Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 37

Desde que comencé a trabajar sentí que mi vida iba tomando otro rumbo.
Me centré en mi trabajo poniendo todo de mi parte en ayudar a otras personas que se encuentran pasando por un mal momento de su vida.

Hasta el momento no podía pedir más.
Me alquilé una casa para mí sola, tenía varias amigas y de vez en cuando conocía algun tío.
Por supuesto, todo funcionaba como un protocolo.
Lo conoces, le caes bien y cuando llega la hora de la verdad puedo ver en su cara un gesto de espanto de ver a una mujer con una pierda amputada, me daba la sensación como si tuviera cualquier enfermedad rara, la cual le podría contagiar.
Al principio me enfurecía, volvía  mi enojo y frustración y de nuevo el comienzo de todo.
A culparme de todo, a odiar hasta el aire que respiro.
Hasta que pude ir comprendiendo, que la sociedad es la que te acepta o no.
Da igual si tienes una pierna amputada, o si estás gorda, o no eres físicamente guapa. Si eres una persona incomprendida y no eres capaz de salir por ti mismo hacia delante, nadie lo hará por ti.

Tardé en entender que gracias a mi esfuerzo y mi manera de ser podría ver las cosas desde otra espectativa.
Y si yo soy feliz, es lo que ven los demás, lo que yo transmita es lo que aquellos desconocidos llegarán a pensar de mí.

Aunque me estaba costando luchar por alzar mi autoestima, siempre había algo que me la bajaba o me la subía como cuando iba subida en el ascensor para dar comienzo a mi jornada cuando subió conmigo alguien más.
El tío estaba buenísimo, y más con su traje gris, su pelo castaño iba algo despeinado dándole un toque de más pillo y a la vez más sexy.
Me quedé observándolo esperando que el me echara un vistazo, pero nada,sus ojos seguían fijos en la pantalla de su móvil.

En fin, el se bajó dos plantas antes que yo, dejándome un olor agradable a su fragancia. Me gustó, no lo voy a negar.
Entonces volví a fijarme en mi pierna, sonreí tímidamente, en el fondo desearía que alguien como el ponga los ojos en mí, pero como hay que ser realistas, no me haré más ilusiones total con la vista también se come y yo debo seguir con mis planes.

No pasó muchos días cuando volví a coincidir con él en el ascensor.
No sé porqué pero me dio por pregúntale la hora, como si con eso pudiera atraer su atención.
Cuando se giró y clavó sus ojos en mí, creí haberme quedado pegada al suelo. No sólo era atractivo, también tenía una sonrisa que me derritió al instante.
De nuevo volvió a bajarse dos plantas, exactamente en el bufete de abogados justo donde trabaja mi tía.
Cómo soy así de terca, cuando se me mete algo entre ceja y ceja no paro hasta conseguir mi propósito.

Por lo que al día siguiente con la excusa perfecta de ver a mi tía, fui hasta el bufete.
Para mí disgusto no estaba mi tía, en su lugar había una chica joven.
Ella amable se presentó, hablé durante un rato con Pilar hasta que de nuevo la presencia de él nos interrumpió.

En ese momento noté un cosquilleo recorrer todo mi cuerpo, me hice a un lado tímidamente para dejar hablar a Pilar con el sexy abogado.
Cual fue mi sorpresa, que pude ser testigo como aquellos dos estaban enamorados a pesar del carácter vacilante de Pilar sobre Naim.
Naim. Esbocé una sonrisa y me marché dejándoles solos.

Al menos ya sabía cómo se llamaba, pero...¿de qué me servía?

Suspiré hondo ya montada en el ascensor directa hacia mi trabajo recordando que ojalá encuentre alguien parecido a Naim.

Seguí con mi vida, aunque de vez en cuando  Naim y yo chocabamos en el ascensor o en la puerta de entrada del edificio.
Siempre trataba de evitar que me viera, yo prefería ver a Naim desde lejos, era tan perfecto que si intercambia alguna palabra la que sufriría sería yo por hacerme falsas esperanzas.

Tuvo que pasar algún tiempo hasta que una noche me llamó mi tía Tomasa.
No me especificó para que me quería, simplemente me dijo que fuera hacia su casa y llevase algún botiquín.
No pregunté por petición de mi tía, aunque las dudas rondaban por mi cabeza.

Hasta que no llegué a casa de mi tía no supe lo que ocurría.
Tragué saliva quedándome atónita al ver a Naim tumbado en la cama con su cuerpo sangrando y lleno de golpes y arañazos.
No pregunté nada, solo ayudé a mi tía a curar las heridas de Naim y después me dejó sola con él mientras mi tía hablaba con alguien.

Dios mío...¿Esto qué es?
Me cuestionaba a la vez que lo lavaba y curaba sus heridas.
Agradecí que él estuviera medio inconsciente y así poder controlar mi pulso.
Acaricié su cuerpo con las yemas de mis dedos notando un pinchazo en mi estómago, cada vez que lo miraba más hermoso me resultaba. De repente se despertó, temblé por si me veía, pero aún seguía desorientado.

— Tomasa gracias por ayudarme, te estoy muy agradecido por lo que haces por mí.
— No pronuncié nada, preferí guardar silencio para continuar vendarle su abdomen.
Dios mío todo aquello me superaba, Naim estaba dormido y mi cuerpo se había despertado de una manera que hasta a mí misma me sorprendió.
Era tocarlo y mis células se revolucionaban.
¿Qué me está pasando? No puede ser que una persona que apenas conoces tenga ese efecto sobre mí.

En el momento que llegó mi tía, me tomé un café con ella y me marché con el pesar de haber visto en ese estado a Naim haciéndome mil preguntas.

¿Porqué estaba golpeado?
¿Y porqué no había ido a un hospital?
¿Acaso había cometido un delito y por eso se ocultaba?

Durante toda la noche no pude dejar de pensar en Naim, y en lo que me había pasado.
Sacudí mi cabeza ambos lados en forma de negación.
Me levanté de la cama y me fui a dar una ducha, al menos podía pensar con la cabeza fría y quitarme aquellas  absurdas ideas de mi cabeza.

Cómo soy así de persistente, volví de nuevo a casa de mi tía, quería preguntar por Naim, ella me dijo que ya se había despertado y se iba recuperando bien.
Me sentí aliviada y feliz de poder saber que él estaba bien.

Desde aquel día ya no volví a verlo.
Hablaba con mi tía preguntando cómo se encontraba, y a la vez por si podía sacarle información.
Al parecer mi tía es una tumba cuando se lo propone y no pude saber que ocurría exactamente.

A pesar de no volver a ver a Naim, una parte de mí seguía pensando en él.
Salía con mis amigas, me presentaban chicos pero yo siempre me excusaba con lo de mi pierna.
En cierto modo aquel pretexto ya aburría, pero como le decía que estaba obsesionada con un hombre del cual he visto desnudo y al rozar su piel ha sido como si descubriera una parte de mí que jamás hubiera imaginado que está instalada en mi cuerpo, y lo más penoso de toda esta historia que él ni siquiera sabe que existo.

Estaba decidida a salir, a disfrutar a pasármelo bien y porqué no, a encontrar a mi chico perfecto.
Y si no, pues nada, hasta el momento estoy bien así y lo que más deseo es poder disfrutar.
Junto con Merche, Diana y Alicia vamos a la discoteca.
Ellas como lucen hermosas no tienen problemas para ligar, yo prefiero tomar asiento y ver la gente que se divierte.
De pronto mis ojos se abren como dos platos.
No puede ser...Es Naim.
Y lo que es peor, está guapísimo. Siento de pronto un calor con nerviosos, y sin poder remediarlo veo aparecer también a Pilar con otro chico.
Y aunque suene perversa, me alegro de que hayan roto.
Aunque pensándolo bien...No creo que Naim tenga mucho problema en que encontrar otra mujer.
Desvío mis ojos de él para centrarme en la conversación con mis amigas, aunque mucha atención no pongo hasta que Merche me dice que me toca mi ronda de bebidas.

Camino entre la gente para llegar a la barra, hay poca luz y en ese momento hay destellos de luz impidiendo que se vea con claridad, llevo la bebida en la mano y voy con cuidado de no derramar la a nadie hasta que de la nada me topo con alguien.
No tardo en avergonzarme por la situación.
Hasta que no alzó mi vista y veo que con quién he chocado ha sido con Naim, siento mis mejillas arder.
Titubeo abochornada  intentando disculparme y a la vez limpiar su mancha.
Comprendo que pueda estar enfadado, le acababa de manchar su ropa y aunque me resulte difícil de entender, él se mostró educado. Tanto que me invitó a una copa.
Naim era exageradamente extraordinario y educado me hizo.de sentir cómoda.

Y ahí estaba, yo tomando un refresco con Naim, sintiéndome incómoda por haber salido de mi boca su nombre sin darme cuenta.

Después de hablar un rato, me sorprendió que me propusiera bailar, entonces miré mi pierna.
No puedo debido al bochorno que paso o al temor de hacer el ridículo.
Al parecer él me ha comprendido y  vuelve a insistirme que vayamos juntos a dar un paseo.

Ni me lo pienso. Acepto encantada y con ganas de poder conocerlo o al menos ser su amiga que ya sería demasiado para mí.

Caminamos uno muy cerca del otro, hablamos de nuestras vidas en general, pero yo me salto de momento lo de mi pierna, no quiero que este momento se estropee, aunque puedo llegar a imaginarme que en el momento que se entere hará como el resto de tíos. Espantarse y huir.
Por lo que me ahorro ese detalle y escucho sus malísimos chistes.

— Gracias por acompañarme Naim. — mi vida suena apagada, pero al mismo tiempo me siento feliz. Él sin proponérselo ha hecho realidad un pequeño deseo que llevaba tanto tiempo esperando.
De momento me conformo así, un acto de galantería y sin saber a qué cuento le suelto si quiere ser mi amigo.

Sus ojos brillan más intensos, sus labios se estiran dibujando la sonrisa más preciosa que nunca antes haya visto afirmando que sí.
Me corazón maldito da un vuelco, mi pulso se acelera y estoy tan feliz que sonrío de agradecimiento.
Para mí ya es más que suficiente el poder ser su amiga, no pido llegar a más, aunque me gustaría.
Pero en mi caso debo vivir con la realidad.
Entre Naim y yo hay muy pocas posibilidades de que se enamore de mí. Por lo que me conformo con su amistad.

Había sido fantástico el poder haber hablado con Naim.
Dios mío, no solo es guapo, es simpático, gentil y lo que más me atrae de él, su ternura.

Suspiro sonriendo a la vez que me monto en el ascensor para comenzar un día más de trabajo, donde puedo dejar aún lado mis pensamientos y centrarme en poder ayudar dentro de lo que me permiten a esas mujeres que sufren diariamente por algún motivo.

Nada más llegar saludo Amparo, ella como siempre me  pone al corriente de los cotilleos y tras tomarnos un café, me dirigí hacia mi mesa para dar comienzo con mi trabajo.
Había sido un día algo ajetreado puesto que me la había pasado revisando papeles o atendiendo el teléfono.
En el momento que miro hacia Amparo para ver qué quería, me quedé alucinando viendo allí parado a Naim.
Bueno yo y otras de mis compañeras lo devoraban con los ojos.
Ante la petición de Amparo voy hacia el mostrador y encima ese día ando más coja de lo normal, me dolía la pierna.

Camino lento para que no se note la cojera, hasta que llego al mostrador.
Amparo me informa del problema que hay respecto a que falta información en un expediente.
Me parece todo muy raro, por lo cual Amparo se pone a buscar la información para dársela a Naim cuando de pronto escucho que me invita a comer.

Me quedo fascinada, me muerdo ligeramente mi labio pensando que no puedo aceptar su invitación.
Debo de ser realista, afrontar de una vez por todas que Naim es un hombre deslumbrante.
Mientras que yo soy una chica sencilla, del montón la cual ha sido rechazada varias veces por mi maldita pierna.
He observado tantas veces la manera de mirarme con lástima que eso ya me horroriza.
No deseo dar pena a nadie. Soy una mujer con discapacidad, soy inteligente, capaz de valerme por mí misma luchando diariamente por lograr dejar aún lado mis complejos y verme tal y como soy.
Bella.
Y la realidad hay que asumirla, no lo soy, no tengo mi cuerpo completo y para qué seguir con este juego de ilusiones las cuales no me van a llevar a ninguna parte, salvo sufrir innecesariamente.
Niego su invitación camuflando el dolor que me causa todo esto.
Nos despedimos y se va por supuesto seguido por miradas femeninas que no tardan en aplaudir lo bueno que está y a mí me miran con animosidad.

Mis conclusiones eran acertadas.
No volví a ver a Naim en varios días.
¿Debía de preocuparme?
Tal vez, pero tampoco quería ser un alma en pena suspirando por lo evidente.
Seguí el curso de mis días, haciendo oídos sordos a lo que mis amigas me decían.
Si algo he aprendido en esta cruel y bonita vida, es que podemos escuchar a las demás personas, pero la última decisión es nuestra.
No puedo dejarme convencer por los celos de mis amigas al verme con Naim.
Él es mi amigo. ¿Acaso no tengo derecho a ser su amiga?
Por supuesto que sí. Y lo seré concienciandome que es simplemente eso. Amistad.

Pero entonces ¿porque me ha escocido tanto cuando lo he visto besando a esa chica?
He notado como un rayo me ha atravesado entera comenzado a hundirme en mis pensamientos y lágrimas.
No tardé en acelerar mi paso tirando casi arrastras de  Toby. Mi perro.

Quería llegar cuanto antes a mi casa y estar sola, sentarme y ver tele dejando que la caja tonta transfieran en mis pensamientos y olvidar lo que mis ojos han presenciado.
A pocos metros de mi casa escucho la voz de Naim pronunciando mi nombre.
Me volteo repitiéndome a mí misma que ante todo serenidad y calma y sobre todo compresión.

— Naim ¿Qué haces aquí? — me siento entre confundida y deseosa de poder disfrutar de su compañía.

— Almudena quiero explicarte que Alma, no es mi novia ni rollo de noche. De hecho, me ha besado a cuento de agradecerme el haberla defendido porque un tío iba abusar de ella.

— Comprendo. ¿Entonces la conoces?

— Si, la conocí en un puticlub. Esto...si me dejas entrar a tu casa, me das agua que estoy con la campanilla seca, te prometo que te explicaré en los líos que me meto.

— Vale. Ven pasa y te doy agua o lo que quieras...digo de tomar.

Me llevo a Toby hasta su caseta, le pongo su cuenco de comida y agua y lo dejo que pase la noche porque yo no sé si lograré mantenerme en equilibrio ante la presencia de Naim.

Él tomó asiento revolviéndose su cabello, haciendo que se viera hasta más sexy.
Yo le ofrecí algo de comer y beber.
Mientras  picoteamos un poco Naim me cuenta su vida.
Todo lo que hizo de adolescente hasta hace poco.
En cierto modo yo lo he juzgado un poco a la severa sin pararme a pensar que bajo ese físico está el corazón de un hombre que está cansado de ir por la vida comentiendo errores tratando de ayudar a los demás.
Su testimonio me conmovió tanto que el deseo que había nacido dentro de mí por su causa, fue apareciendo bajo mi piel.
Aún así, estaba mi problema, si Naim ha sido sincero conmigo ¿Porqué yo no debo hacerlo?

Sin pensarlo dos veces me bajé mis pantalones y le enseñé mi mayor obstáculo en mi vida.
El que me impide que cuando me mire al espejo no me vea perfecta, el que me hace de dar dos pasos hacia adelante y tres hacia atrás invadiendo me el miedo.
Y allí estaba plantada ante el hombre que me gusta, el que me corta la respiración nada más verlo mostrándole tal y como soy.

Cierro un instante mis ojos esperando que me diga cualquier atrocidad y salga huyendo como han echo algunos tíos.
Pero no. Naim permanece quieto contemplando me en silencio al mismo tiempo que siento como mi corazón golpea mi pecho inquieto.

— Almudena, eres preciosa tal y como eres. Nunca debes de avergonzarte puesto aunque te falte una pierna nadie hará desaparecer ese encanto que tienes y no dejas ver y el cual yo quiero adentrarme para explorar todo de ti.

Aquellas palabras eran las más hermosas que me habían dicho jamás acompañadas con unos ojos marrones tiernos y un beso que me sabía a gloria.

Aún así...hay otro problema...madre mía esto si me daba vergüenza tener que confesarle que soy virgen.
Pero digo yo que si no se ha espantado cuando me ha visto sin mi pierna ortopedica, no creo que se vaya a molestar porque sea virgen.

Síii. Y más síii.

Al fin mi deseo se ha cumplido.
Para mí es como cada cumpleaños al soplar las velas pide ese deseo que quieres y sabes que no te se va cumplir pero aún así no pierdes las esperanzas y sigues insistiendo en repetir el mismo deseo cada año.

Y el mio, se acaba de cumplir.
Debería haber tenido algo de miedo, no soy una jovencita para tenerlo.
Sabía lo que quería, y lo quiero a él, al hombre que me ha hecho el amor de una manera tan apasionante que no encontraría las suficientes palabras para explicar cómo me siento.
El amor es mágico, te llena te hace de sufrir, pero sin él no seríamos completos.
El amor es algo que forma parte de nosotros, quizás deberás cometer demasiados errores incluso sufrir en tus carnes hasta poder ver la realidad de que este sentimiento nos hace vulnerables, más seguras de nosotras mismas, podemos incluso llegar hacer cualquier disparate por celos o envidia.
Lo que yo sí tengo claro es que Naim ha conseguido derrumbar en menos tiempo aquellas paredes que yo he ido alzando con el paso de los años.
Inseguridad, falta de confianza en mí misma, y lo que es mejor aún.
Me ha hecho de comprender que debo ser feliz con mi cuerpo, no esconder quien soy, porque si lo hago estaría tapando a esta mujer que ha vuelto a nacer, la que tiene mucho que demostrar y lo más importante.
Ser yo misma.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro