto una risa sintiendo como las cuerdas que ataban mi corazón a causa de la tensión, se desenlazan. Esto es algo que puedo llegar a amar de una persona, la manera en la que alivia las tensiones dejándolas en nervios sin sentido. No comprendo como podía estar de ese modo de todas formas, cuando él ni yo hemos demostrado tener algo. Es completamente estúpido.

— No hay que creer en los rumores que se escuchan, entonces — le sigo, su sonrisa se extiende por su rostro llegando hasta su rostro. Un escalofrío recorre mi cuerpo y el estremecimiento se extiende por mi piel poniendo mi vello como escarpias. Repito su acción soltando un suspiro cuando no encuentro nada más de lo que hablar.

— Ha sido agradable verte de nuevo, Logan — felicito, me recuerda a mi madre cuando despide a sus invitados inversores en uno de sus negocio familiares junto con mi padre. Tuerzo una sonrisa sabiendo que, por más que me encargue de impedirlo, mis gestos y mis palabras se han vuelto iguales a las que ellos utilizan. Debería enorgullecerme, sin embargo, un sentimiento de repugnancia me llena por completo. Asco ante quién me estoy convirtiendo.

— Lo mismo digo, dulzura — imita, deja de lado lo que está haciendo para contemplarme. Son unos segundos que me parecen vitales, aguantamos la mirada del otro sin poder desviarla para hacer lo que venía a realizar aquí: calmarme.

Lo consigo mientras esas gemas chocan con mis comunes y marrones ojos, comparándolos con los suyos, mi mirada es una blasfemia. Quiero seguir analizando la manera en la que sus pecas se convierten en movidas constelaciones, como estrellas buscando un lugar en el firmamento, esperando a ser la que más resalta de todas.

Rompemos el contacto visual cuando el sonido de la puerta al ser abierta nos despierta de cualquier tipo de momento que compartiéramos. Una pequeña niña rubia entra en el lugar con su vestido rojo despampanante causándonos una sonrisa. Su rostro desesperado por entrar al baño provoca nuestra risa y, mientras las carcajadas llenan el desastroso momento, solo aparece una cosa en mi mente.

Logan no es el niño rico y mimado como me hicieron creer que era.

#Capítulodeldomingo

Salseooo

Espero que os haya gustado y hoy no estoy demasiado creativa como para poner algo así que...

¡Pregunta Random!: ¿Cómo describirían a Alessia en pocas palabras?

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