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[ 21 ]

Jimin arrugó el ceño mientras leía los datos de los niños del jardín infantil en donde el primer grupo de su clase habían hecho el operativo presencial, el grupo del pelirosa se encargaría de recoger los datos y realizar una estadística sobre el peso, talla de los niños de dicho nivel.

Estiró su cuello un poco cansado y siguió tecleando en su computadora los datos de los niños.

Jungkook estaba con su celular y lo escuchaba suspirar de vez en cuando. Jimin estaba seguro que su mejor amigo había conocido a alguien y que su estado anímico de debía a eso, pero el castaño no había confiado todavía en él.

—Jungkookie, ¿Quieres comer algo?

—Podría ser ¿Que hizo tu mamá de almuerzo?

—Pasta. Muy saludable.

Jungkook rió —Quiero comer.

Jimin se levantó y el castaño lo siguió a la cocina.

—Tendré que hacer la cena, mamá sale tarde del trabajo hoy y debo ir a buscar a los mocosos al colegio.

—Cierto. Bien, podemos pasar al supermercado para hacerle cena a los niños ¿Te parece?

—Oh Jungkookie mi madre no me dejó dinero.

—No te estoy pidiendo que compres nada —se encogió de hombros —pasaremos a comprar algo que le guste a los mellizos.

El pelirosa sonrió —Bueno... ¿Y podrías comprar helado? Tengo tantas ganas de comer hace días.

—Claro. Lo que ustedes quieran, papá paga.

Jimin rió y comenzó a calentar la comida, de vez en cuando miraba a su cabizbajo amigo que tenía la mirada puesta en su celular. El pelirosa no pudo contenerse y cuando terminó de calentar ambos platos mordió su labio ansioso por preguntar.

—¿Jungkookie? —Jungkook alzó la mirada. —¿Qué es lo que te tiene así de decaído? Somos amigos, puedes confiar en mí.

—Lo sé, confío en ti, pero te vas a enojar cuando lo sepas.

—¿Qué hiciste ahora? —Jimin se sentó frente a su amigo y le entregó su plato.

—Estoy viendo a alguien que no debería.

—Oh.

—Es... —Jungkook sintió su rostro sonrojarse —es un hombre.

Jimin dejó caer su tenedor y comenzó a toser escandalosamente. Jungkook se estiró sobre la mesa y comenzó a darle golpecitos a su espalda, como Jimin no dejaba de toser fue a la cocina y le buscó un vaso con agua.

Jimin tomó todo el líquido y dejó el vaso sobre la mesa —¿De qué estás hablando?

—Hay algunas cosas que no sabes de mi... El punto es que me gusta un hombre.

—Oh amigo, yo pensaba que no te iban los hombres, osea siempre estuviste tan reacio cuando te molestaba con eso.

—No es como si hubiese estado con muchos, solo uno en el pasado y el de ahora.

Jimin tragó aún sorprendido de las palabras de su castaño amigo. —¿Porqué no deberías estar con él? Dijiste eso hace un momento.

—Es casado —soltó sin más. Jungkook suspiró cuando Jimin volvió a atorarase y a toser dramáticamente.

—¿QUÉ?

—Lo sé, lo sé, puedes golpearme si quieres —se agarró la cabeza frustrado —estoy haciendo algo malo, lo sé Jiminie. Pero a esta altura ya no puedo dejarlo.

Jimin abrió su boca sorprendido, Jungkook le tiraba una bomba tras otra y él ya no sabía que decir. Pero veía a su amigo abatido y de pronto sintió tristeza por él.

El pelirosa estiró su pequeña mano y tomó las ajenas en un acto de apoyo —Oye, tranquilo.

—No me odies, yo sé que tú estás del otro lado de esto... Pero fue inevitable, desde que lo vi lo quise...

—Oye no, mi vida familiar no tiene nada que ver contigo ¿Si? Eres mi mejor amigo y tienes mi apoyo, además para mí el mayor culpable siempre será el que está casado. Dime algo ¿ya te ha dicho las frases célebres de los infieles?

Jungkook arrugó su ceño. —No, él no es así.

—Oh, ¿Ya te acostaste con él?

—Si. Lo hemos hecho.

—¿Es un hombre heterosexual en su vida diaria?, ya sabes de esos que fingen tener un matrimonio feliz pero que están desesperados por un culo que follar.

—No —Jungkook negó con su cabeza —él es gay. Tiene un niño pequeño —Jungkook mordió su labio, no quería contarle a Jimin que estaba hablando de Jin. Sabía de la alta estima que tenía el pelirosa hacia el rubio cajero, pero ¿Por cuanto tiempo podría ocultarlo?

—¿Cómo llegaste a esto Jungkookie?

El castaño suspiró sintiendo su pecho doler —Yo le dije que podía compartir... En un momento pensé que podría, ya sabes, sexo sin compromiso, él realmente es un tipo difícil de dejar pasar... Pero con los meses me he dado cuenta que me metí en un foso del que ya no puedo salir, quiero tenerlo para mí todo el tiempo, ya no quiero seguir esperando sus llamadas cuando se pueda escabullir de su casa. No quiero los encuentros esporádicos —su labio comenzó a temblar y las lágrimas se acumularon en sus ojos —pero no puedo quejarme, yo elegí esto.

Jimin apretó aún más el agarre de sus manos sobre las de su amigo —¿Va a dejar a su esposo?

Jungkook mordió su labio mientras miraba los hermosos ojos marrones de su amigo, sabía que el tema era delicado para Jimin, por eso había demorado tanto en contárselo. Pensó que podría haber ido donde Namjoon y desahogarse, pero el mayor iba a preguntar y preguntar hasta que le dijera quién era el hombre casado y lo más probable que iría a patear el culo del hombre.

Y Jungkook no quería que nadie le hiciera daño a Jin.

—No puede dejarlo.

—Si claro, ¡Eso lo dicen todos!

—Él no es como los otros Jimin.

—¿No? Por lo menos no es como el puto infiel de mi padre, que decidió irse con su amante y dejarnos a nosotros.

Jungkook comenzó a llorar con la culpa azotando en su pecho, pensó en el pequeño Hobi y la vida que llevaba junto a sus dos padres que no se amaban en lo más mínimo. O por lo menos eso era lo que decía Jin.

—¿Se acuesta con ambos?

Jungkook negó.

—¿Cómo puedes estar tan seguro?

—Solo lo sé, confío en él.

Jimin se levantó de su silla y se pasó una mano por el cabello, la comida quedó de lado, ya no sentía hambre alguna —No puedes confiar en un hombre que no tiene los huevos bien puestos. Él debería dejar a su esposo si es que te respeta un poco.

Jungkook se abrazó a sí mismo mientras escuchaba a su mejor amigo maldecir en voz alta.

—¿Quien es el hijo de puta? ¡Mira como te tiene Jungkook! Estás sufriendo y seguramente el maldito tiene una vida de ensueños mientras tú esperas por él. —Jimin se cruzó de brazos enojado.

—¡No es así! —las lágrimas corrían libremente por sus mejillas —su vida no es fácil Jimin, no lo es... No tiene opción.

—¡Siempre hay una opción! El maldito no está apostando por ti, no te hagas esto Jungkook... Después, cuando ya no necesite de tu cuerpo te va a dejar tirado, porque los amantes sirven solo para eso, para la cama.

Jungkook alzó su mirada triste hacia el pelirosa, las lágrimas todavía caían por sus mejillas. Se levantó con su ceño fruncido y quedó frente al pelirosa —No pensé que te pondrías así, te estoy diciendo que él no es como los otros, no es como tú padre, él está tratando de hacer lo mejor para su pequeño hijo. —Jungkook pasó a su lado y buscó su mochila. Se la puso a los hombros —Saluda a los mellizos de mi parte —dijo mientras abría la puerta.

Jimin llegó a esta y la cerró antes de que Jungkook pudiera salir —no te vayas... Lo siento, lo siento, no quiero que sufras y eso es exactamente lo que ha estado pasando, pero eres mi amigo Jungkookie —Jimin comenzó a llorar —me duele verte así... Estás enamorado Kookie.

El castaño solo apoyó su cabeza contra el hombro ajeno y volvió a llorar dolorosamente. Sus sollozos partieron el corazón de Jimin quien lo abrazó más fuerte y comenzó a decirle palabras de apoyo. 

—¿Quien es ese hombre que se ganó el corazón de mi mejor amigo?

Jungkook hipó unas veces y respiró para calmarse. Jimin se alejó para buscar papel y volvió a su lado.

—Gracias —Jungkook limpió su nariz y respiró profundo.

—Lo siento, me dejé llevar, no quise hacerte sentir más mal —Jimin hizo una mueca con sus labios.

—Está bien, creo que es normal, yo habría hecho lo mismo.

—¿No estás enojado conmigo? 

—Un poco.

Jimin se rió y sus ojos desaparecieron y dos finas líneas.

—Lo siento, te quiero demasiado como para verte sufrir.

—Jiminie... Disculpa por lo que dije de tu padre, tú no tienes la culpa... No lo dije para hacerte sentir más mal.

—Lo sé, ese viejo de mierda es el último de mis problemas ¿Vamos a caminar? No comimos nada, pero creo que podríamos tomar un poco de aire.

—Si, gracias.

Jimin tomó su chaqueta y sus llaves. Salió justo detrás de su amigo.

Del tiempo que conocía a Jungkook jamás lo había visto con sus muros tan abajo, su personalidad era casi siempre a la defensiva, era muy cambiante en su actuar la mayoría del tiempo, pero era la mejor persona que Jimin conocía. Era un chico con muchas virtudes.

Y jamás lo había visto llorar de esa manera.

Jungkook era un chico cálido con sus amigos. Jimin conocía a todas las conquistas del castaño y por eso le había sorprendido tanto su historia con ese hombre casado y que fuera tan secreto. Aunque lo entendía completamente, porque no era algo que se podía contar a todo el mundo. Y él casi se equivoca al juzgar de esa manera a su mejor amigo.

Jungkook dio un salto cuando sintió su teléfono vibrar en su pantalón. Lo sacó rápidamente y una enorme sonrisa se dibujó en sus labios al leer el nombre con el que había agendado al rubio cajero.

Jimin trató de leer la pantalla pero Jungkook no lo dejó y se alejó un poco de él para hablar tranquilamente.

—Hola.

—Hola Kookie, ¿Estás ocupado?

Jungkook alzó su mirada y caminó un poco más lejos de su mejor amigo.

—Estoy con Jimin —susurró.

—Oh, ya veo.

—¿Qué estás haciendo?

—Estoy con Hobi en un parque.

—¿Cerca de tu casa? —preguntó cada vez más curioso.

—Uhm, yo diría más cerca de la tuya.

—¿Es en serio? —Jungkook sonrió.

—Si, por acá hay parques bonitos.

—Voy para allá.

—No es necesario Kookie, tú estás con Jimin... ¿Podemos vernos mañana?

Jungkook hizo una mueca y pateó una piedra —Mañana tengo clases hasta tarde.

—Oh... Bueno ya buscaremos el mejor momento ¿Si? Ahora me iré, hablamos.

—S-si... Hablamos —ni siquiera ocultó la decepción en su voz, pero nada se podía hacer, sus tiempos no siempre coincidían.

Jin cortó la llamada y Jungkook se quedó con el celular en la mano mirando a la nada.

—¿Todo bien? —Jimin se acercó y buscó la mirada de su amigo —¿Era él?

—Si —el castañito suspiró.

—No parece que está todo bien.

—Es que hoy no nos veríamos y él anda cerca de mi casa ahora.

—¿Quieres verlo? No me enojo si vas, todo lo contrario, si puede quitarte esa tristeza... Aunque él mismo la provoca —dijo con la mano en su mentón reflexionando.

—Él no me provoca tristeza —Jungkook sonrió —es la situación, son dos cosas diferentes Minnie.

—Bien, entonces ¿Que estás esperando?

Jungkook rió —¿De verdad no te enojas? Prometo volver para hacer la cena.

—Anda tranquilo, te espero.

Jungkook comenzó a correr —¡Yo traigo todo, no compres nada!

Jimin rió también —¡No te olvides de mi helado! —lo vio alejarse hacia la calle principal y suspiró para luego emprender rumbo hacia el colegio de sus hermanos menores.

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.
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Jin miró sus zapatillas. Había tenido el impulso de ver a Jungkook, y lo único que se le había ocurrido no funcionó.

Levantó la mirada y corrió detrás de su hijo mientras este se subía a uno de los toboganes.

Lo tomó en brazos y se subió con él. Se sentó en el borde y puso al pequeño entre sus piernas abiertas.

—¿Estás listo cosita?

Hobi aplaudió en respuesta y juntos bajaron riendo por el no tan pequeño tobogán. Cuando llegaron a tierra firme Jin casi salta de alegría al ver a Jungkook esperando por ellos.

Hobi no se dio cuenta de la compañía de otra persona y corrió para subirse nuevamente al tobogán.

Jin lamió sus labios mientras lo miraba. Jungkook le sonrió coqueto, se acercó a él y dejó un rápido beso en sus esponjosos labios.

El rubio sonrió y corrió detrás de Hobi. Jungkook lo siguió y los tres se subieron al tobogán. El corazón de Jin se disparó en su pecho al sentir los fuertes brazos del castaño en su cintura. Tiró un poco su cabeza hacia atrás y quedaron pegados mejilla con mejilla.

Jungkook sonrió ampliamente y dejó un beso en la nariz del rubio.

Hobi comenzó a moverse y la tres bajaron por el tobogán riendo. Abajo Jin tomó en brazos a Hobi y este lo abrazó escondiendo su cabeza en su cuello.

—¿Él no dirá nada?

—No, solo dice palabras sueltas, tiene un retraso en el lenguaje —dijo con tristeza en su voz —es frustrante a veces cuando quiere algo no sabe pedirlo por lo que grita y llora.

—Cierto, cuando hicimos el control la tía de su sala lo dijo... ¿Hace terapia?

—Si, dos veces a la semana. Avanza de a poco.

—Lo importante es que avance, ya verás que después hablará mucho.

—Eso dicen todos.

—Ya verás que sí.

Jungkook acarició la mejilla del pequeño y este lo miró.

Jin amó la calidez de Jungkook hacia su pequeño.

—Nos tenemos que ir... Debe cenar este pequeño.

Jungkook asintió sin mucho ánimo —Los iré a dejar, dejé la camioneta estacionada fuera del parque.

Los tres se encaminaron hasta el vehículo. Jungkook pensó en que si tuviera su propio automóvil podría trasladarlos siempre y podria comprar una silla de auto.

—¿Kookie? —Jin lo llamó.

El castaño lo miró por el espejo retrovisor y comenzó a avanzar.

—¿Pasó algo?

—No, solo estaba pensando en lo inseguro que es que vayas con Hobi en brazos.

—Hobiii —dijo el pequeño.

Ambos rieron y por un momento se sintió correcto que los tres estuvieran en el mismo lugar compartiendo.

Luego de unos minutos Jungkook los dejó en la puerta de su casa.

—Sanos y salvos.

—Gracias Kookie.

—Kookiieee —gritó Hobi.

Jin y Jungkook se quedaron mirando y el rubio se bajó rápidamente de la camioneta.

El castaño se quedó en el lugar hasta que ambos entraron a la casa.

Se fue más tranquilo al saber que  papá e hijo habían llegado bien.

Pero lo que Jungkook no sabía era que al entrar a su domicilio el marido de Jin estaría dentro de esta esperando por ellos.

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4/4

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