
Las quejas de Zarbon
Dodoria lamió con lentitud el vientre de su amado, deleitándose en los temblores de placer que estaba consiguiendo. Unos besos aquí y allá a la altura de su estómago fueron bajando lentamente hasta llegar muy cerca de su objetivo... donde se desvió hacia la pierna izquierda.
Zarbon resopló enfurruñado de que hubiera cambiado el rumbo, consiguiendo que Dodoria riera levemente por sus quejas. Sin embargo, las olvidó tan pronto como llegaron cuando sintió un leve mordisco en el interior de su muslo.
-¡Ah! -sus mejillas se tiñeron más de lo que ya lo estaban, pero miró al rosado un tanto molesto -. ¡Nada de marcas! ¡Mañana tengo trabajo!
-Hhmmm... -Dodoria deliberó lo que podía hacer en su lugar y sonrió con malicia -. Veamos qué te parece esto entonces.
Y sin mediar más palabra, le alzó de golpe una pierna hasta poner el pie sobre la almohada, al lado del hermoso y acalorado rostro del príncipe.
-D-Dodoria...
La pequeña brusquedad con la que hizo la maniobra había conseguido hacer tartamudear a su querido amigo, cosa que hizo a Dodoria sonreír más aún.
-Sshh, eso no es nada. Déjame hacerte suplicar por más.
Zarbon le miró expectante, deseoso de ver qué se le había ocurrido... Y una oleada de rabia y placer se extendió rápidamente por todo su cuerpo cuando sintió los labios de su novio a escasos milímetros de su piel. Tentándolo a pedir que los pusiera en contacto directo con su pierna.
-¡Dodoria! ¡Estos j-jueguecitos nno-o!
-¿Mh? Disculpa, ¿qué has dicho? Si te tiembla la voz no te entiendo.
Zarbon rechinó los dientes furioso.
-D-digo que... ¡Que los plantes directamente! ¡No sobrevueles mi piel!
-Oh... Creía que te gustaba esta sensación...
-Sí, per-oo... ¡No ahora!
-¿Por qué?
-¡P-PORQUE NO! -cerró los ojos con fuerza intentando que su voz no temblara -. ¡Dame ya el plato fuerte!
Dodoria esbozó una gigantesca sonrisa complacida.
-Como desees.
Zarbon suspiró tranquilo. No quería que Dodoria se andara a medias tintas solo porque le había dicho que nada de mordiscos. ¡Tenía que ir con todo! ¡Era lo propio! ¡Digno del gran Zar-!
-¡AH!
El cuerpo entero del peliverde convulsionó cuando sintió sus genitales al completo siendo engullidos. O al menos mantenidos entre la lengua y los carrillos del rosado.
-¡NO ME REFERÍA A ESTO, DODORIA! ¡MÁS DESPACIO! ¡¿NO TIENES COMPASIÓN?!
389 palabras
31-08-2023
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