Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

|8♡

Dos días después.


Chan sentía sus ojos pesados, pero aún así se levantó de aquel incómodo lugar sintiendo el cuello tenso, siendo culpa de la posición incómoda en la que había dormido. Pocas horas, pero lo había hecho. El doctor entró a la habitación y le regalo una sonrisa antes de dirigirse a Minho, quien seguía en la misma posición de los últimos días, conectado a varios cables y aquel aparato que mostraba la suave respiración del chico.

Chan se sentó a su lado y volvió a tomar su mano, como hacía dos días que llego y exigió que lo dejarán entrar, luego de que logró aquello, ha sido imposible sacarlo de allí. Él se negaba a dejar a Minho solo, tenía miedo de que si lo hacía, se desvaneceria y está vez sí se iría para siempre.

El doctor hizo el chequeo que hacía cada mañana y luego se retiro, sin decirle a Chan algo nuevo, algo diferente. El joven suspiró frustrado ante aquello, quería que Minho avanzara, que despertará y que esa horrible pesadilla terminará de una vez por todas.

Miró al chico, su rostro sereno y sus hermosas y largas pestañas resaltado ante su piel pálida, aún más que antes. Su mano subió hasta su mejilla y sonrió débilmente, acariciando aquel moretón que resalta allí.

—Espero que puedas escucharme, precioso —suplicó en un murmuró—. Te he extrañado tanto, juro que si despiertas no estaré molesto contigo, no te reclamaré nada. Solo quiero que vuelvas a mi lado, poder cuidarte, Minho, poder abrazarte todos los días e incluso hacerlo mientras duermes conmigo. Se que suena fastidioso, y lo siento, pero no quiero alejarme de ti nunca más. No sabes lo vacío y solo que se siente el vivir sin ti a mi lado. Ya se que estas pensando que suena súper exagerado, porque nos conocemos hace tres meses... pero vamos, sabes que aquello no ha evitado que me enamore de ti.

》Solo quiero que me dejes cuidarte, que me dejes quedarme a tu lado y poder demostrarte que la vida tiene otro lado, que ese amor que profanan los libros es real. Por favor, vuelve conmigo, prometo probar otros sabores de helados, prometo que te enseñaré a cocinar más seguido, prometo que intentaré entenderte mejor... prometo amarte hasta quedarme sin aliento, y no salgas con que ese es un estúpido cliché de algún autor que quiere escapar de la realidad, porque nunca había sentido tanto por alguien como lo siento por ti, Minho.

》Solo quiero amarte, ¿puedes dejarme hacerlo?

Su voz se quebró un poco, dejó caer su rostro en el pecho de Minho, retregando su mejilla contra él, permitiéndose sentirlo más cerca, más suyo.

Una semana después.

Los padres de Chan habían logrado sacarlo a casa para que tomará un baño y se cambiará. Lo hicieron luego de decirle por una hora que si Minho despertaba y lo encontraba así, hecho un desastre total, estaría muy decepcionado. No basto más para que hiciera caso y luego saliera corriendo nuevamente al hospital.

Las horas seguían pasando tortuosa mente lentas, los suaves respiros de Minho le seguían asfixiando, temiendo que se detuviera en cualquiera momento. Su mente seguía siendo un remolino, pensando en las posibilidades de lo que podría pasar. Chan no dejaba de atormentarse con un final devastador y que al final le tocará soltar a Minho, pero se resignaba.

Lo perdió una vez, no soportaría perderlo otra vez. Su corazón no soportaría el dolor de no tenerlo a su lado.

—Volví, bebé.

Chan susurró, dejando un beso en su frente y sosteniendo su mano. Se mantuvo en un largo silencio un rato, permitiéndose como cada día, solo observar el rostro sereno de Minho. Aquel que le seguía pareciendo hermoso aún con uno que otro moretón pintado su piel.

—Lo siento —susurró de pronto—. Siento que hayas pasado por todo eso, que tus padres hayan sido unos verdaderos idiotas. He estado pensando que soy un egoísta, lo soy porque no quiero dejarte ir incluso cuando tú quieres irte. Pero, yo, Minho —sollozó—. Solo déjame intentarlo, mostrarte que puedes ser feliz. Mis padres también te extrañan, parece que desde que te conocieron te han adoptado como otro hijo —rió—. ¿Lo ves? Ya no estás solo, hay tres personas aquí espero por tu regreso, porque eres importante para nosotros. Por favor vuelve.


Dos semanas más tarde.

—Buenos días.

—Buenos días, señores Bang.

—Doctor, ¿ha habido algún avance? —Dijó la señora Rosse, deseando escuchar algo positivo.

—Lamento decirles que no, pero tampoco ha empeorado. Se ha mantenido estable, solo eso.

—¿Hay algo más que se pueda hacer? —Preguntó Christopher—. Lo que sea, doctor, todo lo que Minho necesite corre por nuestra cuenta.

—Lo siento —el señor suspiró—. No hay mucho que hacer, los golpes en la cabeza del joven fueron muy fuertes. Hemos logrado mantenerlo hasta ahora, pero solo eso. Además, señores Bang, he querido hablar con ustedes porque no siento que sea correcto decírselo a su hijo.

Por inercia, los tres miraron la puerta de la habitación donde se encontraban ambos jóvenes. 

—¿Qué sucede? —El temor en la voz de Rosse fue notorio.

El doctor apretó sus labios, soltando otro suspiró, desesperando a los padres de Chan.

—Doctor...

—Minho ha estado en cómo casi dos meses, sin ningún avance. ¿No han pensado... en desconectarlo? Las posibilidades de que el chico vuelva a respirar por si solo es solo un cinco por ciento. La verdad es que no hay mucho que hacer por él, hace varios días que dejó de respirar por completo por si solo, solo lo está haciendo por las maquinas, lo cual puede fallar en cualquier momento. He visto muchos casos, señores Bang, y todos terminan igual. Es mejor dejarlos ir.


°•☆°•☆°•☆°•☆°•☆°•☆•°


Chan se encontraba sentado al borde del sofá en la habitación, aquella habitación sombría y con el típico olor a alcohol que ya estaba comenzando a desagradarle. Su cabeza reposaba entre sus manos, escondiéndose de cualquier rastro de luz que le molestase.

Sus ojos estaban húmedos, pero las lágrimas no salían, ya había perdido la cuenta de cuántas veces había llorado durante esos casi dos meses. Pero lo único que no había perdido era la esperanza de que Minho despertará, aún después de escuchar todo lo que él doctor le dijo a sus padres. Chan se negaba a aceptarlo, incluso cuando sabía que no tenía voluntad de opinar sobre la vida o muerte de Minho, porque tristemente, Minho estaba solo, hablando del ámbito familiar quienes poseían ese derecho.

Su pie se movía de arriba a bajo desesperado, intentando acabar con aquella ansiada que lo carcomía. Sus movimientos se detuvieron de forma brusca cuando aquella máquina que mantenía con vida a su preciso bebé, se detuvó. 

Su corazón aceleró su ritmo y se acercó hasta allí, sintiendo su cuerpo temblar y sus manos sudar frío.

—Minho... —sollozó—. Por favor, no, no me dejes —suplicó entre el llanto, mientras escuchaba a alguien entrar a la habitación—. Inténtalo una vez más, intenta vivir solo una vez más y juro que haré que sea la mejor decisión. Te lo suplicó, Minho, no te vayas, no me dejes que no podré soportar estar si ti. ¡Minho!

Su llanto se volvió desgarrado a los oídos de sus padres que entraron detrás del doctor, el cual intentaba alejar a Chan del cuerpo del chico.

—No, no voy a dejarlo solo —dijo mientras se resistía ante el agarre del doctor, y segundos después, al de su padre—. No papá, él tiene que saber que no está solo, no voy a dejarlo, no por favor. Minho, escúchame, te lo suplicó, no te vayas, no me dejes...

—Cariño...

Los brazos de su padre lo sostuvieron con fuerza, apegando su espalda a su pecho y hablando a su oído, intentando calmarlo aunque parecía imposible. Ambos cayeron de rodillas, siendo ahora escuchado sólo el llanto de Chan, quien se negaba a creer que el amor de su vida se estaba yendo justo frente a sus ojos.

—Minho, por favor —sollozó suavemente, alzando su vista hasta la camilla donde reposaba el cuerpo del chico—. Déjame amarte.

La habitación se quedó en un tenuo silencio unos segundos, siendo escuchado aquel pitido que daba la señal de que el cuerpo del chico había dejado de respirar, que su corazón había dejado de latir y aquella última oportunidad se había ido.

Minho se había ido.

Todos mantuvieron silencio, Chan se soltó de su padre, poniéndose de pie y camino hasta estar junto al chico, sostuvo su mano y deje caer su frente sobre la de Minho.

—Te amo, Minho, siempre te voy amar.

El corazón de Chan se detuvo unos segundos para luego acelerar su ritmo, cuando sintió un perezoso apretón en su mano. Segundos después, la máquina comenzó a funcionar de nuevo, dejando escuchar aquel suave sonido pertenecientes a los suaves latidos de Minho.

—Bebé —sollozó sin alejar ni un centímetro—. Mi bebé precioso.

No se mucho sobre él tema de estar
en coma y todo eso, así que todo lo hice
desde mi imaginación, no me juzguen.

Espero les esté gustando la historia.
Plis dejen su voto🥹
☆★

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro