Capítulo 50. Alessia
futuro; [sust.]Que está por venir y ha de suceder con el tiempo.
La arena luce casi blanca con los pocos metros en los que me encuentro dentro del recinto, puedo sentirlos colándose en los dedos de los pies haciéndome cosquillas mientras mis manos sujetan las zapatillas que me había quitado unos segundos atrás. Logan me había llamado hace media hora para que nos encontráramos allí pero la playa era demasiado grande y las personas iban y venían del lugar desconcertándome.
Sigo con mis pies clavándose en la enorme acera hecha de arena tratando de encontrar un rostro pecoso que me haya encontrado a mí antes de yo a él. Su sonrisa por unos segundos aliviaría la tensión que hay en casa cada vez que interpongo mi presencia en ella.
Sin embargo y a pesar de mis intentos por encontrar una cara conocida de entre tantas, mi atención recae sobre una espalda que se cierne sobre las piernas de un chico. Las rodea con sus manos luciendo tan atormentado que tardo bastante tiempo, o eso me lo parece, en asumir que ese chico es mi novio y que la persona que parece estar tan entristecida es el chico de rostro pecoso que amo.
Me acerco hasta él a paso lento, puede que sea por mis pasos o por la asquerosa razón de que cada vez que levanto el pie del suelo una ola de arena se levanta y cae metros más allá pero Logan se percata de mi presencia más rápido de lo que quisiera.
Me siento a su lado inclinando mi cabeza sobre la suya para juntar nuestros labios en un beso que me sabe a poco. Sonríe como si no se diera cuenta de que ya llevo unos cuantos meses descifrando cada expresión de su rostro y que, mentirme o fingir estar bien, conmigo ya no funciona igual que lo hacía antes.
— Hola, dulzura — saluda, la sonrisa permanece en su rostro mientras levanta su brazo y coge un mechón de mi cabello pelirrojo para ponerle tras mi oreja. Contemplo sus mejillas cubiertas de esos lunares que normalmente me podrían enamorar pero que ahora se asemeja a una luz apagándose, cada vez parpadeando más y más hasta que llegue un momento en el que no aguante y pierda todo su brillo.
— Hola, amor — respondo dulce.
Apoyo mi cabeza sobre su hombro reconociendo que no tendrá ganas de hablar hasta pasados unos minutos. Logan no suele ser tan abierto como para contar lo sucedido al momento en el que llegue y me encanta porque deja un beso sobre la coronilla de mi cabeza y nos permite a los dos relajarnos de cualquier cosa que pueda ocurrir dentro de unos minutos.
Me gusta esto. Entrelazar nuestras manos y dejar que el tiempo pase como si no tuviéramos prisa porque de verdad puede llegar la noche y mi corazón se encontraría en calma enlazado en perfecta sincronía con el suyo.
— El entrenador me ha llamado para hablar conmigo — comenta tras unos minutos, me incorporo sobre mí misma chocando con sus hermosos ojos pardos que dejan de tener esa luz de cada día. Esa que te alegra el alma hasta que te duele el pecho —. Me ha dicho que varias universidades están interesados en tenerme en sus equipos.
Sonrío, pero no parece que él esté feliz por ello —. ¿Eso es bueno, no?
— Sí, claro — agacha la mirada contemplando nuestras manos entrelazadas. Descubro que busca una distracción para lo siguiente que va a decir cuando comienza a trazar figuras abstractas en el dorso de mi mano con las yemas de sus dedos —. Pero no puedo aceptarlo — sentencia.
Me quedo callada sopesando su respuesta, sé que necesita más tiempo para terminar de contarme lo que se le está pasando por esa estúpida cabeza suya al no aceptar una de esas posibilidades que seguro que son increíbles. Aún así, puedo tener una ligera idea de la razón por la que no consigue estar feliz por ello.
— Mi padre está enfermo, Alessia — me explica, cuando levanta sus ojos, me sorprende y me entristece la enorme cantidad de desesperación que poseen —. ¿Cómo se supone que voy a cuidar de él y a no permitir que se gaste los ahorros del mes en algo que no es pagar el alquiler? —bufa —. No puedo simplemente largarme y hacer como si no estuviera dejando a mi padre en la quiebra.
Lo observo fijamente por lo que parecen los minutos más largos de la historia, su atención vuelve a estar de nuevo en algún lugar donde el cielo permite al mar reflejarse en su transparente agua salada. Dejo escapar un suspiro reconociendo que lo que yo piense no será lo mismo que lo de él.
— ¿Qué universidades son, Logan?
Vuelve a enfocar sus pupilas en mí, una sonrisa irónica escapa de sus labios.
— Me quieren en Princeton — susurra —. Y el entrenador me ha dicho que en Stanford puedo conseguir la beca completa si acepto.
— ¿Has hablado con tu padre de esto? — interrogo, ahora mismo unas inmensas ganas de golpear a John se apoderan de mí, parece mentira que él está dejando que su propio hijo sea el que lleve las riendas de una vida que no debería. Logan no tendría que estar haciéndose cargo de una persona de cuarenta y pico años que ya se supone que debe tener un sentido común que no posee.
Suelta una risa amarga —. Ni siquiera he aparecido por casa — murmura —. Quería hablar contigo primero.
Cierro los ojos y apoyo mi cabeza sobre su hombro. Debería alegrarme de ser la primera persona a la que le habla y le confiesa lo que le han dicho, me gustaría hacerlo de verdad. Sin embargo, el que no le esté plantando cara a su padre me hace saber que ya tiene una decisión tomada y que, simplemente, me la está comunicando antes de que sea demasiado tarde.
— ¿No vas a aceptar ir con ellos, verdad?
Se remueve incómodo en la arena, respira fuerte por la nariz antes de comenzar a hablar —. ¿Qué otra cosa puedo hacer, dulzura? Sería incapaz de dejar que mi padre se quedara borracho en la cuneta mientras yo estoy disfrutando como un colegial del tiempo que paso en la universidad.
Me vuelvo a incorporar sobre mí misma, esta estúpida forma del padre de Logan por hacer que él se sienta con el deber de cuidar de él hasta tal punto de perder su futuro, debe terminar. No tiene por que tirar por la borda toda su vida por que su padre posee la suficiente inmadurez como para permitirlo.
— No me vengas con eso, Logan — espeto, mis ojos miran feroces los suyos con la intensa intención de que descubra lo que le deseo transmitir con ellos —. La universidad es un tema demasiado serio como para que incluso tu propio padre tenga decisión sobre él. Quieres cuidar de él, de acuerdo, me parece perfecto. Pero no mires un día hacia atrás y odies a tu padre por no haberte permitido ir a la universidad a la que deberías haber ido por que solo entonces es cuando tu padre te habrá perdido de verdad y tú te habrías perdido con él.
Pestañea aplanando los labios, distingo esas minúscula gotas de agua cubriendo sus espesas y casi negras pestañas, cada vez más cerca de caer al precipicio.
— No puedo dejarle, Alessia. No puedo simplemente ver como se hunde en la miseria mientras yo no hago nada — cierro los ojos.
— Habla con él, amor — susurro, me niego a ver como sus ojos se vuelven rojos, como el alma se me rompe en dos de ver la batalla interna que posee entre su familia y su futuro. Eso ni siquiera debería ser una guerra que afrontar —. Tu padre ha estado demasiado tiempo acomodado en el sofá con la cerveza en su mano y una bolsa de monedas en la otra con la intención de gastarlas a la primera de cambio. Es hora de que vuelva al mundo de los sobrios.
Me espero en silencio, puedo sentir su respiración descompasada cerca de la mía, soltando las palabras que cree necesarias y aspirando cada consejo que consigo brindarle. Abro los ojos sorprendida cuando sus grandes manos rodean mi cintura y me alzan con facilidad y algo de ayuda de mi parte hasta caer sobre su regazo, con las piernas a cada lado de su cadera.
Sus brazos abrazan mi delgado cuerpo. Contemplo maravillada las pecas que vuelven a revitalizarse con ese intenso color marrón, como si un artista hubiera deseado espolvorear el pincel para recrear ese maravilloso dibujo trazado en su rostro. En el primer instante en el que sus labios tocan los míos y mis dedos se hunden en las hebras de su cabello, siento una inmensa paz que me acompaña.
Nuestras lenguas se entrelazan tratando de conseguir la victoria, de brindarnos el uno al otro el amor que nos tenemos y de demostrarlos en la delicadeza de cada beso y de cada caricia. Para cuando contemplo su boca tomando un color rojizo y sus ojos observarme con tanta dulzura y tanto cariño una hermosa calidez me atrae de nuevo hacia él.
— ¿Sabes que te amo, verdad? — murmura.
Mis dientes se visibilizan con la mínima mención de esa palabra, nunca negaré el torbellino de emociones que esa frase me hace sentir. Menos aún la manera en la que sus ojos brillan cuando la pronuncia y en la que mi corazón hace estallar mi pecho como si fueran fuegos artificiales en un espectáculo nocturno.
— No más de lo que yo lo hago.
Con eso, sus manos vuelven a sumirse en mi piel desnuda por debajo de la camiseta volteándose como si se tratara del objeto más ligero del mundo y colocándome debajo él. Corrientes eléctricas invaden cada uno de mis sentidos. Pruebo sus labios pareciendo que fuera la primera vez que nos besamos, muerdo con necesidad su labio inferir provocando que un gruñido escape de su boca y que nuestras lenguas se reencuentren.
— ¿Cómo lo haces? — pregunta, su frente se apoya sobre la mía y debo retener el impulso de volver a besarle y olvidarme de que estamos en una playa pública, donde la gente pasa por la calle, y que el sol está comenzando a ponerse en el horizonte. Es simplemente él. Él y sus hermosos y sabrosos labios —. Consigues ponerme al límite en unos segundos y de no ser porque estamos en la arena y porque las personas comienzan a mirarnos, tomaría todo de ti sin pensarlo dos veces.
Sonrío enternecida, una sonrisa poco impropia cuando mi piel también arde al notar sus manos me tocan o cuando sus labios están sobre los míos. Acuno su rostro con mis manos, deleitándome de la manera en la que su boca me vuelven a besar dulcemente y me llena de amor.
Jamás podría haber dicho que este año me iba a encontrar a la persona más maravillosa de mi vida, la que me abriría los ojos ante el mundo y con el que confesaría lo que tanto tiempo llevaba reteniendo en mi alma. De plantarle cara a cualquier persona que se atreviera a retenerme con unas esposas como si fuera de su propiedad o a inculcarme unos ideales que no creo.
Nunca llegué a creer que esa persona se haría llamar Logan Wilkinson, el chico al que estereotipaba como el mayor mujeriego de la historia, de familia adinerada y mimado hasta las trancas. Resultó ser que todo lo que yo tachaba de él, era totalmente lo contrario y que, además, se atrevería a amar a una persona que cumplía todos los requisitos como para ser la mayor tiquismiquis de la historia.
Pero siempre tendré la certeza de que, gracias a ello, a idealizar a una persona, a joderla durante una temporada y a descubrir todo de él durante otra, he conseguido el mayor regalo que me pueden hacer. El de amarse a sí mismo y lograr que otros te amen por ello, por ser quien eres, por luchar para ser la persona en la que quieres convertirte para el resto de tu vida.
Todo gracias a él.
— ¿Logan? — interrogo, su rostro se encuentra con el mío, al parecer, no se han separado en ningún momento. Simplemente con la mirada del uno sobre el otro, pensando en mil cosas y a la vez en nosotros juntos. Hace un sonido con su boca sonando a una invitación para que comience a hablar.
— Te amo.
Sonríe.
— No más de lo que yo te amo, dulzura.
¡NUEVO CAPÍTULO! :3
Alessia siendo portavoz de nuestras plegarias, espero que os agrade.
No suelo decir muchas cosas por aquí y la verdad es que no he hecho nada demasiado interesante (¿vosotros?). So, I think that's all.
¡Pregunta Random!: ¿Personaje al que sacaríais del libro?
¡Pregunta Random 2!: ¿Qué creéis que hará Logan?
¡Besos y XOXO!
NHOA
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