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Capítulo 40. Alessia

acostumbrarse; [verbo] Adquirir o hacer adquirir un hábito o costumbre.

Camino como una maldita muerta viviente por los pasillos del instituto rezando por que las luces bajen de intensidad y no me deslumbres con toda su potencia. Me quejo cada vez que los estudiantes se chocan conmigo y me mandan tres metros más atrás. Eso por no hablar de las hermosas palabras que han aprendido a pronunciar.

Parece una marabunta de la que no escaparé en la vida.

Malditos maleducados.

Me retiro el cabello de la cara dejando huir un bufido, mis ojos se abren más pronto de lo que esperaba y se me escapa un bostezo. Debo decir que no dormir las horas que se necesitan es una mierda, más aún si es la causa de estar toda la noche desvelada es por hablar con cierto chico que conseguía hacerme creer que no dormir era la mayor de las maravillas.

No mentía.

Una sonrisa escapa de mis manos, me duelen las mejillas de sonreír tanto y más aún de saber el causante de ella y la razón pro la que estoy a punto de rogar por una cama.

¿Es normal sentir todas estas sensaciones? La sensación de estar bajando una montaña rusa, cuando tu estómago siente un cosquilleo que no se termina hasta que estás en terreno bajo, y la euforia de cuando terminas y quieres volver a subirte. Me subiría mil veces en esa montaña rusa si puedo seguir con las mismas sensaciones una y otra vez.

Llego hasta la puerta de mi taquilla y la abro con las manos temblando levemente. Ya ni abrir el casillero puedo sin pensar en sus pecas, en sus ojos, en su boca y en su sonrisa.

Joder. Otra vez no.

Saco los libros que necesito para las próximas clases, dudo mucho que pueda ver a Logan por la mañana a no ser que aparezca ya mismo. Las clases empiezan dentro de unos minutos y no he tenido ni la más mínima señal de vida de su parte.

Eso le pasa por pasarse hablando conmigo hasta por la mañana.

La emoción se evapora unos cuantos litros, esperaba de verdad poder encontrarme con él y llegar hasta clase con él sosteniendo mi mano. Por más que no quiera parecer una chica melosa, necesito besarle.

Me encojo de hombros mentalmente aceptando que no va a venir hasta bien pasada la mañana. El capullo puede saltarse las clases si así lo quiere porque sus padres no le van a decir nada. Y yo ampoco voy a ponerme a llorar como una niña porque su chico no viene. Suelto un suspiro anticipando el momento.

Cierro la puerta de la taquilla. Profiero un grito ahogado cuando unas manos se ciernen sobre mi cintura y unos labios se posan sobre mi cuello dejando un beso sobre la piel expuesta. Me obligo a no soltar un jadeo y muerdo mi labio inferior reteniéndolo en mi garganta.

— ¿Pensabas que me quedaría en casa, dulzura? — cuestiona subiendo sus besos hasta la parte trasera de mi oreja. Hago un sonido extraño con la boca deseando poder encontrar mi voz para asentir a la pregunta —. No he podido dejar de pensar en volver a verte — susurra.

Giro mi cabeza esperando ver sus ojos y esa mirada brillante que se le forma cuando me mira. Cualquier tipo de inseguridades se escapan de mi cuerpo al ver esa preciosa y cariñosa atención en mí que, lejos de intimidarme, me llena de amor.

No intervengo cuando me sorprende posando sus labios sobre los míos, me volteo sobre mis talones sosteniendo su nuca entre mis manos y acercándolo más a mi cuerpo. Clava sus dedos en la piel libre de ropa situada en mi cintura, una oleada de placer invade cada partícula de mi cuerpo mostrando algo más que solo calor.

La falta de aire nos obliga a separarnos, las yemas de sus dedos me hacen estremecer y ambos sabemos que no podemos seguir así. Explotaré como ese simple tacto siga más tiempo en mi piel y sus labios moldeen los míos como si fuera arcilla.

— Por fin puedo ver esos ojos — susurra, mi respiración se entrecorta al mirarme. De no ser porque sus brazos me sostienen, me habría derretido en ellos. Esboza una sonrisa que me hace perder el equilibrio y olvidarme de cualquier pequeña palabra que fuera a decir.

— Hola — murmuro, me sale una especie de chillido que para nada es mi voz. Logan ríe y ruedo los ojos extinguiendo el nerviosismo que cala mi organismo.

Deja otro beso en mi sien cuando voy a voltearme para cerrar la puerta del casillero, el timbre suena irritándome a más no poder. Suelto un bufido colocando correctamente los libros que quedan en la pequeña estantería.

— ¿Qué tal te fue con tus padres después de que me fuera? — pregunta jocoso. Le lanzo una mala mirada que se disipa al sentir el tacto de su mano enlazándose con la mía. Sacudo la cabeza reconociendo que este chico me ha hecho perder la cabeza más veces de las que puedo contar con los dedos de las manos y de los pies.

Me encojo de hombros notando una pequeña piedra que me impide expresarme en mi garganta, las caricias que Logan comienza a trazar en el dorso de mi mano me tientan a sonreír. Porque sabe lo que está sucediendo en mi pecho ahora mismo y está tratando de hacerlo desparecer. Está más conectado con mis estados de ánimos de lo que yo creía.

Carraspeo.

— Se molestaron de que tuviera la televisión tan alta — explico irritándome el estúpido desencadenante que nos llevó a los gritos —. Pero tranquilo — aviso mirándole —, no se enteraron de que estuviste en casa — aseguro.

Después de aquella sesión de besos —y algo más— que no quería para, a los inoportunos de mis padres se les ocurrió llegar a casa y fue la primera vez que di gracias al cielo por habernos comprado una casa en la que solo tienes que dar un pequeño salto desde la ventana para tocar la hierba. Para Logan, con su enorme cuerpo y lo que hace para estar en forma , saltar esa pequeña distancia fue pan comido. Agradezco a cualquier persona que me dé suerte allá arriba por haberme dado ese voto de suerte.

— ¿Entonces por qué narices se enfadaron? — pregunta más molesto que confuso. Ruedo los ojos y chasqueo la lengua un segundo después.

— Volvieron a decirme que no hacía bien saliendo contigo — confieso, no quiero que sienta que estar con él supone estar cabreada con mis padres. Es así, de acuerdo, pero estoy en mi deber de salir con la persona que considere necesaria y ni mis padres ni nadie tiene derecho a obligarme a hacer algo que no quiero.

Pero Logan no piensa así. Su cuerpo se pone tenso, permanece con la boca cerrada el tramo que queda hasta llegar a la clase que me toca y sus dedos, por más incómodo o molesto que esté, no dejan de acariciar mi mano. Esta vez con un tacto más lejano, más lento, que antes.

Suelto un suspiro y abro la boca.

— Debería conocer a tus padres — escupe deteniéndome.

— ¿Qué? — interrogo, el impacto de su confesión me toma por sorpresa y parpadeo un par de veces esperando escuchar que han sido solo imaginaciones mías y que no acaba de decir lo que creo que ha dicho.

— Si tus padres me odian es porque creen que nunca llegaré a ser tan bueno como el estúpido de Rodgers — masculla, le reprendo con la mirada a pesar de que una oleada de ternura me está embriagando hasta las trancas —. A lo mejor, si les hago ver que tengo planes de futuro en los que tú eres una de mis prioridades, dejan de darte la brasa con que cortes conmigo — se explica confiándose, me llena de esperanzas a pesar de que sepa que lo que dice sería un milagro que no se cumplirá en la vida.

— ¿Tienes planes de futuro conmigo? — interrogo, de todo su discurso, esas palabras se adentran en mi alma y se unen con pegamento en él. Frunce el ceño.

— ¿No te pareció suficiente el espectáculo que hice ayer para saber que quiero estar contigo todo el tiempo que considere necesario? — cuestiona —. Por que, si aún no te había entrado en esa cabecita tuya, deberías saber que vas a estar un buen período de tiempo aguantándome — asegura. Me lleno de amor y me pongo delante de él.

Sus labios resultan realmente apetecibles cuando dice todas esas cosas. Me hace sentir en casa, segura de mí misma. Y me encanta.

Él me encanta.

— ¿Entonces qué? — pregunta cuando nuestro labios no se tocan, una sonrisa cubre su rostro —. ¿Preparo un discurso para tus padres? — vuelve a interrogar, mis labios se crispan cuando su piel se estremece por mis dedos acariciando su nuca.

Río. La manera en la que un precioso y casi imperceptible tono rojizo cubre sus mejillas me hace derretir. Permanezco unos interminables segundos contemplando sus ojos deleitándome de ese hermoso brillo que llena el color verdoso de sus ojos.

Sonrío.

— Creo que de momento necesitas que las cosas se calmen un poco para que vengas — declaro, a pesar de que quiere hacerme creer con la expresión de sus ojos que no le gusta mi respuesta, la calma que llega a sus hombros provoca que ese gesto culpable por hacerle sentir mal en mi pecho, desaparezca.

— ¿Cuándo va a ser eso, dulzura? — pregunta —. Tengo que comenzar a ensayar lo que tengo que decir y que me tomes de imprevisto no es una buena idea — confiesa sonriendo —. No soy bueno improvisando — apunta.

— Vendrás cuando mis padres no piensen que eres una escoria que solo quiere aprovecharse de lo que verdaderamente te interesa — intervengo, su mirada se torna de un tono desafiante.

— ¿Y qué se supone que es lo que realmente quiero? — cuestiona, no me deja hablar cuando vuelve a tomar la palabra y coloca un mechón de pelo tras mi oreja. Mi respiración se entrecorta —. Por que lo único que pasa ahora mismo por mi cabeza es que quiero estar contigo hasta que te canses de mí y reconozcas que no soy un buen partido. Porque quiero disfrutar cada día que tengo contigo antes de que me hagas perder aún más el alma por ti.

— Pues deberás acostumbrarte — repito al igual que ha hecho él antes —. Por que vas a pasar un buen período de tiempo soportándome — sonrío, las comisuras de sus labios no retienen la tentación de imitar mi acción.

No encuentro el momento en el que Logan Wilkinson haya sido tan dulce, ni que yo pudiera dejar escapar ese espíritu romántico que nunca había aparecido. Tampoco recuerdo absolutamente nada de lo que pasó después de que yo le besara y nos sumiéramos en una burbuja de expectaciones cumplidas a la perfección.

Solo me acuerdo de que sus labios saben a menta.

Y de que ya ha pasado casi la mitad de la clase para cuando nuestros labios se separan.

Puede que hacer pellas de esta manera sea incluso hasta productivo.

Sin duda, tengo razón en que los dos deberíamos acostumbrarnos a estar juntos.

¡SEGUNDO CAPÍTULO DEL DOMINGO!

Espero que os haya gustado, las preguntas aún siguen ahí arriba, en el capítulo 37 o 38, creo. Estaré esperando hasta uqe hayan más para hacer un capítulo con ellas así que, *inserte voz de anuncio* ¡¿a qué esperan?! ¡Participen!

¿Vosotros cuándo cogéis las vacaciones! Yo el 27 ya tengo vía libre para escribir cuanto me plazca.

No tengo mucho más que decir así que...

¡Besos y XOXO!

 N H O A

¡Pregunta Random!: ¿Vosotros queréis que Logan conozca a los padres de Alessia o no?

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