[ 27 ]
—¿Porque mierda no te vas con tu perfecta familia a tu dichosa mansión y dejas que Jin sea feliz?
Sungmin abrió sus ojos asombrado pero no se dejó intimidar por la información que manejaba el menor.
—¿Me investigaste? —alzó una ceja divertido —eres más inteligente de lo que creí.
Ambos se habían levantado del piso y se estaban desafiando con la mirada. Jungkook rogaba internamente por qué Jin no entrara de vuelta a la casa, esperaba que estuviera en un lugar seguro con Hobi en sus brazos.
Sungmin se llevó la mano al bolsillo trasero de su pantalón y extrajo una navaja pequeña.
Jungkook no alcanzó a reaccionar y recibió la primera puñalada sobre la alfombra de la sala. Un poco de sangre cayó y Sungmin no se detuvo y dos veces más perforó su delicada piel. El mayor dio dos pasos atrás con ojos horrorizados al darse cuenta lo que había hecho, tiró la navaja y corrió por la casa para luego salir por una de las ventanas de su habitación.
Jungkook caminó a la cocina, tratando de buscar un lugar donde esconderse... Aunque sabía que Jin lo buscaría y ese era el primer lugar al que se le ocurriría ir.
Jungkook se tiró en el suelo esperando que la vida de Jin cambiara, que fuera mejor para él y para su pequeño Hobi.
—
—
Jeon Alexander se dejó caer sobre el sofá que estaba frente a la cama de Jungkook. Heechul había pedido el traslado de su hijo hasta la mejor clínica de la ciudad, y en donde ellos eran socios fundadores.
Ambos hombres estaban destrozados y no entendían que había pasado para que su pequeño Jeon haya jugado al superhéroe.
—No lo puedo creer —Heechul se dejó caer al lado de su esposo y tomó su mano —¿En que momento nuestro Jungkookie comenzó a salir con hombres casados?
Alexander mordió su labio y miró a su hijo que se estaba removiendo sobre la cama. Se levantó completamente al escucharlo jadear de dolor.
—Jinnie —susurró en sueños con sus ojos apretados y sus manos en puños. —Corre.
Alexander sintió su corazón romperse en mil pedazos mientras veía a su hijo soñar con ese hombre casado.
—¿Quién es Jinnie? —Heechul se talló los ojos —¿es ese hombre?
—Parece...
La puerta fue golpeada suavemente y la asistente de Heechul entró. Miró de soslayo a Jungkook y se acercó a su jefe —Doctor Jeon la policía necesita hablar con un familiar del joven Jungkook.
Alexander asintió y se sentó en la silla al lado de su hijo.
Heechul llevó al oficial hasta su oficina no queriendo mirar a ninguno de sus colegas o funcionarios de la clínica. Odiaba la mirada de pena de todos ellos.
Le recordó cuando quedó solo con un recién nacido en sus brazos.
—Señor Jeon vine a informar sobre el atacante de su hijo.
—Primero que nada, disculpe que lo interrumpa oficial, pero necesito saber los detalles de esto.
—El día de ayer el departamento de policía recibió una denuncia de violencia doméstica, esa denuncia la recibió quien entiendo es familiar suyo.
—Si es un primo.
—Él tomó los antecedentes que su hijo recogió y la denuncia va por buen puerto, gracias a esa denuncia podremos investigar más a fondo esto. Su hijo fue muy valiente en ayudar a la víctima.
—¿Qué pasó con el atacante?
—Se dio a la fuga pero pudimos capturarlo.
—Bien, eso es bueno, tengo al menos cinco abogados para secarlo en la cárcel por el daño que le hizo a mi hijo.
El policía asintió —Cuando su hijo despierte vendrán a tomar su declaración.
—Si, está bien.
El oficial se levantó —Su hijo es un verdadero héroe, espero que su salud mejore.
Heechul asintió y acompañó al policía hasta la salida de la clínica.
Respiró hondo justo en el momento que vio al mejor amigo de su hijo correr hacia él con lágrimas en los ojos.
—Señor Jeon.
Heechul lo tomó del hombro y se dirigieron hasta la habitación del castaño.
Jimin se acercó a paso lento hasta quedar al lado de su amigo. Una lágrima rodó por su mejilla y tomó la mano de Jungkook entre las suyas.
Alexander y Heechul salieron de la habitación para darle un poco de privacidad a los amigos.
El pelirosa acarició con su pequeña mano el rostro herido de Jungkook. Lloró en silencio y luego se movió por la habitación mirando las muestras de cariño que había recibido su amigo.
Abrió su chaqueta y sacó la carta que Taehyung le había pasado. Todavía recordaba su propia confusión al no enteder porque el hermano de Jin le estaba pasando una carta para su mejor amigo.
Y luego entendió y unió las piezas faltantes.
Se sorprendió sin duda, pero tal acto de valentía de Jungkook hacia Jin le dio a entender que su amigo estaba mucho más enamorado de lo que él creía.
Miró la mesa auxiliar y no sabía donde dejar la carta, no quería que los señores Jeon supieran de esta. Mordió su labio en el momento que su amigo comenzaba a agitarse sobre la cama, lo escuchó susurrar.
—Jinnie...
Jimin apretó sus labios y se acercó a él. Tomó su mano y acarició suavemente.
—Tranquilo Jungkookie... Vas a estar bien.
—Jinnie... —volvió a repetir.
Jungkook abrió sus ojos o trató ya que tenía un golpe en su mejilla y ceja derecha. Le dolía todo el cuerpo y trató de sentarse pero una punzada en su abdomen no lo dejó.
Miró hacia un lado y entendió donde estaba, luego escuchó un sollozo y giró lentamente su cabeza para encontrar a Jimin llorando al lado de él.
—Dios, pensé que no abririas tus ojos... —Jimin se tapó la cara mientras lloraba por todo el miedo que sintió en algún momento al pensar que iba a perder a su mejor amigo, a su hermano.
—Jinnie... ¿Donde está? —preguntó con la voz rota —¿Él está bien cierto?
—Lo está, tranquilo, debes descansar y recuperarte.
—Quiero verlo ¿Porqué no está aquí Jimin?
El pelirosa no sabía porque razón Jin no estaba en ese lugar, sintió pena por su amigo al ver sus ojitos brillantes y suplicantes.
—No sé porque no está aquí Jungkookie.
El castaño cerró los ojos. Lo extrañaba tanto, lo único que quería era decirle lo mucho que lo amaba.
—Uh, ¿Jungkookie? Tengo algo para ti.
.
.
Fuera de la habitación Jin pedía información sobre el estado de salud de Jungkook. Había pasado la noche sin poder dormir preguntándose una y otra vez que pasaría con el menor. Luego supo, por Taehyung que lo habían trasladado hasta una clínica y ahí era en donde se encontraba.
—¿Cuál es su nombre? —la mujer lo miró detrás de sus enormes gafas rojas.
—Jin.
La mujer parecía teclear y luego de uno minutos alzó la mirada
—no está en la lista de vista joven.
—Lo sé... Pero soy... —se pasó una mano por el cabello —soy su novio... Quiero verlo por favor.
La mujer alzó ambas cejas y luego arrugó el ceño —Lo siento, tendré que hablar con sus padres. Ellos son quienes tienen las visitas restringidas.
Jin asintió derrotado pero estaba desesperado por verlo, tenía que hacerlo, quería hablar tantas cosas con él y decirle que no leyera la carta, necesitaba aclararle que lo que ahí decía. El rubio se alejó del mesón de información y miró hacia el pasillo en donde se encontraban las habitaciones. Mordió su labio pensando en como podría colarse a la habitación del menor sin ser visto.
Se sentó en uno de los mullidos sillones y se dedicó a esperar.
.
.
.
Heechul y Alexander creyeron que le habían dado el tiempo suficiente a los dos mejores amigo y caminaron de regreso a la habitación. Pasaron por el mesón de información y la funcionaria detrás del escritorio los llamó para informarles que su hijo tenía una visita pero que no estaba aprobada por ellos.
Cuando Alexander giró su cabeza y lo vio sus ojos soltaron chispas de enojo. En dos zancadas llegó hasta Jin y se paró frente a él.
Jin alzó su cabeza y miró al hombre rubio de tez blanca que lo estaba matando con la mirada, no sabía quién era. Pero cuando escuchó a otro hombre llegar a ellos supo enseguida que esos eran los padres de Jungkook.
—Alexander, amor. —Heechul tomó del brazo a su rubio esposo pero este no se movió. Todo lo contrario, su mirada gélida cayó sobre el chico que estaba sentado con sus dedos entrelazados con una mirada asustada en su rostro.
—¿Que haces aquí? ¿No te aburres de joderle la vida a mi hijo?
Jin se levantó y negó con su cabeza tratando de parecer amigable aunque estaba realmente desesperado por ver al menor —Yo... Lo siento... Solo quiero saber si él está bien.
Alexander bufó y Heechul dio un paso hacia adelante porque sabía que su marido no iba a ser muy delicado con lo que diría a continuación.
—¡No puedo creer que tengas el descaro de venir hasta aquí! Mi hijo pudo haber muerto por tu culpa.
Heechul lo tomó de la cintura mientras veía como al chico se le llenaban los ojos de lágrimas.
—Alex, no es el lugar.
—Yo solo quiero verlo... —dijo Jin muy triste.
—No. Tú te vas a alejar de él... Mi hijo no necesita de tus problemas.
—Lo siento tanto... Yo no quería que él se viera involucrado...
Alexander rió y el sonido se clavó en el pecho del menor de los tres. Las personas que a esa hora estaban en el lugar tomaron atención al intercambio entre los hombres.
—Creo que mi hijo está más involucrado de lo que creí —Alexander se acercó un poco más hacia Jin —¿Qué querías de él? ¿Dinero?
—¿Qué? No, no, yo jamás lo vi por eso... Yo lo amo.
—Cállate. Mi hijo merece más que un pobretón golpeado por su esposo.
—¡Alexander!
Jin agachó la cabeza avergonzado por las ciertas palabras del papá de Jungkook. Él no tenía nada, ni siquiera había tenido las fuerzas de dejar a Sungmin a tiempo y tuvo que esperar a que Jungkook saliera herido por su culpa.
Todo era su culpa.
Heechul tragó y humedeció sus labios. Tomó a su marido de los hombros y se lo llevó de la sala de espera. Giró su cabeza y vio como el chico rompía en llanto en medio de la sala de espera.
Jin se abrazó y caminó lentamente hasta la salida. Se sentía completamente fuera de lugar ahí.
Tomó una respiración y se limpió las lágrimas que habían caído en sus mejillas.
Tomó su celular y llamó a Jimin pero este no contestó, y entendía, seguramente el pequeño pelirosa también debía estar enojado con él por la mentira y por sobre todo por haber puesto en peligro a Jungkook.
Abatido y con el ánimo por los suelos Jin salió de la lujosa clínica.
Era hora de alejarse del menor, por el bien de él.
Jin ya no quería hacerle más daño.
Y quizá la carta ayudaría a que ellos dieran vuelta la página de la triste historia que habían construido juntos.
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