Capítulo 17. Logan
limerencia; [sust.] Estado mental involuntario el cual es resultado de una atracción romántica por parte de una persona hacia otra.
Soy un idiota, lo admito. No consigo aceptar que fuera capaz de hacer lo que hice, incluso después de la semana que ha pasado. Sentirme mal es una blasfemia comparado con lo que noto en lo más profundo de mi alma. La culpabilidad vino mediante tensas y lastimeras fases, y esas fases transcurrieron en un periodo de tiempo en el que me hizo recapacitar.
Dolió demasiado ver esa mirada decepcionada en los ojos de Alessia, negando con su cabeza sin confiar realmente que lo que estaba observando era verdad. Me miraba tratando de encontrar alguna razón cuando todo a lo que se debía era a la estúpida envidia que le tenía a Tommy. Ese sentimiento tan asqueroso que, por más que intentes apartarlo de tu piel, se pega a ti como una lapa.
La actitud de la dulce pelirroja me cautiva en cuestión de segundos e inclusive, antes de poder verla, noto como sus pasos se acercan hasta mí. En su dulce aroma que, hasta a kilómetros de distancia, puedo saborear. Sacudo mi cabeza molesto, ¿cómo es que siquiera se me pasó por la cabeza besar a Stacy?
Mis ojos recorren el extenso pasillo buscándola, con sus libros en las manos y con los que más cargada no puede estar. Le agrada agarrar esos pesados tomos a pesar de colgar una mochila en su espalda. Tampoco es como si le fuéramos a robar lo que tiene, a nadie le gustan los libros en los que solo te explican a hacer ecuaciones o a aprender la composición de las células. Al menos, a mí no, soy más de deportes.
Pero, para mi fracaso, me es imposible dar con ella. No hay ninguna llama de fuego flamante ondeando en los pasillos ni algún reflejo rubio que me deslumbre como lo hace ella. Tampoco soy capaz de visualizar su hermosa sonrisa ni sus preciosos iris color marrón que, al contrastarlo con su cabello, se torna de un tono rojizo enloquecedor.
— No me puedo creer que fueras capaz de liarte con ese demonio — alza la voz un chico, me giro reconociendo de quién se trata. Un brazo se cuelga de mi cuello antes de poder voltearme a mirarle y me tira por el pasillo sin que me reincorpore en mi lugar. Niego con la cabeza y cierro los ojos deseando olvidar esas escenas en mi mente.
— Yo tampoco — contesto siguiéndole el camino sin saber adonde me lleva. Su rostro se voltea en mi dirección con una expresión confundida.
— ¿Estás ciego, acaso? — Cuestiona —. ¡Esa tía es una pura psicópata que quiere sacarnos canas a todo los tíos del instituto! — Exclama elevando las manos al techo, rezando a su dios.
— No me lo tienes que repetir dos veces para saberlo, Thiago — aseguro —. Stacy es una maldita loca — repito con otras palabras. Thiago tarda en comprender, hablo en voz baja como si de ese modo no se hiciera realidad lo que hice hace unos días. Es una suerte que Thiago esté tan ensimismado en su peliazul que no haya sabido hasta ahora que me habían pillado con Stacy. Ojalá yo pudiera estar del mismo modo con él con una chica, me ahorraría bastantes problemas a lo largo del día. O de la semana, mejor dicho.
— ¿Por qué te has liado con ella, entonces? — Interroga, sus preguntas me ponen nervioso teniendo en cuenta que no quiero seguir pensando en ello. ¿Es que nadie va a dejarme en paz aunque sean unos segundos? Solo necesito tiempo para saber cómo volver a mis cabales. — ¿Ella te drogó? ¿Te puso algo en tu botella de agua? — Se asusta, con los ojos abiertos como platos y una expresión atormentada.
— ¡No! — Chillo, ignoro las miradas a nuestro alrededor de todos los alumnos y compañeros del instituto y me concentro en su relajación y en como cierra los ojos para calmarse totalmente —. Simplemente fui un idiota — confieso, me encojo de hombros mirando al frente de nuevo y escucho su risa la cual odio por unos instantes.
— Un idiota de los grandes — asegura, doblamos a una esquina con su carcajada inundando el ambiente tenso, a lo mejor yo soy el que se encuentra incómodo con esta situación y no el tarado de mi amigo. Mis hombros se relajan y mi espalda pierde parte de la rigidez que poseía al hablar de todo esto. Río secundándolo incapaz de aguantar más, su risa es demasiado contagiosa y yo no puedo vivir con una presión en mi garganta que me impide respirar. Me es imposible seguir así.
Alzo la mirada chocando mis ojos en una pareja en especial, detengo mi paso y el de Thiago al instante. Sus labios están unidos y, tras un tiempo que no cronometro, se separan. La piel alrededor de su apetitosa boca está roja y Thomas sonríe, el rostro de Alessia se encuentra impasible, con sus párpados aún sellados.
— ¿Qué narices te pasa? ¿Ahora estás cojo? — Comenta, pero no le hago caso. Le observo de refilón un nanosegundo, lo que tardo en volver mi mirada hasta la pareja y sumirme de nuevo en la miseria. Mis manos se convierten en puños con rapidez y mi mandíbula se tensa tanto que llego a creer que romperé mis dientes.
Compruebo como Thiago sigue la dirección de mi vista y capta a la pelirroja, por el rabillo de mis ojos distingo el rastro de una sonrisa comenzando a formarse en sus labios. Solo puedo notar como la bilis sube por las paredes de mi garganta y una sensación de asco se acentúa en mi interior.
Ese estúpido sentimiento de envidia y celos hacia Thomas vuelve con más fuerza que nunca.
— No me jodas — murmura jocoso el pelinegro a mi lado, escucho el sonido de sus labios al curvarse en una sonrisa todavía más extensa —. ¿Estás pillado por la pelirroja? — Cuestiona, no le reniego por el hecho de haberla llamado como yo lo hago cuando hablo conmigo mismo. Alessia es conocida en el instituto, más bien por sus padres que por sus espléndidas notas. No es que las haya visto de refilón en alguna que otra clase pero siempre suelen ser de sobresaliente y raramente encuentras un notable en ellas.
— ¿Qué dices? — Disimulo, ella aún no me ha visto pero trato de que nuestras miradas se crucen, al menos para que se percate de lo mucho que me arrepiento de lo que hice. Ni siquiera sé porque intento disculparme ante ella cuando no somos nada, inclusive dudo de que seamos amigos conforme la estoy tratando. — Estoy viendo a la chica de detrás — aseguro, compruebo que haya alguien detrás de ella pese a querer seguir viendo cada movimiento que hace. Cierro los ojos con fuerza al confirmar que no hay ni una sola chica detrás de ella, solo un chico y no es que sea demasiado agradable para la vista.
— ¿Y a esa chica le está empezando a crecer la barba? ¿Y es un hermoso chico con granos de catorce años? — Bromea, le doy un codazo en la barriga con el que se retuerce pero sus carcajadas no menguan. Sonrío volviendo mi atención a la pelirroja, mi respiración se corta cuando me observa con tanta curiosidad y alerta que me preocupa.
Dejo de curvar mis labios, sus ojos se detienen en ese punto de mi rostro y me encantaría poder acercarme y decirle algo acerca de la dirección de esas preciosas llamas que su rostro posee. Levanto mi mano moviéndola de izquierda a derecha para ver cómo actúa ante un saludo.
Mis hombros se hunden cuando retira la mirada y vuelve a prestarle la misma atención de antes al pelinegro que considera como novio. Endurezco mi mandíbula sin poder evitarlo, la rabia me invade cuando recuerdo que ese estúpido chico es capaz de beber hasta quedar sin conciencia y tener que obligar a su novia a llevarle a casa.
— Logan está enamorado — canturrea Thiago, al parecer lleva bastante tiempo con la misma cancioncita que no me he parado a escuchar. Volteo mi rostro con la finalidad de enterrar su cuerpo bajo tierra para que cierre ese pico tan afilado que tiene, a pesar de cómo le miro, no para de afinar su voz tan perfectamente.
Que se note mi sarcasmo y exasperación, por el amor de Dios.
— Como no dejes de cantar me encargaré de que tu próximo entrenamiento sea un infierno — Thiago se detiene de golpe y sonrío, aún así, él imita mi expresión ladeando la cabeza y entrecerrando sus ojos en mi dirección.
— No has negado que estás enamorado — analiza, abro los ojos como dos naranjas. Balbuceo palabras incomprensibles y, finalmente, me largo de su lado negando con la cabeza repetidas veces. He admitido algo que ni siquiera sabía y que no es cierto. No puede ser real, mi vida acarrea demasiados problemas diariamente y sería incapaz de poder agregarle una novia al asunto. Eso dando por hecho que Alessia, la increíble llama de fuego, pueda perdonarme alguna vez.
Thiago me sigue, riendo él solo sin importarle un carajo las miradas confusas de las personas a su alrededor. Mis pies se mueven por sí solos pisando el suelo de granito con fuerza y decisión, paso de largo por el costado de Alessia y noto cada sensación de nervios, de decepción y de tristeza que ella siente.
Es como una emoción imposible de describir en la que, a pesar de que ella me odie, tengo el don de reconocer cada sentimiento que su cuerpo desprende. Por eso, al pasar por su lado y chocar nuestras miradas, una grieta se abre paso en mi alma agrandándose por cada segundo que transcurre.
Trago saliva despacio y, el carraspeo de Thiago minutos más tarde, es lo único que logra dispersarme de los pensamiento sobre ella, de la manera en la que ambos entran a su aula para dar clase y seguir compartiendo esos besos con los que ella será tan feliz. Es su novio, me repito mil veces. Renuevo esa misma frase en mi cabeza cada noche antes de irme a dormir tras haber llevado a mi padre borracho hasta su dormitorio, o cuando llego al instituto y la contemplo colocando su cabello color fuego con una felicidad que su cuerpo desborda.
Por no hablar de cuando esas gemas rojizas me observan, unas arrugas casi invisibles apareciendo en ambos lado de las esquinas de sus labios y esa felicidad que llega hasta su mirada. Su nariz se arruga como si le tuviera asco a algo, una niña pequeña mostrando sus pensamientos, pero, es una mueca tan dulce, que ni siquiera puedo darle un significado distinto. Ella es hermosa con todas las letras que la palabra contiene.
— ¿Enserio eres Logan? ¿O me han robado a mi amigo del alma? — Cuestiona asombrado, eleva una mano para tocar mi frente en busca de fiebre o algún síntoma de estar enfermo. La retiro con diversión en cada movimiento riendo sin evitarlo.
— Sigo siendo el mismo Logan de siempre, estúpido — escupo.
— En eso te equivocas — niega, volteo mi rostro para observarle. Su mirada se convierte en un profundo misterio, arqueo una ceja tratando de leerle los pensamientos en los que tan ensimismado se encuentra. Suelta un suspiro dramatizando la escena y llego a creer que de verdad tiene algo importante que decir.
— No me estoy equivocando — debato buscando sacarle las palabras de una vez. Me está preocupando.
— Sí lo haces — vuelve a decir —. Mi antiguo amigo no estaba enamorado de una pelirroja que ya tiene novio — suelta la bomba, ríe como un maniático y golpeo la parte trasera de su cuello gruñendo y adelantándole el paso. Me escabullo entre la multitud buscando una salida para no escucharlo —. ¡Logan está enamorado! — Chilla con una voz aguda que me rompe los tímpanos.
Niego con mi cabeza saliendo lo antes posible de toda esa marea de gente para llegar a nuestra clase. Juraría que cierto profesor de biología odia los retrasos y, para su desgracia, va a tener que soportar mi tardanza y la de otro pelinegro detrás de mí que espero que no siga riendo para cuando llegue a clase. El timbre suena y sigo pensando en sus palabras.
— Idiota — susurro.
Eso mismo sentí cuando escribí el capítulo, esa lágrima bajando por mi mejilla como si fuera yo Alessia y Logan estuviera delante de mí. Más quisiera yo...
Dejando a un lado mis derrames enamorados de amor contenido... ¿qué tal van? ¿Vosotrxs también habéis empezado las clases o estáis de vacaciones? Yo me estoy muriendo por volver a levantarme a las siete de la mañana... x_x
¿Les ha gustado? Llenadme la barra de estrellitas y los bocadillos de comentarios, amores (que se note que muero de hambre...)
¡Besos y XOXO!
N H O A
¡Pregunta Random!: ¿Cuántos capítulos del supuesto maratón quieren que ponga?
PD: No vale poner interminables...
PD2: Tampoco infinitos...
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