Capítulo 24. Alessia
"Vivimos esperando a que reaccione primer el otro, y así es cómo nos quedamos con mil cosas que decir, por hacer, por sentir, por disfrutar."
¿Qué es lo que debería escoger para ir al cine? ¿Una blusa y unos pantalones? ¿O un vestido que podías ponerte en cualquier ocasión y que te hacía verte bonita?
Suelto un bufido, nunca había tenido un problema como estos de no saber qué ponerte. ¿Por qué no te enseñaban en el instituto cómo actuar en ciertos casos en tu vida? Las clases serían más productivas y no estaría cascándome la cabeza sobre qué es lo que iba a hacer.
Unos golpes resuenan en la puerta, ruedo los ojos formulando un «Puedes pasar» a quien sea que está detrás de la puerta. Aún no les había dicho nada a mis padres acerca de que iba a salir pero ya me estaba preparando para una bronca del siglo porque no es con Tommy con quien voy a ir al cine. Se pondrán como locos en cuanto las palabras salgan de mi boca pero tengo la esperanza de poder salir de casa antes de que eso suceda.
Mi padre entra a la habitación con una expresión pasiva, dudo mucho que sea a él a quien le preocupe que salga, sus castigos solían ser de quedarme un día en mi habitación. De quien tenía miedo era de mi madre, la manera en la que engatusa a cualquier persona es extraordinaria y, si permanezco el tiempo suficiente a su lado, hará de un «no» rotundo, un precioso «de acuerdo» para ella.
— ¿Vas a salir, cariño? — Pregunta con un tono paternal que no pasa desapercibido en su voz. Pocas veces utiliza ese tono y, cuando lo hace, algo malo viene detrás. Los músculos de mi espalda se tensan, levanto los brazos decidiéndome por coger la blusa que mis padres me regalaron por mi cumpleaños, una preciosa con un encaje al final.
— He quedado con alguien — murmuro sin dar detalles, cuanto más hable, más me costará mentir y no quiero que eso suceda. Miro el reloj encima del escritorio a mi lado derecho, queda solo media hora para que Logan venga, quedamos en que él pasaría a recogerme e iríamos los dos juntos al cine.
No entiendo qué es lo que está creciendo entre nosotros y no tengo intención de volcarme por descubrirlo, no me siento demasiado convencida en ponerle una etiqueta y aún sigue aterrándome de que no sienta lo mismo. ¿Pero una cita no viene con solo «ser amigos» en letra pequeña, no? ¿Una cita significa algo más que ser compañeros o amigos, verdad?
Sacudo la cabeza en el tiempo que mi padre se toma su tiempo para sentarse en mi cama, me volteo con la blusa en mano y localizo en la silla a mi lado el pantalón de pitillo que había acordado en ponerme hace unos segundos. Paso la lengua por mis labios sintiéndolos secos cuando los ojos de mi padre se clavan en mis pupilas, una pequeña sonrisa tira de las comisuras de su boca.
— ¿Vas con Thomas? — interroga, agacho la cabeza queriendo que no vea en mi mirada la decepción que supone para mí que hablen de él como si fuera el hijo que siempre han querido. Parece que tenga que ser una damisela en apuros y que no tenga el suficiente valor como para ir con otra persona que sea mi novio. Un novio que, por nada del mundo, es tratado como tal.
— En realidad... — susurro, no tengo la certeza suficiente como para atreverme a decirlo pero, si no lo hago y miento, será mil veces peor que yendo con la verdad por delante. Alzo la mirada enfrentándome a mis demonios internos, es hora de comenzar a decidir por mí misma, a ser una persona con criterio y no una que se deje llevar por las decisiones que los demás toman sobre mí —. Voy a ir al cine con un compañero de clase — murmuro, deslizo la mirada hasta la pared a su lado esquivando su expresión de perplejidad.
— ¿A Thomas le parece bien que vayas con otro chico? — cuestiona, cierro las manos en puños estrujando la blusa. Le haré arrugas si la ira inunda mis músculos, me muerdo el labio inferior, la conversación va por el mismo lugar por el que creería que iría.
Mi garganta escuece ante las ganas de decir que Tommy no tiene bastante poder sobre mí como para decidir lo que haré y lo que no. Ni la más alta persona, ni siquiera un rey, será capaz de hacerme decidir una cosa con la que no estoy cómoda. Pero eso mis padres no son capaces de entenderlo, se rigen por el deber y no por el querer, somos polos totalmente opuestos.
— Él no... no lo sabe — tartamudeo, el rostro de mi padre se alza para observarme. Una línea tensa aparece en sus labios y en su mandíbula una vena palpita, las ganas de llorar aparecen como una mos traicionera posándose sobre tu bocadillo. Esquivo su gélida mirada que ha cambiado de ser simpática y amable a un cubito de hielo.
— ¿No crees que le sentará mal ver a su novia con otro chico, cariño? — interroga, ese apelativo lo que menos transmite es cariño, y él lo sabe. Eso es lo que más duele, más que todas las palabras hirientes que camufla entre bonitos motes.
Está claro que Thomas lo último que querrá, es saber que alguien va a llevarme en una cita. Su corazón está demasiado roto por mi culpa como para que, un suceso como este, le quiebre de forma total. Me niego a dejar caer las lágrimas que se acumulan en los bordes de mis ojos, aplano mis labios para que un sollozo no salga e inspiro fuerte para que el aire no escape de mis pulmones en un buen rato.
— Solo somos... solo somo amigos, papá — aseguro, no me cree y es lo más lógico del planeta pero necesito que entienda que estoy comenzando a cambiar. Quiero que comprenda la indirecta que supone que salga con otro chico en lugar de con su tan amado amuleto de la suerte. Soy una persona que necesita crecer y el primer paso es salir sin un guardaespaldas que me guíe a cualquier lugar.
Retira su mirada de la mía contemplando al frente, al armario cerrado que contiene algunas fotos de momentos en los que éramos felices, yo era una niña alegre que no se preocupaba por hablar con sus padres acerca de un nuevo chico que está apareciendo en su vida. Posa sus manos en su regazo cerrándolas en dos puños, cierra los ojos soltando un largo suspiro que me deja con un tapón en la boca.
— ¿Cómo se llama? — curiosea, abro los labios incapaz de creer las palabras que han salido de los suyos. Busco en algún lugar de mi cuerpo la voz que se me ha sido robada hace unos segundos y me recompongo. Dejo de apretar la blusa entre mis manos con una pequeña sonrisa comenzando a formarse en mi rostro ante la emoción.
— Logan — confieso, siento un cosquilleo en mi estómago cuando su nombre escapa de mi boca y mis pensamientos divagan hasta la sonrisa que él formaría si estuviera a mi lado y la manera en la que sus labios se moverían para pronunciar ese apelativo que tantas cosas me causa.
Los ojos de mi padre se abren más de lo normal, choca su mirada con la mía sorprendido. Trago saliva con la sonrisa desapareciendo de mi rostro al ver su mandíbula volviendo a endurecerse. Ladea su cabeza provocando en mí una oleada de miedo, un brillo desafiante aparece en su mirada que me aterra.
— ¿Wilkinson? — se asegura —. ¿Logan Wilkinson? — vuelve a preguntar con dureza, asiento pensando que hay algo mal en ello. Sus párpados revolotean hasta cerrarse y la barba de unos cuantos días parece más oscura cuando lo observo fijamente. Deslizo mi mirada hasta el suelo, mis labios permanecen en una fina línea esperando sus próximas palabras.
— No saldrás con él —sentencia, levanto la cabeza con los ojos abiertos como platos. Boqueo mientras él se levanta y comienza a dirigirse hasta la puerta con una complexión rígida y tensa. Los músculos de su espalda se hacen más visibles por debajo de la camiseta y sus pasos son duros y determinados, más de lo que nunca he sido capaz de ver por mí misma.
Dejo que la blusa caiga al suelo y retengo su muñeca con mi mano. Le volteo para que sus ojos impacten con los míos y la mirada fría que me dirige es algo que ne la vida he podido tener el favor de observar.
— Déjame ir, por favor — hablo en voz baja, en un susurro con el que dudo que me haya oído pero que sí que lo consigue. Se gira por completo quedando cara a cara conmigo. Me enfrente a la posiblemente, la mayor pelea que haya podido tener con mi padre porque nunca le he escuchado levantar la voz ni negarme algo. Solo sigue las indicaciones de mi madre al pie de la letra y le da la razón a ella antes que a mí.
— Conozco a los de su calaña, cariño — comienza, su rostro está tan tenso que el ambiente podría cortarse con unas tijeras de juguete —. Su padre no es una persona con la que deberías juntarte y su madre ni siquiera está en este continente como para que me pueda fiar de él — frunzo el ceño sin entender a lo que se refiere. Me sella la boca antes de que pueda siquiera abrirla —. No saldrás con él, Alessia, no quiero siquiera que te acerques a él ni que le des la hora — sentencia, me quedo estupefacta ante la dureza con la que habla.
Vuelve a voltearse sobre sus talones alzando la mano para salir, aún me sorprende que haya tenido la valentía de entrar a mi habitación a hablar conmigo cuando mamá no está. Él es incapaz de enfrentarse a los problemas si no tiene a alguien al lado. Estoy segura de que ella le habrá llamado porque esta mañana me ha visto hojeando el armario en busca de algo.
Una oleada de ira invade los músculos de todo mi cuerpo, incluso algunos que ni siquiera sabía que existían. No me muerdo la lengua para que las palabras no salgan y, por primera vez en mucho tiempo, la furia que crece en mi interior provoca que no me eche para atrás.
— No — mascullo, su cuerpo se detiene al instante con el brazo tendido en el aire con la antigua intención de abrir la puerta. Su rostro se gira unos centímetros para observarme por encima del hombro, un sentimiento de sorpresa cruza su mirada. Sabe camuflarlo con facilidad pero ese simple retazo provoca que mi interior avive las llamas del desafío.
— ¿Qué?
— No voy a quedarme en casa, papá — niego, recojo la blusa del suelo colocándola de mala manera encima de la cama. Sus ojos se dirigen a ese lugar y espero a que conteste para poder largarme, echo un vistazo de refilón detrás de mí confirmando que Logan tardará menos de cinco minutos en llegar aquí y que espero que traiga coche porque no estoy segura de que mi padre se quede de brazos cruzados esperando a que se quede.
— No me desobedezcas, Alessia. Creo que eres una mujer con bastante criterio así que no me hagas obligarte a quedarte en tu habitación — espeta, su voz es tan fría que tengo que retener el escalofrío que se cala en mi piel hasta llegar a mis huesos. Nunca había levantado la voz y ahora, unos decibelios más, provoca que su tono se escuche más duro que de costumbre.
— Logan no es nadie que me vaya a hacer daño, papá — aseguro, componiendo en mi cara un sentimiento de empatía. Una tímida sonrisa crece en mis labios y se extiende por mis pómulos —. No sé qué le sucede a su familia pero él sería incapaz de dañarme de algún modo, al menos, no físicamente — confirmo.
— Te he dicho que no irás — reniega, su rostro se suaviza un poco tras unos dos o tres segundos. Endurezco mi mandíbula a cambio comenzando a sentir que la ira revuelve sentimientos en mi interior —. A menos que Thomas te acompañe — acepta.
Las rejillas aparecen en mis párpados cuando entorno los ojos en su dirección. Esto es la gota que colma el vaso. Me agacho para ponerme las zapatillas a toda prisa y mi padre se espera el tiempo suficiente como para que esté lista, como si creyera que, lo que he dicho, es una afirmación para que pueda largarme con una sonrisa en la cara.
— No voy a llamar a Thomas, papá — escupe, su perplejidad no me pasa desapercibida pero, como hace poco, vuelve a esconderlo para que no sea capaz de verlo y comprenderlo. No he llevado la contraria a mis padres nunca y, que esté comenzando ahora, supongo que debe ser un mazazo para ellos. Pero me niego a seguir las órdenes de los demás como una marioneta de feria a la que dirigir a su antojo o un trozo de arcilla a la que moldear a disposición de cualquier persona.
— No saldrás de aquí a no ser que vayas con él — se detiene en la puerta, cruza los brazos por debajo de su pecho en una actitud de autoridad. Su cabello castaño me hace recordar a Logan y las ganas de escapar de estas cuatros paredes se incrementan a tal punto de agarrar las llaves y volver a enfrentarle.
— Puedes esperar sentado, papá — dispongo, se enfada más de lo que estaba antes y el desafío brilla en mi interior como una estrella en todo el cielo —. Voy a salir con Logan porque no puedo seguir de esta manera. ¿Dices que me va a hacer daño? — asiente a pesar de que no quiero que lo haga —. Déjame salir de aquí y, si me hace daño, te haré caso pero no pienso quedarme de brazos cruzados esperando a que toméis todas las decisiones importantes de mi vida como si fuera un títere del circo.
Sus músculos se despejan un poco de la tensión y su rostro se suaviza con las palabras calando en su cabeza. Decido que es el mejor momento para salir de ahí y le rodeo para poder coger el pomo de la puerta. La mano se queda envuelta en el frío metal cuando su voz vuelve a envolverme.
— Solo recuerda que yo te advertí, cariño.
La furia vuelve a crecer y salgo de allí deseando que no me siga o que no haga nada que pueda joderme porque, Dios, ahora mismo podría romper una piedra de un puñetazo y no sentiría culpa de nada. Bajo las escaleras con tanta rapidez que cualquiera pensaría que estoy escapando de un asesino y, cuando abre la puerta y un rostro pecoso aparece en mi campo de visión con la mano tendida a punto de tocar la puerta recapacito todo.
Una sonrisa comienza a curvar sus labios, parpadeo incapaz de resistir por más tiempo la tentación de crear un patrón en sus tiernas pecas, una manera para reconocer la manera en la que se mueven por su rostro creando tantos sentimientos en mi estómago.
Las comisuras de mis labios forman una sonrisa y consigo olvidarme por unos segundos de las palabras de mi padre. Guarda las manos en sus bolsillos y agacho un poco la cabeza. Me mira por encima de sus largas pestañas y no puedo reconocer algo que sea tan dulce como verle comenzando a sonrojarse en la puerta de mi casa.
— ¿Algún día dejarás que toque a tu puerta, dulzura? — murmura con voz ronca.
¿Cómo es que un chico tan tierno podría hacerme daño?
¡NUEVO CAPÍTULO!
Espero que os guste, el martes uno nuevo.
Algunos estuvieron en lo cierto con los comentarios pero creo que nadie se acercó al completo.
¡Pregunta Random!: ¿Qué piensa sobre hacerle preguntas a los personajes?
¡Besos y XOXO!
N H O A
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