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Capítulo 29. Logan

"Ten el coraje de perseguir tu corazón e intuición. De alguna manera ya saben en lo que realmente te quieres convertir. Todo lo demás es secundario."

Steve Jobs

Hoy no estaba el día especialmente en su mejor momento. Miro por el enorme ventanal y solo soy capaz de diferenciar las líneas grises de las oscuras. Vuelvo la vista al frente y el sol aparece iluminando con todo su esplendor.

Una tierna pelirroja se había atrevido a alegrar mi tarde en aquella cafetería.

Ladeo la cabeza observando cada movimiento que ella hace. Echa un vistazo al exterior, entorna sus ojos sin una dirección en específico y, segundos más tarde, sus manos vuelven a funcionar para darle vueltas a una bolsa que todavía no ha dejado su aroma y su sabor por el agua caliente de su taza.

Su expresión se encuentra sumida en una paz con la que a cualquiera le daría miedo y pena tener que distraerla de ese mundo. Sonrío cuando comienza a mordisquear su labios provocando una oleada de necesidad por poder capturarlo por ella. Mi cabeza sigue jugándome malas pasadas cuando me imagino las mil y una formas que hay para poder disfrutar de esos labios, de esa suavidad, de ese color rosa pálido.

Recibo un empujón en mi hombro que me impulsa hacia adelante unos centímetros. Giro mi rostro buscando al causante, me topo con unas pequeñas arrugas a los extremos de una sonrisa y unos ojos con un sentimiento de cariño que me sobrecoge de una manera difícil de explicar.

— ¿A qué ha venido eso? — pregunto, un pitido me avisa, el microondas me llama para que saque la leche caliente del interior y pueda terminar el café cortado que me han mandado.

Me quedo mirando al viejo cascarrabias unos segundos, su rostro divertido no se me pasa por alto y creo reconocer la razón por la que se encuentra de esa forma. Sacudo la cabeza sin querer que vea la vergüenza que se desata en mi cuerpo al ser el centro de atención.

Me gusta más vivir en la ignorancia.

— Ves con ella — asegura, abro los ojos unos centímetros más. Su sonrisa se hace más extensa, si es que es eso posible —. Llevas desde que ha entrado sin quitarle el ojo, estoy seguro de que puedo apañármelas desde ahora — bromea, me guiña un ojo. Mis labios esbozan una enorme sonrisa.

— No podrás tú solo todo el día, Luca — niego, me giro sobre mis talones para agarrar la taza de leche que hace tiempo debería haber sostenido —. A Alessia no le importará que esté unos minutos más aquí —le recuerdo.

Esa chica es un ángel a pesar de que ese cabello y esos ojos rojos como el infierno digan otra cosa de ella. No podría saber decir a otra persona que sea más paciente, tierna, simpática y divertida que Alessia Murphy.

Mi propio cielo —e infierno— personal.

La mano de Luca mantiene mi brazo prisionero, estampo mis ojos en los suyos oscuros. Esas canas en su cabello y esas arrugas en su rostro hace que parezca más mayor de lo que es, sin embargo, eso no evita que siga permaneciendo con esa autoridad y esa diversión al mismo tiempo que no ha desaparecido con el paso de los años.

— He dicho que te largues con ella, chico — ordena, su voz es seria pero su sonrisa destroza cada rastro de severidad que quiera aguantar durante un tiempo más —. No me obligues a imponerte un despido temporal — se cachondea.

Río, mi mirada recae en la dulce pelirroja que repara en mí por a-saber-qué-vez-va-ya. Las esquinas de su boca se alzan y unas pequeñas arrugas aparecen a cada lado de sus ojos cuando la sonrisa llega hasta ellos. No consigo evitar que mi corazón pegue una sacudida en mi cuerpo ni que me olvide de en qué día estoy.

Creo que acabo de ir al infierno y he vuelto en menos de unos cuantos segundos.

— Gracias, Luca — volteo mi rostro de nuevo hasta él, comienzo a desatar el nudo del delantal de mi espalda —. Puedo hacer turno doble el fin de semana que viene, si quieres. Así puedes descansar — respondo, sus ojos recaen sobre mí y, al instante, esa mirada de exasperación me choca en el rostro.

— Deja de decir tonterías e invita a esa chica a salir de una vez — manda —. Terminaré por quedarme calvo como sigas siendo así de lento.

— ¿Aún más? — cuestiono —. Casi no puedo ver cuál es tu color de pelo ahora mismo — ironizo.

Frunce el ceño evitando a toda costa tener que sonreír, sus labios se crispan ordenándose a sí mismo no sucumbir a mis bromas. No le miro más cuando me doy la vuelta, dejo el delantal colgado y me encamino hasta la mesa donde cierto infierno personal me da la bienvenida con su endiablada sonrisa.

— ¿La señorita me concedería un paseo? — propongo, le tiendo mi mano acompañando a una cómica reverencia con la que logro sacarle una risa del fondo de su garganta. Me mira con esos ojos que me hacen creer que he muerto y que Dios ha sido la bastante bueno como para darme lo que toda mi vida he deseado.

— ¿No tienes que terminar tu turno?

Me encojo de hombros, la suavidad de la mano de Alessia me roba el aliento. Trago saliva.

— Me ha obligado a invitar a una hermosa chica a dar una vuelta — resuelvo. Mira hacia la barra donde me imagino que Luca habrá hecho algo extraño porque consigue sonsacarle una sonrisa a mi chica. Gruño deseando que sea a mí a quien le dedique esa sonrisa, esos dientes blancos que parecen iluminar la vida de todos cuando se hace presente.

— Entonces vamos a hacer que valga la pena — sin despegar la sonrisa de su cara y haciendo la mía más grande, coge el impulso de mi mano. El simple tacto hace que los escalofríos recorran mi espalda y envíe calor a todas las partes de mi cuerpo. Trato de no pensar demasiado en ello mientras salimos a la calle.

Echo un vistazo a Luca quien me guiña un ojo antes de salir.

Sacudo la cabeza.

Le deberé la vida a ese hombre.

Permanecemos en silencio, Alessia ha estado hoy más ensimismada en su mundo de lo normal. Cada vez que miraba en su dirección contemplaba esos ojos perdidos en algún lugar, esa sonrisa flaqueando cada pocos segundos y una postura relajada pero tensa al mismo tiempo. En alerta pero con cierta precaución.

Quiero sacar el tema, quiero ser yo quien lo haga. Me niego a tener que hacer otra vez lo mismo de siempre; atreverme, comenzar a realizarlo y quedarme a medio camino de conseguirlo. Esta vez quiero hacer el recorrido completo y poder tener un meta en concreto, una meta que se ve dulce y pelirroja.

Suelto un suspiro.

Boqueo buscando las palabras correctas.

Alzo la cabeza.

Mi plan se va a la mierda.

Escucho el sonido de una notificación, palpo el bolsillo derecho del pantalón y el izquierdo. Frunzo el ceño al recordar que me he dejado el móvil en la cafetería y que, en caso de que mi padre llamara, no podría cogerlo.

Mierda.

— Es el mío — avisa la pelirroja. Asiento en respuesta sin escucharlo del todo realmente. Mi cabeza comienza a maquinar de cualquier forma posible miles de escenarios en los que termino en un hospital y con un médico tapando el cuerpo de mi padre a causa de un coma etílico.

Voy a decirle a Alessia que vuelvo hacia dentro, que me he dejado ese asqueroso aparato del demonio en la cafetería y que volveré en menos de lo que canta un gallo. Sin embargo, mis ojos captan otra información, se dirigen directamente a un chat en el que cierto pelinegro toca-narices anda diciéndole a la dulce pelirroja lo tierno y profundo que es su amor por ella.

Frunzo el ceño, comienzo a ver todo rojo y la rabia inicia su proceso de salir por cada poro de mi piel que sea capaz de controlar. Aplano los labios en busca de una tranquilidad que dudo mucho que obtenga a no ser que me tire por un precipicio y acabe con todo. Mis manos se convierten en unos puños tan duros como los de una roca y, de nuevo, como aquel día, vuelvo a tener ganas de golpear la primera cosa que se cruce por mi camino.

Cálmate, me repito, ella no tiene la culpa, tú tampoco.

Pero, entonces, ¿por qué narices sigue hablando con ese gilipollas que lo único que conseguirá es destrozarle la vida, y hacerme sufrir a mí en el proceso?

— ¿Sigues hablando con Rodgers? — interrogo, mi voz sale más grave de lo que me hubiera agradado. Solo tenía la intención de preguntarlo y, a partir de ahí, saber qué es lo que demonios pasaría con mi vida. Me niego a dejar compartir a mi chica, los celos es lo más traicionero que puedo llegar a tener.

Más aún si se trata de un chico que arrasará con su vida sin que se dé cuenta.

Su rostro se voltea, su espalda está rígida, preparada para lo que sea que la tiene así.

Como esto sea lo que la tiene de esta manera, no respondo de lo que pueda ser capaz de hacer.

Giro mi cabeza, no puedo mirar en su dirección y estar molesto al mismo tiempo si esos ojos se clavan en los míos y provocan estragos en mi cuerpo con tanta intensidad que es imposible soportarlo. Esa boca parece mucho más apetitosa ahora que la está mordisqueando y necesito estar enfadado, descargar lo que tengo dentro sin que el devorar su boca sea una de esas opciones

— No puedo dejar de hablar con él, es como un hermano para mí — susurra, cierro los ojos incapaz de soportar el alivio que se encarga de extenderse por mi pecho cuando ese parentesco con el que ha enlazado su relación con Thomas se ha escapado de sus labios —. Además, él no está bien y...

— En eso estamos de acuerdo, Rodgers es un gilipollas.

Sus labios se crispan en una sonrisa que nunca llega.

— No lo estaba diciendo de esa forma — me reprende, aún así, ningún signo de arrepentimiento se hace presente en mí. No puedo sentir nada por alguien que destroza su propia vida y la de las demás —. Thomas ha utilizado la bebida para olvidarse de todo. Sus padres, igual que los míos — una risa amarga que destroza mi corazón escapa de sus labios —, no ven demasiado bien el hecho que veamos a otra gente aparte de a nosotros mismos. Están enfocado en que en este barrio solo hay gente de la que sacar provecho y que, nuestras familias, son las únicas que pueden salir ilesas de un lugar así.

Aprieto los párpados con más fuerza. No solo comienzo a odiar a Rodgers como para sumarle los padres de la chica que me gusta a la lista negra. Trato de unir cabos, de buscar una manera para que las palabras que dice no caben hondo en mi mente y me apremie a seguir pensando que soy una escoria para alguien tan tierna, rica y simpática como lo es ella.

Hay miles de chicos en el mundo.

Entonces, ¿por qué me ha elegido a mí en lugar de irse con alguien que puede sacar provecho?

Pero ya he analizado cada frase que ha dicho y mi cabeza se gire como un resorte hacia ella, entrando en su alma que pueda presenciar el momento exacto en el que tira mi corazón al suelo, lo aplasta y después lo tira al contenedor para que los buitres terminen su trabajo por ella.

— ¿Vas a seguir saliendo con él? — pregunto, temiendo todo lo peor, rezando a Dios para que lo niegue tan rápido como lo suelto.

Aún así, lo único que recibo de ella es una mirada comenzando a llenarse de lágrimas, unas pupilas que se mueven de un lugar a otro y una boca que se abre y se cierra sin encontrar las palabras correctas para triturar mi corazón de una manera en la que no me cause tanto daño.

Niego con la cabeza, me llevo las manos al suelo agradeciendo por todo lo que es posible que el tiempo esté de acuerdo conmigo. Una luz aparece durante unos segundos para que, después, un trueno resuene por toda la calle.

— Pensaba que te gustaba — susurro, no estoy seguro de que me haya escuchado. No miro en su dirección en ningún momento. Paso por su lado ignorando el hecho de que ella está delante de mí y que golpeo su hombro en el proceso.

La rabia me consume, me hiere y arrasa conmigo.

¿Qué problema tiene el mundo conmigo para ponerme cada día un obstáculo? ¿Es que no me porto lo suficientemente bien? ¿Es eso? Por que si es así el mundo, el destino o quien quiera que esté ahí arriba controlándolo todo se puede ir a la mierda.

Si quiere le puedo enseñar el camino.

Así al menos tendría un objetivo para dejar de pensar en la mierda que ocurre en mi vida.

SOUNDTRACK: How long - Charlie Puth

Hoy la pregunta random va ahora así que...

¡Pregunta Random!: ¿Qué es lo que pensasteis antes de leer el capítulo? Es decir, con solo leer el título del capítulo, ¿qué pensasteis que pasaría?

Espero que os haya gustado porque todo lo demás será un torbellino de emociones. No vais a saber por donde va cada cosa *coloca una cara macabra que asusta a todos*

¡Buenas noches! (aquí es de noche, las 21:52)

¡Besos y XOXO!

N H O A

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