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Capítulo 6. Alessia

"Es mucho más relevante que te conozcas a ti mismo que darte a conocer a los demás" 

— Sherezade

— ¿Has vuelto a hablar con él? — Pregunta, frunzo el ceño fijándome en las facciones marcadas de su rostro. Con un pequeño hoyuelo en la esquina derecha de su boca intentando, de una manera horrible, quitarle algo de tensión al repentino ambiente con una sonrisa. Una que acaba transformándose en una esperada mueca.

Nos habíamos mantenido todo el trayecto en coche en silencio hasta el instituto, ni siquiera me había dirigido un saludo al entrar al auto, cosa realmente extraña teniendo en cuenta lo risueño que suele ser todas las mañanas, más conmigo. Solo había saludado a mis padres, los cuales vigilaban desde la puerta de mi casa, como en las malditas películas infantiles, y se había marchado para conducir hasta mi conocido infierno personal.

— ¿Con quién? — Cuestiono sin entender. Su rostro se gira milésimas de segundos para observarme antes de volver su vista a lo que realmente importa, la carretera. Agarra el volante con fuerza, aplano mis labios sabiendo que debo darle su espacio en cuanto a lo de contestar se refiere. Siempre lo ha necesitado antes de que empezara alguna bronca, o algunas charla que me hacía reflexionar incluso cuando intentaba olvidarme de ellas, siempre me parecían de lo más estúpidas pero, aún así, no me dejaban dormir plácidamente.

Miro de nuevo hacia la ventana, recorremos unos lugares que me sé como la palma de mi mano. Cada mañana paseando por estos lugares agarrada de la mano de Tommy, sintiendo su pulso acelerarse mientras el mío se mantenía de la misma forma, sin ninguna alteración que pudiera darme esperanzas de albergar sentimientos por él. Nunca podría ver al chico que tengo a mi lado como a algo más, por mucho que me esfuerce en conseguirlo.

— Con Logan — confiesa tras unos segundos. Devuelvo mi vista a él alzando una ceja en el proceso. La vuelvo a dejar en el sitio en el que se encontraba cuando él rueda sus ojos con exasperación ante mi expresión, sé lo poco que le gusta que haga ese gesto cuando nos encontramos de esta manera. Muerdo mi labio dirigiendo mi mirada a las manos entrelazadas que tengo en mi regazo, pruebo a dejar de pellizcar los bordes de mis uñas. Me rindo en el esmerado intento.

Sus palabras me desconciertan la mayoría de veces, no sé si de verdad piensa que somos una pareja de verdad, una de las que se aman con su pleno corazón, con el alma al completo. Creo que sabe perfectamente que, si estamos juntos, no es porque yo lo haya querido así. Para mí, Tommy es como una figura familiar, un hermano al que no podría ver como algo más.

No encuentro más maneras, más palabras, para decirle cómo me siento. Que su amor por mí no va a ser correspondido por que no puedo lograrlo, sus besos no causan más ganas de acercarme a él para poder volver a besarle. Cuando él aleja su mano de la mía incluso tengo ganas de meterla en un bolsillo de mi pantalón para no sentirme tan incómoda, no siento ese helado frío cuando su mano no sostiene la mía como me hacen creer en tantos libros.

Suelto un suspiro intentando comprender cómo debe sentirse él, no tengo porqué ser tan cruel con él. A fin de cuentas es la mejor persona, el mejor amigo, que voy a poder tener nunca, me comprende como nadie por más que su forma de ver nuestra relación sea diferente. Sus padres son iguales a los míos, consigue que pueda entender cada palabra que suelto por mi boca.

— No — respondo, retiro mi atención de él deseando salir del coche y volver a ser los mismo hipócritas que llevamos siendo desde que el instituto comenzó. Con Stacy encabezando al grupo y nosotros siendo lo suficiente sumisos como para seguirle el juego con cada una de sus tonterías. Tonterías que lograban causar gran daño que no merecían —. No hemos vuelto a hablar — susurro, como si quisiera recordármelo a mí también.

Tampoco tengo por que hacerlo, al fin y al cabo él se habrá olvidado de mí de la misma forma que yo lo había hecho antes de que Tommy abriera su inoportuna boca. No tenía tiempo, en realidad, de pararme a pensar en el moreno que me ayudó a traer a mi novio borracho hasta la casa de mis suegros. El que también me había preguntado por el chico a mi lado en cuanto tuvo la oportunidad de acercarse.

— ¿Quieres...? — Pregunta, no sigue con la cuestión en sí. Giro mi rostro para admirar como sus nudillos están más blancos que la leche, que su mandíbula está en tensión y su manzana de Adán sube y vuelve a bajar conforme traga saliva. Hace que, con esos gestos, me ponga nerviosa —. ¿Quieres intentar algo con él? — Termina.

Le miro sin poder creerle, esta es una de las tantas razones por las que prefiero caminar hasta llegar a mi clase. Me ahorraría más situaciones incómodas de las que estoy viviendo pues sus ojos parecen ir tan enserio que un escalofrío recorre desde el final de mi espina dorsal hasta mi cuello.

No sé cómo tomarme lo que dice, si reírme por creer que un chico como Logan Wilkinson se va a juntar conmigo o si que, por más que quisiera hacerlo, en caso de que lo hiciera, no podría lograrlo. Mis padres no lo aceptarían, están reacios ante la idea de poder conocer gente nueva. Ellos creen que terminaré casada con Tommy, con dos o tres niños correteando por su casa y felices tal y como lo sería una familia de ensueño.

Es triste pensar que, por más que les intente explicar que no le quiero de esa forma, ellos seguirán insistiendo. Arrojando la felicidad de su hija a los brazos de un chico que no sabe controlar cuanta cantidad de alcohol adentra en su sistema, sin poder recapacitar ni por un segundo que no seré feliz a su lado. No llegan a albergar en sus cabezas la magnífica y simple idea de que no lo veo más que como un amigo, un confidente.

— No podría aunque quisiera — respondo, las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas, tal y como siempre sucede siempre. Demasiado reales para ser mentiras pero bastante cortantes para tensar por completo el instante que se muestra ante nuestros ojos.

Contemplo por la ventana del copiloto en el que me encuentro como el instituto se alza, como las puertas de la muerte, sobre nosotros. Escucho el suspiro que Tommy suelta comenzando a revisar los aparcamientos libres que hay en el estacionamiento. Me parece una increíble idea para dejar de pensar en todo lo que ocurre en menos de unos minutos.

— Solo quiero que seas feliz — susurra, no puedo evitar cerrar los ojos con fuerza al descubrir las intenciones de sus palabras. Dañan mi corazón más de lo que él cree, hay veces que ni siquiera puedo soportar la intensidad de sus palabras —. Lo sabes, ¿no? — Cuestiona, vuelvo a abrir mis ojos descubriendo que el coche se detiene, que Tommy se gira hacia mí mientras miles de personas se cruzan delante de nuestro coche y comienzan a ver en su interior.

Volteo mi rostro intentando aguantar las lágrimas que luchan por salir pero nunca lo consiguen, el nudo en mi garganta se intensifica. Suelto otro suspiro acompañando el suyo intentando que el quemazón de mi cuello se disipe para que pueda hablar como es debido, sin que mi voz se rompa en el camino.

— Lo sé, Tommy — aseguro en un hilo de voz, mi tono es cada vez más bajo. Terminando por susurrar su nombre sin ser capaz de aguantar más, por mucho que quiera que las lágrimas salgan y se arrastren por mis mejillas no puedo, no logro conseguirlo. Me he hecho inmune a cualquier tipo de tristeza, como si solo pudiera sentirla en mi interior y no fuera capaz de permitir ver a los demás mis debilidades.

— Te mereces ser feliz, amor — murmura, su voz es distante mientras sus manos acercan mi rostro hasta él. Por más que deseo escapar de este momento, no volver a verle hasta que las clases terminen, cedo ante sus gestos sabiendo que él solo quiere tratarme como un amigo, porque nunca ha intentado a ir a algo más conmigo en la intimidad de nosotros mismos.

Deja un beso sobre mi cabeza, en mi cabello anaranjado que crea una cortina entre el mundo exterior y yo. Vuelvo a mirar hacia arriba en cuanto el sonido del timbre de clases suena, intento formar una sonrisa que termina convirtiéndose en una horripilante mueca, Tommy prueba a hacer lo mismo obteniendo el mismo resultado.

Salimos del coche, cierra con seguro su coche lujoso cortesía de sus padres adinerados. Se acerca a mí volviendo a protagonizar una de las tantas escenas a las cuales somos sometidos, como malditos títeres que no pueden valerse por sí mismos a no ser que tengan un dueño con el que poder obtener una personalidad. Como si eso pudiera integrarse o comprarse.

Desplazo mi vista por todo el lugar, analizando a cada persona que se acerca a las clases como si fuera el último lugar donde desearían estar, con pasos de tortuga, andares pesados y rostros alargados y cansados. Ni siquiera sé en qué momento mi mirada recae en un chico de cabello oscuro y destartalado.

Sus manos colocadas en sus bolsillos terminando de salir del colectivo que lo llevó hasta aquí, frunzo el ceño sin saber la razón por la que usa el autobús cuando, según la mayor parte del instituto, él es una de las personas más ricas y adineradas del condado. Sacudo mi cabeza olvidando cada pregunta que mi irritante mente desea encontrar respuesta, no es momento ni lugar de hacerlo.

Sin embargo, puede que me haya olvidado de ello pero mis ojos no me permiten dejar de contemplarle. Con sus ojos oscuros que me han mirado apenas un par de veces, unas bolsas negras cubriendo parte de sus pómulos entristeciendo sus facciones, aún así, más marcadas que nunca.

Se le nota... cansado. Tomo por supuesto de un mal sueño, los que a menudo debo cubrir yo con maquillaje para dar una buena impresión como la que mis padres esperan que posee. Ser la niña más guapa, con el cabello mejor cuidado, con el rostro más limpio, con la cabeza más amueblada, con el novio más perfecto. Con una vida irreal.

No recuerdo el momento en el que me mantengo tan embelesada en su rostro pero no puedo evitar que la sangre se arremoline en mis mejillas en cuanto me capta mirándole. Sus labios forman una sonrisa mientras alza su mano para saludarme, el rostro socarrón que posee no tiene límites. Giro mi cabeza con rapidez ignorando su gesto y fijándome en el suelo que, seguramente, sea más interesante que enterrar mi dignidad en el contenedor.

— ¿Alessia? — Me llama, desordeno mis pensamientos dispersándolos por cualquier lugar. Un sitio en el que esa sonrisa engreída no me acompañe al haberme pillado con mi vista posada sobre él como una fanática en busca de una firma de su mayor ídolo.

Hago un extraño sonido sin mantener durante mucho tiempo mis ojos sobre los suyos, no puedo hacerlo mientras sigo recordando la reciente conversación en el coche. Parece mentira que no me la sepa de memoria cuando siempre descubre la respuesta que le voy a brindar, no puedo hacer nada para que eso cambie.

— Stacy nos ha dicho de ir a una cafetería cerca de la playa — avisa, suelto un resoplido imaginando como él sonríe. Pasa sus brazos sobre mis hombros apegándome a su cuerpo, puedo sentir su cuerpo vibrar en una carcajada —. ¿Nunca te acostumbrarás a ella, eh? — bromea.

Le dirijo una mala mirada ante su pregunta, esa chica no es de mi agrado aunque tenga que simular ser uña y carne con ella. Ni siquiera es el estilo de amistad que busco en una personas y parece mentira que deba estar con ella a cada paso que daba. A veces — en la mayoría de las situaciones —, deseaba poder despegarme de ella aunque fueran unos malditos y esperados cinco segundos. Ansiaba que el tiempo que permanecía durmiendo sin nadie a mi alrededor también se empleara por las mañanas con ella.

— Tampoco quiero hacerlo — replico, mi tono suena más gélido de lo que esperaba. No puedo evitar sentirme incómoda cuando la cabellera morena que tanta vergüenza me ha causado hace unos segundo se cruza delante de nosotros.

Gira su rostro hacia mí, sin percatarse de la presencia de la persona a mi lado, o eso quiero creer pues la forma en la que Tommy se tensa a mi lado no es posible pasar desapercibida. Logan hace que parezca sencillo en cuanto una sonrisa se posa en sus labios y las pecas de sus mejillas se mueven como estrellas en el firmamento por su rostro, sin encontrar la posición adecuada.

— Hola, dulzura — saluda, me retengo las ganas de envenenarle con solo una mirada por haber logrado que la tensión en el ambiente se pueda cortar con unas tijeras para zurdos, las cuales deberían ser más difícil de romper en caso de que fueras diestro.

Sale fuera de mi alcance haciendo que desee que pueda escuchar el resoplido que suelto por mi boca, me percato de la forma en la que niega con su cabeza como si no pudiera creer lo que sucede a mi alrededor. Cierro los ojos con la misma fuerza que antes en cuanto escucho la fuerte inhalación del chico a mi lado, giro mi rostro hacia él descubriendo como evita mi mirada.

— ¿Te recojo a las seis en tu casa para ir? — Pregunta, asiento con la cabeza aunque no pueda verme por desviar mi vista de la suya. Parece comprender mi silencio como un sí en cuanto se acerca a mí, deja un beso sobre mi frente y se larga antes de que pueda hacer nada.

Antes de que pueda ir hasta donde está aquel chico llamado Logan para decirle lo que ha hecho con solo soltar esas palabras. Sacudo mi cabeza sabiendo que no haría eso, a pesar de desear sentirlo no puedo permitirlo. Reconozco la sonrisa que ha aparecido en mi rostro en cuanto ha soltado esas palabras, la manera en la que su sonrisa, por alguna razón que no logro comprender, ha formado la mía en unos segundos.

Maldito Wilkinson.

Creo que llego un poco tarde de subir el capitulo :$

I'm so sorry!!

Subiré el sábado también, espero, pero, sinceramente, estoy llena de exámenes y no tengo ni idea de si voy a poder. De todas formas, termino la semana que viene (si el Universo quiere) de hacer los exámenes finales de la evaluación y me dedicaré casi a tiempo completo a hacer los capítulos de esta novela y editar, si es que soy capaz, NSLTC.

Así que, thanx for waiting me. You're amazing, guys.

XOXO

NHOA

PD: ¿Habéis visto mi nuevo nombre de usuario? 8)

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