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Capítulo 26. Alessia

"La vida solo se comprende mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia delante..."

— Kierkegaard

Esta era mi primera cita.

No es broma, no se puede catalogar primera cita a la obligación de ir con una persona solo porque tus padres te han ordenado hacer, te han mascado bastante la cabeza como para que pienses que lo que estás haciendo es por el bien familiar y que, cuando quisieras, podrías salir de ese túnel oscuro y lastimero.

Tampoco leí la letra pequeña de aquel contrato abstracto que me habían hecho, ese acuerdo en el que no podía dejar de salir con Thomas Rodgers a no ser que yo me muriera o que él lo hiciera. Eso era lo que mis padres no me dijeron, no me confesaron, porque sabían que, como lo supiera, no iba a aceptar, me iba a retractar de todas las manera habidas y por haber.

Por eso, los retortijones en mi estómago que no se comparan en nada a las mariposas del principio y los escalofríos que son una reverenda mierda comparados con los estremecimientos que se cuelan por mis músculos hasta llegar a mis huesos, los considero el inicio real de cómo habría sido una cita con un chico que de verdad gusta.

Me permito sentir el tacto de su mano en mi piel sin enterarme de nada de lo que dice la película o de lo que está sucediendo. Veo a un chico guapo, seguro que el protagonista, subido a un camión, una furgoneta o lo que sea que es eso pero, mi cerebro, lo único que es capaz de analizar, es la manera en la que sus dedos suaves trazan figuras imaginarias en el dorso de mi mano.

Cierro los ojos escondiendo una sonrisa que lucha por salir, desde que entramos en esta oscura sala acompañados de la pareja que ahora no deja de comerse la boca, no he pensado en nada, ni en la charla de mi padre que peleo por sacar a la luz hacia Logan, ni en Tommy que no quiero ni saber qué es lo que estará haciendo o si se habrá enterado de esto.

Las volteretas de mi corazón aumentan su ritmo como si fuera unos detectores de la proximidad del pecoso hacia mí. Siento su aliento chocando contra la piel en mi mejilla, el vello se me pone de gallina cuando lo noto tan de cerca, la saliva se queda atascada en mi garganta a punto de entrar en el interior de mi cuerpo.

— No pareces muy emocionada por la película, dulzura.

El tono divertido de su voz, tan jocoso y canalla, roba por completo la curva que se forma en mis labios y que le lanzo a él. Abro los ojos encontrando los suyos al instante, brillan de una manera tan dulce y tierna que debo ser capaz de no lanzarme a sus brazos y poder dejar de lado la distancia que nos separa. Me obligo a quedarme en mi lugar aunque sea lo peor que se me ha pasado nunca por la cabeza.

— Los besuqueos de tus amigos no me dejan escuchar — miento, una pequeña risa escapa de sus labios y las caricias vuelven a crear estragos en mi cuerpo. No me sobresaltan los sonidos de fondo y soy incapaz de escucharlos mientras su voz me descontrola con tanta facilidad.

— Han encontrado una buena manera de divertirse — se divierte, una carcajada silenciosa escapa de mis labios. Me siento mal por las personas de delante aún así, cuando volteo la cabeza y esas pecas parecen mimetizarse con la oscuridad a su alrededor, me fijo exclusivamente en el brillo de sus ojos, esos que se encienden con una llama que no había visto nunca.

Mi mirada baja unos centímetros, la nuez de mi garganta sube y baja con lentitud al no conseguir tragar igual de bien que siempre. Pasea su lengua por su labio inferior, con la boca entreabierta, y creando que mis labios cosquilleen ante la necesidad de sentir su boca entrelazándose con la mía.

La mano izquierda sigue unida a la mía y ejerce más fuerza que antes, como si estuviera tratando de canalizar la tensión en el ambiente de alguna manera. Alza su brazo y sus dedos acarician mi rostro, el vello de mi nuca se eriza por ese simple tacto.

Los párpados se me cierran deseando poder sentir únicamente ese contacto de las yemas de sus dedos en mi piel. Bombea mi corazón con una rapidez impropia de mí y necesito de todo mi fuerza de voluntad para que no se me vean los redondeles que comienzan a formarse en mis mejillas pero que sí que se nota por la cara ardiente con la que permanezco.

— ¿Y tú? — pregunto, sus caricias se detienen unos segundos. Me permite con ello abrir mis ojos de nuevo y encontrarme con ese iris casi negro que brilla con tanta potencia que retengo la tentación de robárselo y tenerlos de exposición —. ¿Te estás divirtiendo?

Las esquinas de su boca comienzan a curvarse hasta llegar a sus ojos, me encantaría ver esas pecas separarse y volverse a reagrupar como si fueran estrellas fugaces que nunca están en un lugar fijo y que tienen la necesidad de moverse para ser más llamativas.

Alza unos pocos centímetros más mi barbilla, intercalo la mirada entre sus labios y sus ojos con miedo de que esa boca no se una a la mía y me rechace, de que sus ojos no transmitan lo que de verdad creo y que esté haciendo el ridículo delante de uno de los chicos que más están comenzando a influir en mi vida.

— No hay un lugar mejor en el que me gustaría estar — susurra, le da un apretón a mi mano que me hace creer que esto es real y que no me estoy inventando las palabras que salen de su boca. Su aliento choca con el mío y no lo siento para nada extraño ni incómodo, su mano escala un camino para llegar a mi cuello.

Me quedo paralizada, con la mano que tengo libre escalando por su brazo y sintiendo los escalofríos que llegan a su cuerpo. Sonrío al notar que no me lo estoy imaginando, que no me estoy haciendo paranoias. Un estremecimiento no se puede fingir, solo se siente cuando es la persona adecuada y él lo estaba notando justo ahora.

Suelto un suspiro cuando sus labios rozan los míos como queriendo que le dé el permiso para que pueda seguir. En algún momento debería haber asentido, sus ojos se oscurecen y tengo miedo de haber fallado en algo pero, cuando se acerca un poco más y presiona sus labios, me siento preparada para cualquier cosa si con ello consigo probar sus labios por fin.

— Tío, te está vibrando el móvil desde hace una hora.

Logan da un brinco en su asiento y yo me apoyo en el respaldo del mío con una velocidad más rápida que la de Usain Bolt. No reconozco la voz al instante pero al parecer, Logan, actúa con unos reflejos más rápidos que los míos y, al instante, una luz blanca iluminan su rostro. No miro por delante del cuerpo de Logan con el miedo latente de que Thiago, el chico que nos ha interrumpido, siga con esa expresión divertida que tanto se ha notado en su tono de voz.

Volteo mi rostro al no escuchar absolutamente nada de Logan tras unos pocos minutos, nuestras miradas tienen medio camino echo cuando me digno a querer preguntarle. Me quedo sin habla cuando esos ojos que antes contenían un brillo de mil estrellas unidas en su iris, se ha disipado y ahora una negra niebla oscurece su mirada.

— ¿Pasa algo?

— No — murmura, niega con la cabeza dándole más énfasis a su negación. Echo un vistazo a la pantalla de su móvil, con una llamada entrante de alguien que no tiene en sus contactos. No siento en ningún momento como se inclina hacia mí pero mi corazón da un salto cuando sus labios presionan mi mejilla y al instante arde como el fuego.

Noto la sonrisa que forma tras eso y la manera en la que reconozco que le encanta escalar una montaña con sus labios hasta mi oído. Debe encantarle hacer eso y sentir como me estremezco por el suave tacto de su piel contra la mía y las crecientes ganas de tenerlo conmigo.

— Vuelvo en un momento, dulzura. No me eches mucho de menos.

Sale corriendo antes de poder ver la mirada envenenada que le dedico, no habría sido para nada creíble si la sonrisa boba en mis labios le quita toda la advertencia que mis ojos puedan llegar a mostrar. No separo la mirada de él mientras baja por las escaleras y desaparece dejando un pequeño rastro de luz tras su espalda que desparece al cerrar por completo la puerta del cine.

Suelto un suspiro evitando a toda costa la fija mirada que siento sobre mi cuerpo de parte de la pareja feliz. No dudo ni por un segundo que piensen cualquier otra cosa pero necesito seguir notando ese cosquilleo en mi estómago y el tacto de sus dedos sobre mi rostro.

Miro la pantalla sin clavar mi atención en ella realmente, soy incapaz de olvidar lo sucedido hace unos segundos y nada consigue ensombrecer esa capa de felicidad que se instala en mi cuerpo y que me deja un dulce sabor de boca que se extiende hasta llegar a mi alma. La película sigue su curso, no controlo el paso del tiempo ni la velocidad con la que los sucesos transcurren en esos minutos.

No he visto ni una sola escena completa y ahora, cuando Logan no está a mi lado, sigo sin hacerlo. Pienso en la proximidad con la que nos encontrábamos, la suavidad de su piel acariciando mi rostro, el cosquilleo en mis mejillas cuando sus labios se presionan contra una de ellas. Cierro las manos con la intención de dejar de sentir ese estremecimiento pero solo sirve para sentirlo más de cerca.

Sin embargo, los segundos pasan y los segundos se convierten en minutos. Miro el móvil cada dos minutos con la esperanza de que, puede, me haya mandado algún mensaje alguien y no lo haya visto. Volteo mi rostro cuando una sombra se hace visible al abrir alguien la puerta pero la desilusión me embriaga cuando un niño entra en lugar de un chico que altera mi pulso con solo fijar su mirada en la mía.

Sigo esperando y sigo unos minutos más. Ya no lo soporto más cuando me levanto de mi asiento y camino escaleras abajo ignorando una voz susurrando mi nombre, supongo que es Thiago y ahora no tengo ganas de hablar con él. Mis pies tienen vida propia y se trasladan por un pequeño pasillo que me conecta con el exterior de la sala.

El tenue aire me golpea el rostro y llena mis músculos de un frío que se evapora tras acostumbrarme. Hago un recorrido analizando todas las personas que hay en la sala, el móvil me vibra en el bolsillo trasero y bufo al pensar que seguro que es mi padre, mi madre o Tommy a quien le habrán contado que he salido con otro chico.

Saco el dichoso aparato del bolsillo sin dejar de mirar a mi alrededor con la desesperación de que Logan aparezca y me diga que sigue aquí. El miedo comienza a azotar mi alma e inspiro rezando porque no se haya ido, no habrá sido capaz de dejarme plantada en medio de una película, ¿no? Logan no haría una cosa así.

Echo un vistazo a la pantalla de mi móvil, el corazón me da una voltereta al ver su nombre anunciando el mensaje. Trago saliva esperando encontrar una interrogación en la que me pregunte dónde estoy y que no me ha visto sentada en el asiento en el que me ha dejado. El lamento me impide respirar cuando algo totalmente diferente aparece en esas palabras.

Logan: No sabes lo mucho que odio decirte esto, soy un IDIOTA con mayúsculas pero me ha surgido un problema y no puedo seguir aquí. Por favor, no me odies. A mí me gusta mucho menos que a ti tener que dejarte en esa sala. Contéstame cuando lo veas, dulzura. Le he dicho a Thiago que te lleve a casa de vuelta, mándame un mensaje cuando llegues, por favor. Lo siento otra vez, juro que te lo recompensaré cuando te vea.

Un mensaje largo que se le ha ocurrido enviarme hace unos cuantos minutos, seguro que se habrá acordado de mí en ese tiempo y la mejor manera de decirme adiós ha sido acobardarse y enviarme un mensaje para no dar la cara.

Al final sí que es capaz de dejarme tirada en un cine, sin despedirse siquiera.

La ira escala por cada partícula de mi cuerpo, los músculos de mi espalda se tensan y la inevitable sensación de que mi padre tenía razón, de que Logan en cualquier momento me romperá como a un cristal frágil, se incrementan. Se suponía que esta cita, si es que se le puede llamar ahora de esa manera, me haría saber qué es lo que realmente quiero en mi vida.

Me encantaría odiarlo, enfadarme con él y negarle la entrada de nuevo a mi vida. Pero, ¿cómo lo hago cuando lo único que siento es una decepción terrible? ¿Cómo le odio cuando lo único que soy capaz de experimentar es la necesidad de que esté a mi lado para que pueda desahogarme y poder ser él quien me abrace y me consuele?

Emprendo el camino fuera del cine, apago el móvil sin escribir nada y salgo de ese asqueroso lugar. Necesito un poco de aire, un poco de libertad antes de que todo vuelva a amontonarse en mi cabeza y comience a hacerme paranoias.

¿Tiene que ser todo tan difícil? ¿No puedo ser lo bastante valiente como para admitir que él es una persona que me está empezando a gustar? ¿Por qué soy tan estúpida como para no aceptar que los estragos que crea en mi cuerpo y esta decepción que me embriaga al no sentirle no es a causa de que Logan Wilkinson me gusta para algo más que una amistad?

Sacudo la cabeza.

No puedo seguir pensando en lo bien que se sentiría que estuviera a mi lado. En lo tanto que me gustaría que sus labios volvieran a susurrarme quiere ver una sonrisa en mi rostro. No voy a pensar en que a lo mejor mi padre tiene razón.

Puede que Logan me haga daño pero yo se lo estoy permitiendo.

Y lo que menos siento es arrepentimiento.

Está asegurado.

Soy masoquista.

No recuerdo demasiado bien si este capítulo estaba editado, juraría que sí pero no estoy segura. De todas formas, si encuentran algún error solo tienen que decírmelo y lo arreglo.

Espero que les haya gustado el capítulo, es demasiado triste para ambos tener que hacer todo esto.

¡Pregunta Random!: ¿Qué harían al estar en el cuerpo de Alessia y no saber nada acerca de la razón por la que Logan se fue?

Besos y XOXO

N H O A

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