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Capítulo 5

Por más que me rompo la sesera intentando llegar a una conclusión exacta de lo que le puede suceder a Pilar y porqué se comporta así de esa manera conmigo, hace que me desespere sin llegar a encontrar la respuesta acertada.
Necesito indagar más, alguna pista o esta mujer va acabar con mis nervios.

Nada más levantarme y recoger mi habitación me dirigí hacia la cocina para prepararme el desayuno.

Comienzo a preparar el desayuno cuando de pronto escucho un ruido.
Oh no, Yasmina ha debido de caerse de nuevo.
Inmediatamente salgo deprisa hacia la habitación de Yasmina pero al abrir la puerta, veo que duerme plácidamente.
¡Qué raro!
Acto seguido toco la puerta de Pilar preguntándole si va todo bien.

—Pilar, estás bien te puedo ayudar en algo.

—Joder Naim, la cama se ha roto. —De pensarlo me da por reír.

—¿Necesitas ayuda o puedes tú solita?

—Anda pasa que si no, no puedo dormir.

Paso dentro y efectivamente, la cama se ha roto. Pero entonces al mirarla veo que lleva una camiseta mía puesta.

—Haber, es que no tengo pijama y no voy a dormir en bolas. Y como me imagino que tendrás muchas me supuse que porque te faltase una no te molestaría.

Me quedo callado contemplando sus piernas desnudas, siguiendo la línea de sus cuervas y sus voluptuosos pechos seguido de su rostro limpio de maquillaje y su pelo alborotado. Esbozo una media sonrisa de pillo. Niego con mi cabeza y desvío mis ojos hacia la cama.

—Bueno, creo que me va llevar tiempo arreglarla, si quieres seguir durmiendo puedes hacerlo en mi cama.

—Si,  tus ganas.

—Tranquila Bella durmiente yo ya he dormido bastante, de hecho iba a salir a correr.

—Vale, porque necesito dormir un rato, espero que tú cama sea cómoda.

—Las sábanas están limpias y no huelen a sexo. Huelen a mí, las puedes cambiar si quieres.—Le digo mientras ella se marcha hacia mi cama.

—Y ni te se ocurra pasar. —Me vocea cerrando la puerta.

Pongo mis ojos en blanco pidiéndole al señor más paciencia y al poder ser la solución para poder encontrar el problema de porqué esta mujer me tiene tanta manía.

Salgo a correr después de haberle arreglado la cama a Pilar. Intento poner mi mente en blanco sin éxito alguno. La imagen de Pilar con mi camiseta puesta, el beso de ayer, la expresión de sus ojos  reflejando el miedo... vuelven a reproducirse una y otra y vez. Agotado, me apoyo con mis manos en las rodillas fastidiado por no poder dejar de pensar en ella.

¡¡¡Me cagüen en la leche!!!

Pero desde cuando se ha instalado Pilar en mi mente y lo que es peor, estoy comenzando a sentir algo aquí extraño, como un bichito recorriendo mi panza y mi corazón palpita como un reloj de cuco cuando la veo o simplemente estoy cerca de ella.

¿Acaso me gusta Pilar? Pero... si no la soporto. ¿Será verdad eso de que los polos opuestos se atraen?

¡¡A Dios mi madre!!
Verás que va ser verdad y me gusta más de lo que yo hubiera apostado.

Llego a casa y me voy derecho a la ducha.
Termino de ducharme, me pongo la ropa interior y el pantalón de chándal y me doy cuenta que se me olvidó coger una camiseta.

Veo que la puerta de mi habitación está cerrada, como soy todo un caballero, bueno más bien lo hago por no salir en los periódicos por mantener una disputa con una enfermera. Toco la puerta y comienzo hablar.

—Oye Naim te se ha ido el juicio.—Escucho la voz de Pilar detrás mío.

—Pensaba que estarías dentro. La próxima vez pon un cartel en la puerta y me evitas de parecer idiota.

—Pero chico, ande vas así semi desnudo. ¿Acaso querías impresionarme?

—Eres agobiante hermosa. Y no quería que te emocionarás y te lanzases a mi yugular como loca.

—Pues...lo has conseguido. Admito que estás bueno y con este cuerpo tan bien fabricado, estás que crujes pivoncito.
—O yo acabo de ver una visión o es que mi miembro ha comenzado ha activarse indicándome mujer quiere mambo.

—Stop. Quieta hay parao. Voy a coger mi camiseta y me largo.

—Y me vas a dejar así todo húmeda. —Joder con la Pilarica como siga hablando con esa voz sensual pegada a mi oído, no sé por cuánto tiempo podré aguantarlo. Necesito besarla, ansío tocarla y ella me lo está poniendo difícil. Trago saliva logrando escabullirme para tomar de nuevo el control.

—Pilar vale, ya está bien. Esto no es un juego y yo...

—Qué, ¿acaso no te pongo cachondo verdad? Claro como soy gorda, no soy de tu estilo. Tú las prefieres delgaditas, con el culo respingón y unas buenas tetas para que te las puedas meter bien el la boca.

—¡Cierra el pico! Joder ya está bien. Porque te subestimas  de esta manera. Mírate, eres preciosa.

—Aha. ¿Si tú lo dices? Pero yo no pienso así gracias a la gente que se burla de mí y se mete con mi peso. Llegando a sentirme acomplejada, como que soy una foca y solo sirvo para ser un bufón.

—Vale, estoy de acuerdo contigo que la sociedad es así de cruel. Y que hoy en día la estética manda. Pero afortunadamente hay mujeres modelos muy bellas ellas luciendo su cuerpo en tallas Plus size. Y para serte sincero, ellas lucen hermosas con vestidos, lencería...
Pilar, entiendo que los comentarios y burlas te hayan llegado a causar un trauma. Pero yo no soy quien para reírme de ti. Nadie somos perfectos.

—¿Enserio lo dices? —Por primera vez veo un destello de ternura en su mirada, sus mejillas toman un color que ya comienza a gustarme, rozo despacio sus mejillas descubriendo en ella una ternura y una cálida sonrisa.  Nos quedamos en silencio tan solo contemplándonos, deslizo mi mano por su nuca acercándome paulatinamente hacia a ella, ansío besarla.
Al parecer ella también lo desea tanto como yo. Mis labios rozan los suyos, veo que cierra los ojos y sus manos acarician mi espalda, me siento aliviado y deseoso de profundizar más el beso. Le abro su boca empezando a lamerle el labio inferior hasta que nuestras lenguas empiezan a danzar.
La tumbo despacio en la cama, deslizando mi mano por su muslo. Es una sensación maravillosa, su piel es suave y hace que yo me encienda activando en mí todos mis sentimientos. Quiero seducirla, adentrarme en su cuerpo y sentirla mía.

—¡¡!Basta ya!!! Eres un bastardo Naim.

—¿Pero a qué viene esto? Si tú estabas dispuesta hacerlo tanto como yo.—Me recompongo, viendo como tiembla, sus ojos parecen desencajados y casi le cuesta respirar de lo sofocada que está. Me quedo inmóvil, tengo muchas ganas de abrazarla, pero si lo hago sería peor. Tampoco pierdo nada por intentarlo.

—Vete a la mierda imbécil. Aléjate de mí, no me toques, no me toques...—Sigo parado mirándola como sus ojos están al borde las lágrimas, y como de pronto empieza a darme pequeños empujones colérica.

—Pilar por favor tranquilízate y dime qué te pasa. Dime qué te hecho de malo. Por favor.

—Eres un pervertido, por no decir un vicioso, y no Naim, no te voy a permitir que me lastimes.

—¿Yo? Por favor, si solo ha sido un beso y mira como te has puesto si llego a más fijo que me castras.

—Tenlo por seguro. Y no vuelvas porque te juro...—En ese momento llega Yasmína.

—Naim, ¿Qué ocurre aquí?

—Pregúntaselo a ella.

—Naim— la manera de pronunciar mi hermana mi nombre me da a entender que está molesta conmigo.

—Yasmina no ha pasado nada. Es ella que se pone a la defensiva todo el rato. No le hecho nada.

—¿Qué no? Si a poco me deshonra.

—Uy por por favor. Lo que me faltaba por escuchar. Mira rica, puedes estar tranquila que no pienso dejar mis huellas dactilares en tu cuerpazo.

—Basta ya los dos. Y tú Naim, haz el favor de ponerte un candado en la bragueta.

—Yasmina, ¿acaso desconfías de mí?

—No... pero no te vendría mal apretarte un poco los calzoncillos que no se caigan tanto. Y mantente alejado de Pilar, por favor.

Me quedo de hielo al escuchar hablarme así mi hermana. Sé que he cometido muchos errores en mi vida, pero jamás haría algo que pudiera lastimarla. No soy esa clase de hombre pero mi hermana no termina de convencerse.

La miro indignado durante unos segundos, sintiéndome como un patán. A continuación me marcho agarrando la poca hombría que me queda dejándolas solas.

Me monto en mi auto y empiezo a conducir hasta mi bar favorito. Necesito unos tragos para poder desquitarme este dolor que me asfixia cada vez más. Al parecer mi pasado va seguir estando vigente y aunque intente repararlo, veo que cada movimiento que realizo al parecer todo lo hago mal.

Llego al bar y hablo durante un buen rato con Viviana. Entre trago y trago noto como mi pecho me escuece y no precisamente del alcohol. Las palabras de Yasmina me han escocido lo suficiente como dejarme kao. Seguidamente llamo a David para que venga a buscarme, estoy tan borracho que no deseo provocar un accidente.

Al despertar, miro desconcertado para todos lados...¿Pero dónde estoy?

—Hola dormilón. —Me dice Viviana.

—Hola Viviana. ¿Pero qué hago aquí?

—Anda pues durmiendo la mona. Te traje a mi casa porque David no te respondía a las llamadas y como que no quería llamar a tu hermana.

—Te lo agradezco. Pero...me da vergüenza pedirte un favor.

—Si necesitas algo pídelo. Me imagino que necesitas una ducha, y aquí tengo ropa de mi difunto marido. Está nueva, apenas llegó a ponérsela.

—Lo siento mucho Viviana, ven acércate y lloramos juntos, porque para serte sincero quiero llorar.

Bueno no llegué a llorar, pero no sería por falta de ganas. Viviana se casó con uno de mis mejores amigos, pero se la pasaron más tiempo de novios que de casados. A los dos años de estar casados, a Juanma, mi amigo, y su marido le diagnosticaron cáncer de próstata y tras dos años y medio de lucha su vida se apagó. Tan solo han pasado tres años desde que falleció y sigue presente su recuerdo. Viviana es una mujer linda y joven, y aunque amó mucho a mi amigo sé que algún día llegará a enamorarse de nuevo.

Mientras yo me ducho y me cambio de ropa, veo que tengo sesenta y ocho WhatsApp. Unos son del trabajo, otros de clientes, otro de David, Yasmina.
Leo primero el de David.

tío, estoy alucinando, estoy cenando con la pelirroja. La Anto.

✓Naim dónde estás?

Naim me quedo sin batería, dime dónde estás Yasmina me ha llamado.

Seguidamente leo WhatsApp de Yasmina.

Naim dónde estás?

✓ Por favor, dime dónde estás estoy preocupada, siento mucho lo que te dije. Perdón.

Le respondo a mi hermana.

Yasmina estoy bien, estoy con una amiga. Está todo olvidado. Te quiero y sabes que me preocupo por ti. Nos vemos dentro de un rato.

Al instante recibo respuesta de mi hermana:

me parece perfecto que andes de picos pardos con tus amiguitas. Vicioso.

Me río leyendo el WhatsApp. A tres leguas se nota que lo ha escrito Pilar. Pero aún sigo sin entender porque se comporta así.

Durante la comida hablo con Viviana sobre Pilar y la manera de comportarse conmigo.

—Puede que tenga recuerdos del pasado debido a una mala influencia.—Me responde Viviana tras haberle contando mis historias con Pilar.

—Si, puede ser. Y para mí es debido a que un hombre le haya lastimado por ser gorda, quizás.

—Podría ser. La gente es a veces muy cruel cuando se trata con una persona que tenga sobrepeso. Puede que se haya enamorado y le hayan hecho tanto daño y ese esa el motivo por el cual se comporte así.

Me rasco mi barbilla escuchando a mi amiga. Todo lo  me dice Viviana encaja. Entonces llego a la conclusión que  el comportamiento de Pilar es debido porque alguien le ha hecho el suficiente daño como para encerrarse en si misma y no querer salir de su caparazón poniéndose agresiva.

Dejando a un lado mis pensamientos referente a Pilar. Salgo con Viviana a tomar un café. Nos sentamos enfrente de una terraza con vistas al mar. Es precioso y aunque nos rodea un silencio, ambos pensamos lo mismo. En Juanma.
Cuántas veces hemos venido a este lugar a tomar algo y ligar con las turistas sin entender apenas nada de lo que nos decían. Veo como el agua golpea contra las rocas y de pronto una nostalgia me invade.

Han pasado cerca de diez años desde que dejé de ser aquel adolescente que se pensaba que se comía el mundo y que lo sabía todo, metiéndome en líos y lo peor de todo, tratando mal a mis hermanas porque me negaba a pensar que mis padres se habían marchado para siempre. Me sentía solo, aislado de todo el mundo, incomprendido tal vez, pero cómo se puede asimilar de la noche a la mañana que tus padres se han muerto y lo único que te queda es tu supervivencia en esta vida.

Me dejé arrastrar por la codicia del dinero. Llegando hacer cualquier cosa con tal de conseguir dinero incluso llegué a meterme en las peleas clandestinas con tal de pagar la deuda que debía a la mafia.
No solo me arrastré al sucio lodo yo solo, si no que me llevé por delante a mi hermana. Y ahora, este es mi castigo. La condena que debo pagar por mis errores, por no pensar en las consecuencias.

De pronto la mano de Viviana roza la mía.

—Naim el pasado es pasado, intentemos vivir el presente.

Asiento con mi cabeza mirándola fijamente a sus ojos claros. Me acerco hasta ella y ambos nos damos un abrazo intentando ocultar lo que nos ha marcado en nuestro pasado y con lo que tenemos que vivir en el día a día.

Caminando por la arena, hablamos del pasado Viviana y yo. Al parecer da resultado poder desahogarse con alguien y liberar esos fantasmas que llevamos guardados dentro de nosotros y a los cuales nos cuesta liberar.

Un rato después me encontraba cenando con Viviana. Me lo estaba pasando bien hasta que de pronto una voz seguida de una silueta familiar se planta delante mío.

—Vaya, vaya. Mira dónde está el golfo de turno. Nosotras preocupadas y el niño pasándolo bien.

—Pilar es que mi hermana también te paga para que me persigas.

—No, pero debo comunicárselo, hacer de espía tiene su mérito.

—Ya. Bueno te podías ir y pegar el perro en otro lado hermosa.

—No, de hecho estoy esperando a un colega que venga a buscarme. Cuando venga me piro.

La fulmino mientras ella se pone a hablar con Viviana cómo si se conocieran de toda la vida. Más descarada nos las he visto.

Al rato cuando ha pedido otro menú, el cual ha tenido la cara de que yo se lo pague, veo como se monta en una moto más vieja que la tana con un tío con unas pintas de pasota increíble.

La sigo con la mirada poniéndome la leche de todos los colores. Más enfadado no podía estar.

—Reconoce que te gusta y te pone en tu lugar.

—¿Que me estás contando? A mí gustarme Pilar. Antes muerto que sencillo. Amos anda. No digas eso ni de broma.

—Si, si, lo que tú digas. Solo hay que ver la cara que has puesto cuando has visto marcharse con ese chico.

—Chico, pero si parece a maki navaja. Por favor.

—Lo que tú digas Naim, pero sé que en el fondo te gusta más de lo que tú puedes llegar a imaginar.
Si no te interesa, ¿Porqué te preocupas tanto por ella?

Y ahora que es lo que debo de responder.

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