[ 22 ]
Jin abrió la puerta de su casa y bajó a Hobi inmediatamente para quitarle su chaqueta. Miró hacia la sala en donde su marido se encontraba. No se acercó a saludarlo de beso, no, porque si lo hacía se iba a borrar el rastro del único beso que pudo compartir con Jungkook esa tarde, por lo que simplemente dijo hola y se alejó hacia la cocina.
No pasaron mucho minutos antes que Sungmin irrumpiera dentro de la cocina y tomara de la cintura a su esposo con el afán de acercarlo a él.
Se restregó sobre su culo y Jin se alejó como pudo. —Hobi tiene que cenar.
Sungmin bufó y salió del lugar, se sentó en el sofá y cambió la televisión para que Hobi se entretuviera. Cuando el niño se sentó este se volvió a levantar y entró a la cocina nuevamente asustando a Jin en el proceso.
—¿Porqué no quieres que te toque? Antes rogabas por mi polla —lo tomó del brazo y sin ejercer mucha presión llevó la mano de Seokjin hasta su entrepierna —me tienes caliente todo el tiempo bebé, ¡hazte cargo de una puta vez!
El rubio quitó la mano y lo empujó —¡No vuelvas a hacer eso!
Sungmin arrugó el ceño —¿Tienes a alguien?
Jin tragó y sus mejillas ardieron. Se había delatado, lo sabía, pero ya no podía hacer nada.
—Así que es eso ¿No? Encontraste un culo que follar ¿Quién es? —preguntó furioso pero con una maldita sonrisa en los labios. Jin sabía que debía cuidar muy bien sus palabras si quería que Jungkook se mantuviera a salvo.
—Yo... No es así. No tengo a nadie —alzó la mirada tratando de mostrase muy seguro de sus palabras.
—Entonces si no tienes a nadie no te va a importar coger conmigo esta noche ¿No? —Sugmin lo tomó de la cintura y se acercó a sus labios —ya sabes lo que pasaría con tu amante si me llego a enterar de que andas de puta por otros lados.
—¡No tengo a nadie! Pero no va a pasar nada entre tú y yo.
Sungmin apretó el agarre y trató de besarlo a la fuerza, pero no pudo, Jin se corrió y lo volvió a empujar logrando alejarlo.
—¡No quiero que me vuelvas a tocar! ¡Me das asco!
Sungmin arrugó el ceño y no lo pensó y lo tomó fuerte de la ropa —¡Qué dijiste!
Jin tragó pero no sé echó para atrás. No dejó de mirar los ojos furiosos de su marido —Me das asco, no quiero que me toques.
El hombre mayor respiró con dificultad y estrelló su puño contra la mejilla del rubio cajero.
Jin cayó al suelo y se llevó una mano a su mejilla, miró con miedo a su esposo y cuando este salió de la cocina el rubio se levantó corriendo y llegó hasta su pequeño hijo para tomarlo en brazos. Omitió la mirada cargada de odio del mayor y solo abrazó el pequeño cuerpo que todavía no se daba cuenta de las cosas que estaban pasando en su hogar, no todavía, pero Jin sabía que era cuestión de tiempo antes de que su pequeño Hobi comenzara a notar lo que realmente estaba pasando ahí, en algún momento su hijo se daría cuenta del poco amor que había en esa casa, la toxicidad que se generaba y él no quería eso para su Hobi.
Caminó con él hasta el dormitorio del niño y se sentó en la cama. Tragó una y otra vez alejando las lágrimas que querían salir de sus ojos. Se sentía humillado, vulnerado y sin encontrar su voz porque tenía miedo.
Miró a su pequeño y este estaba tan tranquilo en sus brazos como si no quisiera causar más problemas. Se odió por sentirse tan atado de manos en ese lugar. Suspiró y un quejido escapó de sus labios ante el dolor en su mejilla, pero no le importó, un golpe más, uno menos, ya no le dolían.
Estaba acumulando tanto odio, tanto rencor que cada vez que Sungmin lo miraba él simplemente se sentía cada vez más preparado para, en algún momento devolverle cada golpe que había recibido alguna vez, y aunque no eran muchos; el rubio simplemente estaba acumulando todo en su interior.
Besó el cabello castaño y suave de su pequeño y lo dejó sobre la cama. Se levantó y comenzó a buscar ropa, no mucha, unas cuantas camisetas, pantalones deportivos, un par de zapatos.
Abrió el armario y sacó una maleta mediana y metió todo en ella. Luego la cerró y la escondió debajo de la cama.
Se sentó al lado de su pequeño y buscó un cuento para leerle.
Cuando ya había leído tres páginas Hobi cayó rendido por el cansancio. Jin maldijo porque su bebé no había cenado.
Lo acomodó entre las mantas y salió sigilosamente de la habitación. Llegó a la cocina sin problema y comenzó a preparar una leche para Hobi. Sabía que tenía que dejar el biberón, pero en un momento así era un tanto cómodo para él. No lo quería despertar, quería el máximo silencio dentro de la casa.
Se tocó la mejilla y se quejó por el dolor. Batió la leche y salió de la cocina.
Acomodó a Hobi para que pudiera tomar el biberón aunque sea dormido. Observó en todo momento la puerta cerrada de la habitación, sabía que Sungmin andaba por la casa y eso lo tenía un tanto nervioso. Jamás le había pegado más que un puñetazo, Jin recordó que una vez le respondió con otro golpe y eso había calmado a Sungmin por un tiempo.
Pero esa tarde le había vuelto a levantar la mano y él no se defendió para no asustar a Hobi, pero no lo pasaría por alto.
Quitó el biberón de las manitos de su hijo y lo dejó obre la mesita auxiliar, se acomodó a su lado y cerró los ojos con la piel de su mejilla ardiendo.
Aún así se quedó dormido sin darse cuenta que Sungmin en la sala revisaba afanosamente su teléfono celular.
.
.
.
—¿Entonces cuál es la verdad de tu novio?
Jungkook cortó los tomatitos cherry que había comprado luego de dejar a Jin y a Hobi en su casa.
—La verdad de él es que está en un matrimonio arreglado.
Jimin arrugó su ceño pero se mantuvo en silencio por respeto a su amigo y porque no quería volver a hacerlo sentir mal.
—¿Arreglado? ¿En esta época?
—Es una historia digna de una telenovela, pero es su historia. No soy nadie para juzgar sus decisiones pasadas.
—Vaya... ¿Lo amas tanto?
Jungkook lamió sus labios pensativo —Me gusta mucho, me gusta como me trata... Él es cariñoso y muy cuidadoso con todo, es un hombre luchador, lo admiro demasiado y me da impotencia no poder sacarlo de ese lugar.
—No me has contado cual es su realidad.
—Su realidad es que vive con un hombre que no ama por proteger a su sobrino.
—A ver, espérate un poco, tú dijiste que era su hijo... No estoy entendiendo.
Jungkook tomó los tomatitos y los tiró en la sartén caliente para saltearlos junto con las otras verduras —Él tenía una hermana que falleció hace un par de años, bueno ella tuvo un hijo con un tipo y cuando falleció él prometió hacerse cargo del bebé... Con el tiempo apareció el papá biológico del bebé y amenazó con llevárselo lejos del hogar materno. —Jungkook dejó que las verduras se cocinaran un poco y miró a su mejor amigo —Él no dejó que se lo llevaran y llegaron a un acuerdo.
—Oh dios, estoy entendiendo —Jimin parecía aturdido con la información que le estaba dando el castaño.
—Se casaron hace unos años para que el niño no creciera lejos de la familia materna de su fallecida madre.
—Es horrible, ese hombre es un verdadero ángel, se sacrificó por su sobrino... Es increíble.
—Lo es, tienes razón —Jungkook sonrió recordando la bonita tarde que habían tenido los tres en el parque. Habían estado poco rato, pero Jungkook lo había disfrutado tanto.
—¿Conoces a su hijo?
—Si —Jungkook decidió que ya no hablaría más, el pequeño Hobi estaba dentro de la lista que Jimin debía ingresar y no quería que su amigo supiera que era de Jin de quién estaba hablando. Sabía que debía contárselo algún día, pero ese día no sería.
—Tio Kookie —uno de los mellizos entró a la pequeña cocina.
—¡Sale de aquí! Ya sabes que a mamá no le gusta que entres a la cocina Yeonjun.
El niño rodó los ojos y su atención se fue directo a Jungkook —tío Kookie ¿Podemos jugar al fútbol?
—Claro Jun, pero antes debo terminar la cena para ti y tu hermana.
Yeonjun hizo un puchero y fue sacado de la cocina por su hermano mayor —anda a hacer tus tareas... Anda, después jugamos al fútbol.
—¡No! Tu eres malo Minie, quiero jugar con el tío Kookie.
—Agh, este mocoso ¡Fuera!
Jungkook rió. Le gustaba mucho ir donde los Park, ahí sí que se respiraba una familia de verdad. Él no tenía hermanos, unos cuantos primos andaban por ahí pero no los veía a menudo, por lo que estar en la casa de su mejor amigo era algo bonito de apreciar. Aunque su mejor amigo parecía un volcán en erupción cerca de sus hermanitos.
—Ya Minie, no discutas con ellos.
—Me vuelven loco.
—Lo sé, pero lo estás haciendo bien, eres un buen hermano mayor.
Jimin sonrió dulcemente y se dedicó a cocinar la carne para la cena.
Las horas pasaron y luego de la cena Jungkook jugó con los mellizos, después se despidió de su amigo y se fue directo a su casa.
Al entrar Alexander lo recibió con un abrazo cariñoso. —Hijo, tengo algo que contarte.
—¿Qué es? —preguntó mientras se sentaban en la isla de la cocina.
—Abriremos una nueva clínica.
—Oh —en la boca del menor se dibujó una mueca. Que sus padres decidieran tener un nuevo centro médico solo significaba una cosa.
—Nos veremos mucho menos galletita, pero eso solo será hasta que las cosas se arreglen.
Jungkook no creía nada de eso, sus padres eran demasiado trabajolicos como para dejar que el resto hiciera el trabajo de ellos.
—Galletita, no pongas esa cara, yo solo quiero que las cosas se pongan en funcionamiento y dejaré de estar al mando.
—¿Qué?
—Eso, con tu padre queremos darnos un tiempo y eso te incluye a ti por supuesto y a Jimin si él quiere.
—No entiendo nada papá.
Alexander rió enternecido —Digo que nos queremos ir de vacaciones cuando terminen el año y queremos invitar a Jimin.
¿Vacaciones? ¿Los tres? Eso era algo soñado, años habían pasado desde la última vez que los tres hubiesen podido salir a viajar y que sus padres pensaran en llevar a Jimin con ellos lo hacía sentir muy contento.
—Hay que tramitar el pasaporte de Minie, nos iremos al extranjero... Obviamente nosotros corremos con todos los gastos ¿Crees que su mamá lo dejará viajar?
—No lo sé, ella es un tanto sobreprotectora con él, pero no perdemos nada con preguntar.
—Lo más probable que tengamos que ir a hablar con ella ¿Cierto?
—¿Ustedes dos?
—Si, por supuesto, corresponde, digo ustedes son mayores de edad pero iríamos a cargo de él.
Jungkook ya no estaba tan contento, no después de saber que la madre de Jimin no estaba muy contenta por la orientación de su hijo mayor. Entonces ¿Cómo iba a llegar él con sus dos padres a pedir permiso para que su mejor amigo viajaran con ellos?
—Bueno, aún quedan meses para preparar todo.
—Claro que si galletita hermosa.
—Agh, papá basta.
—¿Qué? —se encogió de hombros riendo —eres mi galletita y lo serás por siempre, aunque te cases y tengas hijos.
Jungkook rodó los ojos pero se debo envolver por el cariño de su papá.
—¿Papá?
Alexander dejó su botella de agua sobre la superficie y le dio toda su atención a su único hijo —Dime.
—¿Puedo tener un automóvil? Antes que digas algo, sé que en el pasado no fui responsable, pero ya no soy tan descuidado con las cosas... He aprendido a valorar lo que tengo aquí en casa y lo que me dan ustedes, en serio lo hago.
—Galletita...
—Es en serio, aprendí... Me gustaría tener mi propio transporte.
El mayor entrecerró los ojos analizando un poco la actitud sumisa de su pequeño musculoso. —Jeon Jungkook.
El menor lamió sus labios y desvío la mirada acusadora de su papá.
—¿Porqué ese cambio de actitud? Quizá yo no paso mucho en esta casa pero me doy cuenta que estás más en casa, ya no estás saliendo a fiestas, no estás bebiendo y ¡Gracias a Dios que no es así! No me malinterpretes, me gusta que te estés cuidando... Pero todo este buen comportamiento solo me recuerda al una cosa y me dolería mucho que hubieses buscado a ese mal nacido.
—¡No papá! Eso no es así... Te lo juro, jamás buscaría a ese hijo de puta de nuevo.
—El vocabulario galletita —Alexander rodó los ojos.
—Lo siento.
—¿Estás saliendo con alguien?
El menor lo miró, sabía que no podía mentir, su papá lo podía leer tan bien, pero no podía contar todo, jamás Alexander aceptaría a Jin, no sabiendo que el rubio no era un hombre libre.
—Podríamos decir que sí.
—Ya...
—Llevamos unos meses.
—¿Porqué no has traído a la jovencita a casa? Tú sabes que con tu padre no tenemos problemas en conocer a tus novias.
—Lo sé papá, no creo que sea el momento... ¿Podemos hablar de lo importante?
—¿El auto?
—Si... Digamos que esta persona vive un tanto lejos del centro y me gustaría poder ayudar a que llegue bien a su casa... Ya sabes, el frío y esas cosas.
Alexander suspiró —Tu padre no va a querer Kookie.
—Pero tú puedes convencerlo... No me digas cómo ¡No sonrías así! Es asqueroso —Jungkook se tiró unos cabellos suavemente mientras su padre se reía de él.
—Haré lo posible, no te prometo nada ¿Si?
—Gracias. Me iré a dormir, hoy jugamos fútbol con los mellizos y estoy muerto.
—Anda bebé, descansa.
Jungkook subió hasta su habitación y mientras se quitaba la chaqueta escuchó el tono de llamada que le había asignado a Jin.
Contento por escuchar al mayor se llevó el teléfono a la oreja y como de costumbre él habló primero.
—¿Jinnie? Hola hermoso.
Hubo un silencio largo y Jungkook revisó el teléfono por si la llamada se había cortado.
—Jinnie ¿Pasó algo?
La llamada se cortó y Jungkook se quedó en medio de su habitación sin saber si debía devolver el llamado.
━━•❃°•°•°•°❃•━━
Jamás deben dejar que la persona a su lado abuse de ustedes. Nadie merece un trato vejatorio.
—
Tengan bonita noche 💕
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro