"La vida está hecha de días que no significan nada, y de momentos que significan todo"
Los minutos que transcurren desde el primer momento en el que conduce Logan hasta casa de Tommy se hacen demoledores. Se nota la más mínima tensión que hay en el ambiente a pesar de que Tommy no está para nada en buen uso de sus facultades mentales justo en este momento. Me pongo tensa con la simple mención gangosa de mi nombre en sus labios
Logan no está mucho mejor que yo, quiero alargar la mano y entrelazar nuestros dedos por encima de la palanca de cambios. Sin embargo, cuando echo un vistazo hacia él por encima de mi hombro, lo descubro apretando la mandíbula con tanta fuerza que temo sobre si los dientes se le van a salir de sus encías.
Me mantengo callada todo el tiempo que dura el trayecto. Tommy, en algún momento del camino, se queda dormido como un tronco y no puedo evitar sentirme aliviada ante ello. Saber únicamente que iba a estar diciendo mi nombre o hablando de cosas ininteligibles me mata por dentro, tanto por él mismo como por mi hermoso chico conduciendo hasta un lugar lejos de sus amigos por mí.
¿Cómo no enamorarse de él cuando hace actos tan tiernos y preciosos?
Incluso, en el más recóndito lugar de mi alma, siento esa chispa que se enciende y se mantiene todo el tiempo que está a mi lado. Hasta cuando se va, la siento más tenue pero igual de significativa. Es como una voz, una llama de fuego, que me dice en un susurro Tú lo quieres más de lo que te crees, acéptalo de una vez.
No tengo ni la más mínima intención de negarlo cuando sé que es verdad y yo misma lo he admitido. Pero la duda de que él no esté igual que yo brota en mi mente, sellando mis labios para impedirme confesárselo.
Maldita conciencia.
— ¿Dulzura? — me llama una dulce voz a mi lado. Enfoco mi vista en mi pecoso chico, entreabro los labios mirando desconcertada a mi alrededor. No me he dado cuenta, ni se me ha pasado por la cabeza, que ya estamos en frente de la casa de Tommy.
Frunzo el ceño sorprendida.
— ¿Aún te acuerdas de la casa de Tommy? — cuestiono. Esboza una sonrisa de boca cerrada, se lleva la mano a su castaño cabello tratando de hacer disipar el nerviosismo. Se encoge de hombros y me es imposible no imitar su sonrisa cuando responde.
— Me sé todo lo referente a ti, dulzura — confiesa —. Aunque eso signifique tener en mi cabeza la dirección de tu ex novio alcohólico que no hace más que joderte la vida — responde, la resignación está empapada en cada fracción de su rostro y se me hace difícil disipar la decepción que me embriaga. No hacia Logan, sino a lo que le hago sentir haciendo las cosas que hago.
— Tiene problemas, Logan — le defiendo —. No sabe lo que está haciendo y...
— No me vengas con esas, dulzura — interviene, dejo de mirar mis manos destrozadas y llenas de padrastros y sangre seca para fijar mi atención en él. En sus ojos se instala la determinación y el coraje más intenso y feroz que he visto nunca en él —. Él es el único que decide si emborracharse hasta casi no poder permanecer de pie y joder su vida y la de las personas que le tienen cariño por tener que estar salvándole el puto trasero — espeta.
Sale del auto antes de que yo pueda decir una palabra y, dando un portazos, me calla la boca. Inhalo una gran cantidad de aire necesitando aguantar las lágrimas que se avecinan en mi interior pues sé que, una vez comience, no podré volver a parar. Comprendo que Logan no se lleve bien con Tommy, y que puede que piense que me está jodiendo la vida, pero no podría vivir ni un solo segundo sabiendo que no estoy haciendo nada por salvar a las personas que amo.
Si hubiera sido mi padre el que estuvieran así, habría hecho lo mismo. Si hubiera sido mi madre, estaría en las mismas trece. Y si, por casualidades desgraciadas del universo, Logan hubiera estado en su estado, no se me habría pasado ni por un segundo por la cabeza la idea de ignorarlo y seguir con mi vida como si nada.
Tomo un par de respiraciones más antes de salir del coche, Logan me espera fuera a la espera de que le diga qué hacer. La tensión en su espalda sube hasta sus hombros y después se visualiza en su mandíbula y en su cuello donde una pequeña pero visible vena palpita conforme la sangre pasa.
— ¿Me ayudas a sacarle del coche? — pregunto con un nudo en la garganta. Clava su mirada en mí, con el arrepentimiento y la molestia tiñendo su expresión. Quiero decirle que no pasa nada, que tiene razón en lo que ha dicho y que no puedo hacer nada por remediarlo ni aunque quisiera. Pero las palabras no salen y yo tampoco las obligo a que lo hagan.
— Por supuesto — murmura.
Nos cuesta sacarlo del coche y llevarlo de vuelta al mundo de los sobrios. Con suerte consigue negarnos que sus padres están en casa cuando le preguntamos y la tarea de sacarle las llaves del bolsillo delantero hace que Logan resople. Por esa regla de tres, cuando su cuerpo toca la cama y una pequeña maldición escapa de los labios de Tommy, el alma se me cae a los pies.
Sus ojos están cerrados volviendo a entrar en su séptimo sueño, se agarra a las mantas luciendo como un niño pequeño en busca de atención y me siento como la mierda al ver que sigue con la misma ropa que esta mañana y que el día anterior. Ni siquiera para cambiarse puede estar sobrio y el saberlo hace que me note aún peor.
Niego con la cabeza con la decepción inundando cada mínimo átomo tanto externo como interno. Me volteo sobre mis talones forzando a dibujar una sonrisa en el rostro para Logan, se acerca a mí al instante poniendo un brazo sobre mis hombros y permitiendo que me apoye en él. Deposita un beso sobre la cima de mi cabeza recordándome la razón por la que esa palabra que empieza por A no comienza a verse como un tabú.
La realidad me golpea en la cara cuando estamos a segundos de entrar al coche, mi corazón se detiene junto con mis pasos. Miro el reloj en la muñeca de Logan y cierro los ojos cuando el número tres es el único que capta mi atención.
Las tres de la mañana. Mañana hay clases. Mis padres me van a pegar una bronca de la hostia como no aparezca por casa. Y, como si eso fuera poco, como me vean con Logan me van a castigar como si siguiera siendo una niña pequeña, solo y únicamente porque, mientras viva bajo su techo, se hará lo ellos digan.
— ¿Qué pasa, dulzura? — pregunta, con un nuevo tipo de tacto que roza lo cauteloso.
— No puedo volver a casa — escupo, su ceño se frunce. Hoy es un día de mierda y me niego a hacer que sea aún peor —. Como llegue a casa ahora, me va a caer una bronca de los mil demonios, Logan — susurro, con la voz a punto de que se me rompa. Inhalo —. Si llego a casa contigo, me van a matar y no quiero soportar más esta noche. El hecho de entrar a esa casa, me agobia. No quiero ni pensar lo que me van a decir cuando llegue — murmuro.
Posiblemente esté haciendo un drama de todo esto, seguramente mis padres estén durmiendo en la cama y ni siquiera se enteren de lo que estoy haciendo. Pero, por alguna injustificada razón, una intensa depresión se instala en la boca de mi estómago y me obliga a creer que no aguantaré así ni un segundo más.
La indecisión cruza por los ojos de Logan recurriendo a un abrazo de él cuando sostiene mi mano y me acerca hasta estar con mi cabeza escondida en su pecho. Unas asquerosas lágrimas empañan mi visión y se quedan retenidas en mis pestañas cuando cierro los ojos. Hipo sin controlarme ni por un segundo, no puedo lidiar demasiado con mis sentimientos últimamente.
— No llores, amor — susurra, lo que solo provoca que sienta más peso en mi cuerpo. Su dulzura me lleva a un paraíso y al mismo tiempo a un abismo del que se me hace imposible salir —. Te quedarás en mi casa esta noche — sentencia, hay una total convicción en su voz y es lo único que me hace levantar la cabeza para observarle.
— No quiero ser una carga — susurro, parezco una niña pequeña contradiciéndome a mí misma cuando lo que de verdad quiero es que sus manos me acaricien y que sus labios depositen un beso sobre mi nariz para transmitirme que todo irá bien y que para ser feliz primero hay que sacrificarse un poco.
Él sonríe.
— Nunca serías una carga, dulzura — habla. Tal y como si se tratara de una sesión de yoga, sus palabras logran calmarme hasta niveles insospechables.
— ¿No molestaré a tu padre?
Forma una sonrisa ladeada.
— Lo último que puede hacer mi padre ahora mismo, es enfadarse — responde. Y con esas palabras que crean mil preguntas en mi cabeza, se sube al coche no sin antes abrirme la puerta y esperar a que entre. Tampoco puedo negar que esa simple acción me derrite el corazón.
El viaje de ida a la casa de Tommy es igual de callado que el de camino a su casa. Me siento con la obligación de no decir ni una sola palabra pues nunca se me ha dado bien expresarme. Menos aún cuando se tratan de sentimientos amorosos, entonces ya puedes tirarte por un barranco porque no voy a decir nada.
Pienso en cada manera que hay para dejar escapar libremente lo que creo que siento. Podría coger el móvil y ponerle un mensaje y justificarme por mi repentina falta de voz, pero eso es una mierda de confesión y no lo haría por nada del mundo.
Mis ojos están clavados en el paisaje, me obligo a que, tras bajar, lo mejor que puedo hacer es hablar con él. Decirle que me siento más que agradecida por haberme ayudado, que empiezo a sentir por él sentimientos que nunca creí que aparecerían cuando el curso empezó y que el simple hecho de pensar que le he fastidiado todo después de esto me rompe.
Cuando nos paramos enfrente de un barrio en el que no se habla por su increíble fachada y por lo que desprende, miro a Logan. Paraliza su atención en mí durante unos segundos antes de entreabrir los labios y mirar hacia otro lado.
— Esto no es un palacio como el tuyo, dulzura — susurra.
Vuelve a hacer lo mismo que antes, me deja sola a la espera que baje sin que ni siquiera pueda decir lo que pienso de esto. De acuerdo, parece una completa mierda estar viviendo a aquí pero conozco a Logan lo suficiente desde estos meses que sé que, si está en este asqueroso lugar, no es por decisión propia ni por desear de verdad estar aquí.
Salgo del coche pisando sus talones, le noto tan ausente que tengo miedo de decir una sola palabra y yo tampoco es que esté demasiado animada como para pronunciar cualquier frase. Así que inspiro todo el aire que puedo y le sigo por las escaleras, porque el ascensor tampoco es del agrado de ninguno de los dos.
Solo cuando entro a su casa y descubro el papel casi caído de las paredes y el horrible hedor del sudor y de la cerveza mezclado, me permito relajarme. Por más extraño que suene, por más mierda que puedan tener las paredes de esta casa y el asqueroso olor que desprende, me siento en casa. Por que Logan está conmigo y no tengo que llevarme ninguna bronca. Es justo en ese momento, cuando me armo de valor y me enfrento a un chico que inspecciona cada partícula de mi rostro.
— No me importa donde vivas — espeto, vuelvo a agarrar una bocanada de aire cuando él esquiva mi mirada y en sus ojos se distinguía hace unos segundo una mirada de arrepentimiento, lástima y decepción que estoy segura de que iba dirigido a sí mismo. Eso es lo que él siente y no debería ser para nada así —. No me importa que vivas en esta casa, ni tampoco en una mansión con servicio doméstico y un perro en el jardín — aseguro, me acerco a él eliminando la distancia que nos envuelve —. Por mí podrías vivir debajo de un puente y estaría feliz, Logan.
Eso consigue sacarle una sonrisa. Me doy unas palmaditas en la espalda mentalmente alegrándome de mi triunfo.
— De hecho, me gustan las casas pequeñas y que tengan el aroma y el calor del amor de una familia — confieso —. Porque, el que tú vivas aquí, no dice nada de que seas la persona más tierna, cariñosa, simpática e increíble del planeta, Logan — aseguro —. Podría estar contigo en un barranco y estaría feliz por estar contigo, en tus brazos. No quiero una mansión para estar contigo, te quiero a ti, solo eso — aseguro —. No me importa nada más que tú.
Lo que siento después rompe las reglas del destino porque sus labios chocan con los míos y me balanceo para poder sostener mi propio peso. Es una suerte que Logan envuelva sus manos en mi cintura y me apriete a él cuando su beso se vuelve agresivo y demandante. No descarto la posibilidad de que esta ferocidad solo dure unos minutos pero, por más que lo intento, un calor agonizante y embriagador se extiende por todo mi cuerpo.
Por cada centímetro que sus dedos recorren mi piel una llama se enciende, nuestras lenguas se enredan y no reconozco hacia donde caminamos. Logan parece saberse bastante bien cada parte de su casa incluso cuando sus ojos están en todas partes menos en el suelo del apartamento y sus manos tratan de coger el dobladillo de mi camiseta y levantarlo.
No reconozco lo que este chico hace conmigo pero cuando vuelve a besarme con esa necesidad, me olvido de todo lo demás y me centro en las maravillas que su boca y sus manos me hacen sentir. Mi corazón late desbocado y estoy a punto de soltar lo que mis sentimientos luchan por decir mediante palabras. Me ofusco en lo que me hace sentir y no soy capaz de hacer otra cosa que no sea eso.
— No sé como puedes estar conmigo, dulzura. Eres increíble... — susurra volviendo a poner sus manos sobre todo mi cuerpo —. Y además hermosa—. Sonrío siendo la chica más feliz de este maldito universo.
— Eso debería decirlo yo, amor.
Me vuelve a besar con ese amor y ese cariño y olvidamos las palabras para centrarnos en lo que de verdad importa. Mis vaqueros están en el suelo un segundo después.
Su ropa es lo siguiente en ensuciar el suelo.
¡CAPÍTULO SUBIDO UN PELÍN TARDE PARA MÍ PERO BUE!
Espero que os guste( ͡° ͜ʖ ͡°)
No tengo muchas cosas que decir, la verdad es que últimamente me duele la cabeza y creo que es por la falta de café en mi organismo (maldito café adictivo).
¡PREGUNTA RANDOM!: En caso de volver a poner las preguntas para los personajes... ¿quiénes contestaríais?
Besos y XOXO
PD: Es triste que en el anterior capítulo casi no hubo comentario, solo tenéis que darle al bocadillo que hay en la barra de abajo.
PD2: Tampoco voy a obligarles pero, sed caritativos conmigo porfaplis...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro