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Capítulo 4. Alessia

"No temas equivocarte, hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas."

  — Charles Chaplin  

Me estaba divirtiendo más que nunca, tenía unas increíbles ganas de carcajearme solo con ver como el maravilloso y caliente Logan Wilkinson se mostraba tan reacio a dar su brazo a torcer contra los ligues de Stacy. Esa chica era literalmente estresante si se lo proponía y, estaba mostrando sus más inimaginables maneras de ligar con alguien que no pensaba siquiera en dirigir una mirada hacia ella.

Mucha suerte tenía Stacy de que él le contestara a sus estúpidas preguntas para coquetear.

Miro más allá del hombro de Logan, donde la puerta del pasillo se encuentra cerrada y poca gente camina por el pasillo. Es nuestra hora de entrar pero un sentimiento de malestar se posa sobre la boca de mi estómago impidiéndome tragar saliva de forma liviana. No poder ver a Tommy me preocupaba, hacía tiempo que no presenciaba una llegada tarde al instituto de su parte.

Normalmente estaba ligado a que sus padres le matarían como estuviera un minuto tarde en el aburrido sermón que el profesor nos brindaba. Demasiadas pocas veces le he visto sin poder venir a sus clases a tiempo por su simple beneficio mental y físico. Mis padres estarían del mismo bando si se trata de no asistir al instituto, aunque estuviera enferma, aunque el cáncer atacara mi cuerpo me impondrían unas clases para no perder nada de conocimiento, para no ser inferior a otras personas de mi misma edad en cuestión de estudios.

Vuelvo a dirigir mi atención a la pareja que menos colisionaría en el universo. Stacy intenta sostener su brazo de una inútil forma que solo logra que Logan quiera alejarse, Stacy quiere entrelazarlo pero es Logan quien se encarga de descruzar sus brazos de algún modo. Sonríe forzado mientras prueba por retirarla de sus manos de modelo. Stacy termina rindiéndose aún con la sonrisa permanente en su rostro, como si no le importara. Ella abre su boca cuando decido que ya es momento de dejar de arrastrarse.

— Logan — llamo, el susodicho se gira a mirarme. Forma una sonrisa ladeada como si agradeciera que quitara a Stacy de su lugar, quiero reír con solo ver como lucha contra los agarres de la morena —. Ha sido un placer conocerte pero tenemos que entrar a clase — hablo, asiente mirando sobre su hombro. No hay ni un alma en el pasillo donde nos encontramos y nosotras, al menos yo, tampoco deberíamos estar justo aquí.

La resistencia que Stacy insiste en conservar no sirve de nada cuando mis ganas de entrar al salón y salir de esta situación incómoda que intento evitar con todo lo que tengo supera a la opción de permanecer aquí. No puedo seguir mirando como, la persona con la que hablaba, es interrumpida por una chica que solo le quiere para una noche, él me ha ayudado anoche y no merece que ella detenga su paz interior al no quererla a su lado.

El enojo, por alguna razón, se hace presente en la boca de mi garganta cuando Stacy alza su mano, saludando detrás de ella a la segura persona con la que ha probado, sin resultados favorables, ligar. Se está retrasando ella y me retrasa a mí por entrar al aula y no quiero una mala asistencia de parte del profesor que haga crujir mis huesos por la futura bronca de mis padre hacia mí.

No puedo ver ningún tipo de reacción de parte de Stacy que me haga saber que le ha contestado. Mi inexplicable enojo al no poder entrar se asienta, calmándose, cuando ella deja de oponer su cuerpo a mi fuerza casi inexistente. Casi es un milagro que logre arrastrarla pues tengo menos resistencia que una babosa. Estamos entrando por el umbral de la puerta, el alivio que recorre muy cuerpo cuando no veo al profesor dentro me hace centrarme en la voz que hay detrás de mí.

— Volveremos a vernos, dulzura — exclama, me olvido de la mirada que Stacy me dirige, sorprendida. Niego con la cabeza con una sonrisa escalando las esquinas de mis labios, no me puedo creer que haya dicho eso. Tampoco le miro, simplemente no puedo hacer como que no pasa nada.

Alzo mi mano levantando el dedo pulgar para que lo vea, escucho su risa a la lejanía mientras mis pies entran por completo en el interior de la clase, parece que sea el comienzo de un infierno. Puede que así lo sea, puede que esto sea a lo que ya debería estar acostumbrada aunque desee que no sea cierto.

Con mis manos sosteniendo la espalda de una Stacy sorprendida que no se digna a andar por voluntad propia y la diversión inundando mi sistema por esas palabras tan convencidas que el chico que ya camina hacia su aula me dedicó emprendo mi camino hasta la mesa en la que debería haber estado desde hace unos minutos, desde que el timbre de inicio de clases sonó.

No llegamos a sentarnos en la mesa pues los pasos de Stacy se detienen bruscamente, agacho mi cabeza volviendo a sentir esas ganas de esconderme en una fosa junto con un millón de personas que tienen la misma sensación que yo, desearía poder creer que sigue existiendo gente que se siente igual a mí. Formo una mueca cuando su voz se hace presente, esa manera tan fingida y, a la vez, extrañamente dulce que emite logra que la repugnancia llene cada parte de mi cuerpo.

— ¿Desde cuándo conoces a Logan? — Pregunta, alzo mi rostro para poder contemplar como una falsa sonrisa se posa sobre sus labios. Sus ojos se muestran con un brillo de celos que reconozco en cada persona con la que ella habla.

La conozco desde hace suficientes años como para saber que ella no es buena, que su fachada de niña mimada es real y que no creo que haya una muestra de compasión en su cuerpo. Toda ella grita envidia y maldad por más que haya intentado cambiar esa visión de ver el mundo, quiere hacer creer a las personas que la rodean que nadie le hace daño, que ella es la reina, cuando ni siquiera se da cuenta de lo que se causa a ella misma.

Aún recuerdo la cantidad de veces que ha intentado que mis padres buscaran una razón para echarme la bronca, la vez que intentó ligar con Tommy a pesar de que ella sepa que es mi novio, aunque ella no reconozca que no hay nada entre él y yo más allá de la amistad. El día que hizo eso se ganó mi desconfiada, pero sigue dando un absoluta tristeza verla y no poder decir que es una amiga de verdad.

— Desde ayer — respondo, me siento en mi silla con la espalda erguida como mis padres me obligaron a comportarme. Mis brazos sobre la mesa, rectos, mientras saco todo lo que necesito de la mochila, colocándolo en un orden pulcro y limpio, sin que nada se pueda ir de mis manos.

Stacy se sienta a mi lado con rapidez, su fuerza logra mover algunos utensilios que vuelvo a colocar en su sitio con un poco audible resoplido. Retiro mechones de mi cabello anaranjado de mi rostro sin conseguir colocarlos de nuevo en el amarre de la liga negra que sostiene mi pelo. También debería resoplar por ello pero, aún así, me obligo a no volver a mostrar una falta de educación como esa, mis padres me darían en adopción con solo saber el gesto que he hecho ante una chica como ella, de su estatus, por sus padres.

— ¿Y te habló sin más? — Vuelve a interrogar, impresionada. El amago de una sonrisa que no deseo dejar escapar se termina convirtiendo en una mueca que no lucho por contener. No quiero volver a recordar la razón por la que Logan me habló anoche, el motivo es demasiado deprimente y vergonzoso para decírselo.

Aunque ella sepa hasta la mínima información de mi vida. Se ha encargado de averiguar hasta las marcas de nacimiento que mi cuerpo posee, ha descubierto cualquier cosa que he podido llegar a guardarle y, aunque sepa que esta también la terminará sabiendo, no pienso contárselo aún. No cuando solo fue una simple ayuda de un chico que me vio apurada y desesperada.

A no ser que mis padres sean los portadores de dicha información. En ese caso, ella lo averiguará con más rapidez de la que se puede conseguir enviando un mensaje a su móvil. Será la velocidad del rayo la que le haga saber lo que sucedió esa noche. Si ella se presenta en mi casa con una excusa barata para poder saber esa información no habrá nada que le pueda esconder, y a mis padres aún menos.

— Sí — contesto, no deseo hablar más de ello. Me siento más que incómoda mientras ella intenta sonsacarme todo lo que fui capaz de presenciar cuando mi cabeza no estaba en un mundo en el que se me hacía imposible creer que Logan estuviera ayudándome.

Mi cabeza intenta salir de su trance cuando un cuerpo que, sinceramente, no esperaba aparece junto con el profesor. Ambos con una cordial sonrisa en su rostro mientras siento respirar de nuevo al afirmar que no se encuentra muerto ni inconsciente tras la ebriedad de anoche. Su pequeña sonrisa consigue aliviar la menuda carga que he estado soportando desde que lo dejé en su casa casi a las siete de la madrugada.

— Tommy — susurro, lo veo llegar hasta mi lugar, sentándose en la mesa a mi lado, donde Stacy no se encuentra, para poder observarme. Me olvido por unos segundos de el comienzo de la clase deseando que no se percate de que no atiendo y avise a mis padres.

Agarro su rostro entre mis manos, observando sus pupilas, levemente dilatadas haciendo que me de cuenta de que el alcohol no se ha drenado por completo de su sistema, fijándome en la forma que una pequeña sonrisa comienza a formarse en su rostro y queriendo espantarla de un golpe.

— Estoy bien, amor — susurra, ruedo mis ojos retirando mi mano para dejar de prestarle atención. O al menos intentarlo porque Stacy saca a la luz algo que intento no recordar, no en este momento cuando el profesor comienza a fijar su vista en nosotros buscando el incontrolable murmuro de nuestras voces interrumpiendo su aburrida lección.

— ¿Tú sabes que habló con Logan Wilkinson hace menos de unas horas? — Pregunta divertida. La mirada sorprendida de Tommy cae sobre mí, con una leve muestra de lo que tanto me esfuerzo por no fijarme brilla en sus ojos como un reflejo. Aplano mis labios deseando con todas mis fuerza amordazar a la morena sentada en la mesa contigua para que deje de estropearlo todo.

— ¿Ah, sí? — Intenta sonreír, termina convirtiéndose en una mueca que se adentra como una flecha en el centro de mi alma —. ¿Y eso cuándo fue? — Pregunta observándome.

Contemplo sus ojos, recordando que me encuentro en una clase y no puedo hacer ruido pero la presión vence la calma pues, no puedo creer que esos ojos que me observan con un amor y unos celos que no puedo corresponderle se centran en mí. Puedo ver las pregunta que se hace por solo saber la razón por la que hablara con Logan Wilkinson.

El recuerdo de mis padres ataca mi mente al saber que fueron ellos los que prácticamente me obligaron a asistir a esa fiesta cuando Tommy vino a recogerme sin siquiera reconocer que había una. Simplemente llegó a mi casa y fueron mis progenitores los que, en contra de mi palabra que no llegó a ser pronunciada, me vistieron y me llevaron a los brazos de un chico que terminó borracho y vomitando sobre mis piernas pero que yo solo quería como un amigo.

— Justo en el momento en el que tú te desmayaste en la acera de una calle fue cuando me habló — susurro, abre su boca como si quisiera acotar algo que no tiene ni pies ni cabeza, como si el alcohol volviera a resurgir de su drenaje para atacar contra las palabras pronunciadas.

— Señor Rodgers y señorita Murphy — nos llama, cierro los ojos agachando mi cabeza al saber que hemos hecho el suficiente ruido para cagarla —. Les agradecería que pusieran algo de atención a la clase si no quieren que avise a sus padres por su falta de atención e implicación por la asignatura — finaliza.

Aprieto mi mandíbula deseando que ese hombre deje de hablar, que toque el timbre de clase para que pueda volver a respirar con libertad después de la inimaginable cantidad de tensión que él, la persona que me ha llamado la atención, no puede comprender ni sentir.

Pero mis plegarias no son cumplidas pues él sigue con su lección, Tommy vuelve a su tarea de atender dejando que me sienta mal por las palabras que he soltado y, Stacy, con una sonrisa cubriendo sus labios al saber que la ha jodido soltando esa maldita pregunta de la que se enorgullece.

Contemplo como el profesor prosigue con sus palabras que carecen de sentido pues no consigo poner la atención suficiente en lo que explica. La mano del chico moreno a mi lado busca la mía y, una vez más, debo sostenerla por la posible opinión del público si no lo hago, porque se supone que él es mi novio y las parejas entrelazan sus dedos tal y como lo están haciendo ahora.

Pero yo no tengo el mismo pensamiento que Tommy me ha dicho tantas veces, porque no tengo la sensación de mariposas alzando el vuelo en mi estómago y gritando porque él esté acariciando el dorso de mi mano. Tampoco siento unas irrefrenables ganas de sonreír ni unos escalofríos que recorren cada parte de mi cuerpo, desde la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies.

Todo eso no es lo que siento cuando mi supuesto novio sostiene mi mano y la aprieta como un signo de disculpa cuando lo único que puedo hacer es sonreír de forma forzada y hacerle creer, una vez más, que no me duele lo que ha hecho anoche y que sigo amándolo.

Porque me lastima más de lo que la gente quiere llegar a pensar y porque no le amo más que como un amigo al que intento, con mis mayores oportunidades, salvarle del agujero de dolor y oscuridad en el que se está adentrando al darle un paso seguro y sin fecha de salida al alcohol en su vida diaria.

Porque nadie puede ver que todo lo que sucede a mi alrededor es una vil forma de hacer creer que soy feliz, que tengo la mejor y más grande vida, cuando, en realidad, nunca he permanecido más triste.

¡NUEVO CAPÍTULO!

Siento no haberlo subido ayer, estuve tan atareada y llena de exámenes que es un milagro que ahora pueda estar subiendo esto. Bueno, en el primer capítulo de la historia una chica me pidió que le dedicara el capítulo y, como soy una maldita olvidadiza no me acordé.

Así que, Cote_Bermudez ¡este es tu capítulo! Espero que os haya gustado a todxs.

¡Pregunta Random!: Si hiciera un directo por Instagram, ¿quién lo vería?

Besos y XOXO

PD1: Si alguien quiere entrar en el grupo de WhatsApp de mis historias solo tiene que avisarme por MENSAJE PRIVADO (no aceptaré en comentarios porque luego es un lío) y tienen que poner vuestro nombre, número de móvil (obvio) y el prefijo de vuestro país.

PD2: Ahora sí, CHAOO.

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